El Almirante Canaris ataca el Nilo

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10-01-2008

Acá les dejo una cosilla, así como matizar mi participación en el tema del Ejército Francés, que no es mi el único tema que domino.  <<12 <<12 <<12

En la siguiente presentación veremos donde se juntan la ficción o pseudo-ficción de dos famosas películas con la realidad. Veamos al verdadero Paciente Inglés y a la verdadera Clave de Rebeca. 

El Almirante Canaris ataca el Nilo (parte 01) :

En el verano de 1942, Egipto es, en efecto, neutral, si bien constituía la base militar de Inglaterra para la guerra en el Norte de Africa, y El Cairo es una ciudad militar de Gran Bretaña, debido a que el rey Faruk y su gabinete consideran útil pasar por un Estado neutral, a la sombra del alto comisario británico.

En esa época, el bar carioca “Kit-Kat”, era el centro habitual de las altas clases, los hijos de los pachás y de los beys, de los grandes terratenientes, de los contratistas... Allí mismo se presentaba con frecuencia un joven egipcio, que era centro de las noches bohemias en dicho establecimiento, Hussein Gaafar, por ser poseedor de mucho dinero, mucho ingenio, mucha alegría de vivir y mucho tiempo libre... Todo el mundo lo tiene como un  hombre  rico y sin nada que hacer. En realidad se trata de un agente del Abwehr ( Servicio Secreto Alemán ), Hans Eppler, que se encuentra en El Cairo con su amigo Hans Gerd Sandstede para una misión especial. Sandstede representa el papel de un amigo americano, un americano loco, irlandés de nacimiento, que utiliza su pasaporte americano para escapar a su manera a la guerra a favor de los ingleses. Según su pasaporte falsificado se llama Peter Monkaster; su apodo es Sandy.

La asistencia de estos dos hombres en el bar no es una mera coincidencia. A ese bar asisten con regularidad también, varios oficiales jóvenes del Ejército Egipcio, normalmente en traje de paisano, entre los que se encuentran algunos que se harán muy famosos años más tarde, como el teniente Anwar El Sadat, o el teniente Abdel Nasser. Muchos en el Ejército Egipcio saben muy bien que ellos no son amigos de Inglaterra. Son hombres de las muchas células secretas que luchan por la independencia de Egipto, que esperan sólo el momento. Ellos están organizando a los descontentos. Luchan también contra el rey Faruk y contra los pachás, que tienen tratos con Inglaterra. Ya se rumoreaba que querían una revolución.

El escenario era que no sólo los alemanes constituían un peligro para el poderío inglés en el cercano oriente. En la antigua ciudad de El Cairo, en las guarniciones del interior, se hallaban las tropas de resistencia que querían librar a Egipto de Inglaterra. En este tiempo sólo se trataba de pequeñas células. Círculos políticos, religiosos y militares. Están todavía desunidos, y sólo tienen en común el odio contra Inglaterra, en su sueño por la libertad de Egipto. Pero en todo momento podían convertirse en una peligrosa organización. Si los alemanes lograban usar para sus fines a los conspiradores, podría surgir una “quinta columna” de los fanáticos oficiales, compañeros del teniente Sadat y del teniente Nasser, de los amigos del general El Masri Pascha, o de los compañeros del mayor Zulfikar y Abdel Rauf.

En este escenario se movió el Abwehr, por un lado el de entregar información militar al alto mando, y por el otro fomentar la resistencia de los diferentes grupos descontentos que había en Egipto.

Pero hay que tomar en cuenta que este trabajo del Abwehr y su comandante el Almirante Canaris había empezado años antes.

Almirante Wilhem Canaris, Comandante del Abwehr.

1.- Acción Pascha :

En 1940, se planificó un audaz proyecto. En esa época, un húngaro, el capitán Laslo Conde de Almasy, fue reclutado por el Abwehr, y nombrado capitán de la Luftwaffe. Este húngaro, como se puede leer en otros post, era un experto conocedor de en cuestiones del desierto y había trabajado muchos años como especialista topógrafo para el Instituto Cartográfico del Gobierno de Egipto, había volado sobre todo el Sahara y ganado muchos amigos.

