Las mujeres en el ejercito sovietico

Moisin-Nagant

24-01-2007

Hace tiempo que empese este tema como un pequeño homenaje a esas mujeres que dejaron sus hogares por defender su tierra, pense ponerlo en "Unidades de combate" pero no habla solo de una unidad asi que concidero que este es el mejor lugar.

Se estima que en diversas épocas en los frentes combatían de 600.000 a 1.000.000 de mujeres, 80.000 eran oficiales. En labores tan diferentes como, unidades medicas (de los 700 médicos el 42% eran mujeres), administrativas, de trancito, comunicaciones o en combate, en las guerrillas, como francotiradoras, aviadoras. En varios ejércitos terrestres de 1943 a 1945 combatían de 2 a 3.5 mil mujeres, y en algunos ejércitos de defensa aérea hasta 20mil. Especial de Defensa Aérea de Moscú servían 20 mil mujeres y en la marina 25mil. De las mujeres voluntarias fueron formados 3 regimientos de aviación, una brigada de fusileras, un regimiento de fusileras de reserva, una escuela de francotiradoras y una compañía de marineras. El 80% del personal de comunicaciones era femenino y 50% en unidades automovilísticas. A las mujeres que combatían en los frentes se les entregaron 300 mil condecoraciones; más de 200  recibieron las Órdenes de la Gloria del segundo y tercer grados, y cuatro, las de todos los grados; a  86 mujeres se les otorgó el título de Heroína de la Unión Soviética, entre ello a 29 aviadoras, 26 guerrilleras y 17 trabajadoras del servicio médico, a 18 de ellas el título se adjudicó póstumamente. Más de 650 mujeres recibieron órdenes y medallas de los países aliados de la URSS. La piloto Ekaterina Zelenko, la única mujer en el mundo que realizó embestida durante un combate aéreo, fue condecorada con la Orden de la Bandera Roja (la única entre las mujeres durante la Gran Guerra Patria).

Lyudmila Pavlichenko (Francotiradora)

Nacida en Belaya Tserkov (Ucrania) el 12 de julio de 1916. Estudia Historia en la universidad de Kiev y trabaja en un arsenal soviético. Apuntada al club de tiro de dicha fábrica.

En junio de 1941 a sus 24 años Alemania ataca la URSS. Pavlichenko esta en la primera ronda de voluntarios en alistarse.

Parece que, debido a su porte más de modelo (alta, bella, peinada, uñas pintadas, ropa muy cuidada...) que de estudiante soviética, el oficial encargado del reclutamiento la miró con tal asombro que Ludmila tuvo que sacar el carné de tiradora experta y de militante del Partido para ser creída. El oficial seguía tan asombrado con su presencia casi burguesa que le recomendó alistarse en la unidad médica, a lo que esta se negó. Al final fue admitida en el Ejercito Rojo, en concreto en la 25 División de Infantería, como tiradora experta.

Sus primeras dos victimas son en Belyayevka con un Moisin-Nagant con una mira P.E. 4. Luego en dos meses y medio cerca de Odessa se anoto 187 bajas. Cuando los alemanes toman control de Odessa su unidad es enviada a Sevastopol en la península de Crimea. Aquí se dota de un SVT-40 para reemplazar su Moisin-Nagant. Para Mayo del 42 Pavlichenko ya tenia el rango de Teniente y 257 victimas confirmadas. En Junio es herida por un mortero y sacada de Sevastopol en un submarino para así evitar que sea capturada. Después de recuperarse se dedica a labores de propaganda y organización y es nombrada Héroe Nacional.

Al final de la guerra se había anotado 309 victimas confirmadas, incluyendo 36 francotiradores enemigos.

Se crearon dos estampillas en su honor

1943

1976

Nina Alexeyevna Lobkovskaya (Francotiradora)

“Nací en Liberia, mi madre era maestra y mi padre minero” dice Nina Lobkovskaya acerca de ella misma “Había 5 hijos en mi familia, yo era la mayor. En 1930 tuvimos que mudarnos a Tayikistán en Asia Central porque mi padre estaba enfermo y el doctor le recomendó un clima mas calido. Tayikistán era una republica Soviética. Termine la secundaria” Como muchas de sus compañeras Nina soñaba con un titulo universitario y planeaba ir a la escuela técnica, la guerra lo cambio todo. “Todas estábamos sorprenidas con las noticias de la guerra, los jóvenes eran muy patrióticos y se enlistaron para defender a su madre patria contra el invasor, para hacer retroceder al enemigo. Estábamos desesperados por entrar en acción”

Nina Lobkovskaya escribió en sus memorias: “Al principio solo teníamos noticias por radio y los periódicos y creíamos que el enemigo retrocedería en menos de un año pero los nazis avanzaron hasta las afueras de Moscú antes de ser detenidos. En el otoño de 1941 mi ciudad comenzó a recibir a los evacuados y luego a los heridos, pronto todos comenzaron a irse al frente, y normalmente eran personas que yo conocía, incluso mi familia cuando en 1942 mi padre (Alexei Lobkovsky) se fue al frente.”

Alexei Lobkovsky, operaba una ametralladora y murió en la ciudad de Voronezh.

“El odio hacia el enemigo que estaba causando tanto daño me choco y ayudo en mi resolución de unirme al ejercito, pero no fue tan fácil, ya que las mujeres no eran alentadas a pelear”

Nina de 17 años entro en un instituto medico para atender a los heridos. En Octubre del 42 su sueño se hace realidad y es enviada a estudiar en la reciente escuela femenina de francotiradores en la villa de Veshnyaki cerca de Moscú. El invierno de 1942 fue excepcionalmente severo. Todos los días el entrenamiento duraba de 10 a 12 horas en las cuales Nina y las demás estudiantes aprendían a arrastrarse sobre sus estómagos, atrincherarse efectivamente lo más rápido posible, construir camuflaje efectivo y atinarle a blancos móviles. Nueve meses después llego el día de ir al frente.

