Pacífico: Los portaaviones

Deleted member

14-05-2008

enhorabuena, Steiner, muy buen trabajo y muy buena la información

saludos

MIGUEL WITTMAN

14-05-2008

Gracias Rommel.

Saludos.

Stauffenberg

09-08-2015

josmar

09-08-2015

Unas noticias siempre interesantes....Buen aporte, Stauffenberg...

Tamino53

10-08-2015

    Para el almirante Yamamoto no debió ser ninguna sorpresa la evolución de la guerra en el Pacífico, antes de su muerte, ya que conocía sobradamente el potencial económico e industrial de los EE.UU., país que conoció personalmente durante sus estudios en la Universidad de Harvard y durante su destino como  agregado naval en Washington, antes de la guerra. Por eso no compartió el optimismo de otros miembros de la cúpula militar japonesa ante una potencial guerra abierta contra los EE.UU. de América, antes de que ésta fuese declarada.

    El deber le hizo afrontar una situación que no deseaba y, para cumplirlo, no dudó en jugarse su carrera militar para conseguir el apoyo a su plan de ataque a Pearl Harbour, con el cual declaró que podría... "garantizar el dominio de las aguas del Pacífico occidental durante un año".   

    Isoroku Yamamoto pertenecía a la minoría que, en las principales marinas del mundo, creían en el inmenso potencial del poder aéreo, en general, y del aeronaval en particular. Su experiencia en los EE.UU. marcó su pensamiento, que se fue desarrollando durante su destino en el nuevo portaaviones "Akagi". 

    El ataque británico a Tarento del 11 de Noviembre de 1940 (13 meses antes de Pearl Harbour) fue una muestra clara de lo que el poder aéreo podía conseguir contra buques estáticos, por muy protegidos que estuviesen. De los 21 viejos biplanos "Swordfish" que realizaron el ataque, solamente 11 iban armados con torpedos pero fueron suficientes para inmovilizar tres de los seis acorazados de la flota italiana, dando un vuelco total a la situación estratégica en el Mediterráneo. Conseguir resultados semejantes contra buques en movimiento era otro cantar, pero también los británicos mostraron las posibilidades del poder aeronaval contra los "capital ships" en la batalla del cabo Matapán (averiando al Vittorio Veneto) y en la caza del "Bismarck"; aunque este último fue hundido por el fuego artillero del "Rodney" y el "King George V", su destino fue sellado por el impacto de un torpedo lanzado desde otro viejo "Swordfish". Los dos ejemplos citados tuvieron lugar en el primer semestre de 1941, más de seis meses antes de Pearl Harbour.

    Yamamoto desarrolló, como jefe de la escuadra combinada, tácticas de ataque con aviones torpederos a buques en movimiento, y fomentó la mejora del material de los grupos aéreos. Los resultados se pudieron comprobar con el hundimiento del "Prince of Wales" y el "Repulse" cerca de Singapur, así como durante el "paseo" del contralmirante Chuichi Nagumo por el océano Indico al comienzo de la guerra (1942).

    Pero su éxito de Pearl Harbour, unido al hecho de que no se destruyó ningún portaviones norteamericano en dicho ataque, tuvo un efecto totalmente contraproducente en la estrategia naval del Pacífico. Inmovilizada su flota de acorazados temporalmente, los EE.UU. tuvieron que recurrir a las otras grandes unidades disponibles (los portaviones) para dar réplica a la ofensiva japonesa que buscaba obtener un "espacio vital" económico y militar.

    El éxito estratégico de la batalla del Mar del Coral (costoso para EE.UU.) y, sobre todo, el éxito estratégico y táctico de la batalla de Midway hicieron cambiar totalmente el pensamiento naval estadounidense. Lo que no consiguieron los ejercicios, juegos de guerra y sesudos expertos militares en 20 años, se logró en seis meses de experiencia bélica.

    Los combates de superficie en las aguas de Guadalcanal del segundo semestre de 1942, no se pueden considerar más que como un paréntesis en el desarrollo de la guerra del Pacífico causado por el desgaste de las dos fuerzas aeronavales adversarias. Una vez que ambas se recuperaron (sobre todo la de EE.UU. por su mayor potencial económico, industrial y demográfico), el poder aeronaval volvió a brillar como el máximo exponente del poder marítimo.

    Esta realidad era lo que el almirante Yamamoto esperaba y temía. No vivió para ver cómo su excelente "Cero" dejó de dominar los cielos del Pacífico; el Grumman Hellcat entró en servicio un par de meses después de su muerte; tampoco vivió para ver los excelentes portaviones "Essex", que en combinación con los más pequeños (denominados ligeros) "Independence" (construidos con los cascos de algunos cruceros ligeros tipo "Cleveland"), formaban los modernos grupos operativos (Task groups) integrados en las fuerzas operativas (Task Forces), que se podían mover por el Pacífico como "Pedro por su casa", gracias a las mejoras de los sistemas y procedimientos de reabastecimiento en alta mar, tan necesarios en ese océano.

    Es una conjetura, pero creo no descabellada, pensar que lo que los EE.UU. lograron con los portaaviones a partir de 1943 hubiera satisfecho los sueños más ambiciosos del almirante Yamamoto sobre el poder aeronaval. No pudo cumplir su predicción de dominar las aguas del Pacífico por un año, pero tampoco pudo ver hasta qué punto tuvo razón cuando predijo, tras Pearl Harbour" que habían despertado a un gigante dormido.   

 

 

   

 

 

 

Haz login o regístrate para participar