Algunos apuntes sobre los errores alemanes en los países ocupados

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17-04-2006

  En los países ocupados hubo siempre una serie de luchas que resultaron catastróficas: El doctor Goebbels quería someterlos, sumergirlos en su propaganda, algo que no dejaba de ser inútil; era un buenísimo director de escena, un gran conocedor del pueblo alemán, pero en aquel momento, se trataba de Francia, Noruega, Bélgica, Holanda, Grecia... Para él, todo lo que no fuera alemán representaba como un insulto a su talento.

  La mayor parte de las consignas alemanas  para la censura teatral, de periódicos o libros eran estúpidas; los jóvenes oficiales de la Propagandastaffel que protestaban se veían objeto de sospechas a la vez por los militares y por los servicios de Goebbels, de Ribbentrop, de Himmler y de Göring.

  En un primer momento resultó, por ejemplo, un error la prohibición de la aparición oficial, en junio – julio de 1940, en Paris de L,Humanite órgano central de aquel partido comunista francés que en la época fraternizaba con los alemanes de manera entusiasta. Nunca se debe impedir a la gente ayudar a tu causa, es ir contra el sentido común.

  Era preciso que los militantes europeos anticomunistas tuvieran mucha convicción para continuar el combate junto a los alemanes, en los países ocupados por los alemanes. Quienes lucharon hasta el final, a pesar de las faltas de Hitler y del nacionalsocialismo, estaban dotados de un valor, una convicción y un desinterés que el Führer reconoció tarde, pero reconoció. No eran ciudadanos alemanes y la mayor parte del tiempo combatían al comunismo por razones ideológicas, sobre todo para preservar a sus tierras de la ola roja. La mayor parte de ellos eran conscientes desde 1943 que la guerra estaba perdida, pero continuaron regando con su sangre los campos de batalla, con el único pretexto de defender sus ideas y su civilización con un valor y firmeza que conoce pocos ejemplos en la historia.

  Los alemanes fueron poco hábiles tanto en Francia, como en Bélgica, Holanda, Dinamarca, Rumania, Checoslovaquia, Hungría y Yugoslavia; crueles en Polonia y los Balcanes (excepto Croacia). En la mayor parte de estos países la colaboración se hizo en la base, ya que el soldado alemán no odiaba y guardaba casi siempre una actitud correcta e incluso generosa si no le apuñalaban por la espalda (esto pocos lo pueden negar). Los servicios militares, diplomáticos, civiles y policíacos llevaron a cabo, por el contrario, tantas tonterías que parecían querer obligar a los ciudadanos a entrar en movimientos de resistencia. Piensen que los alemanes ocupaban de Brest al Caspio y de Narvik hasta Egipto en su momento de mayor esplendor durante el verano del 42.

  Los que llamamos aliados, tenían los tres intereses muy diferentes, opuestos totalmente por así decirlo. A pesar de ello, aquellos aliados supieron superar aquellas contradicciones ideológicas para unir sus propagandas y sus esfuerzos con un único objetivo: destruir a la Alemania nacionalsocialista. Alemania sólo tenía un enemigo serio : Stalin. Jamás supieron dar lugar a una verdadera cruzada contra el bolchevismo, con todas las naciones amenazados por el comunismo, Hitler nunca fue capaz de superar las primeras victorias y estaba convencido de que podían vencer solos. Esto fue fatal para su historia, para Alemania y a corto plazo para los europeos del Este.

  Pero fue en Rusia donde los errores de Hitler y sus consejeros tuvieron peores consecuencias, fueron sin duda trágicas y nefastas. Decenas de millones de almas recibieron a los alemanes, no como enemigos sino como libertadores. Creyeron hallarse liberados para siempre de un yugo implacable. Y al principio, durante el verano y luego el otoño, el Ejercito alemán se comportó de manera muy amistosa (debemos exceptuar, por supuesto, el papel de los Einsatz) hacia la población que no había sido deportada hacia el Este por las tropas o la policía soviética. De julio a septiembre de 1941, miles y miles de soldados rusos se retiraron sin combatir. Aquellos desertores habrían sido masas enteras si se hubiera iniciado una guerra política contra Stalin. Se volvieron a abrir iglesias. Por doquier los iconos volvieron a sus isbas y así fue como se dieron cuenta los alemanes de que los ciudadanos de la vieja Rusia no habían perdido la fe.

