Discurso del Emperador Hirohito

Matias

22-04-2014

8 de diciembre de 1941:[left]*Yo,emperador del Japón por la gracia del Cielo e instalado en el Trono en virtud de una línea hereditaria que se remonta a la eternidad del tiempo,me dirijo a vosotros, leales y bravos súbditos, para haceros partícipes de una nueva: en esta hora declaramos la guerra a los Estados Unidos de América y al Imperio británico. Los soldados y oficiales de nuestro Ejército y nuestra Armada deben hacer un supremo esfuerzo para llevar adelante esta guerra,los funcionarios de nuestros distintos Ministerios deben resolver con fidelidad y diligencia las misiones encomendadas, y el resto de nuestros súbditos deben cumplir sus respectivas obligaciones; la nación entera se agrupará con el firme propósito de movilizar todos los recursos puestos a su disposición para que nadie pueda interponerse en la marcha hacia nuestro objetivo. El afianzamiento de la estabilidad en el Este asiático y el mantenimiento de la paz mundial representan la esclarecida política que formularon nuestros insignes antepasados imperiales, así como su descendiente, el glorioso e ilustrísimo emperador, política que está presente invariablemente en nuestro corazón. Siempre fue norma fundamental del Imperio en sus relaciones exteriores cultivar la amistad con otros países y compartir la prosperidad mundial con todas las naciones. El hecho de que nuestro Estado imperial se vea ahora en la necesidad de hacer la guerra a América e Inglaterra es realmente inevitable y opuesto por completo a nuestros verdaderos deseos. Han transcurrido ya más de cuatro años desde que China se opuso a los legítimos propósitos de nuestro Imperio y sembró brutales discordias que llegaron a alterar la paz en el oriente de Asia. Pese a haberse constiuido un Gobierno nacional chino con el cuál el Japón colabora y comercia en una atmósfera de buena vecindad, el régimen de Chungking, cuya vida se prolonga ahora gracias a la protección y ayuda de América e Inglaterra, siguió manifestando su hostilidad y provocando como única consecuencia la lucha fratricida. Obsesionadas por el ambicioso anhelo de dominar en Oriente tan pronto como se consumasen su desenfrenadas aspiraciones, América e Inglaterra apoyaron al régimen de Chungking, lo que agravó más si cabe la evolución militar del Asia Oriental...Hemos esperado largo tiempo y aguantado mucho confiando que nuestro Gobierno conseguiría normalizar la situación bajo el signo de la paz. Pero nuestros adversarios, ajenos por completo a toda idea de reconciliación, han aplazado de forma improcedente las negociaciones y, entretanto, acentúan la presión política y económica para someter a nuestro Imperio. Si los acontecimientos siguiesen inalterables esa marcha, no sólo anularían los incansables esfuerzos de nuestro Imperio en el curso de los años para estabilizar el Este asiático, sino que también pondrían en peligro la existencia misma de nuestro pueblo...

Los espíritus de nuestros antepasados imperiales nos contemplan desde lo alto. Contamos con la lealtad y el valor de nuestros súbditos y esperamos seguir desempeñando la misión que nos legaron nuestros antepasados para cegar aprisa las fuentes del mal y establecer en Asia oriental una paz duradera que garantice la lgoria de nuestro Imperio*"[/left][left]Fuente: La Segunda Guerra Mundial en fotografías y documentos[/left]

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