Conde Almasy, antes de la guerra.

Su primera propuesta fue, en Enero de 1940, conquistar para el bando alemán al general de Estado Mayor egipcio El Masri Pascha, relegado a la inactividad por los ingleses. El Masri era enemigo de los ingleses. Simpatizaba con oficiales como Abdel Nasser y esperaba, como tantos otros, una victoria alemana sobre Inglaterra, porque con ella vislumbraba la libertad para Egipto. Este hombre podía ser un factor importante en el bando alemán.

En el cuartel del almirante Canaris en Berlín, no fueron muy sorprendidos cuando el mayor de la Luftwaffe y oficial de información Nikolaus Ritter, hizo la proposición de traer a Alemania al general El Masri, y raptarlo si fuera preciso. Canaris consideró que aunque la idea era disparatada, se debía intentar.

Ritter reunió un comando especial dentro del X Cuerpo Aéreo. Estableció contacto con el enviado húngaro en El Cairo, que en ese momento se encontraba en Budapest para presentar un informe. Al diplomático no se le indicó todos los alcances de la misión. Sólo se le dijo que se quería tomar contacto con El Masri, y que se tenía la intención de poseer una emisora secreta para los importantes partes meteorológicos. El embajador aceptó.

El mayor Ritter formó un comando de diez hombres para la operación, todos de provenientes del Abwehr, al igual que Almasy : telegrafistas, especialistas en mensajes cifrados, intérpretes, choferes.

El embajador húngaro volvió a El Cairo con un equipo de radio entre su equipaje diplomático. El equipo no fue instalado en la embajada, por precaución diplomática, si no que se le entregó a un sacerdote de nacionalidad austríaca de la iglesia de Santa Teresa, que estaba al servicio de Hungría, y que era un entusiasta aficionado de la información secreta.

De esta forma el Abwehr pudo tener un contacto fluido y establecer adecuadamente el plan para que El Masri fuera llevado a Alemania.

En principios, El Masri propuso que un submarino lo recogiera en el mar de Berollos, en el Delta del Nilo, pero fue considerado irrealizable. Después se acordó que le recogería un avión alemán en algún lugar del desierto cercano e El Cairo. Después de la toma de Creta, Ritter recibió por fin dos “He-111”, para llevar a cabo la “Acción Pascha”. Almasy, que conocía el desierto como la palma de su mano, escogió un lugar en rojo Djebel junto a la carretera de los oasis, para recoger e El Masri.

La idea era que El Masri llegara a este lugar en automóvil, después de un viaje de dos horas, una hora antes del crepúsculo y colocar una señal para el aterrizaje. Uno de los “He-111” de Ritter aterrizaría mientras el otro permanecería en el aire.

En el primer intento los aviones estaban por despegar, cuando llegó un mensaje de Santa Teresa, vía Derna, indicando que El Masri había tenido un accidente automovilístico y que no podría llegar a la cita a tiempo.

Se decidió por un segundo intento, el 7 de junio de 1941. Los aviones alemanes, uno piloteado por el capitán Haller, con Ritter a bordo, y el segundo piloteado por Almasy, que debía recoger a El Masri, llegaron al lugar acordado. Dieron vueltas por unos quince minutos, pero El Masri nunca se presentó, por lo que se pensó que el plan había sido descubierto.

Lo que en realidad había pasado es que El Masri decidió ir al encuentro de los alemanes, en un avión militar egipcio, el que capotó. En ese intertanto los ingleses se habían dado cuenta de la huida del general, pero el general realizó una cinematográfica escapatoria, y los ingleses no pudieron capturarlo hasta tres meses más tarde, internándolo en Palestina.

Continúa........

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10-01-2008

El Almirante Canaris ataca el Nilo (parte 02) :

2.- Primer Intento de Formar una Red de Información :

En aquella época en El Cairo existía una red de información italiana que funcionaba perfectamente, al mando de un oficial llamado Nani. Los alemanes se relacionaban vía Atenas con esta red, conocida con el nombre de “Roberto”, y se aprovechó de dicho centro de espionaje desde mayo de 1941 hasta enero de 1942, pero a la que nunca se tuvo una real confianza, en especial al tipo de información entregada, y de la utilidad que tendría al estilo de campaña que llevaba a cabo Rommel.

