El motín de Isla Koje

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24-06-2011

El motín de la Isla Koje

                                          “Somos miembros renacidos del Partido y sacrificaremos                              

                                            nuestras vidas y emplearemos toda nuestra habilidad para

                                            que la República Popular de Norcoreana consiga la victoria

                                            final.”                                            

                                           “Somos fieles al Partido y seguiremos sus consignas de            

                                            educar a todos los prisioneros de guerra”

                                           “Nuestro Partido contribuirá a que todos los prisioneros

                                            de guerra, refugiados, indígenas, oficiales, y soldados

                                            reconozcan a la República Popular de Corea como su

                                            Patria.”

                                           “Nuestro partido alentará el internacionalismo, se mostrará

                                           amigo de las fuerzas comunistas chinas e inculcará la

                                           conciencia de clases a los soldados de las Naciones Unidas”*

                                             

                                           Declaración de Principios del Partido de los Trabajadores

                                           de los prisioneros de guerra de isla Koje

                                           

                                               

                                                 

Introducción:

                      Al finalizar la Segunda Guerra Mundial las autoridades aliadas se encontraron frente a problemas nunca antes vistos. En lo principal, las grandes bajas en la población civil, el horror de los campos de exterminio, el gran número de civiles desplazados para ser utilizados como esclavos y que en su gran mayoría debían ser devueltos a sus países de origen, y luego de un par de años, la negativa de la Unión Soviética a las peticiones de devolver a los prisioneros de guerra alemanes, italianos y japoneses.                        

          Los soviéticos argumentaban que estos prisioneros debían pagar con trabajo la destrucción ocasionada durante la guerra, lo que si bien tenía algún sentido en lo referente a los prisioneros de origen europeo, era ilógico con los prisioneros japoneses.

                      También resultaba alarmante el gran número de prisioneros de guerra muertos en cautiverio en los campos del Reich, de Japón y en los Gulags. Las enfermedades, la desnutrición, el maltrato, el trabajo forzado y las ejecuciones, acabaron con las vidas de cientos de miles de soldados que muchas veces rindieron sus armas con la esperanza de salvar sus vidas.

                                     El Comité Internacional de la Cruz Roja, considerando lo ineficaces que habían resultado las disposiciones de la Convención de Ginebra de 1929, inició una serie de gestiones ante Gobiernos , la ONU y distintas organizaciones de carácter humanitario con el fin de realizar una nueva convención que mejorara lo existente y que en particular estableciera una nueva normativa relativa a la población civil de las naciones en conflicto, y se ampliara lo existente en relación a los prisioneros de guerra cuyo principal articulado databa de 1929.

                            La convención se realizó en agosto de 1949 en Ginebra y en lo referente a los prisioneros de guerra, se aumentó su articulado de 97 a 143 normas, abarcando prácticamente todas las situaciones de protección posibles para un prisionero y poniendo especial énfasis en la devolución inmediata de los combatientes a sus países de origen una vez finalizadas las hostilidades. Hacia diciembre de 1949, 55 naciones habían firmado la nueva convención.

                                 Jamás hubieran imaginado entonces las autoridades de la ONU que sólo un par de años después, se verían en la obligación de faltar a estas normas.

Firma de los acuerdos de Ginebra en 1949

                            continuará

                                             

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24-06-2011

Origen del conflicto

                 El repentino ataque Norcoreano del 25 de junio de 1950 sorprendió a todo el mundo. Aún cuando la CIA había prevenido a Truman, de una posible agresión comunista éste no creía que se concretara.

                        Las débiles fuerzas surcoreanas fueron barridas del mapa al igual que las escasas fuerzas americanas que aún permanecían en Corea del Sur. A las pocas semanas caía Seul.

La reacción americana fue inmediata. Convocado de urgencia el Consejo de seguridad de las Naciones Unidas, se aprobó el inmediato envío de tropas a Corea del Sur.

                      El desembarco de MacArthur en Inchon comenzó a equilibrar la situación y poco a poco se logró expulsar a los norcoreanos desde los territorios del sur.

                          Las operaciones que siguieron hacia el norte fueron dejando en manos de las fuerzas de la ONU una gran cantidad de prisioneros. Hacia fines de octubre de 1950, el comando de la ONU tenía en su poder un total de 180.000 prisioneros de guerra, norcoreanos.

                              Hasta aquí todo bien, pero a MacArthur se le ocurrió ir a molestar a los chinos en las riberas del rio Yalu lo que provoco que a fines de noviembre varios ejércitos chinos (unas 56 divisiones)  cruzaran la frontera y atacaran a los americanos provocando una de las mas humillantes derrotas que haya conocido ese país.

            El Coronel Freeman del 23 de Infantería comentaría: “Miro alrededor y es un espectáculo que jamás se había visto. Los hombres de la totalidad de un ejercito norteamericano huyen del campo de batalla, abandonando a sus heridos y corriendo por sus vidas”

                          La ofensiva china fue incontenible. A los americanos en fuga se agregaron alrededor de un millón de refugiados norcoreanos que también huían de los chinos.

