Raid soviético sobre Berlín

Fug

03-12-2007

Seguramente, en rusia si hay libros, pero ya sabes que aqui no interesa mucho, haber si algun dia, tenemos tiempo y hacemos un estudio sobre ello, que para eso estamos aqui, jeje.

Saludos.

MIGUEL WITTMAN

03-12-2007

Pues claro que sí. Es un tema interesante. A ver Leyte Kursk si tiene algo más que contarnos.

De todas formas, acabo de leer la reedición del libro de Rokossovski, e igual que se ha hecho con este, se podrían publicar libros de la SGM de autores rusos. Seguro que tendrían ventas.

Creo que hay alguno de Zhukov por ahí.

Saludos.

V. Wobst

04-12-2007

muy buen trabajo Leytekursk, habia leído al respecto pero no con tanto detalle

este Ermolaev Er-2 lo puse en entrenamiento (visto en wings palette):

Pilot - CO of 1sr AE Capt.A.G.Stepanov. This bomber did't return for raid to Berlin in night of 11th August 1941.

saludos

montefusco

27-02-2008

Solo se fabricaron 50 Pe-8 , es decir nada en términos de la 2a GM, y al parecer esos raids sobre Berlín y otras ciudades alemanas durante el verano de 1941 fueron su esfuerzo más relevante. El bombardeo estratégico fue el pariente pobre de la V-VS, lo q resulta curioso si recordamos que ellos fueron los primeros en disponer de una fuerza de bombarderos cuatrimotores monoplanos (los ANT-4) durante los '30s. Sería interesante saber si la campaña estratégica continuó, no contra Berlin, sino contra otras ciudades alemanas mas orientales y las capitales de aliados del eje. En fin que hicieron esos Pe-8 durante el resto de la guerra?

Nonsei

27-02-2008

Aquí se menciona que participó en "raids sobre Konigsberg, Berlín y otros objetivos":

http://www.russianwarrior.com/STMMain.htm?1941vehicle_Pe8history.htm&1

Deleted member

02-05-2010

la verdad que entiendo que el alto mando sovietico tomara una decision tan dramatica como ordena el bombardeo de Berlin, despues del inicio de la operacion Barbarroja, se debia enbiar dos claros mensajes, uno a los alemanes, de que no seria facil derrotarlos ( a los sovieticos) y que no eran invulnerables y otros a los rusos, (elevar la moral), y  sin embargo queda demostrada la megalomania y cobardia de Stalin al no querer asumir la responsabilidad de la mision

Nonsei

03-05-2010

¿Qué responsabilidad?

Stephen Maturin

05-09-2010

-  Este bombardeo ya lo conocía, pero es un tema bastante interesante.

-  Os pongo una recreación de este ataque sobre Berlin que creo es bastante curiosa, aunque solo sea eso, una recreación.

http://www.youtube.com/watch?v=TUXQYu_EQqQ&feature=related#

leytekursk

06-09-2010

El periodista soviético Nicolas Mikhailovich, fue testigo directo de esta misión. En su libro de memorias "Tiempo de Tormentas, de Tallin a Prusia"  le dedica un capítulo completo en que entrega muchos más detalles que el relato de Kuznetzov, incluso tuvo oportunidad de entrevistar a algunos de los participantes.

      En cuanto pueda agregaré algunos pasajes de lo que nos cuenta Mikhailovich.

                                                              Saludos...

leytekursk

29-09-2010

Lo prometido es deuda. Aquí va el relato que les mencionaba en el post anterior.

El misterio del aeródromo de Kagul

                          Si en julio el frente se encontraba a una gran distancia de Tallinn, en agosto ya se había acercado bastante a la ciudad y era posible algunas veces ir al frente y volver en un mismo  día.

                              Hemos escuchado que al aeródromo Kagul, que  se encuentra en la isla Osel ha llegado un regimiento de nuestra aviación de bombardeo que comanda Eugeny Nikoláevich Preobrazhensky, y que desde los primeros días de la guerra se ha distinguido por los golpes demoledores  dados a  las columnas alemanas de tanques.