Por esta razón Canaris decidió una nueva y temeraria aventura : dos agentes especiales se infiltrarían en El Cairo y en Haifa.

Dos personajes fueron enviados al cuartel de Ritter. Se llamaban Klein y Münlenbruch. Ambos hablaban perfectamente el árabe y algunos otros idiomas. Ambos había vivido en la zona, Klein en Haifa y Münlenbruch en Alejandría.  Su misión sería volver a dichas ciudades, instalar emisoras secretas, organizar su actividad de espionaje utilizando otros agentes y contactos, todos procedentes del movimiento de resistencia egipcio.

Agentes del Abwehr Klein y Münlenbruch.

Hubo largas discusiones respecto de la forma en que se haría llegar a los agentes a destino. En submarino y en automóvil se consideraron inviables.

Se decidió en llevarlos por vía aérea, a un lugar cercano al camino de caravanas que iba desde oasis de Farafrah hasta Deirut, en el Nilo. Almasy conocía muy bien el lugar, y sabía que había una franja dura en la cuál podría aterrizar un avión, que quedaba a unos cien kilómetros del río.

La disyuntiva ahora era como podrían recorrer los cien kilómetros de desierto. Se llegó a la conclusión que la única forma era en motocicleta. Después de hacer los cálculos respectivos, distancia, horarios, peso, consumo de combustible, provisiones, vestimenta, dinero, etc. Después de una larga búsqueda consiguen encontrar una motocicleta muy ligera, para ser metidas en los aviones.

El 16 de julio de 1941 todo está preparado, pero la misión empieza mal, ya que aparato que debía aterrizar y dejar los agentes en tierra, tiene un desperfecto en los neumáticos. Ritter entonces decide que debe haber un cambio de avión, o sea el que aparato de protección sea el que aterrice, mientras el otro está en el aire.

Los aviones despegan desde Derna hacia el lugar indicado. Al llegar, y mientras el avión de seguridad vuela en círculos a unos mil metros de altura, el avión con los agentes se dispone a aterrizar.

Este avión, al mando de un joven piloto, demora bastante en la operación de aterrizaje, tomando en cuenta que, a esa hora, al atardecer, existe premura en terminar la misión, antes de que se caiga la noche africana. Cuando ya estaba a punto de bajar, con el tren de aterrizaje a punto, se ve una nube de polvo en el horizonte, un vehículo de observación británico. El “He” no puede presentar batalla ya que antes de partir le habían sacado sus armas y planchas de blindaje a causa de la fuerte carga de combustible. Se alejan, dan una vuelta, cerciorándose que el peligro ha pasado, y el piloto pretende aterrizar de nuevo. El sol a esa hora proyecta extrañas sombras sobre las pequeñas elevaciones del terreno. Pero el piloto no puede bajar de nuevo, no atreviéndose a aterrizar debido a que, aunque el terreno es relativamente plano, las sombras no le dan una buena visibilidad de éste, y muestran las elevaciones mucho mayores a como realmente son, por lo que considera que pudiera existir un peligro de choque. El capitán Leich, le ordena al piloto bajar a tierra de una vez, pero es demasiado tarde, el sol ya se está ocultado, y la pista está cubierta por un manto oscuro, es la noche africana.

Son las paradojas de la guerra, originalmente se había designado un experimentado piloto para el aterrizaje, pero por una avería, se tuvo que invertir el trabajo de los aviones, y allí se tenía, a un inexperto piloto tratando de aterrizar, y a un piloto experimentado a mil metros de altura en una acción de cobertura.

Leich y Ritter discuten inclusive que Klein y Münlenbruch salten desde el avión, pero las motocicletas no podían soltarse, por lo que no podrían recorre los cien kilómetros de desierto a pie, ya que se había traído agua y alimentos para una marcha de tres días, y no para una semana, que es lo que duraría la marcha de infantería.

