Comandos británicos

minoru genda

28-09-2017

[size=14pt]Antecedentes[/size]

Tras la retirada de los británicos de territorio francés mucha gente en Gran Bretaña se planteaba su futuro, un futuro que se antojaba un tanto complicado. Esa era una reflexión compartida por muchos políticos,  jefes, oficiales, soldados y ciudadanos británicos, entre todos ellos se encontraba el teniente coronel Dudley Clarke oficial del Estado Mayor del Ministerio de la Guerra. Clarke, un estudioso de la historia militar, analizaba, mientras paseaba, el porqué de la debacle de franceses y británicos en Francia al tiempo que pensaba en lo que habían hecho otras naciones cuando sus ejércitos regulares habían sido derrotados en el campo de batalla. Mientras pensaba en lo ocurrido recordó como durante la Guerra de la Independencia en España los españoles habían respondido a los agresores franceses atacando a la retaguardia francesa y a destacamentos franceses con pequeños grupos o bandas de "soldados irregulares" ligeramente armados más conocidos como guerrillas o guerrilleros. La guerra de los boers en Sudáfrica también pasó por la mente de Clarke, pero como experiencia personal pudo comprobar sobre el terreno y en 1936 como un puñado de palestinos mal armados, atacando por sorpresa y con una aceptable organización había sido mucho más efectiva que un cuerpo entero de tropas regulares del ejército británico.

Al llegar a su casa Clarke se sentó en su escritorio y , antes de irse a dormir, esbozó un plan para un nuevo tipo de fuerza británica inspirada en los grupos guerrilleros históricos arriba indicados. A falta de un nombre adecuado usó el que en su día habían adoptado los boers que llamaban “comandos” a sus tropas, palabra afrikander que significa unidades militares.

Al día siguiente y ante la coincidencia con su superior en el Ministerio de Guerra, sir John Dill de ideas respecto a la urgencia de despertar el espíritu ofensivo del ejército, Clarke sacó su plan de una página que había escrito la noche anterior y a la vista de la mismaDill adoptó la idea tan pronto como acabó de leerla presentándola de inmediato al primer ministro Winston Churchill.

Churchil encantado ante el proyecto envió al día siguiente un memorandum al gabinete de Guerra, dicho memorandum decía: “Hay que preparar tropas especialmente adiestradas de tipo cazador para crear un reinado de terror en la costa enemiga, cuento con la Junta de Jefes de Estado Mayor para proponer medidas que permitan una incesante ofensiva contra todo el litoral ocupado por los alemanes, que deje detrás un reguero de cadáveres alemanes”. Ese mismo díaDill le dijo a Clarke: “Su proyecto de comandos ha sido aprobado, y deseo que lo ponga en marcha de inmediato. Trate de preparar lo antes posible una incursión a través del Canal”.

En apenas tres semanas Clarke preparó a un grupo de 115 soldados voluntarios que fueron enviados, a Francia, en cuatro botes de rescate aeronaval de la RAF cuya misión era desembarcar en cuatro puntos de la costa francesa al sur de Boulogne para probar las defensas alemanas y hacer algunos prisioneros. La incursión no tuvo el éxito esperado un grupo saltó a tierra y anduvo por una zona de dunas y tierra despoblada durante un tiempo dando vueltas en la oscuridad sin encontrar a nadie ni encontrar nada y finalmente reembarcó un segundo grupo descubrió que la zona elegida era una zona de fondeo de hidros por lo que ni siquiera llegó a desembarcar, un tercer grupo desembarcó cerca de la ciudad de Le Touquet, sorprendió a dos centinelas alemanes a los que mataron, los comandos aún novatos no se molestaron en registrar los cadáveres y revisar los ducumentos que podían llevar, ni siquiera se molestaron en comprobar que era lo que vigilaban esos centinelas. El cuarto grupo en el que iba Clarke como observador, tenía la brújula averiada y por poco se meten en la boca del lobo, de repente se encontraron con un reflector en la oscuridad y de inmediato dieron la vuelta para alejarse de la costa y buscar otro sitio donde desembarcar, habían estado a punto de entrar en el puerto de Boulogne. Al igual que el primer grupo desembarcaron en una playa desierta en la que solo había dunas, desilusionados se prepararon para embarcar de nuevo cundo de repente apareció una patrulla alemana uno de los jefes de los comandos amartilló su ametralladora que tenía un defecto, la recámara cayó al suelo pedregoso de la playa produciendo un enorme ruido que alertó a los alemanes que a su vez comenzaron a disparar a las presuntas sombras con bastante tino porque las balas comenzaron a silbar alrededor de los comandos y su embarcación Clarke resultó herido por una bala que le había rozado la cabeza, de repente los alemanes dejaron de disparar y los comandos se alejaron de la playa antes de que llegaran refuerzos de apoyo a la patrulla alemana.

