Japón bombardea EEUU con globos impulsados por corrientes de aíre

Deleted member

20-03-2006

Al desarrollarse el penúltimo año de lucha de la Segunda Guerra Mundial, el 4 de noviembre de 1944, un buque de la Armada de los Estados Unidos halló, flotando en el océano, cerca de las costas americanas del Pacífico, un gran trozo de tela hecha jirones. Cuando se procedió a subirla a bordo se descubrió que llevaba atada una carga de considerable peso. En el momento que ascendían la tela al navío, la misteriosa carga se precipitó hacia el fondo del mar.

Sólo se consiguió la tela que, evidentemente, había pertenecido a un globo. El hecho de que Ilevara inscripciones en japonés fue suficiente para poner en sobre aviso a los mandos norteamericanos, quienes creyeron que los nipones estarían utilizando nuevas y extrañas formas de agresión. Ese mismo día, el general Wilbur, del ejército de los Estados Unidos, recibió el primer informe sobre el descubrimiento.

Transcurrieron dos semanas hasta que se encontraron, también en el mar, los restos de otro globo. En breve tiempo se descubrió un tercero semiquemado en Montana.

A partir de estos hallazgos, los militares estadounidenses se percataron del peligro que podía representar esta inédita modalidad de guerra puesta en práctica por el enemigo; táctica que consistía en el bombardeo del territorio americano haciendo uso de globos impulsados por el viento. Se calculaba la posibilidad de un ataque japonés a gran escala mediante globos cargados de explosivos. No se equivocaban en sus temores y sospechas los generales norteamericanos.

En breve se encontraron aproximadamente doscientos globos destrozados en el noroeste del Pacífico y en el oeste de Canadá. Trozos de setenta y cinco, fueron hallados en otras regiones o sacados de las aguas del océano. Los fogonazos divisados en el cielo durante la noche evidenciaban que cien, más o menos, habían explotado en el aire.

El viento resultó un inesperado aliado de los nipones pues transportaba los globos desde las islas del archipiélago del Japón hacia Alaska, el oeste americano e, inclusive, a México.

Ante la posibilidad de un ataque de envergadura, el general Wilbur solicitó de inmediato el apoyo de los organismos gubernamentales en su totalidad. Los globos japoneses aún no habían ocasionado ninguna víctima, pues todos los que habían sido arrastrados por los vientos al continente americano habían caído en el mar o en zonas rurales. Sin embargo se pensaba, no sin razón, que tarde o temprano se precipitarían sobre las populosas ciudades.

Se alertó a los guardabosques sobre el peligro y se les requirió que remitiesen a las autoridades militares más cercanas cualquier trozo de globo u otras partes de sus mecanismos que fuesen encontrados.

Antes de continuar, veamos cómo surgió, en el Japón, la idea -tan maquiavélica y a la vez revolucionaria- de cómo agredir a los Estados Unidos, en tiempos en que ningún avión tenía la autonomía suficiente como para volar de Japón al continente americano.

El proyecto en cuestión nació cuando, en 1932, el profesor Nakayama, del Observatorio Meteorológico de Takao, en Formosa, descubrió una corriente atmosférica de gran altitud que circulaba desde las islas del Japón hasta la costa oeste de Canadá y de los Estados Unidos. Nakayama la bautizó: el Jet-Stream.

Una década después, el doctor Fujiwara, que meditaba alguna manera de bombardear a los americanos en su propio suelo, sugirió que se aprovechara la corriente de aire del ]et-Strecim para lanzar globos provistos de bombas.

Luego de estudiar la velocidad del jet-Stream y las características meteorológicas de los Estados Unidos en las diferentes épocas del año, Fujiwara expidió el siguiente memorándum a las autoridades militares: “Durante la estación del verano, en la época en que el jet-Strecim tiene poca intensidad, un globo precisaría entre una semana y diez días para sobrevolar el Pacífico. La cantidad de globos que llegarían a su objetivo no pasarían del 20 por ciento de los lanzados”.

“En el invierno -proseguía el informe- el trayecto no requeriría más que dos o tres días y podría evaluarse en un 60 ó 70 por ciento el número de globos que llegarían a su objetivo. El problema consiste en que durante la estación invernal la nieve no permitiría la propagación de incendios” (...) “Consideramos prácticamente imposible el lanzamiento durante el otoño y la primavera”, finalizaba el informe.