Ritter ordena volver a Derna, esperando que la escuadrilla les pueda ceder nuevamente dos aviones, para intentar la operación por segunda vez en un futuro cercano.

Cuando estaban en viaje, se les ordena cambiar de aeropuerto, ya que Derna está bajo un ataque aéreo británico. La alternativa es Bengasi, pero no se tiene claro si el combustible les alcanzará para otros trescientos kilómetros y llegar allí.

El avión en que viajan Ritter, Leich y los agentes empieza a perder combustible, por lo que se decide ir a Derna con él, y aterrizar a pesar del ataque. Al llegar el ataque es tan fuete que realmente no se podía aterrizar, por lo que se decide por un aterrizaje forzoso en algún lugar cercano. Al no encontrarse, se decide finalmente por un aterrizaje en el mar.

El avión cae en el mar, del aterrizaje, todos salen ilesos, salvo Münlenbruch que muere apresado entre los fierros del avión. Ritter tiene el brazo roto y Leich sus costillas.

El segundo avión logró llegar a Bengasi con las últimas gotas de combustible que le quedaba.

Este primer intento del espionaje alemán de colocar dos agentes en el Nilo, terminó el malestar del alto mando, y en especial con la indignación del jefe de la Luftwaffe en Africa, el que prometió no ceder otro avión al Abwehr tan fácilmente. Ritter fue trasladado a un hospital en Alemania y su comando lo tomó Almasy a su cargo.

Continúa........

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10-01-2008

El Almirante Canaris ataca el Nilo (parte 03 y final) :

3.- Acción Salaam-Cóndor :

El Cairo era realmente importante como centro de informaciones. Un gran ejemplo eran los mensajes que enviaba a Washington el agregado militar americano en El Cairo, y que fueron descifrados por la inteligencia alemana e italiana gracias a la audaz agente italiana Bianca Bergami, y que fueron usados por Rommel desde agosto de 1941, y que fueron decisivos para algunos de sus más audaces golpes militares en el Norte de Africa.

Pero Almasy sabía que esas informaciones podían fallar al menor descuido, por una indiscreción, por una traición. Temía que el ejército blindado pudiera quedar un día sin las informaciones decisivas del agregado militar americano en El Cairo. Rommel insistía al Abwehr que las informaciones sobre el enemigo fueran adquiridas por su propio campo.

Conde Almasy, con uniforme alemán.

Canaris encomendó a Almasy la misión de internar agentes en El Cairo, que se denominó “Salaam”.

Como agentes fueron elegidos dos hombres que actuaban en la central berlinesa del Abwehr y habían vivido mucho tiempo en Africa : Eppler y Sandstede.

John Eppler, había nacido en El Cairo en 1914 hijo de padres alemanes afincados allí. Cuando su padre murió, su madre volvió a casarse con un egipcio de buena posición que le adoptó, lo educó como musulmán y le cambió el nombre por Hussein Gaafer.Cuando los reclutadores alemanes lo abordaron en 1938 consiguieron reclutar al mejor espia posible para infiltrarse en países arabes. Eppler fue enviado a diversas misiones, todas exitosas en Turquía, Irak, Afganistán y Líbano. Su capacidad para integrarse en el ambiente local era su cualidad principal. Eppler era acompañado por Hans Gerd Sandstede, otro alemán nacido fuera del reich, (en Tanganika, Africa Oriental Alemana) que sería su operador de radio.

El comando de transporte y la organización técnica corrió a cargo del Regimiento Brandemburg.

Todos los que debían participar en la “Acción Salaam” serían del Regimiento Brandemburg, o fueron incluidos en él mientras durara la acción. Con ligeras excepciones, se trataba de hombres que había vivido muchos años en Oriente y conocían perfectamente las costumbres del país, y se hallaban en disponibilidad física de salvar cualquier dificultad de las que podían presentárseles.

Los preparativos de la acción duró tres meses y medio, encontrándose en este tiempo, las derrotas sufridas por Rommel en el invierno de 1941-42, lo que hizo que el punto de partida se alejara más del destino. Sería necesario viajar tres mil kilómetros, desde Trípoli hasta Assiut, en el Nilo. Una parte importante de la travesía se realizaría por territorio enemigo o era terreno desértico, nunca pisado por el hombre, sin posibilidad de acceder a agua, alimentos o combustible.

