Jack Cornwell...¿Héroe o mito?.

Heinz von Westernhagen

22-01-2011

¡¡ Hola, foreros !!...

Hace tiempo leí un caso que, la verdad, me chocó bastante. Se trataba de la historia de un marinero, Jack Cornwell, miembro de la dotación de la pieza proel de 5,5 pulgadas del crucero ligero HMS Chester y elevado a los altares británicos de los heróes de guerra, siendo condecorado póstumamente con la Victoria Cross. El hecho sucedió durante la Batalla de Jutlandia. Y hasta aquí podría haber sido una de las muchas  lecturas referentes a aquellas personas que “más allá del cumplimiento del deber” (frase que nunca me ha quedado clara, pues el “deber” es lo que uno debe de hacer), han merecido un sitio en el Olimpo de los muertos heroicos. Pero, lo que me impresionó y os quería comentar, es que este marinero...era un chaval de 16 años...¡casi un niño!...lo que me hizo preguntar qué extraño sentido del deber puede tener una criatura de 16 años, inmerso en una lucha en una época totalmente diferente a la nuestra y con unas ideas de acuerdo con ella. Recuerdo una colección que salió en los años noventa sobre buques. En uno de los fascículos, que hablaba sobre Jutlandia, había una página con una bonita ilustración de Salisbury, a color, en donde aparecía este muchacho rodeado de humo y cadáveres; al lado de un enorme cañón naval (si lo comparamos con el tamaño del chico) que, por cierto y si los británicos no nos engañan, es el mismo que está expuesto en el Imperial War Museum de Londres, al que le faltan las protecciones de la dotación y se puede ver que está un poco “tocado”.

El “cañón de Jack Cornwell”.

En Octubre del año pasado acabé “Jutlandia”, de Sergio Valzania. Un libro que es digno de leer, porque aparte de narrar amenamente el desarrollo de la batalla, tiene partes que hacen desplazarse al lector hasta el interior de la torre artillera de un acorazado, en plena lucha, o a las entrañas de las salas de máquinas de un buque, reflejando la angustia que debieron sentir todos aquellos que estuvieron combatiendo a ciegas; realizando una y otra vez los mismos movimientos aprendidos en las maniobras y en los simulacros de combate, desconociendo lo que pasaba más allá de su entorno. Impresionante. Y además tiene algunas buenas fotos,¡ leñe!.

Una vez realizada la publicidad del libro (cosa que ya cobraré a la Editorial) os diré que, en éste, el autor tiene una página y poco en la que él mismo se hace una especie de preguntas sobre la heroicidad de este chico. ¡Hombre!, lo cortés no quita lo valiente, y ya sólo el detalle de presentarse voluntario a su edad, haciendo todo lo posible para alistarse, es ya algo valiente. O irresponsable. O sencillamente hizo lo que la sociedad británica esperaba que hiciera. Lo que quiere dejar claro Sergio es que, probablemente, durante el combate, al pobre Jack no le quedó más remedio que estar “al pie del cañón”, imposibilitado por sus severas heridas y que, como después de una gran batalla con muchas víctimas y arrogantes buques hundidos, son necesarios héroes para seguir alimentando el ardor guerrero en la población, (sobre todo, cuando en un principio se tiene la certeza de que a uno le han vapuleado) le tocó la china a Jack Cornwell. Y aquí algunos de vosotros me diréis...¿Vapuleado?. Hmmm...pues sí: porque aunque estratégicamente Jutlandia haya sido una victoria británica, lo que está claro es que la orgullosa Grand Fleet perdió unos modernos e impresionantes buques y tuvo muchas más bajas de la Hochseeflotte alemana, tanto humanas como de material.