Los cuatro botes de rescate aeronaval regresaron por separado a través del Canal y ese regreso no estuvo exento de un par de peripecias más que relatamos a continuación y que le sucedió a uno de los botes.

A uno de ellos se le negó la entrada en el puerto británico de Folkeston hasta que se comprobó la identidad de los ocupantes, mientras esperaban se bebieron todo el ron que llevaban esos botes de rescate para reanimar a los aviadores rescatados en las frías aguas del Canalo del mar del Norte, es evidente que tras beberse todo lo bebible y tras permitírseles desembarcar tenían tal melopea que les fue imposible mantenerse en pie y como situación de por si patética resultó que, además, la policia militar los arrestó bajo sospecha de ser desertores.

(Continuará)

minoru genda

06-10-2017

Tras esta primera incursión que se podría calificar de desastre a pesar de que no hubo ninguna pérdida y solo hubo un herido, el Ministerio de la Guerra reconoció que era necesario iniciar un reclutamiento, un entrenamiento y un equipamiento, todos ellos especiales, si se quería cumplir con la petición de Churchill para llevar a cabo “un reinado de terror en la costa enemiga”. Para ello se enviaron circulares a todos los jefes militares solicitando voluntarios para llevar a cabo “servicios peligrosos de naturaleza indeterminada. Se advirtió, además, a los potenciales reclutas que tendrían que acostumbrarse a estar activos y durante más tiempo que cualquier miembro de Fuerzas Regulares al Servicio de Su Majestad, también deberían prepararse para hacerse expertos en el manejo de diferentes tipos de armas, amplios métodos militares de exploración, habilidad y paciencia para permanecer al acecho, moverse en cualquier tipo de terreno de día y de noche con cualquier clima, hacerlo todo en silencio procurando no ser vistos y permanecer fuera del país durante prolongados periodos de tiempo.

Desde el comienzo de los reclutamientos Clarke estaba dispuesto a prescindir de las normas y reglamentos militares al uso para inculcar a sus “comandos" independencia y confianza en si mismos, propuso que los comandos no pudiesen dormir ni comer en los cuarteles. Para ello sugirió que se les diese una paga a cada hombre a partir del día de su incorporación, a partir de entonces deberían procurarse comida y albergue, sorprendentemente el Ministerio de la Guerra estuvo de acuerdo y por tanto asigno una paga que para el caso de los oficiales podía llegar a algo más de 13 chelines. Todos los comandos podían alojarse donde quisieran, un hotel, una pensión, o buscar cualquier sitio donde alojarse. En esto los comandos tuvieron suerte pues había muchos civiles dispuestos a colaborar en los esfuerzos por ganar la guerra y los alojaban y alimentaban de forma gratuita con lo cual se ahorraban toda la asignación.

Con todo ninguna de las sugerencias o iniciativas deClarke agradaron a los militares tradicionalistas y ese concepto de comando recibió duras críticas de muchos oficiales que se quejaron de que la formación de una llamada “fuerza de élite” se llevaría a sus mejores hombres y argumentaban que esta nueva organización no haría nada que no pudieran hacer sus unidades.

La segunda incursión de los comandos tenía como objetivo sabotear el aeródromo de LeBourg en la isla Guernsey del archipiélago de las Normandas y que los ingleses querían impedir que las fuerzas de la Luftwaffe lo utilizaran como base avanzada para cazas durante la futura invasión alemana que se esperaba de un momento a otro.

Para dicha misión fueron destinados dos destructores HMS Scimitar y HMS Saladin que debían transportar al grupo de incursión formado por 139 hombres entre oficiales y soldados. En la noche del 14 de julio, fiesta nacional francesa, y frente a las costas de Guernsey el grupo de comandos bajaron por los costados de los buques para ocupar su puesto en las lanchas de desembarco. Al instante comenzaron los problemas. Se había instalado en las lanchas un sistema eléctrico para poder soltar minas magnéticas el sistema eléctrico y su instalación tuvo como efecto perturbar las brújulas de los comandos, como resultado de dicha perturbación los hombres de una de las lanchas se dirigieron a una de las playas asignadas pero cual fue su sorpresa al verse frente los acantilados de Sark una isla a siete millas al este deGuernsey, otra de las lanchas sufrió problemas con el motor y tuvo que regresar.

Finalmente solo 40 hombres al mando del teniente coronel John Durnford Slater lograron desembarcar no sin muchas dificultades, los hombres se caían por causa del oleaje y entre “chapuzón y chapuzón" escupían agua salada, al llegar a la orilla desataron las correas de sus uniformes para que saliera el agua acumulada entre sus ropas, tras reponerse del esfuerzo y aligerar el peso del agua los hombres comenzaron a subir por un largo tramo de escaleras de hormigón hasta lo alto de los acantilados desde donde se dirigieron hacia el campo de aviación que encontraron desierto y sin usar al igual que el cuartel cercano donde esperaban encontrar alojadas a las tropas alemanas que deberían guardar el campo registraron los alrededores con el mismo resultado. Cuando regresaron a la playa se encontraron con que la marea ascendente y la violencia de las olas había alejado la lancha de la playa, trataron de llegar a ella con ayuda de un bote pero después de unos viajes el bote zozobró y se hizo pedazos contra las rocas por ello el resto de comandos tuvo que ir nadando hasta la lancha.