Las sugerencias de Fujiwara tuvieron éxito. El ejército japonés fabricó un modelo de globo que fue denominado “A”, y la Armada otro, llamado “B”. A decir verdad, ambos tipos eran análogos y tan sólo era diferente su fabricación.

Al cabo de poco tiempo comenzó a escasear el hielo y el konnyciku (pasta gelatinosa de la cocina japonesa) en Tokio. Esto sucedía porque dicho elemento culinario se usaba como cola para pegar la envoltura de los globos. En cuanto al hielo, era utilizado para fabricarlos a 55 grados bajo cero, que era la temperatura que soportaría en la alta atmósfera durante su trayecto.

El ejército japonés se interesó por el plan con mucha más decisión que la marina. Cuando finalizó la contienda, el ejército había lanzado 9.000 globos de su tipo “A”, mientras que la Armada Imperial sólo había arrojado 300 de su modelo “B”.

Con un diámetro de diez metros, los globos se desplazaban a una altura que oscilaba entre los 9.000 y los 11 .000 metros, desarrollando una velocidad de 30 a 32 kilómetros por hora. Cada uno llevaba un mecanismo que hacía detonar, de manera automática, una bomba incendiaria y otras de fragmentación.

En diciembre de 1 944, basándose en los escasos restos hallados, los peritos norteamericanos habían diseñado en planos una reconstrucción hipotética del ingenio enviado por los nipones. Se mandaron trozos de globos al Observatorio de Investigaciones Navales, en Washington, como también al Instituto Tecnológico de California. Los estudios evidenciaron que la envoltura de los globos era fabricada con varias capas de papel pergamino de regular grosor que se pegaban entre sí con cola vegetal. Los técnicos comprobaron que esta aparente fabricación casera resultaba más idónea para retener el hidrógeno en el globo que las mejores telas recauchutadas producidas por la industria en los Estados Unidos.

Los geólogos que estudiaron la arena contenida en las bolsas de lastre señalaron cinco lugares en el Japón, de donde muy probablemente provendría. Se pidió a la Fuerza Aérea que fotog rafiara dichas áreas. En las fotos de una de estas zonas podía observarse una planta industrial alrededor de la cual se veían esferas de color gris, lo que se interpretó como la presencia de globos. Al poco tiempo se hallaba un globo gris sobrevolando 1 as inmediaciones de una ciudad del oeste de los Estados Unidos.

¡La hipótesis había sido confirmada!

Un piloto norteamericano fue enviado con la misión de capturar ese globo. El aviador decidió empujarlo hacia el campo propulsándolo con las ráfagas de aire que producía su motor a hélice. Los golpes de aire hicieron que el globo perdiera hidrógeno, cayendo lentamente a tierra. Los mecanismos que tenían por fin producir la detonación de los explosivos no funcionaron.

¡Un globo japonés intacto había caído en manos del ejército de los Estados Unidos!

El globo coincidía a grandes rasgos con los diseños que se habían efectuado basándose en deducciones. El ejército descubrió que cada globo estaba provisto de 30 bolsitas que contenían 3 kilogramos de arena cada una. Cumplían ¡a función de lastre. Iban cayendo de a una por un mecanismo guiado por un barómetro, el cual las soltaba cuando el globo volaba por debajo de los 9.300 metros. También estaba provisto de un aparato automático que abría una válvula de escape para el hidrógeno cuando el globo superaba los 11.000 metros.

Cada globo transportaba de 3 a 4 bombas de fragmentación de 15 kilogramos y una incendiaria. Los explosivos estaban controlados por un mecanismo que los arrojaba después de que todas las bolsas de arena hubieran sido lanzadas. Había otro aparato que tenía la función de provocar la explosión del globo, luego de que hubiesen sido arrojadas las cargas mortales. El hecho de que este dispositivo no funcionara en ciertos globos permitió a los americanos incautarse de algunos intactos.

Asimismo, los japoneses lanzaban un globo “guía sin bombas”, provisto de un aparato que emitía señales de radio para indicar a la base en Japón si el itinerario era correcto.