                        Ningún detalle ha sido entregado a la prensa. Toda información es extraoficial y en base a rumores y comentarios.

                                  Cuando un periodista no es el testigo directo ni participante de los acontecimientos sobre los que debe escribir, debe buscar ayuda. Es importante recibir material de primera mano, como me recomendaban mis compañeros mayores del diario "Pravda". Siguiendo este consejo, me entrevistaba con los pilotos, los ingenieros, radiotelegrafistas y tomaba cuidadosas notas de todo cuanto ellos me decían.

                        Pero al igual que en la más simple ecuación algebraica es necesario conocer, a qué es igual la equis, así para mí había muchas equis. : ¿Cómo comenzó esto? ¿Cómo ha surgido la idea de los vuelos a Berlín? ¿Quien su autor?

                                El comandante de la aviación báltica Mijaíl Ivánovich Samohin ha contado que la idea de los ataques a Berlín pertenecía al comisario del pueblo de la Flota de guerra Nikolai Guerásimovich Kuznetsov. Pero antes de solicitar autorización de la Stavka, él ha mandado al Báltico el comandante de las fuerzas aéreas de la Flota de guerra Teniente General S. F. Zhavoronkov para encontrar el lugar adecuado para la ejecución de tal tarea.

                              Zhavoronkov  ha estado recorriendo el Báltico algunos días. Ha vuelto con la proposición concreta: hay un regimiento de aviones de bombardeo rápidos y con los pilotos experimentados, participantes de la guerra finlandesa. Los comanda Eugeny Nikoláevich Preobrazhensky  quien cuenta ya con cerca de medio millón de kilómetros de vuelo. Ahora se encuentran cerca de Leningrado. Pero en cualquier momento se pueden trasladar a Osel, y de allí, volar a Berlín.

  • ¿Significa, que puedo informar a la Stavka? - Ha preguntado Kuznetzov.

  • Podéis,  - ha asegurado Zhavoronkov.

Kuznetsov,  ese mismo día se ha entrevistado con Stalin y le ha expresado la proposición del bombardeo de Berlín.

  • ¿Y cómo pensáis hacer eso? - Se ha interesado Stalin.

Kuznetzov ha expuesto su plan.

  • ¿Cuando podéis realizarlo?

  • Los preparativos tomarán a lo menos una semana.

Stalin: “Háganlo”

                    En los días siguientes Stalin llamó varias veces a Kuznetzov, preocupado de los detalles de la misión.

  Una carga complicada.

              El Contralmirante Yury Rallya, era bastamente conocido por todos, incluso por el autor de estas líneas. Un veterano de la Primera Guerra mundial, que había combatido a los intervencionistas ingleses en 1919, también había sido comandante del acorazado “Marat”. Era un hombre de una basta experiencia naval.

La guerra ha encontrado a Rallya a cargo de las defensas costeras y desminado en la Flota del Baltico. Ha recibido una llamada y se le ha encargado una tarea realmente insólita. Deberá transportar una gran cantidad de bombas de aviación a la isla de Osel.

            Bajo las ordenes de Rallya había muchos barcos diferentes, incluidos los barreminas. Uno de ellos debía trasladar la peligrosa  carga por el Golfo de Finlandia, sembrado de minas.

      Rallya ha elegido el barreminas del Capitán Nikolay Sergeevich Debelov  actualmente,  profesor del Instituto de construcción naval de Leningrado el cual amablemente me ha relatado sus experiencias:

                      "Comandaba el barreminas rápido "el Pico". Nos encontrábamos en la bahía de Kronstadt, preparando una salida de inspección. De repente del puesto ribereño: nos llega un mensaje a través de señales  «Presentarse inmediatamente ante el Jefe de la defensa de costa ».

Me he presentado inmediatamente ante el Comandante Rallya el cual sin preámbulos me ha explicado la esencia de mi misión: Debería transportar una gran cantidad de bombas de aviación de distintos calibres hasta la isla Osel.

