La formidable evacuación de las industrias rusas

El Guardian

13-04-2006

Uno de los objetivos de la campaña alemana contra los rusos era el de capturar los importantes centros industriales del enemigo, principalmente los del sur de Rusia. Si las pinzas panzers tenían éxito, de acuerdo a los planificadores alemanes, podrían privar a los rusos de sus principales centros de producción de armamentos, ofreciendo de esta manera otro impedimento a los rusos para continuar la guerra.

Sin embargo, la realidad fue muy distinta. Enfrentados a una guerra a muerte los rusos no solo destruían todo lo que inevitablemente caería en manos de los alemanes sino que además pusieron en marcha el mayor plan de evacuación de centros industriales de la historia. Solamente los centros industriales de Minsk y Riga fueron tomados tan rápidamente por los alemanes que no hubo tiempo de destruirlos.

El plan de evacuación de las industrias en sí parecía imposible, pues se preveía desmontar completamente ciudades industriales, transportarlas a miles de kilómetros de distancia y volver a montarlas, con el fin de que el flujo de armamentos no tuviera más que unos meses de receso.

La industria soviética al estallar la guerra

La zona elegida para el traslado de la industria era aquella fuera del alcance del ejército alemán, pues aunque los germanos parecían invencibles, dadas las enormes distancias de la Unión Soviética parecía imposible que pudieran llegar más allá de los Urales, o a Siberia o hasta la misma frontera con China. Además los alemanes carecían de una fuerza estratégica de bombarderos, lo que obraba en favor de los rusos

La evacuación masiva dio comienzo el 2 de julio de 1941 con el traslado de la fábrica de blindajes de Mauripol, desde el sur de Ucrania hasta más allá de los Urales. El 3 de julio se ordenó el traslado de otras 26 plantas de las zonas de Leningrado, Moscú y Tula. De esta forma se iría privando a los alemanes de su captura, en el eventual caso de que estas ciudades cayeran en sus manos, y lo que además es importante, alejarlas del alcance de la aviación y artillería alemanas.

Plantas de motores diesel Kirov de Leningrado, y de tractores de Ucrania también fueron evacuadas a partir de la primera semana de julio. Una enorme planta de tanques de Jarkov fue llevada hacia los Urales y tan solo 10 semanas después de ser trasladada entregaba los primeros tanques T-34. Al mismo tiempo, otras industrias como una fábrica de automóviles de Moscú fue adaptada para producir motores de tanques de guerra. Todos estos movimientos permitieron crear una enorme industria productora de tanques en la región del Volga y los Urales. (En especial el llamado complejo de Tankograd que fabricaría los KV y más adelante los JS y el complejo de Uralmashzavod que se dedicaría a fabricar los T-34).

Las evacuaciones continuaron el 7 de agosto con la orden de trasladar la gigantesca planta productora de acero de Dnepropetrovsk, en Ucrania. Increíblemente, a pesar del enorme tamaño de esta planta, para el 24 de diciembre, tan solo cuatro meses y medio después de ser desmontada, estaba produciendo nuevamente, pero ahora en la seguridad de miles de kilómetros detrás del frente de lucha.

Por supuesto que también se evacuaron las industrias productoras de aviones. Como ejemplo citaremos que la línea de montaje de los cazas Yak fue desplazada 1.600 kilómetros hacia el este, hacia la zona de Kamensk-Uralsk, y a pesar de la titánica labor la producción solamente se retrasó en 6 semanas, habiendo sido producidos nuevamente unos 500 aparatos para fin de año. (Resaltamos que los rusos fueron capaces de producir unos 37.000 cazas de esta serie durante el resto de la guerra).

Para tener una idea del esfuerzo realizado, citaremos que para evacuar las plantas productoras de acero de Zaporozhstal, fueron necesarios 8.000 vagones de ferrocarril para llevar las 50.000 toneladas de maquinarias y materiales.

El amenazador avance alemán sobre Moscú obligó a comenzar las evacuaciones de sus industrias el 10 de octubre. Un mes y medio más tarde se habían evacuado nada menos que 498 fábricas junto con 210.000 obreros. Para esta odisea se necesitaron 70.000 vagones de ferrocarril.

La evacuación de las industrias soviéticas

En total, entre julio y noviembre de 1941, fueron evacuadas 1.503 fábricas (226 a la zona del Volga, 667 a los Urales, 224 a la Siberia Occidental, 78 a la Siberia Oriental y 308 a Asia Central). La carga transportada equivalía a una pasmosa cifra: 1.500.000 vagones de ferrocarril.

En determinado momento, se calculaba que el 80% de la industria de armamentos rusa estaba "na kolesaj", o sea "sobre ruedas", haciéndose referencia a que estaba en camino de su punto de evacuación a su nuevo destino.

Gracias a esta evacuación masiva y a pesar de la disminución de la mano de obra disponible de 27 a 19 millones de obreros, los rusos se proponían fabricar para 1942 entre 22.000 y 25.000 aviones y unos 22.000 carros de combate.

Nunca en la historia se reprodujo una hazaña semejante. Los resultados fueron contundentes: los alemanes prácticamente no pudieron capturar ningún centro industrial intacto y por el contrario los rusos tan solo unos pocos meses después de haber sido invadidos, tenían a sus industrias produciendo nuevamente pero esta vez en lugar seguro. Este descomunal esfuerzo hizo tanto por la victoria final rusa, como el esfuerzo realizado por las mismas fuerzas del Ejército Rojo.