Luego del estudio de los globos capturados y de su contenido, los norteamericanos se dieron cuenta de que eran las bombas incendiarias las que representaban el más grave peligro para ¡a nación. En la época de verano indudablemente producirían incendios forestales. Por consiguiente, se organizaron tropas de paracaidistas para que colaboraran con los guardabosques y bomberos. Sin embargo, silos ataques hubieran sido en gran escala, esta movilización no hubiera servido de mucho. Además, considerando ¡a posibilidad de que los japoneses lanzaran globos provistos de preparados bacteriológicos con el fin de propagar epidemias, tanto humanas como del ganado o de las cosechas, se tomaron los debidos recaudos movilizando médicos, veterinarios y agrónomos. Se formaron equipos de descontaminación y se almacenó -en lugares claves- desinfectantes, medicamentos y máscaras antigás. A la vez se requirió a los ganaderos y agricultores que informasen acerca de cualquier síntoma de enfermedades inusuales en el ganado o sembradío.

Para que los japoneses no tuvieran ningún conocimiento de los resultados obtenidos con su ataque mediante globos, los medios de difusión americanos y canadienses fueron persuadidos de que no mencionasen jamás cualquier noticia referente a los globos nipones.

Si bien en el Japón no se enteraban de sus propios éxitos, este silencio de la prensa y la radio impedía que el pueblo americano tomase conocimiento del peligro que lo amenazaba. En cierta oportunidad, un grupo de chicos que iban de excursión encontraron uno de los globos caídos. Sin conocer el mortal peligro al que estaban expuestos, lo arrastraron para llevárselo. Las bombas explotaron muriendo cinco niños y una mujer. La prensa no publicó nada de lo ocurrido. Su silencio fue total.

De pronto -a fines de abril de 1 945- finalizó la caída de globos en Estados Unidos. Transcurrieron días, meses; hasta que por fin terminó la guerra. ¿Por qué razón había cesado el ataque, cuando era evidente que, de continuar, hubiera provocado grandes desastres?

El general Wilbur logró develar el misterio cuando, luego de firmado el armisticio, viajó al Japón. Allí tuvo oportunidad de dialogar con el general Kusabc,, quien había estado encargado de dirigir el ataque mediante globos. Kusabciv explicó al militar norteamericano que en total se habían lanzado 9.000 globos, considerando el ejército japonés que al menos el 1 0 por ciento de los mismos llegarían al continente americano. Los primeros globos que atravesaron sin novedad el Pacífico fueron lanzados el 1 de noviembre de 1944. Los mandos japoneses se enteraron del globo que cayó en Montana. Sin embargo constataron con asombro el silencio de los periódicos y de la radio americana.

Al tener noticias únicamente del arribo a los Estados Unidos de un solo globo, el Estado Mayor japonés comenzó a desaprobar el plan de Kusaba. Los superiores le expresaron que la idea había sido buena, pero en la realidad se había revelado un fracaso. El argumento más decisivo que presentaban los mandos consistía en que se estaban despilfarrando las reservas de hidrógeno y de los demás materiales, cuando precisamente el Japón se encontraba exhausto de reservas. Todo este esfuerzo -decían- se desperdiciaba en un ataque que no daba fruto alguno.

Por último, a fines de abril de 1 945, se ordenó al general Kusaba detener definitivamente los lanzamientos. El mando superior le reprochó: “Sus globos no han llegado a los Estados Unidos. Si hubieran llegado, la prensa daría noticias de ello. Los yanquis no pueden estar tanto tiempo callados”.

¡Qué equivocados estaban los altos oficiales del Mikado! Las causas del fracaso no eran atribuibles al general Kusaba sino a que las nevadas de invierno en Norteamérica imposibilitaron el incendio de bosques. Si el ataque con globos hubiera continuado hasta el verano, cuando las zonas boscosas del oeste se encuentran secas, y silos nipones hubieran sostenido la cantidad de 1 00 lanzamientos por día, como lo hicieron en marzo de 1945, quizás hubieran producido una gran catástrofe de destrucción y pánico. Por último, el silencio de ¡a prensa fue la jugada psicológica maestra que cumplió su cometido a la perfección, haciendo fracasar todo el plan japonés.

Caesar

20-03-2006

He visto un documental sobre este tema y bajo mi punto de vista un invento bélico absurdo,si admito que si produjese un incendio a gran escala en los bosques norteamericanos,podría provocar un desastre ecológico,nada más.Anecdota de que esta arma,así llamarla provocó la muerte de cuatro personas,al manipular su contenido.

Hartmann

21-03-2006

Conocia esta historia y siempre me habia llamado la atencion. Yo creo que la idea era mas psicologica que otra cosa, como en respuetsa del bombardeo de tokyo, "si vosotros podeis bombardear japon, nosotros podemos hacerlo en estados unidos"  ::)

curioso no obstante

Caesar

21-03-2006

El pánico que podría existir estaba claro,pero el ejército estadounidense hizo bien su trabajo en censuralo.