-No esconderé, Nikolay Sergeevich, - ha dicho él. – la difícil tarea que le encomiendo Las peligrosas condiciones en el mar, pero el tiempo es oro... Os embarcáis y salís inmediatamente. Es una tarea encomendada desde los más altos mandos. No podéis fallar.

Mi única consulta fue:

  • ¿Donde embarco la carga?

  • En Oranienbaum. La orden está dada. Le esperan allí. ¡Daos prisa!

He vuelto al barco que ya  estaba preparado para zarpar.

Hemos tomado el curso a Oranienbaum, al muelle más lejano, donde nos esperaban camiones con la carga ya preparada.

                                La carga ha excedido la capacidad de nuestras bodegas por lo que debimos acomodar parte de ella sobre la cubierta, cubriéndolas con esteras y lonas. Cuando se hubo terminado de cargar, el Jefe del arsenal me ha entregado un estuche de extraño aspecto:

  • Aquí tiene los detonadores primarios. Son artefactos muy delicados. Los tiene que guardar en su camarote. Sin ellos, su carga no es más que chatarra.

                              He aceptado el estuche, lo he llevado cuidadosamente al camarote y lo escondí en el cajón de la cama.

                              Luego de las despedidas, hemos soltado amarras y zarpado teniendo por delante un viaje de doscientas millas por el Golfo de Finlandia plagado de minas  como “sopa de pan” según decían los marineros.

                                      Ni Rallya, ni yo sabíamos el porque de esta gran cantidad de bombas a isla Osel. No sospechábamos del oculto plan que se había ideado y del cual nuestro viaje era uno de los primeros pasos para su realización.

Sabíamos que en cualquier instante en el azul celeste y transparente del cielo podían aparecer  los Junkers o los Messerschmitt, y detrás del brillo inocente de la ola asomar  el periscopio del submarino.

               

  Al timón, el teniente Tihomirova se esmeraba en mantener el rumbo y todos sus sentidos atentos a cualquier orden de emergencia.

    La  noche era clara. El agua brillaba con las primeras luces del alba «Ahora pueden aparecer los aviones», - he pensado, mirando atentamente el cielo. Pero el real peligro estaba en el agua cortada por nuestra aguda roda. Nuestro vigía grita “Mina directamente al frente de nuestro curso”  Doy orden de giro y el timonel inmediatamente obedece. Todos quienes estábamos en el puente y la cubierta vemos la gran bola negra que se balancea sobre el agua, alejándose ya de nosotros.

                                      Cruzábamos la región más difícil... Como una gran roca en medio del mar nos encontramos con la proa de un petrolero que ha sido volado por una mina. Esa nariz quemada es un recordatorio del peligro en que nos encontramos.

                            Nuevas minas aparecen, dependemos absolutamente de los ojos de nuestros vigías, una, otra, una tercera, las rodeamos maniobrando cuidadosamente alrededor de ellas. No podemos explotarlas ya que ello nos delataría ante el enemigo.

                      Cuando ya ha aclarado, hemos entrado en las aguas del archipiélago Moonzundsky. Aquí el peligro no son los aviones ni los buques enemigos, sino las baterías costeras que pueden dar cuenta en cualquier momento de nosotros. Nuestro pequeño tamaño nos ayuda y no somos descubiertos.

                    Por fin, la bahía Kuresaare. Nuestro viaje ha terminado. Luego de ser descargadas las bombas, hago entrega al oficial encargado del estuche con los detonadores, el cual ha permanecido todo el viaje entre la ropa de mi cama.”

Los preparativos.

                    La Decisión de la Stavka continuaba siendo un secreto. Ni siquiera los pilotos que habían sido llamados rápidamente a Estonia sabían nada. Estaban instalados en la escuela de la isla esperando.