“El día con el que tanto soñábamos por fin había llegado, con nuestros rifles y sobre todos enrollados en nuestros hombros marchamos por Moscú a la estación de trenes de Riga cantando “Adiós a nuestra amada ciudad”. Nuestro grupo de 50 tiradoras fue asignado al 3er ejercito en el frente de Kalinin”

Se había decidido crear una compañía de tiradoras del grupo de Nina y despacharlo a donde fuere necesario. En una ceremonia especial se les asigno a las chicas un libro de tirador, para registrar cada soldado u oficial alemán abatido, y se les deseo mucho éxito en atinar a sus objetivos. Esto marco el comienzo de la biografía de Nina Lobkovskaya como francotiradora en el frente.

“Cuando llegamos al frente pasábamos los días en constante observación de las líneas enemigas, cuando volvíamos a dormir de noche en nuestra memoria quedaba una imagen del terreno con todos los detalles, cada hoja, cada pasto que sobresalía. Y cuando regresábamos a nuestros puestos al día siguiente notábamos el más leve de los cambios. Esta habilidad que habíamos obtenido en la escuela de tiradores probo ser muy útil”

Otras habilidades de la escuela de tiradores eran muy útiles también, sobre todo la habilidad para atinarle al objetivo. Un tirador no puede cometer errores. Cada chica era alentada a crear un record de victimas y esa oportunidad venia fácilmente. La compañía recibió el bautismo de fuego mientras cubría a una audaz  patrulla de reconocimiento en la retaguardia enemiga. En el primer mes de Nina en el frente abatió 6 soldados enemigos y oficiales. Un periódico del frente escribió lo siguiente: “Nina Lobkovskaya tiene un ojo afilado y una mano firme. Su rifle nunca falla. Docenas de Nazis han conocido la muerte por obra de esta dama sin miedo”

Para mayo del 45 las victimas de Nina subieron a 89. Ese era su record personal con el enemigo que había hecho sufrir tanto a su madre patria. Un incidente quedo grabado en su memoria: “Sucedió en la región de Kalinin, mi compañera y yo fuimos asignadas a un lugar donde nuestros soldados eran abatidos diariamente y nadie podía decir de donde provenían los tiros, así que comenzamos con la observación, pasamos una semana examinando el área en detalle. Tomábamos posiciones antes del amanecer y nos íbamos cuando caía el sol. Un día inesperadamente mire por la mira y vi a un alemán con camuflaje blanco. Quede sorprendida de que estuviera tan cerca, calcule la distancia y apunte. Fue un tiro dudoso así que el tiro solo le atravesó la ropa. Entendió que el disparo venia de un francotirador, me amenazo con el puño y desapareció. Lo recuerdo muy bien, joven, bien parecido. No pude dormir esa noche tratando de recordar todos los detalles. Desde ese momento comenzó una cecearía, cada uno asechando al otro. Sentía su presencia y el sentía la mía, eso lo puedo decir con certeza. El duelo duro una semana. Un día me deje ver, el disparo de inmediato, le pego a mi rifle y me hirió levemente. Yo solo pensaba en una cosa: Devolver el fuego. Tome el rifle de mi compañera y comencé a acecharlo desde un ángulo diferente. Sabia que estaba condenado a revelarse de alguna manera y lo hizo, pronto vi la línea de su casco sobre unos arbustos. Apunte debajo de la línea y dispare. Luego se hizo evidente que no era un tirador sino un oficial practicando sus habilidades con nuestros soldados, pero nunca olvidare su puño agitándose en el aire.”

En 1944 en el Baltico Nina  fue herida seriamente herida en la pierna y fue llevada al hospital de donde se escapo para reunirse a la lucha, primero en Polonia y luego en Alemania.

“Estoy orgullosa de haber pertenecido a esa generación que estaba lista para enfrentar la muerte por la libertad e independencia de su país. Nosotros, las chicas, estábamos muy contentas cuando nos dieron permiso para

La teniente de guardias Nina Lobkovskaya solo tenía 20 años el día de la victoria.

Roza Yegorovna Shanina (Francotiradora)

Nacida en 1924 era la única hija en su familia con 4 hermanos, se educo en el colegio de entrenamiento para maestros “Arkhangelsk” y se convirtió en maestra de pre-escolar.  Se unió voluntariamente al Vsevobuch (entrenamiento militar que colaboraba con los deportistas) y después a la academia de francotiradoras de Podolsk. El 22 de junio del 43 se alisto en el ejército y el 44 fue asignado a la 184 división de fusileros donde se formo un pelotón de francotiradoras. Con 54 bajas confirmadas (incluidos 12 soldados en la batalla de Vilnius) muere el 28 de enero del 45 en Rikhau. Su diario de batalla y varias cartas han sido publicados, en Arkhangelsk, Shangaly y Stroyevskoye hay calles en su nombre.

Marie Ljalková (Francotiradora)

Nacida el 3 de diciembre de 1920 en Horodenka, Ukrania en una familia checa esta tiradora sirvió en el ejército rojo durante la segunda Guerra mundial. Ljalková se unió al 1er frente checoslovaco independiente como voluntaria en marzo del 42, y se graduó de la escuela de francotiradores en Buzuluk después de tres meses. Su primera experiencia en combate fue durante la batalla de Sokolovo donde se le acredito la muerte de 7 alemanes. Más tarde entreno tiradores para el ejército rojo y también condujo una ambulancia. Su número de bajas fue de 30 durante la guerra, gano la Orden de la estrella roja y la cruz de guerra checoslovaca. Después de la guerra estudio medicina y trabajó como doctora militar en Olomouc y en el hospital central de Praga, llego hasta el grado de Coronel.