La preparación fue muy minuciosa. Se debía contar con que la columna de transporte tendría que esconderse durante días, por lo que fue previsto un aprovisionamiento para seis semanas, el que fue aportado por la Luftwaffe, ya que el ejército no disponía de los medios de alimentación especial que eran necesarios.

Se mandaron a construir un tipo de escala con peldaños resistentes, que debían ser colocadas bajo las ruedas de los vehículos, cuando éstas amenazaran con hundirse, para seguir rodando sobre estas escalas, y no quedar atascados en la arena.

También fueron mandadas a hacer aparatos de radio especiales, que fueran de gran alcance, pero que además no sobrepasaran determinado peso y volumen.

Se dispusieron de cuatro vehículos, dos “Ford-Luxe” y dos “Ford” de transporte de tropas de una tonelada y media, de los llamados “Flitser”. Como armamento se dispusieron de ametralladoras. Por ser que la mayor parte del trayecto debía ser realizado por zonas que no estaban cartografiadas, todos los vehículos fueron dotados de brújulas giroscópicas Askania, y el vehículo de mando además contaba con una brújula solar. Los vehículos fueron marcados con la svastica reglamentaria de los vehículos alemanes, pero rociada con arena para que sólo fuera reconocida desde muy cerca, para sí cumplir con lo estipulado en el Derecho Internacional sobre espionaje. Lo mismo ocurrió con los uniformes, se usó el uniforme alemán.

Los agentes llegaron a Trípoli por vía aérea en una operación muy secreta, con todo su equipaje, que incluía el aparato de radio.

El 29 de abril de 1942, se puso en marcha el viaje de los ocho hombres del comando de Almasy, embarcados de a dos en cada vehículo. En pequeñas etapas se cumplió el trayecto hasta el oasis de Gialo, ocupado por los italianos. Desde allí, y pasando por un viaje digno de una odisea, que incluyó paso por dunas, enfermedades, e inclusive patrullas del ejército egipcio, llegaron a Assiut, el 23 de mayo, cumpliendo el plan en forma bastante parecida a lo planificado y sorteando las dificultades que se pusieron en su camino.

Operaciones del Abwehr para internar agentes en El Cairo. Las líneas delgadas indican el fallido vuelo de los agentes Klein y Münlenbruch. La línea gruesa indica la ruta de 1.700 millas llevada a cabo por el comando de Almasy, para hacer llegar a Eppler y Sandstede.

Comando especial de Almasy. De izquierda a derecha : Woermann, Almasy, Munz, Sandstede, Eppler.

A fines de junio vuelve a la base y después de recorrer dos mil kilómetros en su viaje de regreso, Almasy se presenta ante Rommel y le indica que la “Acción Salaam” ha concluido, y que se puede empezar la “Acción Cóndor”.

La segunda parte de la operación la “Acción Cóndor”, es el trabajo en sí de la red de espionaje de Sandstede y Eppler.

Antes de proseguir quiero indicar que la siguiente parte del relato es una versión de los hechos, ya que existen otras de este fragmento de la historia de la Segunda Guerra Mundial, incluida una novela ( La Clave está en Rebeca ).

En Assiut Almasy despidió a los agentes, y éstos llegaron por sus medios a El Cairo. Los agentes aparecieron a pie en un puesto británico haciéndose pasar por oficiales ingleses extraviados en el desierto, nadie sospechó nada ( los dos hablaban un inglés perfecto), consiguiendo así llegar a El Cairo. El Abwehr los había ataviado adecuadamente. No se había olvidado coser en sus chaquetas y pantalones, letreros de firmas comerciales de El Cairo. Todo estaba calculado. Cartas personales y fotografías. Además, facturas, hojas con nombres de distintos hoteles, llaveros con llaves de equipaje y motor de un “Buick” americano. Moneda suelta egipcia. Un calendario del Automóvil Club de El Cairo con el pretexto de una avería en su automóvil en el desierto. Una maleta conteniendo el equipo de radio y otra con dinero ( veinte mil libras ) en hermosos billetes ingleses viejos, totalmente verdaderos.