La incursión fue casi cómica y lo positivo fue la experiencia adquirida que enseñó que cosas se podían o debían hacer y cuales no.

A pesar del fracaso y lo absurdo de estas dos primeras incursiones el entusiasmo de Churchill por los comandos aún persistia. El 17 de julio de 1940 el almirante sir Roger Keyes fue nombrado Director de Operaciones Conjuntas una nueva organización creada para dirigir todas las incursiones y coordinarlas con las operaciones de la Fuerza Aérea y la Marina.

Keyes que era un héroe de la primera guerra mundial tenía proyectos ambiciosos para los comandos pensaba utilizarlos en operaciones a gran escala que le dieran la misma gloria que el había conseguido en Brujas durante la incursión que causó el bloqueo del puerto de Zeebrugge usado por entonces como base de U-boote alemanes. Resultaba un tanto difícil conseguir sus objetivos si se tiene en cuenta que había poco armamento, poco material y aún menos voluntad por parte de los burócratas del Ministerio de la Guerra que no tenían ni las más mínima intención de abastecer y apoyar a “esa organización poco convencional e irregular que había causado mucho resentimiento entre jefes y oficiales del ejército regular”; Keyes se enfrentó a todo ese grupo de burócratas, golpeó mesas, echo pestes y se enfadó mucho con todos ellos pero fue incapaz de conseguir nada más que ese lógico enfado.

Churchill, conocedor de las trabas que estaba sufriendo el programa de comandos, intervino de nuevo y se puso en contacto con Anthony Eden, por entonces Secretario de Estado para la Guerra.

Tras un intercambio de misivas Eden dio órdenes concretas para acelerar el programa de comandos.

(continuará)

minoru genda

09-10-2017

En octubre de 1940 los voluntarios, llamados para entonces Brigada de Servicios Especiales, ascendían a unos 2000 hombres. Al crecer la Brigada se la organizó en unidades de comando numeradas del 1 al 12. A su vez cada comando se dividió en secciones que llamaron compañías, como máximo cada compañía tenía 50 hombres. Durante el transcurso de la guerra el número de unidades de comando aumentó y el tamaño de unidades varió en cantidad de hombres desde unos pocos hasta un máximo de 100.

Los nuevos comandos se lanzaron de lleno a un duro programa de entrenamiento de día y de noche que comprendía: marchas de velocidad, ejercicios de desembarco anfibio y ataques en campos dispersos por todas las tierras altas de Escocia. Al poco tiempo de comenzar esos entrenamientos un comando de 30 hombres podía desembarcar corriendo a la playa y cubrirla en unos 15 segundos.

Los entrenamientos empezaban a las 8 de la mañana los comandos marchaban haciendo largas caminatas por las montañas, hacían cursos de obstáculos, combate cuerpo a cuerpo, uso de cuchillos y pistolas y lucha libre, aprendieron a entrar en casas arrojando granadas por delante al tiempo que disparaban con sus ametralladoras. Un día normal de entrenamiento acababa al oscurecer tras un largo día de trabajo contínuo.

Finalmente Keyes planteó dos propuestas para utilizar a los comandos. El primer plan consistía en apoderarse de las islas Azores, en caso de que los alemanes entraran en España y bloquearan el paso por el Mediterráneo hacia Oriente Medio, para garantizar una ruta segura por el Atlántico Sur y el cabo de Buena esperanza. Los comandos comenzaron el entrenamiento en**Inveraray (Escocia)**pero después de unas semanas el ataque fue aplazado indefinidamente.

El segundo plan consistía en apoderarse de la isla de Pantellariasituada entre Sicilia y Túnez para disponer de otra base en el Mediterráneo. Keyes encantado con la perspectiva  planteó al primer ministro ser el jefe de la operación. 2000 comandos comenzaron a entrenarse para llevarla a cabo y durante el mes de diciembre de 1940 estuvieron esperando la orden de partida pero la operación también fue cancelada en el último momento.

A pesar del sentimiento de frustración que tuvieron los comandos y sus jefes que se habían entrenado duramente para participar en incursiones, fue en febrero de 1941 cuando los oficiales y jefes de los grupos 3 y 4 de comandos fueron convocados a una reunión en un hotel de la ciudad escocesa de Troon donde recibieron instrucciones para llevar a cabo una incursión en las islas Lofoten situadas en la costa noruega cerca del Círculo Polar Ártico.