Fue la lectura de esas páginas lo que me motivó a escribir esta pequeña colaboración. Me gustaría que pensárais si, efectivamente, Cornwell fue un héroe de verdad o un pobre muchacho cuya historia fue manipulada por un Gobierno necesitado de heroicos ejemplos. Creo que yo lo tengo claro y es lo que quiero compartir con vosotros. La verdad es que toda la parafernalia posterior que se montó en torno a éste chico fue bastante (no sé si voy a utilizar la palabra adecuada)... “mediática” para aquel tiempo y, en cierto modo, un poco manipuladora. E imagino, también, que agraviante para las familias de todos aquellos que desde 1914, estaban criando petunias; con sus fotos y medallas (si las hubiera) colocadas en el sitio de honor de los hogares a los que jamás regresarían. Snif. Por lo que hoy, inspirado en esas lecturas, procedo a proceder con el principio de mi relato. Procedamos.

EL CRUCERO LIGERO HMS “CHESTER”

Éste bonito crucero de estilizadas líneas no estaba destinado a servir en la Armada de su Graciosa Majestad, la Reina de Inglaterra. Pertenecía a la clase Birkenhead, que constaba de dos buques, el HMS Birkenhead, que daba su nombre a la clase y el HMS Chester. En realidad, la clase era similar a la Town, pero con algunas diferencias constructivas y de armamento con respecto a ésta. Estos dos cruceros ligeros habían sido puestos en grada y se construyeron por encargo de la Marina de Guerra griega, siendo incorporados a la Royal Navy en 1915, por las necesidades bélicas del momento y asignándoles el nombre de la clase.

El HMS Chester, que es el crucero ligero que nos interesa, se iba a llamar en la Marina de Guerra Griega “Lambros Katsonis”. Una vez pasada la Primera Guerra Mundial, los británicos intentaron devolver a sus dueños originales los dos cruceros, pero el Gobierno Griego mandó al de Su Graciosa Majestad a darse un paseo por las Termópilas, a ver si encontraba a algún persa al que colocar sus “sobrantes de guerra”, siendo desguazado el HMS Chester 1921.

Una maquetilla de resina, en la que podemos ver mejor la disposición por banda de las piezas de 5,5 pulgadas.

El HMS Chester fue dotado de un armamento principal de 10 cañones de 5,5 pulgadas (unos 142 mm.), que permitía disponer de más munición en las santabárbaras que sus homólogos de 6 pulgadas (155 mm.), debido a las características del disparo, al ser éste menos pesado y más manejable; siendo similar en cuanto a “pegada” a los de 6 pulgadas. Peeeero...Resulta que la protección blindada que tenían las piezas no era la más adecuada. No tenían torre, tenían una pequeña casamata que no llegaba hasta abajo del todo y además estaba abierta por su parte trasera, lo que hacía que la dotación artillera no estuviera suficientemente protegida ante la metralla; cosa que en Jutlandia se hizo notar entre el personal que atendía las piezas: la mayor parte de los servidores de los cañones afectados por el fuego enemigo durante la batalla, perdieron las extremidades inferiores, debido precisamente a la lluvia de metralla que provocaron los impactos recibidos en el crucero ligero. Y cuando hablamos de metralla, nos referimos a las astillas de madera, metal y demás cosas calientes, silbantes y afiladas que barren las cubiertas de un buque cuando a éste le están dando candela.

Esta es la dotación de un 6 pulgadas. Fijémonos en lo desprotegida que está...

ACTUACIÓN EN JUTLANDIA

Fue bastante breve: veamos. El HMS Chester entró en servicio en Mayo de 1916, tres días antes de la acción de Jutlandia, y fue destinado inmediatamente al 4º Escuadrón de Cruceros Ligeros, que apoyaba al 3º Escuadrón de Cruceros de Batalla. A las 5:40 horas del 31 de Mayo de 1916, el buque se vió sometido a intenso fuego proveniente de, por lo menos, cuatro cruceros ligeros alemanes; logrando éstos en tres minutos impactar 17 ó 18 veces (depende de las fuentes) en el HMS Chester y dejando inutilizadas tres piezas de 5,5 pulgadas. La cuenta del carnicero en este buque fue de 29 muertos y 49 heridos, aunque posteriormente, el número de muertos ascendió a 35. Entre los heridos que lograron desembarcar con vida, estaba nuestro pequeño Jack Cornwell, falleciendo a los dos días en el hospital en donde le habían ingresado.