  El 17 de julio de 1941, Hitler nombró al su viejo camarada y Reichsleiter Alfred Rosenberg, ministro del Reich para la administración de los territorios del Este, de manera que podriamos creer que fue él quien cometió las tropelías que se dieron por doquier, y que por lo tanto, lleva ante la historia todo el peso de las faltas y los errores cometidos en aquellos lugares. Pero Rosenberg no tenía poder alguno. Aquellos territorios eran de máximo interés para muchos hombres, Rosenberg no era más que una pobre marioneta. A instigación de Himmler se nombró, por ejemplo al antiguo gauleiter de Prusia oriental, Erich Koch, comisario del Reich para Ucrania. Sostenido y recomendado por Bormann, Himmler, Göring, Heydrich y Sauckel, Koch, se destacó por su dureza brutal y salvaje. Cuarenta millones de ucranianos se dieron cuenta en aquel momento que lo único que habían hecho era cambiar de tiranos.

  Hitler y el partido apoyaban desde 1934 a la famosa organización ucraniana nacional, que luchó contra los soviéticos y sus tropas especiales con las armas en la mano. El jefe de la OUN era el coronel Konovaletz, ardiente patriota, asesinado en 1938 en Rotterdam por un agente comunista. Pero todo aquello quedó cubierto por el polvo. Las conversaciones que Hitler sostenía sobre los ucranianos y las otras etnias rusas confirmaron que tenía una mentalidad gravemente falseada por un concepto racista obstinado por las creencias de un hombre de provincias (al fin y al cabo sus opiniones nacían de los millares de libros y revistas que devoraba) y agravado por hombres como Bormann o Himmler. Despreciar a un pueblo no es vencerlo. Los pueblos de Rusia demostraron ante el mundo entero su valor y que en nada se debía al stalinismo. El pueblo alemán pagó cara la ceguera de Hitler.

  Rosenberg tenía buenas ideas, quería fundar un Estado Nacional ucraniano, restablecer la lengua ucraniana proscrita en los libros, los periódicos, la enseñanza y la literatura científica, por Alejandro II en 1876. Quiso crear un Ejército ucraniano con ayuda del Reich para luchar contra el bolchevismo, ¿pueden imaginar cuantos habrían sido los ucranianos que se habrían batido contra el comunismo con igual valor que los alemanes? Intervino para que los trabajadores ucranianos se presentaran voluntariamente para servir al Reich. Koch fue apoyado por sus amigos Bormann y Himmler, que se oponían a aquella pretensión y comenzaron por reclutar forzosamente a 270.000 obreros y 380.000 campesinos. Hitler intervino para decidir que Simferopol se llamara desde entonces Gotenburg, y Sebastopol, Theodoricshafen, en recuerdo de Teodorico, rey de los ostrogodos, vengador de los arios. Estaban en plena divagación. Esto es sembrar vientos para recoger tempestades, sin más, yo me pregunto, aunque sea inhumano ¿no era lo primero ganar la guerra? ¿O es que acaso ya creían haberla ganado. No obstante, a pesar de todos aquellos errores trágicos, muchos ucranianos esperaban todavía algo de los alemanes: odiaban al bolchevismo tanto que seguían colaborando con ellos. Hitler jamás comprendió a aquellos hombres sinceros, no se dignó ni de tenderles la mano y no tiene excusa por esta actitud. Su obligación era cerrar la boca de los Himmler, Koch, Heydrich y demás.

  Ni siquiera reprendió a Koch. Era uno de sus camisas viejas, antiguo camarada. Siempre prohibió que se tocaran a aquellos sus compañeros de lucha y tal actitud le costó carísima. Aquel era un excelente revolucionario, pero le faltaba la visión de hombre de mundo que sí tenía Alfred Rosenberg; para Hitler, la virtud esencial del militante era su fidelidad y lo perdonaba todo. Por ello aquellos camisas viejas eran con demasiada frecuencia intocables y ellos lo sabían.