Klavdia Kalugina (Francotiradora)

Nacida en 1926 Klavdia solo tenía 15 años al comenzar la guerra. Cuando termino su educación secundaria se unió a la escuela de francotiradores con solo 17 años en junio de 1943. Siendo la mas joven solo la tenían en la escuela con la condición de que no podía quedarse atrás, si lo hacia la echarían. Las chicas tuvieron que construir su propio campo de tiro, Klavdia pertenecía a una familia trabajadora y humilde así que no tubo problemas y la dejaron quedarse y también podía visitar a su familia. Cuando comenzaron a enseñarles a disparar se dio cuenta de que no podía hacerlo bien pero Zinaida Andreevna Urantseva su comandante comenzó a practicar con ella individualmente y le enseño a disparar. El 1 de marzo las mandaron al frente. Su primera experiencia cuando llegaron al frente fue que se encontraron todo cubierto de nieve, les dieron camuflaje y trapos para cubrir los rifles, les dieron pan y salsa americana de comer, esa era toda la cena. Ese mismo día, ya en la trinchera, los alemanes estaban al descubierto limpiando la nieve, sus compañeras comenzaron a disparar, pero ella no pudo, no era fácil matar a un ser humano. Esa noche en la trinchera no podía dormir y se decía a si misma, “Cobarde! Cobarde! ¿Por qué los demás abrieron sus cuentas y tú no?. También cuenta que llevaban dos granadas en el cinturón, una “una para los fascistas y una para ti misma, era necesario para no ser capturada”. Según ella el blanco mas lejano que alcanzo fue un operador de una ametralladora y un francotirador, a mas de un kilómetro.

Anna A. Timofyeyevna Yegorova (Aviadora)

La teniente Anna Yegorova volaba un IL-2 Shturmovik y fue decorada tres veces por su valor, Una de estas condecoraciones fue el titulo de heroína de la unión soviética.

Katya Budanova (Aviadora)

Yekaterina Vasylievna Budanova, también conocida como Katya Budanova nació en una familia de campesinos en la villa de Konoplanka en Smolensk Oblast. Se intereso en la aviación cuando comenzó a trabajar en una fabrica de aviones en Moscú y decidió entrar al aeroclub donde recibió entrenamiento como piloto y trabajo como instructora de vuelo desde 1937. Cuando los alemanes invadieron la unión soviética se alisto en la fuerza aérea y fue asignada al 586 Regimiento de Combate de Marina Raskova que consistía completamente de pilotos femeninos. Su primera misión fue en Abril de 1942 sobre Saratov. En septiembre fue transferida (junto con Lydia Litvyak y otras) al 437 Regimiento de Combate que en ese momento combatía sobre Stalingrado y pronto se volvió famosa por su agresiva forma de atacar y su gran habilidad como piloto volando su Yak-1. El 6 de octubre ataco 13 Junkers Ju 88 derribando así su primer avión. En noviembre derribo dos Bf 109 y un Ju88 y varios otros aviones en los meses siguientes. En enero de 1943 junto con su amiga Lydia Litvyak fue trasladada al 73 regimiento de combate de guardias, del 8avo ejercito del aire. En julio de 1943 fue derribada durante un combate con tres Bf 109, logro derribar uno pero fue derribada.

Lilya Litvyak (Aviadora)

Lilya nació en Moscú el 18 de agosto de 1921. Lilya era su apodo, su verdadero nombre era Lidiya, era descrita como una “impactantemente bella mujer” lo que logro ganarle un lugar de aprecio entre el publico y junto con su éxito como piloto sirvió al ministerio de propaganda.

Comenzó su servicio en el regimiento de combate 586 donde volaba mas que nada en misiones defensivas desde enero hasta agosto de 1942. En agosto fue transferida a escuadrones de hombres debido a su éxito, el primero fue el 286, luego el 437 que había sido equipado con Lavochkins La-5. Fue con esta unidad. Al final de enero de 1943 fue transferida al 296 junto con otras dos pilotos con habilidades, y el 17 de febrero fue condecorada con la orden del estandarte rojo dos días después fue ascendida a Teniente Júnior y luego a Teniente Señor.

Pintó en cada lado de la cabina de su Yak-1 una lila blanca, de ahí su apodo. Según su mecánica Inna Pasportnikova, a Lilya le gustaban tanto las flores que normalmente recogía flores salvajes para llevarlas en la cabina durante sus misiones y tenia una postal con rosas amarillas en el panel de instrumentos. La lila blanca en el fuselaje se hizo rápidamente conocida entre los alemanes que siempre intentaban duelos con el Yak-1 y se alejaban rápidamente si Lilya se acercaba demasiado. Fue herida dos veces en julio, primero el 16 y luego el 18, ambas veces aterrizo tras las líneas enemigas, la primera volvió caminando y la segunda fue rescatada por un piloto que aterrizo cerca de ella. Murió en combate sobre Orel mientras escoltaba unos Sturmoviks que volvian de un ataque el 1 de agosto de 1943. Por su notoriedad entre los alemanes 8 Messerschmitt Me-109 se concentraron solamente en el Yak de Lilya que finalmente fue derribado sin antes llevarse a dos de los Me-109 con ella. Su cuerpo nunca fue encontrado pero un monumento en Krasy Luch fue erguido en su honor, con 12 estrellas de oro, una por cada avión que derribó. Tenia 168 misiones y 22 años cuando murió.

Natalya Myeklin (Aviadora)

Durante la invasión alemana a la unión soviética la adolescente Natalya Meklin voló 840 misiones con cualquier avión que pudo encontrar, incluso bi-planos en menos de tres años. Sobrevivió a la guerra con muchas condecoraciones incluidas la orden de Lenin y la de heroína de la unión soviética.

Polina Vladimirovna (Aviadora)

Nacida en 1919 Vladimirovna, al principio fue rechazada de la escuela de aviación por su altura (era muy baja), su altura no la dejaba hacer saltos como paracaidista y mucho menos volar ya que sus pies no llegaban a los pedales y no podía ver el horizonte.