En esas islas había unas fábricas que procesaban aceite de arenque y bacalao para obtener glicerina que los alemanes utilizaban para fabricar municiones y en la preparación de píldoras de vitamina A y B que se suministraban a la Wehrmacht. En el Ministerio de la Guerra habían decidido enviar a los comandos y esta vez no hubo ni cancelaciones ni aplazamientos.

(continuará)

minoru genda

13-10-2017

[size=14pt]Los comandos en acción(1)[/size]

[size=12pt]Operación Claymore[/size]

Hacia la medianoche del 1 de marzo de 1941, escoltada por cinco destructores, la fuerza de asalto zarpó de Scapa Flow (Escocia) en dirección a las islas Lofoten (Noruega)

La fuerza de cobertura para la misión estaba formada por los acorazados HMS Nelson y HMS King George V dos cruceros y los ya citados 5 destructores, los comandos iban en dos buques que en su día solían hacer la travesía del Canal de la Mancha, a bordo de esos dos buques iban 500 comandos de los grupos 3 y 4 el grupo 3 al mando de Joe Burton, desplegado para atacar los puertos de Stamsund y Henningsvaer estaba embarcada en el Princess Beatrix, el grupo 4 al mando del comandante Kershaw embarcados en el buque Queen Emma atacaría los puertos de Svolvaer y Brettesnes (ver mapas)

Además de los 500 comandos con la fuerza expedicionaria iba un destacamento del Cuerpo de Ingenieros y un pelotón de 52 voluntarios noruegos.

En la noche del 3 de marzo se divisaron las luces de las Islas Lofoten. A las 4:00 a.m., amanecer del día 4 de marzo los comandos bajaron a las lanchas de desembarco que los llevarían a las orillas de ambas islas donde se encontraban las fábricas. A pesar de la ropa que cubría sus cuerpos compuesta para cada comando de varias camisetas, jerseys de lana, pantalones de lana, botas forradas de piel y abrigo aún tenían bastante frío.

No se veía ninguna actividad enemiga en la costa, sin embargo los comandos tenían razones para pensar que podría haber algún tipo de resistencia al desembarco pero lo que encontraron fue a una considerable cantidad de habitantes de las islas dispuesta a ayudar que alargaron sus manos para tomarles las armas y ayudarlos en sus labores de desembarco. Solo un pesquero alemán artillado, el Kreebs partió del puerto dispuesto a hacer frente a los destructores; fue rápidamente incendiado y hundido.

Los comandos se apoderaron de la estación de telégrafos y central telefónica comenzando además a reunir a alemanes, en su mayoría marinos mercantes, y a colaboradores noruegos que los habitantes del lugar habían señalado. Mientras tanto el Cuerpo de Ingenieros hacía su trabajo consistente en colocar cargas explosivas en las 18 fábricas que tras las explosiones comenzaron a soltar humo negro de los incendios siguientes, aceite de pescado almacenado en tanques y algo más de un millón de toneladas de combustible fuel.

También fueron destruidos y hundidos 5 buques mercantes pequeños con un desplazamiento total de 20000 toneladas.

La anécdota del ataque la protagonizo el teniente de comandosR.L. Wills  que desde la estación de telégrafos envió un telegrama a Hitler que decía:

“En su último discurso usted dijo que las tropas alemanas irían al encuentro de las inglesas donde quiera que desembarcaran. ¿Dónde están sus tropas?”

El raid a las Lofoten fue todo un éxito a la destrucción de las fábricas y hundimiento de los mercantes hay que añadir los 216 prisioneros alemanes, 60 prisioneros colaboracionistas y 314 habitantes que se ofrecieron para volver con los comandos a Gran Bretaña, entre ellos ocho mujeres,y sumarse a las fuerzas noruegas que habían huido para no rendirse a los alemanes.

Lanchas de desembarco de los comandos regresando a los buques de transporte

(CONTINUARÄ) 

minoru genda

14-10-2017

[size=12pt]Keyes deja su cargo Lord Louis Mountbatten es nombrado su sucesor[/size]

A pesar del comentado éxito de la incursión a las Islas Lofoten los comandos y su “inventor” sir Roger Keyes siguieron teniendo sus problemas.

En abril de 1941 el primer ministro, Churchill, aprobó un plan para que los comandos ocuparan las Islas Canarias, para de ese modo proteger los convoyes que se dirigían hacia elAtlántico Sur. Pasaron  semanas y meses y no había ningún asomo de prepararse para comenzar la operación, el resentimiento y la desesperación de Keyes iban aumentando por lo que consideraba una demora causada por los burócratas del Ministerio de la Guerra. En agosto se preparó una demostración en Scapa Flow de como sería el desembarco y se hizo en honor al rey Jorge VI. El ejercicio salió mal, fallaron las comunicaciones, en la playa se acumularon materiales, armas y pertrechos y hasta los hombre se tomaron poco en serio la maniobra, tras ese fiasco la invasión de las Canarias se aplazó de modo indefinido.

Keyes estaba harto su relación con las diferentes armas y fuerzas militares estaban seriamente dañadas y se quejaba de que los oficiales y jefes maquinaban contra él.