  Hasta 1940, Hitler cerró los ojos ante las extravagancias de Julios Streicher, gauleiter de Franconia, que se olvidó de su misión y de su persona al tomarse por un irresistible Don Juan. Hitler se vio obligado ha destituirle de su puesto de gauleiter. Le atacaron de manera innoble, amenazando con publicar unas fotografías que le mostraban en una postura... delicada. Hitler vio aquel procedimiento como desleal y prohibió hacer uso de aquellas fotografías para rebajar a Streicher. El mismo sentimiento expresó Hitler hacia el socialdemócrata Karl Severing ministro de interior de 1928 a 1932, que no tenía simpatía hacia Hitler y el partido. Determinadas cartas cayeron en poder del partido. Hitler las leyó mostrándose muy indiscreto: Severing estaba enamorado como un colegial y aquello le emocionó. La sinceridad en un adversario, siempre es emocionante. Severing le mostró su simpatía a Hitler y ordenó seguidamente que no le inquietaran a pesar de haberles perseguido durante el tiempo que ocupó el poder. Pero lo cierto es que después demostró que no les había agradecido aquel gesto en absoluto, en Nuremberg abrumó a los acusados tanto como pudo, incluso consiguió que colgaran a Streicher.

  Pero volvamos a Ucrania, Hitler jamás tenía que haber permitido que Koch expresara su desprecio hacia una población desgraciada que esperaban de Alemania la justicia que el bolchevismo les había negado. Pronto llegaron los resultados de aquella política de fuerza. Desde octubre de 1941, los francotiradores, obedientes a las ordenes de Stalin, asesinaron no solamente a los soldados alemanes sino a sus propios compatriotas que habitaban pacíficamente el territorio ocupado, el motivo: negarse a unirse a sus bandas de partisanos. De esta manera, 500 alcaldes rutenos y sus familias fueron asesinados y vieron su hogar en llamas antes de morir. Tales crímenes se consideraron más tarde como crímenes alemanes. Ante el tribunal de Nuremberg Rosenberg evocó estas matanzas el 17 de abril de 1946. Le fue cortada la palabra en numerosas ocasiones por el presidente o los fiscales y se le impidió presentar una defensa coherente. Fue condenado a muerte y ejecutado. Se declaró no culpable. Igualmente se acusó al Reich de haber asesinado en Katyn a 15.000 oficiales polacos que los soviéticos fusilaron, como fue puesto en claro por una comisión internacional investigadora.

  El creador de aquellas bandas de partisanos que amenazaron las líneas de suministros alemanes constantemente fue únicamente Koch. En un país pequeño, la existencia de maquis no plantea problemas estratégicos. En la URSS era totalmente diferente: era imposible para el Ejército alemán ocupar aquellas inmensas regiones forestales donde los francotiradores instalaron importantes bases de apoyo. A partir del momento en que los partisanos emprendieron su guerra terrorista, la policía y las tropas del Reich se entregaron a operaciones de represalia sistemática que se extendieron por todas las poblaciones que ayudaban a los partisanos soviéticos. El mismo sistema de Napoleón en España, de los británicos en la India y el Transvaal, de los soviéticos en Ucrania y de los israelitas en Jordania. Hitler pudo haber empleado un método humano, inteligente, basado sobre una superioridad racial que exigía por lo menos la demostración con el empleo del sentido común y la razón. En Rusia, como en otros muchos países los alemanes no liberaron al pueblo, lo incitaron contra ellos. En las ciudades como en los campos rusos, la absurda política alemana desconcertó a las masas y a las élites y, finalmente, armó a decenas de millares de partisanos contra ellos. Su deber de buenos europeos era ayudar a los rusos a liberarse a si mismos del bolchevismo, desde que el primer soldado alemán pisó el territorio soviético.

  Tendrían que haberse esforzado por entender al pueblo ruso, darle una confianza que se merecían, ayudarle a vivir, enfrentarle a sus opresores. Ese era su único deber.