                                      Del misterio sólo estaban enterados el comandante del regimiento Eugeny Nikoláevich Preobrazhensky y su navegador Pedro Iliich Hohlov. Pasaban todos los días repasando las instrucciones para vuelos lejanos. Se trabajaba sobre los mapas, cursos, distancias y nuevos cálculos. Si alguien se desprendiera del grupo antes de llegar a  Berlín, debe arrojar las bombas a los objetivos secundarios... ¿Donde están estos objetivos? Era necesario determinarlo también.

En las tardes Preobrazhensky tomaba en sus manos el acordeón y se reunía alrededor los pilotos. Y antiguas canciones rusas calentaban el alma. El acordeón daba descanso a  Preobrazhenskiy  luego de un día de intenso trabajo.

      Me cuenta el antiguo artillero-radiotelegrafista de la tripulación de Preobrazhenskiy,  y ahora teniente coronel Vladímir Makárovich Krotenko, Incansable recolector de todo lo vinculado  a la historia de la regimiento.

                            “Nos llamó el comandante, a mí y a Rudakov y nos dijo que confiaba plenamente en nuestras capacidades ya probadas en Finlandia, y que preparáramos los aparatos de radio y las armas para una larga misión y esa tarea era un vuelo sobre Berlín. 1.800 kilómetros de vuelo, ocho horas en el aire, la mayoría de ello, tras las líneas enemigas. 15 bombarderos Iliushin DB-3 se preparaban para ello. Los motores eran confiables y las tripulaciones también”.

                          El éxito de los raids aéreos  no depende sólo de la fiabilidad de los aviones ni la calidad de las tripulaciones si no también del clima. Si bien los pilotos, navegadores e instrumentos se someten a órdenes, el clima no se somete a nada.

                                Todos los días, pilotos especialmente seleccionados salían por las mañanas a explorar el clima y siempre volvían con la misma mala noticia. Niebla, lluvia, tormenta....

Pero el 6 de agosto han vuelto con novedades. El clima ha mejorado. ¡Se puede volar!

Entonces Preobrazhenskiy ha recibido el "vamos" a la misión tanto tiempo esperada.

                    Se revisaron nuevamente los cursos, y las instrucciones sobre cómo evitar los cazas y el fuego antiaéreo. Se analizaron una vez más los blancos en Berlín: 22 industrias aeronáuticas, 7 centrales eléctricas, 13 gasómetros 20 industrias metalúrgicas, 7 fábricas de equipo eléctrico, 24 estaciones ferroviarias…Objetivos para bombardear había muchos.

Pero alrededor de Berlín había también sesenta aeródromos. Eso significa, estar muy alertas.

  • ¿A qué hora salís? - He preguntado.

-Al ocaso, - ha dicho Krotenko.

Era el 7 de agosto de 1941 a las 20 horas 30 minutos. Tres grupos de bombarderos comandados por : Preobrazhenskiy, Efremov y Grechishnikov,  extremamente cargados de bombas, rodaban por la pista. Unos minutos después, uno a uno los pesados aparatos, despegaban rumbo a Berlín.

La misión.

Pronto bajo las alas de los aviones podía verse ya, la tierra enemiga.

  • Entre las islas Gotland y Bornholm, - cuenta después Krotenko, nos encontramos con  negras nubes de tormenta. En nuestros cascos  se escuchó la voz del comandante  Preobrazhenskiy: «enfrentar  la nubosidad en formación de abanico». En los cristales de la cabina han comenzado a golpear gruesas gotas de la lluvia. La bruma espesa, oscura. Los motores se encabritan desviándonos del curso. Durante unos cinco minutos, nuestro aviones fueron fuertemente sacudidos por la tormenta pero la fortaleza de las tripulaciones puede más y al poco rato, hemos dejado atrás la tormenta.

Al sur de la isla Bornholm, hemos girado al sur. La altitud es de 6800 metros. La temperatura en ese feroz invierno, era de  menos 45 °. Nuestro avión resiste bien.

                    Los Aviones van sobre el mar, pero para determinar nuestra posición sólo nos guiamos por los mapas. Debido a la niebla la visibilidad es nula.