Ante esta situación Keyes decidió dimitir y se presento como miembro del parlamento que era para dar explicaciones de porqué habia tomado esa decisión, estaba frustrado por todas las decisiones que había intentado emprender criticando el poder negativo que controlaba la maquinaria bélica de Whiteall.

Churchill nombró entonces como sucesor, al cargo que Keyes había dejado, a Lord Louis Mounbatten un hombre que con un carácter y una disposición similar a la de Keyes, era miembro de la alta sociedad londinense además de primo del rey, estaba considerado un valiente oficial naval y líder carismático que despertaba admiración entre sus subordinados, era además hábil y tenía los contactos adecuados para abrirse paso entre los trámites burocráticos y conseguir que se tomase en serio el trabajo que proponía y se hiciesen las cosas. Como Jefe de Operaciones Conjuntas y siendo aún capitán fue ascendido a vicealmirante en funciones de la Marina, teniente general del Ejército y mariscal del Aire. Estos tres cargos eran algo más que eso reforzaban la necesidad de comprometer a las tres armas, Marina, Ejército y Aérea británicas como fuerzas de apoyo de operaciones comando a gran escala

Foto de Lord Louis Mountbatten, Jefe de operaciones conjuntas

(CONTINUARÁ)

minoru genda

24-10-2017

[size=18pt]Los comandos en acción (2)[/size]

[size=14pt]Operación Archery[/size]

[size=12pt]Ataque a Vagsoy y Maloy[/size]

La colaboración entre las Fuerzas de Operaciones Conjuntas se puso a prueba durante el ataque que pasamos a relatar llevado a cabo a la isla de Vagsoy (Noruega), en noruego Vaagso, una isla situada Unos 200 kms al norte del puerto de Bergen.

El objetivo de la incursión, al igual que el llevado a cabo contra las islas Lofoten, era destruir fábricas de aceite de pescado y barcos mercantes. La misión, en principio era algo más complicada porqué a diferencia de la llevada a cabo contra las islas Lofoten, Vagsoy estaba mejor protegida con baterías costera y una amplia guarnición alemana por lo cual se tornaba más difícil desembarcar si tener una resistencia por parte de guarniciones y artillería. El plan era desembarcar en una aldea llamada Hollevik al sur de Vagsoy para entretener a los defensores el tiempo suficiente, de ese modo y mientras tanto, otro grupo de comandos volaría las fábricas. Pero antes había que destruir y silenciar los cañones y las baterías A.A. situadas en una isla llamada Maloy,  que protegía el canal Ulvesund, situada entre Vagsoy y tierra firme noruega. Para llevar cabo la operación resultaba esencial la estricta cooperación y sincronismo entre la Royal Navy, la RAF y la fuerza expedicionaria, Bombarderos Hampden deberían bombardear los aeródromos alemanes cercanos mientras un crucero y cuatro destructores bombardearían las posiciones de la artillería alemana en Vagsoy y Maloy, aviones Blenheim y Beaufighter deberían proporcionar cobertura aérea durante el ataque

Fuerza Incursora formada por:

Crucero HMS Kenya, destructores HMS Onslow, HMS Oribi, HMS Offa y HMS Chiddingfold, transportes de tropas Prince Charles y Prince Leopold

La fuerza destinada a desembarcar, de 576 hombres, la componían 51 oficiales y otros 525 hombres de empleos distintos bajo el mando del teniente coronel J. F. Durnford-Slater. Procedían del Comando 1, Comando 2 Comando 3, Comando 4, Comando 5, y oficiales de Inteligencia de la Oficina de Guerra, además de un grupo de prensa y fotógrafos. Se agregaron hombres del Ejercito Real Noruego para actuar de guías e intérpretes.

Mapa general con ruta de los incursores y situación de Vagsoy y Maloy

Mapa de operaciones, para verlo más grande hacer click dos veces

La fecha del ataque se fijó para el dia 26 de diciembre, día después de Navidad, pero en realidad y por causa de un temporal que tuvieron que soportar los 7 buques que formaban parte del convoy bélico y su carga el ataque se tuvo que retrasar 24 horas, hasta el día 27. En las primeras horas de ese día y ya con el mar en calma los buques recalaron a unos 15000 metros de Vagsoy y procedieron a bajar las lanchas de desembarco a las que nada más tocar el agua fueron accediendo los comandos.