  Pero ni el partido nacionalsocialista ni Hitler estaban preparados para semejante tarea política y moral, que hubiera sido sin duda muy rentable a corto plazo. Resultó injusto a todas luces, terriblemente injusto hacerle expiar al pueblo ruso los crímenes cometidos por los bolcheviques desde 1917 contra el mismo pueblo ruso. Lo que caracterizó la política alemana de ocupación, no sólo en Rusia, fue la inconsciencia. Se le entregó a Stalin sus mejores armas de manera que resultaron incluso mejores y más poderosas que las que recibían de sus aliados del Oeste. En definitiva, resultó que en todos los países occidentales los comunistas, cubiertos por la mascara patriótica, se pusieron en cabeza de la resistencia y prepararon las carnicerías liberadoras.

    Jamás revisaron y ampliaron su doctrina hasta darle dimensiones europeas; fueron cegados por su vanidad, su egoísmo, su suficiencia. Al afirmar el 11 de agosto de 1941, que América no podría reponer antes de 1945 el material que el Ejercito Rojo acababa de perder, Hitler vivía en una nube, en pleno sueño, seguía pensando en Alemania, sólo en Alemania y aquel sueño se iba a convertir en una pesadilla muy pronto, pero lo peor de todo sería la caída de la nube en que se encontraba a la más dura realidad del mundo terrenal, por que en aquella nube se encontraba todo el pueblo alemán sumergido en la propaganda de Goebbels.

  En mayo de 1942, tras una larga y encarnizada batalla, el Segundo Ejército de Choque soviético fue aniquilado en los pantanos del Volchov. Aquellas divisiones siberianas demostraron su heroísmo, estaban mandadas por uno de los mejores generales rusos, un gigante, Andrés Adreievich Vlasov, al que hicieron prisionero. Declaró inmediatamente a los oficiales del 38 Cuerpo de Ejercito alemán:

“Stalin esta desangrando a nuestro pueblo. ¡Dadnos a los rusos un sentido para esta guerra! No comprendemos la manera con que ustedes obran: ¿Qué traen a mis compatriotas? La muerte, el cautiverio, el trabajo forzado. ¿Es eso razonable? Cierto que todavía obtienen ustedes victorias, pero ahora que Stalin recibe una ayuda masiva de los americanos, combatirá hasta el último hombre por salvar el régimen y su piel. Esta mucho mejor informado sobre ustedes que ustedes sobre él, y les tenderá trampas en el lugar que crean atacarles por sorpresa. Muchos de mis compatriotas sufren el comunismo staliniano: el deber de ustedes debería ser ayudarles francamente. Están en su derecho de tomar las garantías posibles, pero deben ayudarles a liberarse. Sólo los rusos pueden vencer a los rusos.

  Vlasov tenía toda la razón. Era todo un patriota, dispuesto a librar a Rusia de Stalin y la camarilla que le rodeaba. Pero hombres como Himmler – que fue un tanto pérfido en este aspecto – no le comprendieron. Hitler tampoco. Para comprometerle, los alemanes hicieron combatir en el Oeste presuntos soldados de Vlasov, cuando él ni siquiera estaba al corriente de la existencia de tales unidades. En 1944 asumió el mando de dos divisiones en el frente del Este, sufrió, al igual que sus soldados y sus oficiales tales vejaciones por parte de los alemanes que finalmente sus tropas se desmoralizaron y se negaron a combatir junto a los alemanes, pero el general permaneció fiel a su causa antistaliniana hasta el final.

  En 1942 redactó el siguiente manifiesto:

  “El Comité ruso proclama los siguientes principios para la reorganización de Rusia:

-Destrucción del bolchevismo, de Stalin y su camarilla.

-Conclusión de una paz honorable con Alemania.

-Creación de una colaboración de Alemania y los demás pueblos de la nueva Europa, de una Rusia nueva sin bolchevismo ni capitalismo.

  Para reconstruir Rusia, el comité propone el programa siguiente:

  1º Abolición de los trabajos forzados, libre derecho al trabajo y la defensa sindicalista.

 

  2º Abolición de los koljoses y devolución de las tierras a los campesinos.

 

  3º Restablecimiento del comercio, el artesanado y la pequeña industria.