Cuando comenzó la guerra se inscribió en un curso de enfermería, dono sangre y cavó trincheras anti-tanques, pero cuando el Komsomol llamo a voluntarios par el regimiento femenino de aviación se presentó y fue aceptada. Primero fue asignada a doblar paracaídas mientras que muchas de sus amigas estudiaban para pilotos. Después de un tiempo la comisión medica la declaro apta le dieron un curso de tres años en tres meces con 14 horas al día de practica y teoría. En agosto de 1942 durante el vuelo de regreso de una misión de bombardeo nocturno en Pokrovskoy, Vladimirovna bombardeo tres tanques de combustible cerca de una estación de tren destrozando así las luces de las armas anti-aéreas lo que logro un mejor dominio del cielo para los rusos que aprovecharon para destrozar muchos tanques en camino al frente y destrozar algunos puentes. Voló 869 misiones con 1300 horas en el aire, soltó 133 toneladas de bombas y logro 142 explociones o blancos. En mayo de 1946 se le otorgo la medalla de “Heroína de la unión soviética”

Moisin-Nagant

24-01-2007

Mariya Oktyabrskaya (Tanquista)

Nacida en una familia de campesinos en Crimea se caso en 1925 con un joven oficial del ejercito y en tributo a la revolución de octubre cambiaron su apellido a Oktyabrskaya. En agosto de 1941 murió su marido en la lucha alrededor de Kiev pero las noticias tardaron un año en llegar hasta ella. Su deseo de venganza la llevo a vender todas sus cosas para comprar un T-34 que luego dono al ejercito con una condición, ella debía conducirlo, el ejercito se dio cuenta de que esta era una excelente oportunidad para hacer propaganda y decidieron aceptarla, así que comenzó su entrenamiento a la edad de 38 años. En septiembre de 1943 de asignada a la 26 Brigada de Tanques de la guardia como mecánica-conductora. Cuando llego hasta donde estaba el resto de su tripulación estos advirtieron la inscripción en la torreta, “Boyevaya Poduga” (Novia Combatiente) y pensaron que solo era una treta de publicidad. Pero luego cambiaron de opinión cuando en los combates de Octubre y noviembre de 1943 Mariya se distinguió como una conductora temeraria ocasionando muchas bajas entre tropas y armas en asaltos cercanos durante su venganza. Mariya comúnmente se bajaba del tanque en medio de la batalla para arreglar las orugas o algún otro problema ocasionado por las balas enemigas para así poder volver a la batalla lo antes posible. Fue durante una de estas reparaciones cuando un fragmento de metal la golpeo en la cabeza matándola, en agosto fue condecorada póstumamente con el titulo de heroína de la unión soviética, convirtiéndose en la primer mujer tanguista en adquirir el titulo.

Manshuk Mametova (Artillera de Ametralladora)

Artillera de Kazakhstan fue la primer mujer asiática en recibir la medalla de “Heroína de la unión soviética” por actos de valentía.

Zinaida Martynovna Portnova (Partisana)

Nacida en Leningrado era una estudiante de 7mo grado que estaba pasando el verano en un campamento para niños en Vitbesk cuando los alemanes invadieron la unión soviética. En 1942 se unió al Movimiento de Resistencia Bielorruso convirtiéndose en una agente clandestina de una organización de la Komsomol en Obol llamada “Jóvenes Vengadores”. Distribuían panfletos de propaganda soviética en el territorio ocupado por los alemanes y participaban en acciones de sabotaje. En agosto del 43 se convirtió en Scout de una unidad de partisanos nombrada en honor a Kliment Voroshilov. En diciembre fue capturada por los alemanes, logro dispararle a uno de sus captores mientras intentaba escapar pero fue recapturada y enviada a la cárcel de Vitebsk donde fue torturada y ejecutada. En 1958 fue nombrada “Heroína de la unión soviética”

Zoya Kosmodemyanskaya (Partisana)

Famosa partisana soviética, a los 18 años muere ahorcada el 28 de septiembre.

Maria Kuzmin, 18 años, organizo la explosión de dos puentes y descarrilo 4 trenes.

Tatiana Shmorgunova, artillera anti-aérea y sus amigas antes de cruza el Oder, 1945

La “Heroína de la unión Soviética” Yelena Kovalchuk, instructora sanitaria del 175 regimiento de fusileros salvó la vida de cientos de soldados y oficiales en el campo de batalla

Maria Dolina  comandante de escuadrón del 125 regimiento femenino de aviación “Heroína de la unión Soviética”

Partisanas sovieticas en Minsk, 1944

Dirigiendo el transito en la puerta de Brandenburgo Mayo 1945

Guerrilleras Ucranianas 1944

Scouts femeninas

Batallon femenino

Enfermeras

Oficiales de transito

Fuentes:

www.exordio.com

www.wikipedia.com

www.iremember.ru

http://acnet.pratt.edu

www.spain.mid.ru

Moisin-Nagant

24-01-2007

Quiero tambien agradecer a los foristas, Stalingrado!, Centinela Talako, Cristina y tambien a Fug (aunque este ultimo sin saberlo) que me ayudaron a recopilar material e informacion, muchas gracias.

Kurt Meyer

24-01-2007

Un grán trabajo Moisin.

Saludos ;)

centinela talako

24-01-2007

Esto merece una medalla.

Bruno

24-01-2007

Verdaderamente muy buen trabajo camarada Moisin.  Felicidades.


Aqui un libro muy interesante sobre la temática tratada por nuestro compañero:

Algunas ilustraciones de dicho libro:

La misma imágen de la portada, pero "completa"

Lyudmila Pavlichenko

Sanitaria Mariya Borovichenko, en Kursk

Mariya Oktyabrskaya

Manshuk Mametova

Bruno

24-01-2007

Una foto clásica de las llamadas "Brujas de la Noche"

Moisin-Nagant

24-01-2007

Gracias a todos, de ese libro solo conocia la tapa, interesantes laminas como todas las de esa editorial.

Deleted member

24-01-2007

Felicidades, Moisin, ¡magnífico trabajo!