                La ofensiva china se detuvo cerca del paralelo 38 más que nada por factores logísticos que por acción de sus enemigos. Se inicio entonces un periodo de relativa tranquilidad produciéndose una pausa en los combates, con ambos contendientes separados por una franja de varios kilómetros. En junio de 1951, se declara un armisticio y comienzan las largas negociaciones de paz.

Prisioneros de guerra chinos conducidos a un campo de prisioneros

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24-06-2011

La creación del campo

                Una vez estabilizada (precariamente)  la situación militar se presento el problema de la gran cantidad de prisioneros de guerra y de refugiados. Se habían creado varios campos provisorios según las necesidades del momento, pero ya eran insuficientes.  El comando logístico del 8vo ejército, decidió enviarlos a  Koje una pequeña isla a unas 40 millas al sur-oeste de Pusan, para su internación, identificación y clasificación.

                            Los primeros 53.000 prisioneros norcoreanos fueron los encargados de construir el campo de prisioneros. Una gran cantidad de tiendas, casas de adobe y paja y barracas de madera fueron levantadas y  ya hacia febrero de 1951, el campo de isla Koje albergaba a 139.796 cautivos en 28 grandes complejos.

                    A cargo de la administración de este campo estaba el comando logístico del 3er Ejercito Norteamericano.

Vista general del campo de Isla Koje

             El primer gran problema fue la clasificación de los prisioneros. La gran mayoría eran norcoreanos capturados en el campo de batalla pero estos se dividían básicamente en dos grandes grupos: aquellos que habían sido reclutados en forma forzosa y no se declaraban comunistas, y, por otro lado, los que habían sido adoctrinados y que sin duda alguna, a la primera oportunidad correrían a corea del norte.

            Por otro lado había gran cantidad de refugiados civiles norcoreanos que habían llegado con la retirada americana y los cuales eran sospechosos de ser infiltrados comunistas.. También había una importante cantidad de surcoreanos que habían colaborado voluntariamente con el ejército invasor durante el corto periodo de ocupación, y otros que habían sido forzados a enrolarse bajo amenaza de muerte.

               Al poco tiempo también comenzaron a llegar prisioneros chinos entre los cuales había fervientes comunistas pero también antiguos nacionalistas integrados por la fuerza luego de la victoria comunista de 1949.

                       La convención de Ginebra exigía tratamiento igualitario para todos los detenidos independiente de su nacionalidad, raza, credo, o ideología, por lo que las autoridades del campo decidieron agruparlos en dos grandes grupos: Comunistas y Anti-comunistas, destinándolos a distintos complejos al interior del campo.

Distribución de los distintos complejos al interior del campo de Isla Koje

                            Otro gran problema fue la correcta identificación de los detenidos. Los prisioneros, tanto chinos como coreanos, a menudo carecían de documentación por lo que su identificación debía hacerse transliterando sus nombres a través de intérpretes no del todo calificados. Además, muchos de los prisioneros, especialmente los oficiales políticos entregaban nombres falsos y para empeorar las cosas, había un flujo continuo de prisioneros entre un complejo y otro, los cuales estaban separados sólo por alambradas.

               Los prisioneros, en principio, mostraron muy buen comportamiento y no daban problemas, por lo que se destinó guardias coreanos poco entrenados y pobremente armados. En proporción, había un guardia por cada 200 prisioneros. Una delegación de la Cruz Roja visitó las instalaciones y constató que las condiciones de vida eran más que aceptables. Se entregaba a los prisioneros uniformes y cobijas, la comida era suficiente y consistía básicamente en arroz y pescado provenientes de la intendencia del ejército americano. Y aunque había un evidente problema de hacinamiento, las condiciones eran en general soportables. Posteriormente se iniciaron una serie de cursos de lenguajes, manualidades, historia, agricultura, etc.

                       Pero tanta tranquilidad no iba a durar mucho.

Día de lavado

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02-07-2011

Comienzan los problemas.

                 Al contrario de lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial, en que los soviéticos olvidaron y despreciaron a sus prisioneros de guerra, norcoreanos y chinos optaron por hacer de ellos combatientes activos en la retaguardia del enemigo. A través de agentes políticos que se dejaban capturar, comenzó a llegar un flujo de instrucciones que en lo medular, ordenaban hacer ingobernable el campo. Si fuese necesario que hubiese mártires, los habría.

                 Surgieron entonces los primeros líderes. Militares, políticos, religiosos, algunos intransigentes otros negociadores y algunos colaboracionistas.

                 De estos líderes, destacaron desde un comienzo el coronel norcoreano Lee Hak ku quien había liderado un motín contra el comandante de la 13 división norcoreana contra el cual disparó por negarse a rendir sus fuerzas en una situación desesperada. Luego de herir al comandante, Lee Hak Ku, rindió la división a los americanos. Otro lider destacado era el Coronel Hong Chol, oficial de Inteligencia el cual era ciudadano soviético y miembro del partido comunista. Había combatido por la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial con el grado de Capitán. Es probable que Hong Chol se haya rendido sólo para organizar la resistencia en los campos de prisioneros.