 

  4º Los intelectuales tendrán derecho a obrar libremente en bien del pueblo.

 

  5º Justicia social y protección de todos los trabajadores contra la explotación.

 

  6º Derecho a la instrucción y la seguridad social para todos los trabajadores.

 

  7º Abolición del terror y restablecimiento de los derechos del hombre.

   

  8º Garantía de libertad para todos los pueblos que componen Rusia.

 

  9º Amnistía de todos los detenidos políticos. Vuelta a su hogar de todos los reportados políticos.

 

  10º Reconstrucción de todas las ciudades y los pueblos según un plan estatal.

 

  11º Reconstrucción de las fabricas según el plan trazado por el Estado.

 

  12º Anulación de todas las deudas contraídas por Rusia como consecuencia de todos los acuerdos secretos concertados por Stalin con los norteamericanos.

 

  13º Garantía de un mínimo vital para todos los inválidos de guerra y su familia”.

  Todas estas propuestas cayeron en saco roto, podemos imaginar la cara que puso Himmler, por ejemplo, cuando se le enseñó este documento. Imaginan ustedes lo que sería hoy Hitler a los ojos del mundo si hubiera aceptado este plan que hubiera beneficiado a toda Europa. Nunca lo sabremos, lo único que les puedo asegurar es que le hubiera ahorrado al mundo mucho sufrimiento innecesario.

  En mayo de 1945, los americanos entregaron a los soviéticos al general Vlasov y su Estado Mayor. El 12 de agosto de 1946, Stalin los hizo condenar a muerte y ejecutar por “haber sido agentes de contraespionaje alemán”.

Fuentes: GELLATELY, Robert: La Gestapo y la sociedad alemana

            GISEVIUS, Hans Bernd: Adolf Hitler

            HAYWARD, James: Mitos y leyendas de la Segunda Guerra Mundial

            LUMSDEM, Robin: La historia secreta de las SS

            MICHAL, Bernard: Himmler

            OVERY, Richard: Interrogatorios

            RHODES, Richard: Amos de la muerte

            TREVOR – ROPER, Hugh: Las conversaciones privadas de Hitler

              SOLAR, David: La caída de los dioses. Los errores estratégicos de Hitler

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17-04-2006

Foto de Konovaletz, el jefe de la OUN.

Hiwi

17-04-2006

Uffff. lo tengo que leer con tranquilidad

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17-04-2006

Ja ja ja, siempre te acojonan un poco mis posts Hiwi, o al menos eso es lo que creo en ocasiones ;D ;D ;D, no, de verdad, se que siempre los lees y eso me reconforta ;), gracias camarada... ja ja, y con calma, no se te atragante... ;)

Hiwi

17-04-2006

Por supuesto que siempre los leo.....te tengo entre mis autores favoritos.... :D ;) ;) ;)

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17-04-2006

:-*

Reinhard

18-04-2006

Interesante,ciertamente, por mi parte en otro post sobre los errores de Hitler hice notar exactamente el mismo criterio, demasiada vanidad, Hitler terminó creyendose las patrañas que inventaba Goebbles, o quizá eran los informes de contraespionaje de Canaris, los que fallaban, pero lo cierto es que efectivamente la vanidad y la arrogancia de creer REALMENTE que eran laraza superior les llevó al desastre, claro que como debia sentirse Hitler en el 42, pués poco menos que como el amo del mundo, o no?

Ahora que hablamos del Führer he vuelto a ver "El gran dictador" de Chaplin y es que es para romperse de risa, no se si Hitler llegó a ver tal parodia de su persona, pero si así fuera seguro que no debió hacerle demasiada gracia, yo en cambio la recomiendo a todos encarecidamente.

Rein.

Dieter

18-04-2006

Muy bueno Karl. :o

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18-04-2006

Yo creo que Hitler no es como lo parodia Chaplin Rein, por más buena que llegase a ser la película, Hitler era un hombre serio, supongo que habrá quien no esté de acuerdo con esto, pero por si fuera poco era de costumbres austeras.

Gracias por vuestros halagos camaradas. ;) :-*

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21-04-2006

Tus ideas son muy razonables Karl, pero simplemente Hitler y el Ns como fueron concebidos, no podían hacer eso.