Sí, un merecido reconocimiento a las heroínas soviéticas cuya abnegación y generosidad, en la mayoría de los casos, no conocía límites. Muchas de ellas se ve que son bonitas damas y muy femeninas, por cierto. Lástima, ¡que tristeza y desperdicio de juventud! Las mujeres y la guerra.  :police: "La guerra es cosa de hombres", solía decirse, un oficio masculino por excelencia. Y sin embargo, de las amazonas hasta acá, cuando ha sido necesario (y se les ha dado la oportunidad), las mujeres suelen ir a la guerra con el mismo entusiasmo que los hombres.... y por supuesto los mismos temores y anhelos. Y sin embargo, ya con más experiencia del mundo y marcando cierta distancia, he acabado por unirme a los conservadores: sí, la guerra es cosa de hombres. Ellos son las que las comienzan y organizan... ¡pues ahí se las hayan!... mejor aquellas mujeres griegas que, en vista de la determinación masculina de hacer la guerra, y siendo esta junto con el sexo las dos actividades favoritas de los caballeros, determinaron todas a una por suprimir el sexo mientras hubiera guerra. Remedio santo: dicen que inmediatamente se firmó la paz.

Volviendo al tema: la participación femenina en el ejército soviético fue notable, aunque (hay que decirlo), no así en su alto mando, pese a toda la demagogia comunista que pregonaba la "igualdad" de derecho de los sexos. Yo las comprendo de todo corazón y tengo que decir que cierta vez, casi me vi obligada a compartir la misma postura: puesta a escoger entre la vida miserable en la retaguardia de guerra, las violaciones y el trabajo esclavo para las tropas, o ser únicamente carnada de burdeles...¡mucho mejor la gloria guerrera!... Eso que ni que.

Por supuesto, también las alemanas hubieran ido gustosas al frente. Pero curiosamente, Hitler odiaba involucrarlas en acciones bélicas y procuraba evacuarlas de las zonas de combates. Aún así y salvo notables excepciones, la Wehrmacht se vio obligada a admitirlas en las Flaks antiaéreas, en las radiocominicaciones, en el secretariado de la alta oficialidad, en enfermerías y miisones médicas y por supuesto... en el "entretenimiento" de las tropas. Se dice que la única Generala de la Wehrmacht mandaba precisamente el "batallón de la diversión". Hacia fines de la guerra, sin embargo, muchas chicas se alistaron en la HJ para la defensa de sus hogares y ciudades sitiadas. En todo caso, no era obligatorio para las féminas el servicio militar, pero hay que decir que sí lo era el servicio de trabajo, a donde estaban obligadas a acudir.

Bueno, excelente trabajo, Moisin. Gracias por él.

Moisin-Nagant

05-03-2007

Aqui tienen la historia completa yo se las resumo

http://english.pravda.ru/society/stories/83187-0/

Alexandra Roschupkina de 28 años de edad quiso entrar al ejército, pero no la dejaban porque como era una conductora de tractores era mas útil trabajando que combatiendo. Ella decidió entonces hacerse un "Cambio de sexo", se vistió con ropas de hombre, se corto el pelo y adopto el nombre de Alexander Roschupkin. El caso es que la dejaron entrar al ejército y siempre se bañaba sola e iba al baño solo con la excusa de que le daba vergüenza estar desnudo frente a otras personas. La verdad se descubrió en febrero del 45 cuando su tanque fue alcanzado por un proyectil y tuvieron que sacarla inconciente del tanque en llamas. Uno de sus compañeros se dio cuenta de que tenia una herida en la cadera y le saco los pantalones, casi se desmaya al darse cuenta de que su compañero era una mujer  :o

Fug

15-04-2007

He releido este post varias veces, y siempre se me olvida comentar lo interesante e importante que es. Muy bien Moisin

Esta en el sitio indicado.?

Fug

19-04-2007

Ahora si, encontre una entrevista por ahy a algunas aviadoras, haber si tengo tiempo y la coloco.

Fug

19-04-2007

**[size=13pt]HISTORIA DE LAS MUJERES PILOTO (1)[/size]

En el monumento a los caídos de las Fuerzas Aéreas, en el norte de Moscú, Valentina sujeta una maqueta de madera del caza Yak-3 que pilotó durante la guerra.**

[size=10pt]**Los “halcones” de Stalin

En la Segunda Guerra Mundial, Stalin creó tres regimientos de pilotos de combate integrados sólo por mujeres. Lucharon en primera línea, algunas hasta embarazadas, y ayudaron a que la Unión Soviética afianzase su poder aéreo. Al término del conflicto, fueron olvidadas. Esta es la historia de un puñado de aquellas heroínas.

por Jonathan Glancey. Fotografías de Barry Lewis**[/size]

En mayo de 1945, Raisa Surnachevskaya, embarazada de cuatro meses, hacía girar su aparato en inverosímiles loopings mientras descargaba todo su armamento, con la victoria, el objetivo de la que los soviéticos vivían como su gran guerra patriótica, ya a la vista. Seguramente, fue la única mujer piloto de la Historia que combatía en primera línea con una criatura en las entrañas.

La propaganda de las Fuerzas Aéreas Soviéticas hizo de su figura una especie de Che Guevara de los años 40, cuando se difundió una fotografía suya en blanco y negro que llegó a convertirse en un icono. En aquella imagen, Raisa, que entonces tenía 21 años, aparecía de pie delante de su caza Yak-3, un aparato que alcanzaba los 600 kilómetros por hora, luciendo sus estrellas de teniente en las hombreras y la Orden de la Bandera Roja sobre el pecho, con sus rubias trenzas asomando bajo un casco de cuero. Sus ojos parecían los de un cazador hambriento. Hoy es una abuela serena y sosegada de 79 años y una de las seis pilotos de combate que viven en Rusia, Letonia y Ucrania.