Al tiempo un vigía alemán, que se encontraba vigilando en la orilla del fiordo, fue el primero en percatarse de la presencia de los buques británicos que se acercaban. El vigía telefoneó al comandante de Vagsoy pero no obtuvo respuesta, el comandante y su sirviente estaban muy ocupados con su rutina diaria, uno se afeitaba y el otro sacaba brillo a las botas de su jefe por lo que ninguno de los dos atendió al teléfono. Para el caso la suerte de los incursores resultó ser increible ante la obstinación del vigía no conforme por el hecho de no poder comunicarse con su superior y por los hechos que sucedieron a continuación. El caso es que el vigía telefoneó de nuevo, esta vez al capitán de puerto en Vagsoy Sur, le informó que siete buques con las luces apagadas estaban entrando en el fiordo. La respuesta fue: “No se preocupe estamos esperando un pequeño convoy” a lo que el vigía respondió que no le parecían buques mercantes, le contestaron que a pesar de ser las fiestas de Navidad podría tener problemas por haber bebido de más, en una palabra le acusaron de estar borracho. Ya para colmo de despropósito y entendiendo que tenía razón a pesar de la respuesta inapropiada del capitán de puerto, el vigía volvió a intentarlo, envió un mensaje a un ordenanza de comunicaciones que decía:“Buques de guerra no identificados entran en el fiordo”. El encargado de transmisiones no envió de modo expeditivo el mensaje, el vigía le había dicho que lo enviara por medio de señales luminosas pero en vez de esto saltó a un bote de remos para llevarlo al cuartel de la Marina, situado en Vagsoy Sur, también podía haberlo llevado andando pero no lo hizo, el cuartel se encontraba a unos 200 metros de donde se encontraba. Al llegar le preguntaron si había alertado a las baterías de Maloy a lo que contestó:“No señor estas son baterías del ejército y esta es una señal naval”

Fue en ese instante cuando se dieron cuenta de la gravedad del problema eran la 8:48 cuando los cañones del cruceroHMS Keniacomenzaron a disparar contra las baterías de Maloy mientras, las tropas alemanas en esa isla estaban reunidas en una sala del cuartel donde un suboficial daba una charla sobre como comportarse en presencia de un oficial. En pocos minutos los destructores se sumaron al ataque artillero comenzado por el HMS Keniadestruyendo tres de los cañones y …. El cuartel. Por su parte el Grupo 3 de comandos que debía capturar la isla de Maloy se dirigía en sus lanchas hacia la orilla, nada más acabar el bombardeo naval llegaron los Hampden que, volando a baja altura, soltaron sus bombas de humo para ocultar a los comandos que desembarcaban tras ellos.

Un miembro del Grupo 3 de comandos observa desde la isla Maloy las explosiones e incendios en Vagsoy Sur abajo a la izquierda se puede ver el cuartel alemán

A pesar de la sorpresa, la guarnición alemana de Maloy opuso una feroz resistencia, después de librar escaramuzas por todas partes los comandos del Grupo 3 se hicieron con el control de la isla a las 9:20 horas aproximadamente media hora después de que se iniciara el ataque.

En Vagsoy Sur la lucha fue más dura, los comandos que tenían como misión  apoderarse de la ciudad de Vagsoy Sur tuvieron menos suerte desde el comienzo. Uno de los Hampden fue alcanzado por el fuego AA. Y soltó prematuramente una bomba de humo de fósforo antes de tiempo alcanzando a una de las lanchas de desembarco y matando o hiriendo gravemente a la mitad de sus ocupantes. Cuando el resto de comandos que iban en las otras lanchas desembarcaron, se encontraron con que los alemanes les estaban esperando. Ante el empuje de los invasores los alemanes retrocedieron hacia y entre las casas del pueblo mientras los comandos saltando de puerta en puerta avanzaban por las calles cubiertas de nieve. Los alemanes, a su vez, tomaron posiciones en puertas y ventanas poniendo en peligro cada movimiento de los comandos por causa del fuego cruzado al que se veían sometidos.

El capitán Johnny Giles del Grupo 2 resultó muerto por un disparo de un francotirador mientras corría por la calle tirando granadas dentro de las casas que ocupaban soldados alemanes. En el Hotel Ulvesund se perdieron otros dos oficiales. El primero Algy Forrester que encabezaba el ataque y que mientras corría hacia la puerta con una granada en la mano fue abatido cayendo sobre la granada que explotó y lo mató. En un segundo ataque el capitán noruego Martin Linge fue acribillado por una ráfaga de ametralladora. A las 10:20 horas las tropas de reserva fueron enviadas para contrarrestar la fuerte resistencia que se registraba en el centro y norte de Vagsoy Sur a la que se unió el Grupo 3 procedente de Maloy.

Edificio tras edificio los comandos fueron apoderándose de la ciudad, para el mediodía la resistencia se limitaba a algún tiroteo esporádico, cuando los comandos comenzaron a retirarse toda la ciudad estaba en llamas

LaRoyal Navy también se encontraba ocupada causando daños a posiciones y buques alemanes 

. El HMS Kenya durante un combate de 4 horas recibió un impacto de la batería de Rugsundo situada 4 millas a sudeste de Vagsoy a la que silenció con sus cañones alrededor del mediodía. Alrededor de las 12:30 el HMS Offa y el HMS Chiddingfold hundieron el pesquero armado Donner (250 toneladas) y al Anhalt (5.930 toneladas) en las proximidades de la entrada del fiordo, al norte de Vagsoy Sur los destructores hundieron 9 buques mercantes totalizando 15.630 el tonelaje de mercantes hundidos.