Pero de nuevo las casualidades de la guerra, y las cosas inocentes provocan los desastres.

Se cuenta que cuando Almasy informa a Rommel del término de la “Acción Salaam”, el general le da inmediatamente una muy mala noticia. Rommel se había llevado consigo desde Mamelin, durante la ofensiva de mayo, a Aberle y Weber, los dos hombres que recepcionarían la información proveniente de El Cairo. Se trataba de utilizar a todos los hombres que fuera posible, y los dos telegrafistas podían esperar los mensajes de El Cairo exactamente igual desde su cuerpo de mando, y hacer otra cosa mientras duraba esa espera, pensaba Rommel. Pero sobrevino la desgracia de los días 27 y 28 de mayo. Eran los días en que el Afrikakorps se encontraba acosado por los ingleses detrás de la línea de Gazala. Los “tommys” venían de todas las direcciones, y una mañana Rommel tubo que retirarse con su puesto de mando, mientras se estaba afeitando, con la cara llena de jabón. En la confusión, fue capturada una parte del cuerpo de transmisiones. Entre ellos se hallaba, por desgracia, el coche con la emisora de Aberle y Weber, y todo el material necesario para la “Acción Cóndor”. Almasy palideció con la noticia, y sólo fue tranquilizado por Rommel, quien le informó de su ascenso a mayor. Aún así muy penoso la forma en que se había arriesgado de esa forma el material destinado a una acción calculada con tanto cuidado y sobre la cuál el Abwehr había desplegado tanta medidas de protección. Del mismo modo era casi incomprensible que dos hombres tan valiosos tuvieran que participar fatalmente en un ataque.

En el intertanto, Eppler y Sandstede ya habían llegado a El Cairo, con su emisora secreta, sin enterarse de los hechos antes narrados. Alquilaron un yate del Nilo como vivienda. Eppler representó con éxito el papel del joven egipcio adinerado, bajo el nombre de Hussein Gaafar; Sandstede, el loco americano de origen irlandés, tomó el nombre de Peter Monkaster, enfrentando fácilmente la bohemia y la noche carioca, uniéndose a personajes de altas clases sociales. Montaron con calma su antena en el techo de su vivienda fluvial y buscaron contacto con el movimiento de resistencia egipcio. Anwar El Sadat, fue uno de los contactos de Eppler. Sadat era teniente de una unidad de transmisiones egipcia. Era buen amigo de Abdel Nasser, que entonces era teniente y estaba de servicio en el Sudán. Sadat actuaba como representante de Nasser en el círculo de los oficiales antibritánicos de El Cairo. El entonces teniente Sadat proporcionó a los dos agentes contacto con el jefe del Estado Mayor del Ejército Egipcio, El Masri Pascha, el hombre a quien Ritter había tratado de llevar a Alemania en avión, y lo hizo a través de las reuniones secretas que tenían lugar en el salón de Madame Amer. Sobre todos estos centros revolucionarios de militares antibritánicos, Eppler y Sandstede obtuvieron brillantes informaciones secretas.

El otro centro de abastecimiento de información creado gracias al reclutamiento de las más célebre bailarina egipcia de aquel tiempo, Hekmat Fahmi, que actuaba en el bar “Kit-Kat”.

Aquella mujer era verdaderamente hermosa, con un perfil egipcio auténtico, y una gran bailarina. Se decía que nada semejante se había fuera de El Cairo. Nadie sabía en el  “Kit-Kat”,  y muy pocos en todo El Cairo, que esta mujer era una importante fuente de información del espionaje alemán.

Sus buenas relaciones con oficiales ingleses le proporcionaban gran cantidad de magnífico material de información. La bailarina odiaba a Inglaterra, y estaba siempre dispuesta contra los “enemigos”, por lo que los alemanes aceptaban toda información que ella les proporcionara.