Ellos tenian un racismo, que no solo era tal, sino que además era del tipo de racismo que desprecia y humilla, que pretende basar la superioridad en la fuerza, la brualidad y el maltrato, con lo cual se logra todo lo contrario.

Para hacer lo que tu propones ciertamente hacía falta otra concepción. Pero lo peor es que ni siquiera era necesaria una concepción humanista, o llena de amor al prójimo, no tenian que ser los superbondadosos que inavdian Rusia solo por amor a libertar a su pueblo. No, no tenian que ser tan extremadamente buenos que fuera utópico. Y digo que esto es lo peor porque significa que no era imposible lograrlo.

Me explico, el mismo Ns convencido de la superioridad de Alemania (y de Europa no se olvide) podia acometer esta tarea, solo tenia que libararse de ese racismo, basado en la fuerza, el desprecio y la brutalidad. Ni siquiera tenian que dejar el racismo (no digo que esto sea bueno, digo que por ello no era tan imposible) solo convertirlo a un racismo orientado a demostrar su superioridad con la nobleza, la  mayor capacidad de civilización, la "ayuda a los inferiores". No se si me explico, solo quiero decir que con ligeros, ligerisimos cambios en la teoria NS esto era posible, era posible practicar todas las ideas que exponees y evitar con ello tantas degracias de la guerra, de los comunistas y en especial de los Ns.

Pero estos ligeros cambios en la doctrina no tuvieron cabida en una mente cerrada como la de Hitler o la del mayor payaso del mundo Himmler. Hitler fue capaz de comventir el Ns de un movimiento aleman o germánico a un movimiento europeo, pero fue absolutamente incapaz de consolidar ese movimiento europeo y mucho menos de extenderlo a Rusia, por eso no se pudieron poner en práctica esas ideas.

El gran pecado de Hitler es haber tenido la capacidad, las circusntacias y el poder de evitar tanas desgracias, y no solo pecó de omisión, sino que acrecentó la lista de desgracias. Por eso la cagó.

P.D sobre Himmeler. Tan payaso es que como un ser así (miren una foto) puede ser el lider de los que supuestamente estaban llamados a ser la élite del nuevo Reich!!! :o

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21-04-2006

Comparto tu postura, al fin y al cabo es la pura realidad, su concepto de las razas derivó en la destrucción de su sueño y luego como no el radical y definitivo abandono de Hitler para siempre de la políticas (que tan bien había hecho en la década de los 30) por la guerra... para él no hubo interés en utilizar la política dentro de la guerra, en ningún momento... pero veo que no me has entendido en un aspecto camarada, y es que los nacionalistas, tan maquiavélicos como siempre se han querido ver, demostraron muy poca perspicacia al no poder ceder ni el más mínimo terreno a los untermenschen para facilitar un triunfo en la guerra. Ya me entienden dar sensación de actuar de buena fe, dar a los ucranianos y el resto de nacionalidades autonomía en ciertos aspectos.... así ayanar el camino a la victoria, aunque luego (y no quiere decir ni mucho menos que comparta esto, ¿de acuerdo? ;)) se acabara con todas estas libertades y se instaurara el imperio colonial de campesinos-guerreros... desde su punto de vista esto hubiese sido una política inteligente, por supuesto que no noble y humanitaria pero desde el punto de vista de los nacionalsocialistas muy provechosa y propia de maquiavélicos de verdad.

La rápida victoria de Francia fue algo que destrozó los planteamientos de Hitler, por que se creyó poseedor de todos los destinos, no fue capaz de asimilar esa victoria, pensó que no necesitaría aliados... no fue capaz de presionar a Franco por ejemplo, signo de su relax en el ámbito político.

Repito, la política inteligente hubiese sido dar apariencia de libertadores para convertirse luego en señores totales de esas tierras.

En cuanto a Francia, Francia tenía derecho a una paz, Francia y Alemania debían reconciliarse, pero Hitler no fue capaz de aceptar esa gran misión histórica, por que abandonó la política, por que se convirtió al odio de la guerra, al igual que todos sus colaboradores.