Un pesquero artillado alemán el Föhn encalló durante la batalla los marineros británicos lo tomaron al abordaje y tras una breve lucha lo ocuparon y registraron, cuando el capitán del Föhn se disponía a lanzar un libro de claves resultó muerto sin conseguir su propósito los marinos británicos se hicieron con dicho libro que resultó ser muy valioso para la Inteligencia Británica ya que contenía las señales de identificación de radio de cada buque alemán en Noruega y Francia junto con las alertas, contraseñas y señales de emergencia

El reembarque se efectuó sin impedimentos hacia las 15 horas, y las demoliciones continuaron casi hasta el último momento. El Prince Charles fue dañado por un bombardero aéreo cuando la expedición se hacía a la mar, los aviones alemanes fueron neutralizados por los aviones de la RAF que cubrían a los buques británicos. El HMS Oribi tuvo pocas bajas, la fuerza de desembarco, 19 muertos (de los cuales 6, incluyendo al capitán Giles, recibieron sepultura en el mar), y 52 heridos. Se perdieron algunos aviones. Los alemanes no hicieron prisioneros ingleses.

El 28 de diciembre el general Kurt Woytasch, comandante de la 81° División, llegó a Vagsoy Sur para inspeccionar los daños. No es fácil saber con exactitud el número de hombres perdidos por los alemanes, porque no existen cifras de un destacamento de 25 hombres que estaban en la ciudad a causa del permiso de Navidad. De lkas que se tienen datos conocidos la guarnición de infantería tuvo 11 muertos, 7 heridos y 16 desaparecidos, la mayor parte de estos últimos hechos prisioneros. El destacamento de la Marina perdió 6 y la batería de Rugsundo, que tuvo grandes dificultades con un viejo cañon ruso de 130 mm (los demás no estaban operativos), perdió la vida solamente un hombre y tuvo 8 heridos. El total de bajas alemanas fue de unos 150 muertos.

La incursión a Vagsoy, primera misión en la que intervinieron los tres ejércitos británicos fue considerada un éxito total la sincronización de ellos, bombardeo naval y la nube de humo dejada por los aviones de la RAF permitió a los comandos hacer su trabajo sin interrupcionespor mar o aire. El ataque demostró que esa sincronización de las tres fuerzas podía atacar y conseguir aplastar cualquier fortaleza enemiga.

(Continuará) 

minoru genda

05-11-2017

[size=14pt]Los comandos en acción (3)[/size]

[size=12pt]Operación Biting[/size]

Asalto a Bruneval

Tras los éxitos de las Lofoten y Vagsoy los comandos comenzaron a tener mejor aceptación y la resistencia hacia ellos disminuyó de modo considerable.

El 21 de enero de 1942 lordMounbatten presentó otro plan a los jefes de estado mayor, esta vez para llevar a cabo una incursión relámpago que permitiría conseguir materiales de alto secreto alemanes de una estación de radar situada en Francia.

Cientificos alemanes habían desarrollado un nuevo sistema de radar que permitía a los alemanesdetectar el rumbo y la altitud de los aviones que se acercaban. Un avión de la Unidad de Reconocimiento Fotográfico de la R.A.F. había localizado una sospechosa estación nueva de radar cerca de una aldea costera de Bruneval situada entre Le Havre y Étretat (Ver mapas). Los científicos británicos necesitaban de forma imperiosa estudiar el equipo instalado allí para poder descubrir contramedidas. Cuando Mounbatten les ofreció conseguir esos materiales aceptaron de inmediato.

La estación estaba situada en una meseta aislada sobre unos acantilados de más de 100 metros de altura que caían abruptamente hacia el Canal.

Desde el mar se hacía difícil llegar a ella, solo había como acceso un barranco estrecho empinado  protegido por fortines y emplazamientos de ametralladoras. Por ello cualquier fuerza que quisiera acceder a la parte superior usando ese camino podía ser aniquilada por los defensores citados pero por detrás de la estación había campos abiertos y adecuados para llegar en paracaídas (Ver mapas y fotos).

Mounbatten propuso lanzar de noche una compañía de paracaidistas detrás de la estación; los paracaidistas atacarían de inmediato y luego se retirarían bajando por el barranco, atacando por detrás las defensas terrestres alemanas y huyendo en barcos que los estarían esperando.

Enseguida se comenzó el adiestramiento de la recientemente formada 1ª División Aerotransportada. Para sincronizar, cronometrar. y estudiar todos los detalles del ataque se construyó un modelo a escala a partir de las fotografías de Reconocimiento Aéreo.