                                Tres factores desencadenaron los movimientos de resistencia al interior del campo:

1.- Una epidemia de enfermedades gastrointestinales (disentería principalmente)                                          Los líderes los complejos, acusaron a las autoridades del campo de estar efectuando experimentos de armas bacteriológicas con los prisioneros

2.- Los programas de reeducación político-religiosos. Estos programas estaban resultando muy exitosos para los americanos y ya muchos norcoreanos y chinos renegaban del comunismo en pro de los sistemas democráticos y del cristianismo.

3.- La investigación y búsqueda de responsables de crímenes de guerra. Entre los prisioneros se encontraban muchos criminales responsables de varias masacres, los cuales obviamente, no querían ser identificados.

                           El primer incidente serio ocurrió el 18 de junio de 1951, cuando oficiales prisioneros se negaron a cavar letrinas. Cuando guardias del campo entraron al complejo 76 con el fin de poner orden, fueron apedreados por los prisioneros. Los guardias dispararon matando a tres prisioneros.

                    En septiembre, 15 prisioneros fueron ejecutados por orden de una auto-nominada Corte del Pueblo. En diciembre, las facciones comunistas y anti-comunistas luchaban abiertamente por el control de los complejos. En ese mes hubo treinta muertos.

  Prisioneros realizan trabajos manuales

 Interrogatorio de un prisionero

                                             Se desató una lucha abierta entre comunistas y anticomunistas por el control del campo. Se sucedían los asesinatos. Si bien durante el día las cosas se veían tranquilas, por la noche, reinaba la ley de la selva. En noviembre, 15 muertos más engrosaron la lista de bajas.

                      El odio de los guardias surcoreanos contra los prisioneros hacía que dispararan a matar a la menor provocación, por lo que el mando aliado decidió en diciembre, reemplazar a estos guardias por un batallón del 23 regimiento de infantería y del 94 batallón de Policía Militar.

                          Las muertes en el campo trascendían por lo que eran ampliamente publicitadas y utilizadas por las autoridades comunistas acusando a los altos mandos de la ONU de brutalidad en el trato hacia los prisioneros.

                          Aún cuando muchas veces era posible identificar a los culpables de los asesinatos, las autoridades de Washington prohibieron al comandante del campo tomar medidas punitivas contra estos.

Prisioneros anticomunistas se burlan de una imagen de Stalin

         

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02-07-2011

El problema de la repatriación.

                         Punto clave en las negociaciones de paz  que se desarrollaban en Pianmunjong, era la devolución de los prisioneros de guerra a sus países de origen. Las autoridades comunistas exigían la devolución de la totalidad de los cautivos sin excepción, lo que representaba un grave problema para las autoridades de la ONU por cuanto ya muchos prisioneros habían manifestado su deseo de no regresar a Corea del Norte o a China. Incluso hubo amenazas de suicidios colectivos en caso de ser obligados a ello.

                           Menudo lío, Los acuerdos de Ginebra no habían previsto esta situación, incluso, a raíz de lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial, el énfasis estaba puesto en la devolución inmediata de los prisioneros. Y aún cuando ni Corea del Sur ni China formaban parte de la ONU, los aliados occidentales estaban obligados a cumplir los acuerdos de Ginebra. Zanjó la discusión el presidente Truman dispuso que no se devolviera a nadie contra su voluntad.

                    Después de arduas discusiones se llegó al acuerdo de hacer un escrutinio preliminar entre los prisioneros para determinar la cantidad exacta de cautivos que no deseaban ser repatriados.

                       Los escrutinios comenzaron en enero de 1952, con gran resistencia de los sectores comunistas. Por supuesto, los complejos en poder de los anticomunistas colaboraron gustosos en las encuestas.

                        El primer gran problema se presentó en febrero, en el complejo 62. Los líderes de este complejo no permitieron el ingreso de los equipos de encuestadores arguyendo que no era necesario ningún escrutinio puesto que todos quienes permanecían en ese complejo, unos 5.500 prisioneros,  deseaban volver a Corea del Norte y no tenía sentido perder tiempo en escrutinios.

                    Ante el dilema, las autoridades del campo decidieron que de igual forma, el escrutinio debía realizarse. La mañana del 18 de febrero el 3er batallón del 27 regimiento de infantería, tomó posición frente al complejo. Con bayoneta calada, las cuatro compañías ingresaron al complejo y lo dividieron en cuatro sectores. Pero los comunistas no se amilanaron ante esta demostración de fuerza. Cientos de prisioneros surgieron desde las barracas y comenzaron a atacar a los soldados con piedras, palos lanzas y cuchillos.

                               Las tropas se vieron en la obligación de defender sus vidas y abrieron fuego contra los atacantes. 77 prisioneros resultaron muertos en la refriega y por lo menos otros 150 resultaron gravemente heridos. Las fuerzas americanas terminaron con un soldado muerto y 38 heridos. Las encuestas se suspendieron inmediatamente. En el complejo 62, el escrutinio nunca se realizó.