                                  Hemos atravesado la línea ribereña. Cruzamos sobre  Stettin  y hacia el Oeste podemos ver un aeródromo iluminado. El cielo se ha despejado. Vemos despegar cazas pero no nos detectan. Habiendo hecho la medición, el navegador Hohlov informa al jefe. « viento contrario de 70 kilómetros por hora». Ahora nos queda claro, por qué nos acercamos tan lento al objetivo. Un fuerte viento contrario nos retrasa. Pero lo bueno es que lleva hacia atrás el ruido de los motores. Entre Stettin y Berlín dos veces hemos visto bajo nosotros el rayo de luz de los proyectores pero no nos han descubierto.

                        «Berlín está cerca. En diez minutos sobre el objetivo», - se oye la voz del navegador. Nuestro objetivo son las fábricas Siemens, pero los pilotos sueñan con darle al Reichstag.

                    Las manos a Preobrazhenskiy se le hielan sobre el timón.  ¡Ya hemos llegado! Desde  las alturas es bien visible la gran ciudad No nos esperan. Goebbels se ha apresurado en informar sobre la destrucción de la aviación soviética...

              Resuena la voz del navegador: «¡Estamos sobre el objetivo!» El avión estremece, ligeramente saltando hacia arriba. Las pesadas bombas se precipitan hacia su blanco.

«¡Esto es por Moscú, por Leningrado!» - se escucha la voz emocionada de Hohlov.

                          «¡En el Reichstag!» -  grita Iván Rudakov, y con el pie empuja el gran paquete abierto, con miles de octavillas, regalo a los nazis de nuestro comisario Oganezov. En las octavillas, una fotografía de cadáveres de los soldados alemanes que han muerto en el frente soviético.

                          Miramos atentamente hacia abajo. Es necesario y obligatorio ver las explosiones de nuestras bombas. En un minuto he visto dos grandes explosiones En Berlín se apagan las luces, los sectores uno tras otro se sumen en la oscuridad.

Entonces, llega la orden a través de la radio:

“La tarea está cumplida. Volvemos a la base.”

                                Alrededor del avión estallaban los proyectiles antiaéreos. Debemos alcanzar pronto el Báltico. En el Berlín oscurecido se observan nítidamente los incendios provocados por nuestras bombas. En treinta minutos que nos han parecido larguísimos ya volábamos sobre el Báltico.

                Ya al amanecer  volvemos a nuestro pequeño aeródromo. Pero no todos lo hemos logrado. Ha caído producto del fuego antiaéreo enemigo el bombardero del teniente Iván Finyagin, el navegador del teniente, el radiotelegrafista Morokina y artillero rojo Shueva todos han muerto.

                    Preobrazhenskiy ha informado al comandante de la aviación naval de la ejecución exitosa de la misión.

                    -Muchas gracias... - solamente atinó a decir el general Zhavoronkov. Y a la manera rusa ha besado tres veces a Preobrazhenskiy y  a Hohlov.

                    Fatigados por el largo y difícil vuelo, poco tiempo después nos hemos dormido...  Nos han despertado los fuertes gritos del jefe del estado mayor del grupo el capitán Komarov. Somnolientos nos hemos levantado. Y en seguida se ha perdido el cansancio, tan pronto como hemos oído que el Comandante Supremo Stalin nos felicita por la ejecución exitosa de la tarea encomendada.

                                    Al día siguiente de nuestro ataque la radio berlinesa ha informado: «En la noche de 7 para el 8 de agosto unidades de la aviación inglesa, en la cantidad hasta 150 aviones, trataron  de bombardear nuestra capital. Por las acciones de la aviación de caza y fuego de la artillería antiaérea las  fuerzas atacantes fueron dispersadas De 15 aviones, que se han aproximado a la ciudad, 9 fueron derribados». Los ingleses en respuesta a esta falsificación han entregado un desmentido: «En la noche de 7 para el 8 de agosto ni un sólo avión de nuestra fuerza aérea ha despegado a consecuencia de las condiciones meteorológicas extremadamente desfavorables».