Nonsei

21-03-2006

No fue el único intento japonés de bombardear los Estados Unidos continentales:

En el verano de 1942 el submarino I-25, del tipo B-1, fue enviado a la costa del estado de Oregón con la misión de provocar grandes incendios forestales bombardeando los bosques. El submarino llegó a la costa norteamericana a principios de septiembre, y tuvo que permanecer sumergido varios días esperando a que mejorase el tiempo. Al fin la mañana del miércoles 9 de septiembre el submarino emergió y su avión (un Yokosuka E14Y1 "Glen") pudo lanzar dos bombas incendiarias sobre Mount Emily, en Oregón. Ninguna de las dos bombas consiguió el objetivo de provocar grandes incendios, porque la vegetación seguía húmeda por la lluvia de los días anteriores. Cuando el avión estaba regresando al submarino un bombardero A-29 Hudson que estaba de patrulla los localizó y los atacó, aunque el submarino pudo sumergirse sin daños graves.

La medianoche del martes 29 de septiembre el I-25 volvió a emerger para hacer un segundo intento. El avión volvió a despegar y a lanzar dos bombas incendiarias. El piloto informó que había visto llamas al alejarse, aunque los estadounidenses nunca encontraron rastros del bombardeo. Después de esta segunda misión, los japoneses no volvieron a hacer más intentos, aunque les quedaban otras dos bombas incendiarias. Aunque antes de abandonar las costas de Oregón él I-25 hundió al mercante SS Camden y al petrolero SS Larry Doheny, y en el viaje de regreso a su base de Yokosuka también hundió al submarino soviético L-16, al que confundió con un submarino norteamericano.

Dos fotografías del piloto, Nobuo Fujita, la segunda junto al avión con el que bombardeó Oregón:

Lenz Guderian

13-07-2006

Bien por el articulo de los globos solo faltó el diagrama del mismo el cual alguna vez vi por ahí...

Marcelo

14-07-2006

Pavada de mono lenz.  :D

Un esquema del globo Fugo.

Algunos de los globos fueron derribados en su trayecto, este cae bajo las armas de un P-38.

Nonsei

31-08-2006

Una curiosa consecuencia del bombardeo japonés con fugos: Debido a la política de ocultación que decidió seguir el gobierno estadounidense, el FBI solía mandar agentes a entrevistarse con los testigos de la explosión o la caida de los globos para pedirles su colaboración y que guardaran silencio sobre lo que habían visto. Este pudo ser el origen de la leyenda de los men in black. Además, una de las versiones que explican el incidente de Roswell es que se trató de la caida fuera del perímetro previsto de un globo japonés con el que la USAF estaba haciendo pruebas. Dos de los grandes mitos de la ufología pudieron tener su origen en los fugos japoneses.

Nonsei

11-10-2007

Buscando en internet información en español sobre la "batalla de Los Angeles" he encontrado en Wikipedia una lista de los ataque japoneses al territorio continental americano durante la guerra. En general fueron bastante patéticos y con resultados ridículos, aunque el artículo de Wikipedia incluye la invasión de las islas Aleutianas, que ya fue una operación de más envergadura. El artículo creo que tiene algunos errores, por un lado minimiza la importancia del boimbardeo con fugos, y por otro exagera el bombardeo de Fujita (afirma que lanzó 80 bombas, que no sé cómo conseguirían meterlas en el Glen):

*Cañoneo de Ellwood 

El territorio continental de Estados Unidos fue el primero en ser cañoneado por el Eje, el 23 de febrero de 1942 cuando el submarino japonés I-17 atacó la estación petrolera de Goleta, cerca de Santa Barbara, California. A pesar de que sólo una estación de bombeo y una pasarela fueron dañadas, el Capitán del I-17 Nishino Kozo retransmitió a Tokio que había dejado a Santa Barbara en llamas. No hubo bajas y el coste de los daños se estimó en US$500-1000.

Batalla de las Islas Aleutianas 

El 3 de junio de 1942 las Islas Aleutianas, corriendo hacia el sudoeste desde Alaska continental , fueron invadidas por las fuerzas japonesas como diversión del ataque principal de fuerzas japonesas al Atolón de Midway.

Habiendo roto el código secreto MAGIC japonés, los norteamericanos sabían que era una diversión así que no gastaron muchas fuerzas en defender las islas. Si embargo la mayor parte de la población civil fue movida a campos en Alaska Panhandle, algunos norteamericanos fueron capturados y tomados por Japón como prisioneros de Guerra.