Funeral de un prisionero caído en los enfrentamientos

                    La batalla del complejo 62 repercutió fuertemente en las negociaciones de paz que se realizaban en Pianmunjong. El general Ridgway, que había reemplazado a MacArthur, designó como Comandante del campo de Koje al Brigadier General Francis T. Dodd,  con la misión expresa de reestablecer el orden y terminar con los enfrentamientos.

                       En abril, y a solicitud de las autoridades comunistas, el escrutinio se reanudó. Fuertes contingentes de fuerzas de las UN, ingresaron a los complejos encuestando pacíficamente a la gran mayoría de los prisioneros. Siete complejos en manos comunistas se negaron a responder la encuesta.

                       Los resultados finales del escrutinio sorprendieron a todo el mundo. De un total de 170.000 encuestados, sólo 70.000 manifestaron su deseo de volver a Corea del Norte o a China. Los resultados fueron desacreditados por las autoridades comunistas mientras no se encuestaran la totalidad de los complejos.

                        Las autoridades de la ONU resolvieron entonces que deberían escrutar por la fuerza a los complejos faltantes. Se trasladaron más unidades militares a la isla, en este caso, el 3er batallón del 9 regimiento de infantería y el 1er batallón del 15 regimiento de infantería. Paralelamente, se inició el traslado de prisioneros anticomunistas, que no presentaban grandes problemas, a nuevos campos en el continente.

                         A principios de mayo visitó el campo el general Robert T. Chaplin, Comandante superior para el Lejano Este quien luego de examinar detenidamente la situación, informó que un escrutinio forzado terminaría en un baño de sangre. Las autoridades de la ONU resolvieron suspender indefinidamente el escrutinio.

             Los prisioneros comunistas se apuntaban un nuevo logro..

Prisioneros comunistas desafían a sus guardianes con retratos de Stalin

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02-07-2011

El secuestro del general Dodd.

                       La tarde del 6 de mayo, un grupo de trabajo del complejo 76 se negó a volver a sus barracas mientras no hablaran con el Teniente coronel Raven, comandante del 94 batallón de Policía Militar.  Los prisioneros informaron a Raven que guardias de su unidad habían apaleado injustamente a varios integrantes del complejo 76 acusándoles de contrabando, lo que según ellos era falso. También solicitaron para el día siguiente una entrevista con el comandante del campo General Francis Dodd, por urgentes temas que debían tratar con él.

                       Raven se comprometió a investigar el incidente con los prisioneros y a transmitir la solicitud al general Dodd.

                             Alrededor de las 14 horas del día siguiente, el general Dodd, acompañado de Raven y un par de guardias, se dirigieron a la puerta del complejo 76 donde tendría lugar la entrevista con los prisioneros. Los líderes prisioneros fueron autorizados a traspasar las rejas. La conferencia  consistió en las habituales lamentaciones de los prisioneros relativas a sus necesidades de más comida, prendas de vestir, medicamentos, etc. Además de quejas respecto de la repatriación forzosa, la aceptación de Rusia como nación neutral y otros temas poco apropiados para la entrevista.

                               El general Dodd, tenía especial interés en lograr que los prisioneros aceptaran la identificación a través de la impresión digital y quería lograr algún acuerdo sobre ello.

                        Mientras se desarrollaba la entrevista, varios prisioneros cruzaron la verja y se acercaron para escuchar las discusiones.

                                Aproximadamente a las 15:30, y sin llegar a acuerdo alguno, Dodd decidió dar por terminada la entrevista y se dispuso a retirarse. En ese momento, una veintena de prisioneros se abalanzaron sobre ambos oficiales y cogiendo firmemente al general Dodd le llevaron velozmente hacia el interior del complejo. El Teniente coronel Raven, luchaba furiosamente contra sus captores y se aferró firmemente a uno de los postes de la puerta de entrada al complejo desde donde le rescataron sus hombres unos minutos después.

                      En un increíble golpe de audacia, los prisioneros comunistas del complejo 76 de la isla de Koje, habían secuestrado al general americano comandante del campo.

El Teniente Coronel Raven y el General Francis Dodd.

                        Los prisioneros se encontraban en su mejor momento. Ahora las condiciones las pondrían ellos. Desafiaban abiertamente a sus guardianes. Enarbolaban, en sus narices banderas comunistas. Mostraban insultantes pancartas escritas en inglés. Desde los techos de las barracas, vigías apostados día y noche vigilaban cada movimiento de sus guardianes, dispuestos a dar la alerta en caso de cualquier inminente ataque. Todos los prisioneros se mostraban exultantes y prestos a luchar

El complejo 76 en poder de los comunistas

                                    Continuará

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30-07-2011

Las negociaciones.