“Raisa era tan alta, tan frágil y tan maravillosa... Yo la miraba con la cara ensangrentada desde tierra, pensando que nunca volvería. Raisa, era mi ‘ala’ sobre el cielo de Kastornaya y estaba sola en medio de aquel enjambre de aviones fascistas”, comenta Tamara Pamyatnykh, antigua teniente del Regimiento 586 de Cazas. “Nos habían encargado que interceptáramos todo lo que se pareciese a un avión de reconocimiento alemán. Al resto del escuadrón lo había enviado a proteger un puente sobre el Volga. Y entonces los vimos: 42 aparatos fascistas. Raisa y yo estábamos solas. Le dije: ‘Adelante’ y nos situamos en medio de ellos. Derribé a dos antes de quedarme sin munición. Me disponía a atacar a un tercero. Entonces noté cómo me alcanzaban en el ala derecha y perdía el control del aparato. Estaba tranquila. No quería morir. Sólo me avergonzaba tener que dejar sola a Raisa...”.

Su compañera en aquella misión y otras, Raisa, vive cerca de la frontera de Ucrania, en la ciudad de Dnepropetrovsk, y está encantada de contar cómo se veía entonces: “No me gustaba bailar. Era demasiado alta y hubiera querido ser una de esas chicas menudas y pizpiretas por las que enloquecían los chicos. Lo que más me gustaba era jugar al voleibol y patinar sobre hielo”. Además de atacar a los Junkers y Dorniers alemanes junto a Tamara.

Como en aquel 19 de abril de 1943 cuando fueron sorprendidas por los 42 bombarderos. Fue en la vertical del cruce ferroviario de Kastornaya y sus almacenes, el lugar en que las tropas soviéticas se estaban concentrando para dirigirse desde allí al frente de Kursk, donde alcanzarían su mayor victoria frente a las tropas de Hitler.

Tras su descenso en paracaídas, Tamara fue recogida por un oficial soviético. Raisa acabó lanzando su avión contra el suelo. “‘¡Documenti, documenti!’, eso era lo único que la gente me gritaba cuando finalmente logré aterrizar estrellando mi aparato y pude saltar de él”, rememora Raisa. “Conseguí derribar dos aviones alemanes, pero mi motor se paró. Entonces sentí la responsabilidad de salvar el aparato. Una vez en tierra, me quité el casco y el cabello me cayó sobre los hombros. Desenfundé mi pistola y les dije que era una mujer piloto soviética. Sólo me creyeron cuando vieron mis insignias. Una piloto era algo que les resultaba muy extraño. En cambio, nosotras nunca pensamos que lo fuese. Más adelante, sí, nos dimos cuenta que quizá habíamos hecho algo especial, pero nunca me hizo creerme mejor que nadie. Fue un trabajo de equipo. Un piloto no era más importante que un mecánico”.

**

Las más valientes. Valentina Ivanova (izquierda) y otra compañera sin identificar (en el centro) posan junto a Lilya Litvak (derecha) como las pilotos que mejores logros alcanzaron en el Regimiento 586 de Cazas.**

De segunda clase. En la actualidad, las fronteras dividen lo que hace una década era la Unión Soviética y es necesario cruzarlas para encontrar a las supervivientes de aquel Regimiento 586 de Cazas. La antigua teniente Galina Burdina vive en Riga, la capital de Letonia, país que se independizó de Moscú en 1991. Pero como Galina nació fuera de Letonia y antes de 1940, no puede tener pasaporte letón. Ni ruso. “Soy una negra rusa”, dice, queriendo dar a entender que es como una ciudadana de segunda. “Ni siquiera puedo ponerme mis condecoraciones en los desfiles, mientras que todos los que lucharon a favor de los fascistas pueden lucir las suyas”. Durante la Segunda Guerra Mundial, muchos letones y ucranianos, además de soldados de otros países bálticos y de todo el este de Europa, se alistaron del lado alemán. A Galina, como a otros, le resulta muy difícil perdonarles, a pesar de que ellos no lucharon tanto a favor de los alemanes como contra la dominación de la Unión Soviética sobre sus naciones. Para la antigua teniente Burdina y sus colegas, la Unión Soviética era una realidad, una unión gloriosa de trabajadores comunistas y no una asociación de estados potencialmente beligerantes.

“Nosotras queríamos ser mejores que los hombres. Y nos atrevíamos a volar de noche”, asegura Galina, quien, tras el conflicto, trabajó como controladora de tráfico aéreo con la compañía Aeroflot durante 15 años. Galina guarda como un tesoro los detalles de las misiones en las que intervino: “Una noche de 1943, Tamara y yo recibimos la orden de controlar una incursión aérea alemana. Estaba nevando copiosamente, algo inusual para esa época del año. Era muy peligroso despegar en semejantes condiciones, especialmente por la noche. No disponíamos de radar y nuestras radios no nos servían de mucho. Encontramos a los alemanes y los atacamos. Fue muy sorprendente para ellos encontrarse con cazas enemigos a esas horas. Logramos hacerles huir, pero después tuvimos que aterrizar. Era casi imposible en aquellas condiciones, pero los soldados de un regimiento masculino de bombarderos encendieron bengalas en tierra para que pudiéramos hacerlo. Y lo logré sin sufrir ningún daño”.

“Tamara siguió volando e intentó aterrizar cerca de Kiev –continúa Galina–. Como no podía ver nada, volvió atrás para aterrizar a la luz de las bengalas. Increíblemente, su motor se paró justo en el momento en que tomaba tierra. Se había quedado sin combustible. Eso era algo que ocurría con mucha frecuencia”. Y es que los Yaks que manejaban, aunque eran robustos, con una gran capacidad de maniobra y muy temidos por los alemanes, iban escasamente equipados. Y algunos no llevaban indicadores de combustibles.

“Ahora todo aquello parece un sueño”, dice Valentina Ivanova. “Yo quería ser actriz. Procedo de una familia pobre que vivía en una aldea. Me encantaba bailar y recitar poesía. También sabía tocar el piano. Mi padre, que ya había combatido durante la Guerra Civil, perdió la vida luchando de nuevo en los primeros días de la invasión fascista. Yo tenía 14 años cuando vi por primera vez un avión, un Adler alemán. Me dejaron sentarme en el puesto del piloto y ahí empezó todo. A partir de ese momento, siempre soñé con manejar uno”.