Tomado del sitio[url]http://www.de1939a1945.bravepages.com/casos/004gmf01.htm[/url]

Deleted member

22-07-2006

Retomando el tema de nuestro tristemente desaparecido camarada Guardian. :-\

De la retaguardia soviética en los años de la Segunda Guerra Mundial se acostumbra a decir menos que de las operaciones desarrolladas por el Ejército Rojo. Lo cual es comprensible porque el desenlace de toda guerra se decide en primer término en los frentes. Con todo, es precisamente en la retaguardia donde se hacía lo imposible, a costa de un esfuerzo sobrehumano, por que el Ejército tuviera armas, municiones, alimentos y uniforme.

Al desencadenarse la guerra, la Unión Soviética movilizó el engranaje nacional en su conjunto, antes que nada, la economía y el sector social. La consigna de la época era «¡Todo para el frente, todo para la victoria!» Mucha gente entregaba su dinero y joyas personales al fondo de la defensa, donaba la sangre y asistía en las actividades de defensa antiaérea. Millones de mujeres fueron enviadas para cavar las trincheras, fosos anticarro y otras fortificaciones defensivas.

Se procedió al traslado de las empresas hacia el Este, a las provincias del Volga, Urales y Siberia. La situación de la industria de defensa soviética en los primeros meses de la guerra era extremadamente complicada.

La Unión Soviética tenía sus principales capacidades industriales concentradas en la parte occidental del país, en la línea de Leningrado-Moscú-Tula-Briansk-Jarkov-Dnepropetrovsk, de manera que más del 80% de las empresas de defensa, y en particular, un 94% de las plantas aeronáuticas se vieron al poco tiempo en la zona de las hostilidades o limítrofe con el frente.

Más de 2.000 fábricas fueron desplazadas hacia el Este en el período de 1941-1942 y tuvieron que salvar obstáculos enormes para reanudar las operaciones. Muchos obreros habían sido llamados a las filas o se habían enrolado como voluntarios, de modo que el trabajo en la retaguardia se endosó sobre las mujeres, ancianos y adolescentes que a menudo se veían obligados a colocarse encima de algún cajón para alcanzar el mango de la maquinaria. Esas personas muchas veces no tenían ninguna profesión fabril e iban aprendiendo sobre la marcha.

A pesar de la falta de equipos, materiales, energía eléctrica, piezas de repuesto y mano de obra cualificada, las fábricas se las ingeniaban para reanudar la producción en plazos muy reducidos. A menudo se planteaba la tarea de reiniciar las operaciones dos semanas después de efectuado el traslado. Algunas de las empresas evacuadas se ponían en marcha sobre las ruedas, a cielo descubierto.

La gente trabajaba catorce horas al día incluidos los fines de semana, sin vacaciones, en unas condiciones de sobrecarga física, estrés y escasez de alimentos. Sin reparar en los bombardeos aéreos que la Luftwaffe realizaba contra los centros industriales en la retaguardia soviética. Las fábricas de la zona del Volga, que producían carros de combate y aviones de guerra, fueron sometidas en primavera de 1943 a los bombardeos aéreos especialmente frecuentes.

Los obreros de la Fábrica No.85 de Briansk, que en aquellos años se encargaba de reparar los carros de combate y cañones autopropulsados, recuerdan que después de iniciada la guerra la empresa pasó a trabajar las veinticuatro horas al día. A pesar del bombardeo, la gente no abandonaba los talleres y seguía haciendo sus tareas. Nadie hablaba de la jornada laboral, uno continuaba trabajando mientras podía sostenerse en pie. De los fines de semana ni se acordaban.

Cuando la planta fue trasladada a la zona del Volga, hubo que trabajar a la intemperie, bajo la lluvia y la nieve. Operando en esas condiciones, la empresa consiguió en varios meses cuadruplicar el volumen de la producción en comparación con la época de preguerra.

En los Urales, antigua zona industrial de Rusia en la que se instalaron más de la mitad de las empresas evacuadas, fue creado un fuerte complejo económico de defensa. Era la única zona de la URSS que lo producía todo, empezando con los calcetines militares y terminando con la maquinaria más moderna. Hasta un 40% de la producción enviada al frente en los años de la guerra procedía de los Urales. Al mismo tiempo, se iban desarrollando las investigaciones fundamentales y aplicadas. Precisamente la zona de los Urales fue la cuna de los primeros obuses autopropulsados soviéticos en aquellos años.

Otra de las importantes bases de retaguardia era la República de Tatarstán, en la región del Volga. Más de 70 empresas se trasladaron a esa zona desde la parte occidental de la URSS. En Tatarstán se arraigó la industria aeronáutica, de construcciones navieras y de equipos, así como la producción de municiones. En la capital tártara, Kazan, se fabricaba el modelo legendario U-2, avión que enseguida se hizo imprescindible en el frente.

En un principio, esa nave no estaba habilitada para las misiones de combate y se usaba para el transporte de los heridos pero más tarde la transformaron en un bombardero ligero. Las «Tortugas Aéreas», que es como los rusos llamaban cariñosamente a los U-2, provocaban primero sonrisas escépticas entre los alemanes pero al poco tiempo, cuando los bombardeos nocturnos de las posiciones nazis se hicieron regulares, los mandos alemanes anunciaron una recompensa de 5.000 marcos para cualquiera que lograse derribar esos aviones.

Hacia finales de 1942, las empresas industriales de la URSS habían superado el nivel de la producción bélica de preguerra y para 1944 cubrían por completo las demandas del Ejército, aparte que los nuevos equipos militares desarrollados en el país resultaban más baratos y más sencillos que los alemanes. La Unión Soviética consiguió una superioridad económica sobre el adversario y pudo hacerlo gracias a la faena ardua de todos aquellos que estaban en la retaguardia.

Un saludo querido amigo, estés donde estés. :)

Hiwi

23-07-2006

70.000 vagones de ferrocarril.

  :o :o :o 

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