                      Las cosas habían llegado demasiado lejos y desde Washington llegó la orden de liberar a Dodd a sangre y fuego si fuese necesario. También se pidió la cabeza de los responsables de semejante bochorno. Existía la posibilidad de que el motín se generalizara, apoderándose los prisioneros de la isla completa, por lo que de inmediato se dispuso el traslado a la isla de más tropas y de una unidad de 22 tanques incluyendo algunos modificados como lanzallamas.

                              Para complicar más aún las cosas, el secuestro de Dodd, ocurrió justo en el momento en que el general Ridgway debía entregar el mando general de las fuerzas de la ONU en oriente, al general Mark Clark, veterano de las campañas de Africa e Italia. Ridgway ocultó la captura de Dodd a Clark hasta el 8 de mayo, por cuanto no se sabía aún si Dodd estaba vivo o muerto.

                          La primera medida tomada por Ridgway fue nombrar un nuevo comandante del campo, nominación que recayó en el brigadier general Charles F. Colson, un capaz y condecorado veterano de la segunda guerra mundial. Colson tenía la expresa orden de lograr la liberación de Dodd, vía negociaciones o por la fuerza.

                      Colson logró comunicarse con Dodd, primero a través de notas y luego telefónicamente. Dodd informó que estaba bien de salud, pero sus captores preparaban contra él un juicio como criminal de guerra y que cualquier intento de rescate por la fuerza, significaría su ejecución inmediata.

                     

    A través de la vía telefónica Colson comenzó las negociaciones para la liberación de Dodd.  El precio de su liberación había sido fijado por los prisioneros en una serie de exigencias que deseaban firmara Colson. Entre ellas se incluía la promesa de que no tendría lugar una clasificación forzosa de los prisioneros para determinar cuáles deseaban volver al comunismo y cuáles no.

                    Esta era la piedra de tope en las negociaciones. Colson, como comandante del campo, no tenía el poder para cambiar una política de su gobierno. En general, las demandas estaban concebidas de tal manera, que en caso de ser aceptadas, equivalía a la tácita admisión de una serie de crímenes que los prisioneros achacaban al mando de las Naciones Unidas.

          Sobre este momento de las negociaciones reflexiona el general Clark en sus memorias:

                    “Yo estaba al margen del asunto, pero seguía con atención todos sus movimientos, dado que dentro de pocas horas, el incidente Dodd sería cosa mía. Mi opinión era que hubiéramos debido emplear la fuerza para liberar a Dodd.

                Ridgway había dado al Octavo Ejército plena autoridad para servirse de la fuerza y había destacado la necesidad de una rápida acción. Estoy convencido de que si hubiera habido derramamiento de sangre, hubiera sido en su mayor parte sangre comunista.

                            De una cosa estaba seguro. No es posible negociar con prisioneros de guerra, particularmente con fanáticos comunistas que se consideran a sí mismos como combatientes a pesar de su captura. En el mejor de los casos, la negociación con los prisioneros es un tiempo perdido”.

Los generales Ridgway y Clark

Generales Colson y Boatner

                  Las demandas de los prisioneros, firmadas por el “Grupo de prisioneros de guerra representantes del Ejército Popular Norcoreano y del “Ejército Popular Chino Voluntario” fueron escritas en idioma norcoreano y traducidas apresuradamente para Colson y expresaban lo siguiente:

1.- Cese inmediato de estas bárbaras conductas: insultos, torturas, protesta forzada con escritura en sangre, amenazas, confinamientos, asesinatos en masa, disparos de ametralladoras, empleo de gas venenoso, armas bacterianas, objeto de experimento para la bomba atómica, por vuestro mando. Debéis garantizar a los prisioneros de guerra los derechos humanos y una vida individual basada en las leyes internacionales

2.- Inmediato cese de la así llamada repatriación voluntaria ilegal e irracional de los prisioneros de guerra del Ejército Popular Norcoreano y de los voluntarios del Ejército Popular Chino.

3.- Inmediato cese de la investigación forzada para que miles de prisioneros de guerra del Ejército Norcoreano y del Ejército Popular Chino sean rearmados y caigan en la esclavitud de manera permanente e ilegal.

4.- Reconocimiento inmediato del grupo de representantes (comisión), formado por prisioneros de guerra del Ejército popular Norcoreano y del Ejército popular Chino y estrecha colaboración de aquel con vuestro mando en la administración del campo.

                            Este grupo de representantes devolverá al Brigadier General Dodd a vuestras manos después de recibir una satisfactoria declaración escrita que resuelva favorablemente los puntos anteriores. Esperamos una respuesta cálida y sincera de vosotros.”

                          La respuesta del Brigadier general Colson fue casi inmediata. Su prioridad era liberar a Dodd. Sin consultar con sus superiores, respondió a las solicitudes.

          La declaración firmada por Colson para asegurar la liberación de Dodd decía:

    “1.- Con referencia al punto primero de las solicitudes, admito que ha habido casos de derramamiento de sangre en los que algunos prisioneros de guerra han sido muertos y heridos por fuerzas de las Naciones Unidas. Puedo asegurarles que en el futuro, los prisioneros de guerra pueden esperar un tratamiento humano en este campo, de acuerdo con las leyes internacionales. Haré cuanto esté en mi poder para eliminar toda violencia y derramamiento de sangre. Si estos incidentes se repitieran en el futuro, asumiré personalmente la responsabilidad.

