Tierras de sangre: Europa entre Hitler y Stalin

Matias

15-01-2015

Timothy Snyder, nacido en 1969, es profesor en la universidad de Yale y especialista en la historia de Europa central y oriental. Aqui ha escogido el análisis de lo ocurrido desde la llegada de Hitler al poder hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en las tierras situadas entre el mar Báltico y el mar Negro, que bien merecen la denominación de tierras de sangre.

"Tierras de sangre" se inicia con la terrible hambruna que Stalin ordeno sobre el campesinado ucraniano a comienzos de los años 30. Examina a continuación el Gran Terror estalinista, que llegó a su ápice a partir de 1936. La doble ocupación de Polonia por alemanes y soviéticos entre 1939 y 1941 muestra un caso en que ambos tiranos colaboraron para destruir una nación, mientras que la invasión de la Unión Soviética supuso la aplicación parcial del sueño nazi de exterminar a suficientes eslavos para librar espacio a la colonización alemana, y cierra con la trágica suerte de Varsovia, la ciudad europea que más sufrió entre las situadas al oeste de la frontera soviética.

Al abordar en su conjunto todas las matanzas que se perpetraron en aquellas tierras durante aquel período, Snyder ha conseguido mostrar las similitudes y también las diferencias entre las políticas de exterminio de Hitler y Stalin, la interacción entre ambas y la terrible realidad de que, en países como Ucrania o Polonia, unas y otras atrocidades se superpusieron en un breve lapso de tiempo. La documentación histórica en que se basa Snyder está a la altura del tema que aborda. Cita archivos de Polonia, Inglaterra, Rusia, Alemania, Ucrania y Estados Unidos, y en su bibliografía aparecen, junto a obras en inglés o alemán, otras muchas en polaco y en ucraniano, algo que no es común entre los historiadores occidentales.

La lista de crímenes es interminable, los números escalofriantes. Y el diagnóstico aterrador: Hitler y Stalin, apoyados por un aparato político que implicaba la colaboración de muchos miles de sus conciudadanos, pergeñaron esas matanzas en función de sus intereses económicos y políticos:

Hitler quería hacer desaparecer a la mayoría de los eslavos para convertir el Este de Europa en un gigantesco productor de alimentos para Alemania. Stalin quería hacer desaparecer el campesinado para convertir grandes territorios, como Ucrania, en productores de alimentos para los obreros soviéticos. Las grandes matanzas no fueron pergeñadas por odiosos demonios malignos, sino por modernos estadistas. Fueron obra de burócratas antes que de sádicos. Y concitaron una enorme complicidad tanto en Rusia como en Alemania

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