Hekmat informó a Eppler sobre el traslado de parte del X Ejército Blindado desde Siria y Palestina a Egipto. Informó sobre la entrega de cien mil minas para el frente del Alemein, de lo que podría deducirse que los ingleses construirían allí una línea defensiva. También informó el traslado del general Freyberg, de la 2° División Neozelandesa, antes de que estas divisiones se movieran.

De esta forma, Hekmat les proporcionó a Eppler y Sandstede el premio gordo, unos documentos de alto secreto fotografiados a un narcotizado amante inglés: Los planes de defensa de El Cairo ante la arremetida del Afrika Korps.

El telegrafista Sandstede, alias Peter Monkaster, se sentaba siempre, a la hora acordada frente al aparato de radio, pero nunca se escuchó respuesta. Junto a él estaban sus mensajes cifrados según la edición inglesa de la novela de Daphne du Maurier “Rebeca”. El Abwehr había obtenido tres ejemplares en Portugal. Uno fue para el grupo “Cóndor”, otro fue para Aberle y Weber, y el tercero estaba en Atenas, en la estación de radio del Abwehr.

Hussein Gaafar y Peter Monkaster estaban muy afligidos y el alcohol fue una de las salidas para sus aflicciones.

Eppler y Sandstede habían conseguido llegar a El Cairo sin molestias. Habían montado sus antenas en el yate del Nilo. Los hombres de la quinta columna trabajaban. La danzarina Hekmat Fahmi proporcionaba brillantísimas informaciones. El contacto con el movimiento de resistencia antibritánico de los egipcios era excelente. Pero todo no producía el menor fruto.

Sobre él por qué las cosas no funcionaban existen varias versiones.

Se estima que Por desgracia, Sandstede y Eppler eran bastante incapaces técnicamente, ya que no consiguieron enviar la información, y decidieron emborracharse para olvidar el mal trago. De todas formas de poco le hubiese servido esa información a Rommel. Fué el momento que aprovecharon los ingleses para capturarlos a ellos y a la radio, que mágicamente vuelve a funcionar para permitir a los ingleses transmitir mensajes falsos a Rommel que tienen una importancia decisiva en la derrota de El Alamein, a pesar de que hasta el momento la fiabilidad de Eppler como fuente pareció haber sido nula, y no obstante sirvió para que el Afrika Korps planeara sus operaciones.

Anwar El Sadat en su “Diario Secreto de la Revolución Egipcia”, indica que Eppler le había indicado que el aparato de radio no andaba bien, puesto que no tenía comunicación con los alemanes. Sadat como oficial de transmisiones fue a examinar el aparato, para revisar su funcionamiento.

Sadat indica que el aparato estaba bajo la fachada de un armario con un receptor de radio y tocadiscos, un mueble de lujo, al cuál se le apretaba un pequeño resorte y la cubierta de madera se levantaba hacia arriba, dejando visible un pequeño recinto, en el que estaba la emisora con su cuadro de mandos y un pequeño taburete para que se sentara el telegrafista. Había incluso una lámpara, de manera que podía utilizarse la emisora con la cubierta cerrada, mientras el tocadiscos sonaba. Ni el más desconfiado espía se habría dado cuenta que aquel mueble escondía la emisora alemana. Sadat examinó el equipo no encontrando ningún defecto. Sadat llegó a pensar que tal vez los dos alemanes no querían mandar ningún mensaje, ya que el yate era una mansión que recordaba un cuento de “Las Mil y Una Noche”, donde todo invitaba a la comodidad y al placer. Un ambiente perjudicial; tal vez los dos jóvenes agentes habían olvidado la misión que se les había confiado.

Otra versión indica que los receptores alemanes habían captado las primeras llamadas de “Cóndor”, pero no habían querido responder, cosa que ni Eppler, ni Sandstede, ni Sadat sabían.

Hay antecedentes entregados por el jefe de todos los comandos especiales alemanes en el Oriente Medio, que era conocido con el nombre clave de “Angelo” en el mundo de los expertos en espionaje de ambos bandos.