2.- Referente a vuestro punto 2 relacionado con la repatriación voluntaria de los prisioneros de guerra, es este un asunto que está siendo discutido en las conversaciones de paz en Panmunjon, por lo que yo no tengo ningún poder o influencia sobre las decisiones tomadas por las autoridades de ambos bandos en pugna, en las conferencias de paz.

3.- Con respecto a su punto 3 referente a la investigación forzada, puedo informarles que después de la liberación del general Dodd ileso, no tendrá lugar ninguna clasificación forzada ni rearme de los prisionero de este campo, ni se hará tampoco el intento de llevar a cabo una selección nominal.

4.- Con referencia a su punto 4, aprobamos la organización de un grupo o comisión representativa de los prisioneros de guerra consistente en prisioneros de guerra del Ejército Popular Norcoreano y del Ejército Popular Chino, de acuerdo con los detalles convenidos por el general Dodd y aprobados por mí.

                Firmo esta declaración con mi nombre, requerido por ustedes, en el bien entendido de que después de recibida esta respuesta liberarán al general Dodd, sin el menor daño, y lo antes posible, pero en ningún caso más tarde de las ocho de la mañana.

                Firmado, Charlie F. Colson, Brigadier General USA, General en Jefe.

                                    Los líderes de los prisioneros analizaron detenidamente la respuesta de Colson encontrándola finalmente, satisfactoria y a las 09:30 de la noche del 10 de mayo, el general Dodd, fue finalmente liberado.

                      Colson Lo había logrado. Había conseguido la liberación del general Dodd sano y salvo sin derramamiento de sangre, pero en el proceso había cometido un grave error político que le costaría su carrera. Colson había admitido públicamente abusos en el tratamiento a los prisioneros de guerra.

Prisioneros se ejercitan en el combate con garrotes frente a sus guardianes

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30-07-2011

Clark asume el mando.

                    Un par de días después de la liberación del general Dodd, se produce en Japón, el traspaso del mando de las fuerzas de las Naciones Unidas en oriente, desde el general Ridgway al general Clark.

                        Washington exigía acción. El Secretario del Ejército Pace, el general Bradley, los jefes adjuntos del Estado Mayor, los políticos. Algo no marcha bien cuando los prisioneros pueden tomar el control de sus prisiones y tomar prisionero al comandante del campo, y su sucesor, hace toda clase de concesiones con el fin de conseguir su liberación.

                          Un Consejo de Oficiales del Octavo Ejército convocado para determinar responsabilidades, encontró que el general Colson había demostrado sangre fría y excelente juicio durante las negociaciones y recomendaba también que no cayera ningún deshonor sobre Dodd por haber sido capturado.

            Pero al recién nombrado comandante Clark no le venían con cuentos.  Su primera medida fue la inmediata destitución de Colson como comandante del campo de Koje. También recomendó la inmediata degradación y traslado de Dodd y Colson, medida que fue aceptada por Washington.

                    Se nombró al general Hayden L. Boatner como comandante de la prisión de Koje y se dispuso el inmediato traslado a la isla del 187 regimiento de paracaidistas.

                        También había que tranquilizar a la prensa. Se había informado una historia de ocho meses de resistencia en el campo y de una virtual guerra civil entre los prisioneros. Para aclararla situación, Clark emitió una declaración pública sobre los hechos recientes:

  “La respuesta del general Colson a los prisioneros comunistas fue hecha bajo una gran presión en un momento en que la vida del general Dodd estaba en juego. Las demandas de los comunistas eran un abierto chantaje, y toda concesión hecha por el general Colson debe interpretarse en consecuencia.

                    Las alegaciones hechas en la primera demanda de los prisioneros comunistas, carecen por completo de fundamento. Los absurdos cargos referentes a la guerra bacteriológica fueron ya refutados por mi predecesor y yo puedo afirmar inequívocamente, que las Naciones Unidas no han empleado en ningún momento estas ilegales armas.

              Toda la violencia que ha tenido lugar en Koje fue resultado de las deliberadas y planeadas maquinaciones de los jefes comunistas sin escrúpulos, cuya intención es dificultar las operaciones regulares en el campo de batalla, distrayendo atención y fuerzas, y causar la mayor perturbación posible al mando de las Naciones Unidas.

Las prescripciones de la Convención de Ginebra habían sido observadas en el campo de prisioneros de las Naciones Unidas en Isla Koje. Los pocos incidentes que han tenido como consecuencia el derramamiento de sangre, fueron deliberadamente preparados por los prisioneros, y la fuerza utilizada por el mando de las Naciones Unidas en relación con estos incidentes, tuvo como único objeto restablecer el orden y el control.

                        Representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja han tenido libre acceso al campamento en todo momento, han visitado todos los campos de la isla y han hablado con numerosos prisioneros. Muchos corresponsales vieron la isla en el pasado, y han informado de todos los aspectos de la vida de los prisioneros”.