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21-04-2006

pero veo que no me has entendido en un aspecto camarada, y es que los nacionalistas, tan maquiavélicos como siempre se han querido ver, demostraron muy poca perspicacia al no poder ceder ni el más mínimo terreno a los untermenschen para facilitar un triunfo en la guerra. Ya me entienden dar sensación de actuar de buena fe, dar a los ucranianos y el resto de nacionalidades autonomía en ciertos aspectos.... así ayanar el camino a la victoria, aunque luego (y no quiere decir ni mucho menos que comparta esto, ¿de acuerdo? ) se acabara con todas estas libertades y se instaurara el imperio colonial de campesinos-guerreros... desde su punto de vista esto hubiese sido una política inteligente, por supuesto que no noble y humanitaria pero desde el punto de vista de los nacionalsocialistas muy provechosa y propia de maquiavélicos de verdad.

Claro que te entendí y es que es preferible se maquiavelico que tarado, que fue lo que al final fueron.

Repito, la política inteligente hubiese sido dar apariencia de libertadores para convertirse luego en señores totales de esas tierras.

Estoy parcialmente de acuerdo, es una posibilidad. Pero lo que he querido decir en mi mensaje es que la condición de "libertadores" y que esta se volviera peremne (y no solo una tapadera momentanea como insinuas) no era del todo incompatible con el Ns. Al contrario las ideas del Ns con una ligera modificación doctrinaria se podían adaptar perfectamente a esta condición ¿Me explico o lo aclaro?

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21-04-2006

Sí camarada, ahora te he entendido perfectamente :), pero los doctrinarios del nacionalsocialismo, esos camisas viejas que tanto tenía Hitler en cuenta... esos hombres no estaban adaptados a ese tipo de posibilidad, si bien ya supuso un duro golpe a sus creencias el pacto germano-soviético, que no se alivió hasta la declaración de guerra. Era puramente nacionalsocialista el maquiavelismo político, y aun me cuesta entender esa falta de brillantez desde el 1 de septiembre de 1939. Es triste, pero es así, y si no probad camaradas, desde el pacto germano-soviético no se llevó a cabo ningún tipo de medida política de provecho...

El político más brillante de la década de los 30 se marchitó con la llegada de la guerra sin remedio alguno. Se podrían haber hecho grandes cosas, Europa podría haber sido posiblemente por propia voluntad nacionalsocialista (olvidemos en este aspecto el tema de los judíos, no me refiero a eso) en el aspecto político, en la toma de medidas sociales, en una unión en cierta manera ideológica y económica... una fraternidad, una buena voluntad que no deja de ser una contrafactual utópica, los nacionalsocialistas nunca tuvieron en cuenta esa idea, pero fueron soldados franceses los últimos en recibir la Cruz de Caballero, los últimos defensores de Berlín, eso no debe olvidarse.

Los franceses aceptaron con resignación pero con alivio el armisticio, Petain fue apoyado, y en la Francia ocupada y en la títere hubo deseos claros de colaborar, quedando como el más patente el de Laval... nunca se escuchó a estos hombres. En la cuestión de Gibraltar por ejemplo, que tanto bien podría haber hecho a Alemania en el desarrollo de la guerra no demuestra que Hitler fuese consciente de que la entrada de España en guerra sería un desastre, algo insostenible, si no una pérdida de credibilidad, de pericia, de voluntad, un claro exceso de confianza... Hendaya refleja el declive de Hitler como político. Puedo creer con acierto que a Hitler poco le hubiese importado sacrificar a España en aras de su interés, pero creía que Inglaterra estaba acabada, la inercia, el cansancio, lo que fuese, le obligo a quedarse quieto, esperando una propuesta de paz de los ingleses que nunca llegaría.

Graf, gracias por dar ocasión al debate camarada ;)

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21-04-2006

Buenos, pues ya no hay más debate. Estamos de acuerdo.  ;)

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24-04-2006

Pues es una lastima, de todas formas alguna forma habrá de reorientar el tema. :-\

¿Creeís que Alemania podía tener el suficiente poder como para movilizar a la Europa ocupada a una "cruzada contra el bolchevismo"?

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