“Angelo” indica que cuando se enteró de la desagradable noticia de la captura de Aberle y Weber, advirtió a todos los puestos de radio en funcionamiento que no acusaran recepción de ningún mensaje de “Cóndor”, y que no se comunicaran con ellos bajo ningún concepto. Para los especialistas del Abwehr era claro que Aberle y Weber acabarían revelando, tarde o temprano, sus conocimientos de la “Acción Cóndor”, aunque éstos fueran limitados. Si los documentos y aparatos llegaban intactos a manos de los ingleses, lo que fue así, los especialistas británicos tenían los suficientes puntos de referencia para capturar a los dos agentes y someterlos a un proceso de tercer grado. Si los ingleses sabían lo suficiente, podían entrar en el juego de la transmisión de mensajes para sembrar la confusión entre las estaciones de radio alemanas. En consecuencia, toda la información de “Cóndor” no tendría valor alguno. La orden de “Angelo” de no tener el menor contacto con Eppler y Sandstede era, por lo tanto, prudente y necesaria para la seguridad de los dos agentes. Sólo así tendrían alguna posibilidad de escapar. Ahora sólo habría que esperar quien llegaría primero al yate del Nilo, las tropas de Rommel, o las fuerzas de defensa británicas. Los ingleses fueron más rápidos, Eppler y Sandstede fueron detenidos en su yate en septiembre de 1942.

Sandstede intentó suicidarse sin éxito, pero de todos modos ni el ni Eppler fueron fusilados. El padre adoptivo de Eppler, un abogado pro-britanico con muchas influencias consiguió salvarles la vida a los dos. Eppler sobrevivió a la guerra y se convirtió en un empresario de éxito.

En el ámbito de las misiones secretas, por su naturaleza, versiones de los hechos existen muchos, y quizá nunca se pueda conocer la realidad absoluta. Lo único claro es que el Abwehr intentó penetrar en lo más profundo de la defensa británica en Egipto, a dos bandas, como centro de información, y con el fomento y apoyo a los grupos de resistencia antibritánicos que habían en Egipto.

Fuente : “Los Zorros del Desierto” de Paul Carell.

Espero que les haya gustado. Saludos a Todos.

Nonsei

14-01-2008

Gran historia.

No creo que las informaciones falsas mandadas por los británicos fuesen decisivas en la batalla de El Alamein, aunque eso es difícil de saber.

Rommel pudo contar durante meses con una fuente de información muy valiosa y de total confianza: el agregado militar estadounidense en El Cairo, el coronel Frank Fellers. Fue el mayor éxito de la inteligencia italiana durante la guerra.

En septiembre de 1941, cuando Estados Unidos todavía era un país neutral, agentes del SIM (Servizio Informazioni Militare) robaron de la embajada estadounidense en Roma una clave utilizada en las comunicaciones de sus agregados militares, conocida como Black Code, o Código Negro. Los informes que enviaba Fellers desde El Cairo a Washington eran descodificados por la inteligencia italiana y enviados a Rommel, y empezaron a ser útiles incluso antes de que Estados Unidos entrase en la guerra. Rommel se refería a ellos como "la buena fuente". Fellers informaba de todo: composición y movimientos de unidades, armamento, moral de los combatientes...

Pero al mismo tiempo que los italianos descifraban los códigos diplomáticos estadounidenses, los británicos hacían lo propio con las comunicaciones militares alemanas, y por ese medio pudieron descubrir que tenían acceso a las comunicaciones de un oficial aliado en El Cairo con Washington. Informaron a los estadounidenses, que cambiaron los códigos, y el Eje se quedó sin las informaciones de Fellers el 26 de junio de 1942. Unos días depués, el 10 de julio, los aliados consiguieron confirmar sus sospechas cuando el batallón de transmisiones 621º del Afrika Korps fue capturado por los ingleses sin haber tenido tiempo de destruir sus documentos. Entre ellos se encontraron las transcripciones de varios mensajes de Fellers. El coronel Fellers fue trasladado a Estados Unidos, pero no sufrió ningún castigo (lo cierto es que él no tuvo culpa de nada). Al contrario, unos meses después le fue concedida la Medalla de Servicios Distinguidos por su labor como agregado militar en El Cairo, gracias a los brillantes informes que había estado haciendo para el Departamento de Guerra (e involuntariamente para Rommel).

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