La fuerza de ataque estaba constituida por una compañía del 2º Batallón de Paracaidistas al mando del comandante John D. Frost junto con un pequeño grupo de ingenieros y un Técnico de Radio experto llamado**** E.F. Cox, que sería el encargado de desmontar el equipo de radar. Para el ataque se eligió una noche de luna llena, el 27 de febrero de 1942.

Como actividad previa se programaron incursiones aéreas a baja altura sobre la costa de Normandía, durante varias noches, con el objeto de que los aviones Whitley, que debían transportar a los paracaidistas, no recibieran demasiada atención el día del asalto. La táctica se comprobó el 27 de febrero, fecha señalada para el asalto, que funcionó, los aviones llegaron a la zona de lanzamiento sin, en principio, ser molestados por el fuego AA. Y los paracaidistas empezaron a lanzarse sobre el objetivo cayendo a poca distancia de él. Durante el salto dos aviones se vieron obligados a cambiar de rumbo ante los disparos A.A. y los paracaidistas lanzados cayeron a algo más de 1 kilómetro de distancia del objetivo al lado del barranco. El comandante Frost decidió no esperar a esos hombres y ordenó el ataque inmediato con las fuerzas disponibles. Divididos en cuatro equipos los paracaidistas cruzaron corriendo los campos, el equipo de Frost tenía que tomar por asalto la casa de campo próxima al radar donde se pensaba que deberían alojarse los técnicos alemanes, un segundo equipo se dirigió directamente a la estación que se encontraba en una especie de depresión poco profunda entre dicha casa y los acantilados, el tercer equipo tomó posiciones para defenderse de la guarnición alemana que parece ser se encontraba en Le Presbytére que era una gran granja situada al norte, mientras tanto el cuarto equipo se encargaría de despejar todo el barranco para facilitar la huida una vez que se hubiera conseguido hacerse con el radar.

Como suele ser habitual en estos casos la suerte acompañó a los comandos porque solo uno de los centinelas estaba despierto cuando los comandos llegaron a la casa cercana a la estación de radar Cuando dicho centinela llegó corriendo al cuartel, para avisar al sargento de guardia, los paracaidistas ya estaban a la puerta. El grupo de Frost llegó a la casa de campo y al entrar solo encontró a un alemán en su interior que intento sacar su pistola resultando muerto por los comandos, Frost dejó unos hombre en la casa de campo y con doce de ellos se dirigió hacia la estación de radar donde descubrió que cinco de los alemanes estaban muertos el sexto fue capturado cuando huía. Hacia el lado de la granja La Presbytére comenzó a sonar fuego de ametralladoras en el momento en el que el sargento Cox desmontaba el equipo de radar, las balas zumbaban a su alrededor y dos de ellas impactaron en parte del equipo mientras lo desmontaba pero él lejos de amedrentarse siguió tranquilamente haciendo su trabajo. Los ingenieros utilizaron palancas para arrancar los últimos componentes luego el equipo fue transportado en una carretilla plegable que había sido lanzada junto con los incursores. Tirando de la pesada carretilla los paracaidistas fueron retirándose en dirección al barranco, no sin antes volar la estación de radar para que los alemanes pensasen que el ataque se había realizado para sabotearla. A lo lejos se veían las luces de los camiones con tropas alemanas que bajaban por la carretera en dirección a La Presbitére mientras los paracaidistas se alejaban a toda prisa. En este punto era vital el tiempo que los paracaidistas tardaran en huir, aún les faltaba tener el barranco despejado; el grupo que tenía asignada esa misión había caído demasiado lejos, era precisamente el grupo que iba en los aviones que tuvieron que desviarse, por fortuna llegaron a tiempo a pesar de la larga marcha  forzada que tuvieron que realizar para conseguirlo, se unieron a la avanzadilla de sus compañeros para destruir el fortín y, despejando los últimos obstáculos, escapar hacia la playa. Una vez en ella  Frost hizo señales luminosas en dirección al mar y tras una espera de suspense oyó una voz que decía, “Señor llegan los botes”. Lo primero que se subió a los botes fue el equipo de radar luego lo hicieron los paracaidistas. A continuación y bajo un intenso fuego de ametralladoras situadas en los acantilados y manejadas por los ocupantes de los camiones que los paracaidistas habían visto bajando por la carretera, los barcos se alejaron.

La fuerza entera, escoltada por destructores y al amanecer protegida por Spitfires regresó a Gran Bretaña a media mañana los incursores tuvieron un muerto, siete desaparecidos y cinco heridos. Con el nuevo equipo alemán los científicos británicos pudieron preparar las contramedidas precisas que más tarde salvarían aviones y aviadores durante los años siguientes.

Tras los últimos éxitos obtenidos por los comandos el proyecto de este tipo de fuerzas especiales salió adelante y los escépticos y detractores de los comandos comenzaron a reconocer le valor de los comandos y enAchnacarry (Escocia) fue fundada una escuela especial para comandos donde se amplió y centralizó el adiestramiento de los reclutas comando.

(Continuará)

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