                        Si bien se había liberado al general Dodd de sus captores la mayoría del campo se encontraba aun bajo control de  los prisioneros. La decisión fue tomada. Se intervendría el campo de isla Koje y todos los prisioneros hostiles deberían ser trasladados a campos más pequeños en que pudieran ser vigilados y controlados más fácilmente.

leytekursk

30-07-2011

El asalto final.

                         Se necesitaba un mes por lo menos para construir los nuevos campos en otras islas y en tierra firme donde se reubicaría a los prisioneros. Mientras tanto, el general Boatner, el nuevo comandante del campo en conjunto con el comandante del Octavo Ejército, general Van Fleet, planificaban cuidadosamente la operación. Debía evitarse a toda costa el derramamiento de sangre. La evacuación de los rebeldes debía ser una operación limpia, que no diese motivos al enemigo de manipular las conversaciones de paz de Panmunjong.

                    La inaudita e increíble situación de que los prisioneros controlaran su prisión, no terminó con la liberación de Dodd, al contrario, su moral se vio incrementada por el triunfo y por las concesiones firmadas por Colson, las cuales exhibían como una bandera ante sus guardianes.

                                 El asalto final al campo se fijó para el 10 de junio. Justo un mes después de la liberación del general Dodd. Las fuerzas a emplear eran el 38 regimiento de infantería y el 187 de paracaidistas. Se rodeó completamente el campo con tropas armadas de ametralladoras y se dispuso que los tanques acompañaran a la infantería en su ingreso a los complejos. Se prohibió a la infantería disparar, sólo podrían defenderse con sus bayonetas. En caso de resistencia,  los complejos serían saturados de bombas lacrimógenas y de concusión. Las tropas de Boatner llevaban máscaras antigases.

                Al amanecer de ese día, el general Boatner ordenó al líder rebelde del complejo 76, el coronel Lee Hak Ku que reuniera a sus hombres en grupos de 150 y que se prepararan para ser trasladados a otros recintos.

                             La reacción de los prisioneros fue brutal. A gritos desafiaron a los soldados de Boatner y unos 6.000 furiosos prisioneros, armados de palos, lanzas, garrotes, cuchillos y bombas molotov, se prepararon para resistir el asalto.  A las 06:15 horas comenzó la lucha. Cientos de granadas lacrimógenas cayeron sobre los sublevados. El aire se volvió irrespirable y muchos de los prisioneros cayeron sofocados y cegados por el gas, mientras sus jefes les incitaban salvajemente a la lucha. Feroces combates se vieron también entre los propios prisioneros, entre aquellos que deseaban rendirse y los que querían resistir. Aturdidos, cegados y anulada su fuerza combativa por el efecto del gas, fueron fácilmente reducidos a pequeños grupos y evacuados del complejo.

                   Hacia las 08:45 horas la lucha ya había terminado y la totalidad de los prisioneros del complejo 76 estaban bajo control. Un soldado americano resultó muerto, y otros catorce heridos. Entre los prisioneros hubo 31 muertos y 139 heridos.

Imágenes del asalto

leytekursk

30-07-2011

                  El examen del complejo 76 después de su evacuación reveló hechos realmente asombrosos. Los prisioneros habían reunido unas 3.000 lanzas confeccionadas con los palos de las tiendas de campaña, más de 900 granadas de gasolina, 4.500 cuchillos y un número enorme de porras, martillos y palos envueltos en alambre de espino. También se descubrió un túnel que comunicaba el complejo 76con el 77. También se descubrió abundante documentación acerca de la organización y funcionamiento de la resistencia al interior del campo.

                          La decidida y rápida acción en el complejo 76 desanimó a los rebeldes en los otros complejos los que se sometieron sin mayor resistencia. En el complejo 77 fueron encontrados los cuerpos de 16 prisioneros ajusticiados por los Tribunales del Pueblo.

                 Entre junio y julio fueron relocalizados 35.000 prisioneros de guerra hostiles, permaneciendo en Koje unos 48.000 clasificados como colaboradores pacíficos.

Armamento encontrado

Captura del lider rebelde Lee hak Ku

            La pacificación del campo de prisioneros de Isla Koje no terminó con los motines. Estos siguieron ocurriendo en los nuevos campos a los que los prisioneros habían sido trasladados.

                      El 1 de octubre de 1952, prisioneros de guerra chinos, en el campo de la isla Cheju, celebraban el aniversario de la revolución.  Como se negaran a terminar con sus manifestaciones, soldados del 1er batallón del 35 regimiento de infantería, en conjunto con elementos de la Policía Militar, abrieron fuego contra ellos con el fin de restaurar el orden, matando a 56 prisioneros e hiriendo a otros 91.

                       

                 Otro enfrentamiento entre prisioneros y autoridades del campo ocurrió en diciembre de 1952, en un campo para prisioneros civiles en Pongam, una pequeña isla no lejos de isla Koje. Guardias del ejército americano y surcoreano usaron tiros de advertencia, sin resultados para disolver una manifestación de 3.600 internos comunistas. Las condiciones ambientales no permitieron el uso de gases no letales por lo que se disparó contra los manifestantes con fusiles y ametralladoras resultando 85 prisioneros muertos y 113 heridos.