Lo mismo les ocurrió a muchas otras jóvenes soviéticas de la edad de Valentina, Galina, Tamara y Raisa. Hijas de la Revolución, nacidas entre 1919 y 1922, fueron educadas bajo la perspectiva de la utopía socialista. Durante los dos primeros planes quinquenales de Stalin, entre 1928 y 1938, la industria creció anualmente un 17%. En ese mismo periodo, la población urbana pasó de 26 millones a 56. A pesar de estas cifras, a principios de los años 30 había millones de soviéticos que morían de hambre y alrededor de once millones más habían sido víctimas –exiliados o ejecutados–, de las purgas políticas.. En 1939, el 60% de las personas que seis años atrás eran miembros del Partido Comunista de la Unión Soviética habían sido expulsados. Sólo quedaba un único superviviente de los gobiernos de Lenin cuando Hitler, el 22 de junio de 1941, inició su Operación Barbarroja sobre un frente de 6.000 kilómetros. Para mucha gente, Stalin continuaba siendo el héroe invencible que les había sacado de la pobreza rural y del analfabetismo.

“Stalin lo era todo para mí”, dice Valentina Ivanova. “Por eso me convertí en piloto, en uno de sus halcones. Yo, que procedía de una aldea muy pobre, lo logré gracias a la oportunidad que nos brindó él. Además, nos libró de los traidores. Como dijo Churchill, se encontró con una Rusia plagada de arados y la dejó convertida en una potencia nuclear. Si usted cree que soy stalinista tiene mucha razón. Soy stalinista. Y aún conservo una foto suya”. Raisa Surnachevskaya alberga los mismos sentimientos. “Le rezábamos como si fuera un dios. Sé que ocurrieron cosas terribles en los campos de concentración, pero fue por culpa de Beria, el jefe de la policía secreta, que era quien enviaba a la gente allí. Stalin estaba en contra de esas cosas; él defendía a la gente buena. Los miembros de nuestras escuelas o de nuestras asociaciones nunca sufrieron el menor daño”. En efecto, nunca lo sufrieron, en parte, porque Stalin respetaba a los pilotos y apoyaba a las Fuerzas Aéreas Soviéticas.

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Después de un desfile militar, Tamara Pamyatnykh posa al lado del monumento conmemorativo de Rostov. Tamara se casó con otro as de la aviación que cayó prisionero y logró escapar de Buchenwald.**

Fug

19-04-2007

[size=13pt]HISTORIA DE LAS MUJERES PILOTO (2)[/size]

El Tratado de 1938, suscrito por Molotov y Von Ribbentrop, garantizaba la paz entre la Alemania nazi y la Unión Soviética, pero pronto se manifestó tan inútil como el infame pedazo de papel que Neville Chamberlain firmó aquel mismo año. Y Hitler procedió a la invasión. Con la Operación Barbarroja, lanzó contra Leningrado, Moscú, Kiev y el Mar Negro el mayor ejército que la Historia haya conocido jamás: 190 divisiones, integradas por 3,8 millones de hombres; 4.000 carros de combate; 200 buques de guerra repartidos por el Mar Báltico y 5.000 aviones. “Rusia será suprimida”, había declarado Hitler. “Sólo tenemos que llamar a la puerta y su corrompida estructura se derrumbará”. Esperaba que Rusia cayera en seis semanas. También lo creían los expertos militares británicos y norteamericanos.

El 16 de octubre de 1941, El día del gran pánico en Moscú, los alemanes ocupaban el territorio en el que el 40% de la población soviética había vivido hasta el 22 de junio. Durante el invierno de 1941 a 1942, morían diariamente 19.000 rusos, entre militares y civiles. Tal como dijo un general alemán, se trataba de “un infanticidio masivo”. Sólo fue el principio. Durante la que para los soviéticos era la gran guerra patriótica, se perdía una vida rusa cada cinco segundos. Murieron once millones de soldados soviéticos (cuatro millones de ellos en campos de concentración alemanes) y, al menos, 16 de civiles. Más de 25 millones de personas se quedaron sin hogar. Fueron destruidas 1.700 ciudades y 70.000 pueblos y aldeas, así como 43.000 aviones. Cerca de 36.000 pilotos perdieron la vida. En 1942, uno de cada cuatro murió. Durante este año y 1943, cuando tuvieron lugar los combates más duros, el Regimiento 586 de Cazas se mantuvo en activo.

Al final de la primera semana de la Operación Barbarroja, el número de aviones rusos perdidos ascendía a 4.017, mientras que el de los aparatos derribados de la Lutwaffe era tan sólo de 150. Incluso el propio Hermann Goering encontraba estas cifras difíciles de creer. El 28 de junio, se suicidó el teniente general Kopets, comandante en jefe de bombarderos de las Fuerzas Soviéticas, y el general Rychagov, comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas del frente noroccidental, fue condenado a muerte “por actividades de alta traición”, es decir, por ir perdiendo la guerra. Hitler escribió a Mussolini, fascinado si no alarmado, por el hecho de que “ellos (los rusos) combaten imbuidos de un fanatismo realmente estúpido... con la brutalidad primitiva de un animal que se siente atrapado”.

“En esos momentos –relata Tamara Pamyatnykh–, tres de nosotras nos marchamos a Moscú. Llegamos el 16 de octubre, el día del gran pánico. Buscábamos a Raskova. Ella había logrado convencer a Stalin de que crease unos regimientos femeninos de cazas y bombarderos y queríamos unirnos a ellos. Nos dirigimos al Ministerio del Aire en tranvía y tardamos muchísimo. Las calles estaban atiborradas de gente. Había saqueos. Los guardias gritaban por los altavoces: ‘Camaradas, que no cunda el pánico. Mantened el orden. El Gobierno aún está aquí’. Cuando llegamos al ministerio, los funcionarios cerraban filas. Luego nos costaría dos semanas llegar hasta el este. Vimos grandes masas de refugiados que se dirigían desde los Urales hasta Saratov. Desde esa ciudad nos encaminamos a Engels, en el Volga (al norte de Stalingrado, hoy día Volgogrado), donde nos reunimos con la Mayor Raskova”.