                          Por desgracia, en el primer vuelo no todas las tripulaciones han llegado a Berlín. Afanasiy Ivánovich Fokin por ejemplo, por problemas mecánicos, ha debido arrojar su carga de  bombas sobre Stettin. Era conmovedor ver las lágrimas de dolor en una persona tan grande y fuerte.

                          El 9 de agosto efectuamos un nuevo ataque sobre la capital enemiga. Este era considerablemente más difícil que el primero. Aunque el tiempo ha mejorado bastante, volábamos en las explosiones continuas de los proyectiles de la artillería antiaérea. Entre Stettin y Berlín el fuego de tierra ha cesado de repente, y en el cielo de la noche aparecieron los cazas enemigos. Dos cazas alemanes con los faros encendidos han pasado casi sobre nosotros sin vernos. A Rudakov le picaban las manos por abrir fuego a un objetivo tan próximo, pero no podíamos descubrirnos.  Luego de unos diez minutos nuestro avión de nuevo se ha sumergido en el mar de fuego antiaéreo.

                  Hace algún rato notamos que se nos ha unido un avión y que obstinadamente continúa a nuestro lado. Resulta imposible aclarar de quien se trata por el silencio de radio.  A los pocos minutos por fin ya volábamos sobre Berlín

                    El avión se estremece con la salida de las bombas. Poco después vemos las explosiones en tierra y el inicio de grandes incendios. El fuego antiaéreo es muy intenso. Veo nuevas explosiones e incendios provocados por las bombas de otras tripulaciones. Llega la orden: de vuelta a casa.

Al amanecer hemos aterrizado en nuestro aeródromo. Después del informe al comandante nos hemos deleitado con el olor de la tierra tendidos en la hierba húmeda y olorosa.

                      Un poco más tarde, en el autobús camino a casa se ha aclarado el misterio del avión que volaba junto a nosotros a Berlín. Se trataba del capitán Afanáis Fokin, el que lloraba amargamente su fracaso en la misión anterior, ha logrado reparar su avión poco después de haber nosotros despegado y en vuelo solitario se nos unió en la misión. Lo primero que hizo Fokin al aterrizar, fue besar repetida y vigorosamente a la joven mecánica que reparó su avión.

Ahora Fokin y su navegador Eugeny Shevchenko, tanto como los otros tripulantes, se sentían felices: sus bombas han caído sobre Berlín.”

Epilogo.

                    Los ataques de la aviación soviética han encolerizado a Hitler. Al ejército que se preparaba para atacar el archipiélago Moonzundsky, le fue enviado un telegrama urgente: “Deben destruir las bases aéreas en las islas Ezel y Dago y todo aeródromo en el área.”

Pero nuestros vuelos en Berlín continuaron.

          En total se realizaron nueve vuelos, arrojando sobre Berlín la cantidad de 311 bombas de distintos tamaños sumando más de 36.000 kilogramos de explosivos.

            Con sus ataques a la capital enemiga, los pilotos de la flota del Báltico no sólo han desmentido la noticia de la destrucción de la fuerza aérea soviética sino que han demostrado al mundo que si los soviéticos pueden llegar a Berlín por aire, también lo harán por tierra.

Nota:

El 13 de agosto 1941 por Decreto del Presidium del Soviet Supremo de la URSS fueron galardonados con el título de Héroe de la Unión Soviética coronel Preobrazhenskiy, capitanes Grechishnikov, Efremov, , Khokhlov, Plotkin, y 67 miembros de las tripulaciones fueron condecorados con distintos tipos de órdenes y medallas.

  El coronel Preobrazhenskiy, el capitán Efremov y el Almirante Kuznetzov

Preobrazhenskiy con sus tripulaciones

Esquema de la ruta de la misión

                                                  Saludos...

josmar

30-09-2010

Buen articulo, Leytekursk. Un relato conciso de una gran azaña...

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