En lo que se llamó la Batalla de las Islas Aleutianas, las fuerzas norteamericanas atacaron a las japonesas en la Isla Attu retomando su control a finales de mayo de 1943, después de tener numerosas bajas debido a lo difícil del terreno. Una gran fuerza de invasión , principalmente de Estados Unidos , pero incluyendo fuerzas canadienses atacaron la Isla Kiska el 7 de agosto de 1943, pero los japoneses se habían retirado silenciosamente , sin ser detectados 10 días antes.

A pesar de que Alaska era Territorio de Estados Unidos todavía no era un Estado de la Unión (ese estatus lo alcanzó en 1959) era parte del continente norteamericano . Esta fue la única vez desde la Guerra de 1812 que territorio norteamericano en Norteamérica continental ha sido ocupada por un poder extranjero.

En respuesta al éxito de Estados Unidos en la Batalla de Midway, la alerta de invasión para San Francisco fue cancelada el 8 de junio.

Faro de Punta Estevan

El 20 de junio de 1942, el submarino japonés I-26 al mando del comandante Yokota Minoru disparó 25-30 salvas de proyectiles de 5.5" en el Faro de Punta Estevan en la Isla de Vancouver, Columbia Británica, pero fallaron su blanco. Este fue el primer ataque sobre territorio canadiense desde la Guerra de 1812. A pesar de que no se reportaron bajas, la decisión subsecuente de apagar las luces fue desastroso para la actividad naviera. Este ataque muchas veces ha sido reclamado como de Falsa Bandera hecho por fuerzas norteamericanas y canadienses para ayudar al Primer Ministro Canadiense Mackenzie King en la crisis de conscripción, la cual podría dividir a Canadá.

Ataques en Oregon

En lo que fue el único ataque a instalaciones militares norteamericanas en suelo continental, el Submarino japonés I-25 bajo comando de Tagami Meiji emergió cerca de la boca del Rio Columbia, Oregon, la noche del 21 al 22 de junio de 1942, disparando salvas de artillería a Fort Stevens. El único daño registrado fue el Campo de Beisbol. Aviones norteamericanos de entrenamiento marcaron el submarino el que fue bombardeado pero de todas maneras escapó.

El raid aéreo sobre Oregon

El Ataque Aéreo Lookout ocurrió el 9 de septiembre de 1942, el primer bombardeo aéreo de un poder foráneo cuando, en un intento de comenzar un fuego forestal, hecho por un hidroavión japonés Yokosuka E14Y1 que dejó caer 80 de bombas sobre Mount Emily, cerca de Brookings, Oregon. El hidroavión , piloteado por Nobuo Fujita, había sido lanzado desde el submarino portaaviones I-25. No se reportó daño significativo a pesar de que se repitió el intento el 29 de septiembre.

Globos incendiarios

Entre noviembre de 1944 y abril de 1945, Japón lanzó mas de 9.000 globos incendiarios sobre territorio continental norteamericano. Llevados por la recientemente descubierta corriente jet del Pacífico, volaban sobre el Océano Pacífico aterrizando en Norteamérica, donde los japoneses esperaban que iniciaran incendios forestales masivos con la destrucción que eso conllevaba. Aproximadamente 300 llegaron a Estados Unidos, causando pequeño daño. Seis personas –5 niños y una mujer, Elsie Mitchell – fueron las únicas bajas ocurridas en territorio continental estadounidense durante la Segunda Guerra cuando uno de los niños trató de recoger un globo que había quedado atrapado en un árbol en Bly, Oregon, explotando. Otro aterrizó en Omaha, Nebraska, con poco efecto. Reportes recientes de la R.C.M.P. y de los militares canadienses indican que los globos llegaron tan adentro como Ituna, Saskatchewan.

Planes de invasión japoneses

Kinoaki Matsuot, un alto oficial de la Sociedad del Dragón Negro, escribió el libro The Three Power Alliance And The United States-Japanese War, en el cual detalla planeas para invasiones simultaneas de Zona del Canal de Panamá, Alaska, California y Washington.*

(http://es.wikipedia.org/wiki/Ataques_al_territorio_de_Estados_Unidos_durante_la_Segunda_Guerra_Mundial)

Lenz Guderian

27-03-2008

Excelente información Nonsei. Todo el post anterior es muy bueno

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