                        Nuevos incidentes se desarrollaron durante enero y febrero de 1953 los cuales fueron controlados por las fuerzas de la ONU  con gases no letales y granadas de concusión, pero el 7 de marzo, un motín en la isla Yoncho, fue reprimido con armas de fuego resultando 23 prisioneros muertos y 60 heridos..

                      A raíz de estos hechos el Comité Internacional de la Cruz Roja emitió una declaración en la cual, expresaba que, las fuerzas de las Naciones Unidas no estarían respetando la Convención de Ginebra en lo referente al trato a los prisioneros de guerra. El Departamento del de Defensa americano autorizó al general Clark a responder, el cual en una carta dirigida al organismo expresó “Las fuerzas de las Naciones Unidas no tolerarán terrorismo, disturbios, motines, ni ataques a los guardias de los campos y tomará las medidas que estime necesario para evitar estas conductas”.

                   Clark argumentaba además, que no podía darse el tratamiento de prisioneros de guerra a quienes no actuaban como tales y se consideraban a sí mismos como combatientes activos en la retaguardia de su enemigo. Aun así, la fuerza había sido usada sólo como último recurso.

El general Clark resume la situación:

                    “En el Norte de Africa y en Italia capturamos a cientos de miles de prisioneros alemanes e italianos, y todos ellos se habían atenido siempre a las estipulaciones de la Convención de Ginebra que establece todo el concepto moderno de los derechos y las obligaciones de un prisionero durante su cautiverio. Nunca me había encontrado en una situación en la que los prisioneros seguían actuando como combatientes y cumplían órdenes transmitidas secretamente por el Alto Mando enemigo. Más impensable aun, resultó el hecho de que decenas de miles de nuestros prisioneros de guerra se negaran rotundamente a volver a su patria de origen, prefiriendo en muchos casos la muerte a la repatriación”

                       Sin duda estos hechos de violencia debilitaron el apoyo internacional que las fuerzas de las Naciones Unidas habían conseguido con su programa de devolución selectiva de prisioneros, incluso el Parlamento Británico manifestó sus inquietudes acerca de la forma en que los escrutinios habían sido llevados a cabo. La prensa japonesa informó que las autoridades norteamericanas habían perdido el control de los escrutinios dejándolo en manos de los surcoreanos con dudosos resultados.

                         Se hacía evidente que los americanos habían tenido serios problemas en el manejo de crisis al interior de los campos y que muchas veces lo habían resuelto todo  a tiros. Es decir, habían terminado con el problema sin resolverlo.

                            Las autoridades militares norteamericanas, revisaron después de la guerra rigurosa y detalladamente sus políticas y conductas relativas a los prisioneros de guerra modificando y corrigiendo en sus normativas muchos de los errores cometidos en Corea. Pocos años después, en Viet-Nam tendrían oportunidad de probar estas nuevas disposiciones, pero eso es otra historia.

Bibliografía:

Clark Mark W:  “Del Danubio al Yalú”. Editorial AHR, Barcelona, 1956

Pike Francis: “Empires at War A short history of modern Asia since WW2”. Tauris editions, New York, 2010.

Zentner Christian : Las guerras de la posguerra, Tomo II,  Editorial Bruguera S.A. Barcelona, 1975.

MacArthur Douglas: “Memorias” Luis de Caralt editor, Barcelona, 1965,

Enlaces

http://www.historynet.com/war-behind-the-wire-koje-do-prison-camp.htm

http://www.kmike.com/TruceTent/ch11.htm

http://english.ohmynews.com/articleview/article_view.asp?at_code=437015

http://en.wikipedia.org/wiki/Francis_Dodd_(general)

http://www.rjkoehler.com/2009/05/09/the-legacy-of-koje-island-prison-camp/

                        Saludos…

gilfi

06-09-2011

Bueno Leytekursk no habia tenido tiempo de leer este post y me parece muy interesante dando detalles para mi desconocidos. Es importante resaltar que la imagen  de invensibilidad que se si hacen los norteamericanos en toda la guerra fria no resiste un analisis historico . A pesar de que no me considero anti norteamericano creo que los mismos se las vieron negras en muchas partes del mundo con los reds ya fueren chinos , coreanos o vietnamitas...... como dije la objetividad no tiene banderas politicas....

En verdad interesante el post.-

Saluten

leytekursk

10-09-2011

Gracias por tus comentarios Gilfi... Me gustó mucho este tema y disfruté mucho escribirndo este artículo. La historia real es muy distinta de la que nos contaban en las Selecciones del Readers digest.

                                                              Un abrazo a todos...

     

                                   

mister xixon

05-11-2011

buen aporte leyt,

Canaris

05-11-2011

Muy buen artículo Leyte,se nota que esta ampliado.Muy bueno.    

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