Bajitas y gordas. Raskova creó en Engels tres regimientos de mujeres: el 586 de Cazas, equipado con diferentes tipos de aviones Yak, el Regimiento 587 de Bombarderos y el Regimiento 588, también de bombarderos. Raskova murió en combate en 1943. Tenía 31 años. Desde aquella fecha, la menguante nómina de supervivientes de aquellos tres regimientos se desplaza todos los años desde cualquier punto de la geografía de la antigua Unión Soviética hasta Moscú para depositar flores ante su tumba, situada al pie de los muros del Kremlin. “En 1990 celebramos una reunión muy especial”, cuenta Tamara. “Pilotos norteamericanas, que también habían actuado durante la guerra, nos visitaron. A ellas no les permitieron entrar en combate. Todas eran muy delgadas y vestían elegantemente, mientras que nosotras éramos bajitas y gordas”.

Los tres regimientos cubrieron un frente muy amplio. Entraron en combate en Stalingrado durante el invierno de 1942 a 1943 y participaron en los avances más importantes que llevó a cabo el Ejército Rojo hasta la Batalla de Berlín de mayo de 1945. A la vez que las pilotos del Regimiento 586 iban adquiriendo experiencia, sus monturas aéreas crecían técnicamente en velocidad y capacidad de maniobra. Su figura máxima, Lilya Litvak, heroína galardonada con la Estrella de Oro de la Unión Soviética y a la que pusieron el sobrenombre de La rosa blanca de Stalingrado, fue vista por última vez mientras la perseguían ocho aviones alemanes. La primera vez que Lilya fue derribada sobre las líneas enemigas, la rescató una compañera que aterrizó a su lado. “Me hubiera suicidado si hubiera caído en zona enemiga”, dice Raisa. “Todas lo habríamos hecho. Llevábamos pistolas. No quería verme humillada o torturada por los alemanes, ni tampoco que vejaran a mis familiares y amigos. Nadie nos había dicho qué debíamos hacer si nos hacían prisioneras, pero nosotras lo sabíamos perfectamente”.

¿Les quedaba a estas mujeres que arriesgaban su vida a diario tiempo para divertirse? Las fotos de la propaganda oficial de la época las muestran bordando, jugando al ajedrez y en otras actividades. “A mí me encantaba bailar”, dice Tamara Voronina, que en la actualidad vive en Petrozadovsk, una población al norte de San Petersburgo. “Desde luego, era una persona muy seria. Quería ser ingeniera aeronáutica, aunque procedía de una familia muy pobre. Sólo recuerdo haber tenido dos vestidos durante mi infancia. Como subteniente me pagaban 400 rublos al mes; como mi madre ganaba 117, me sentía muy rica. De cualquier manera, los pilotos no teníamos mucho en qué gastarnos lo que ganábamos. Era estupendo que el dinero no nos preocupase, porque así pudimos disfrutar de una vida plena”.

Pero ninguna de las ex pilotos dispone ahora de una situación demasiado desahogada. A pesar de ello, todas sienten que sus sacrificios merecieron la pena y que su existencia ha sido espléndida. “Ah, fue algo fantástico volar sobre los soldados británicos por toda Viena en 1945”, dice Valentina Petrachenkova. “Nunca llegamos a conocer, de forma adecuada, a los soldados aliados. Me quité la gorra, me solté el pelo, me encaramé a mi Yak y estuve haciendo un sinfín de acrobacias para ellos”.

Sin embargo, aquella guerra que las vio elevarse entre los halcones de Stalin puso fin, cuando se acabó, a su ascenso casi estratosférico. Después de 5.000 salidas y 125 batallas aéreas, el Regimiento 586 de Cazas se disolvió. A sus integrantes se las envió de vuelta a sus casas, para crear una familia y no volver a volar nunca más, a pesar de que suponían el 12% de la cifra total de pilotos de combate de las que, ya por entonces, eran las Fuerzas Aéreas más desarrolladas tácticamente del mundo. Habían sobrevivido a sus maridos, ases de la aviación –y a sus aviones–, durante muchos años.

Después de la guerra y, antes de la caída de la Unión Soviética, Galina estuvo un tiempo trabajando en una escuela de Chelyabinnsk, en los Urales, puesto para el que fue nombrada después que su colega, Tamara Pamyatnykh, también del Regimiento 586, se convirtiera en presidenta de la comisión de veteranos de guerra. Ha debido ser bastante duro para la mayoría de ellas verse obligadas a convertirse en unas amas de casa sin más o a emplearse en funciones que nada tenían que ver con su pasión por volar, después de desempeñar un papel protagonista en la Historia de su país y de que no se hayan reconocido sus méritos. Pero, como ellas saben muy bien, la vida continúa. Interrogada sobre qué le gustaría ver en una de sus próximas visitas a Moscú, la comandante Tamara Pamyatnykh, responde: “Las nuevas galerías comerciales cercanas al Kremlin. Pero ya soy demasiado vieja”.

© The Observer 2002

**[size=10pt]*PD: He eliminado algunas partes, que eran más propagandísticas o políticas, y no interesaban desde el punto de vista de este artículo, dedicado al recuerdo que hacemos aquí a estas mujeres.

Al principio empieza diciendo que Stalin creo… pero lo crearon ellas. El punto de vista occidental se deja ver quizás demasiado en algunas partes del articulo y me refiero al anticomunismo, yo creo que en la época de este articulo 2002, estos conceptos deberían estar ya superados.

También al final del artículo, se comenta que fueron olvidadas, creo que eso no fue cierto, si fueron licenciadas, como otros muchos millones de soldados, pero algunas si se mantuvieron en activo algún tiempo más. Pero les dejaron luchar por su Patria, se les reconoció el valor y fueron respetadas. Se las condecoro por sus acciones de combate y tienen monumentos para que la historia y las personas no las olviden.

                                                                                Te debia algo Kurt*[/size]**

Kurt Meyer

19-04-2007

Muy bueno articulo Fug. Muchas gracias.

Saludos

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