Fotos del HMS Chester, después de Jutlandia, con ciertos “toques” germanos. 

JACK CORNWELL

John Trevor Cornwell nació el 8 de Enero de 1900 en Leyton, en el seno de una familia de clase trabajadora , por lo que el 2 de Junio de 1916, cuando falleció en el Hospital General de Grimsby, tenía 16 años y cinco meses cumplidos. Jack fue un muchacho producto de la Inglaterra en la que vivía. Su infancia la pasó como un muchacho normal de su tiempo, dejando la escuela a los 14 años y empezando a trabajar como como repartidor de cerveza. Como muchos chavales de su época, ingresó en las filas del movimiento escultista de Baden-Powell. Intentó enrolarse en la Marina en dos ocasiones, logrando su ingreso en 1915, sin el permiso de su padre. Estuvo seis meses con otros chavales de su edad, en el cuartel naval de Keyham, Plymouth, hasta que al final fue enrolado en el crucero ligero HMS Chester, como Boy Seaman First Class, siendo asignado a la dotación artillera de la pieza proel de 5,5 pulgadas. Su misión consistía en ayudar al apuntador principal de las piezas. Cuando en la mañana del 31 de Mayo de 1916, el Chester salió del puerto de Rosyth con el 3º Escuadrón de Cruceros de Batalla para ir en busca de la Flota alemana, nos imaginamos a Jack con la emoción propia de aquellos que se dirigen al combate, el ánimo inflamado por las arengas recibidas...pero también le suponemos con el miedo que, de repente, se va adueñando de uno en cuanto se acerca la hora de la verdad. Durante el combate, Jack recibió una tremenda herida de metralla en el pecho, quedando imposibilitado para moverse, al lado de su cañón, con el resto de la dotación muerta o gravemente herida a su alrededor. Fue desembarcado en Grimsby y falleció al día siguiente. Y hasta aquí la historia. Ahora vamos a adentrarnos en el mito.

Foto de Jack. Luego hablaremos de ella...

Lo que es cierto, es que el entierro, costeado por sus padres, en principio fue en una fosa común. Pasados los días, alguien de arriba se dio cuenta de que la historia de este muchacho podía prometer y empezó a montarse toda la parafernalia a la que antes he hecho referencia. Es curioso saber que, lo primero que hicieron Jellicoe y Beatty nada más llegar a puerto, fue el intentar conseguir héroes para levantar la decaída moral británica, ordenando se buscaran éstos entre todos los buques participantes en Jutlandia. Se fabricó un héroe a medida. El 17 de Julio de 1916, un mes y poco después de la Batalla, fue publicado en todos los periódicos del Reino el informe sobre la batalla firmado por el Almirante Jellicoe en el que, en un pequeño apartado final, destacaba la valentía de este chico en base a las referencias que el Capitán del HMS Chester había facilitado, proponiéndole para la Victoria Cross; aunque hay que decir que desde el principio, el Almirantazgo fue bastante escéptico y reacio a tal concesión.

Investigando, se descubrió que su padre y su tío estaban combatiendo en el frente francés. ¡ Una familia tocada por la desgracia de la guerra!. ¡ Vaya filón para exaltar el patriotismo!...Se empezaron a publicar panfletos y artículos de prensa, en donde se pudo leer de todo. Unos periodistas ya le ponían cargando él solito la recámara de su cañón con un pepino de 140 y “apretando el botón de disparo”, alcanzando con este último proyectil al Wiesbaden, (alemán, claro...¡sólo faltaría!...), colaborando en su hundimiento (¡Venganza!); mientras otros le situaban en una posición retrasada en la cubierta proel, cerca de la pieza, esperando órdenes entre los cadáveres de sus compañeros, por si hacía falta su ayuda...(y uno se pregunta...¿pero no era el ayudante del apuntador ?...). Otros contaban que le habían encontrado sentado al lado del cañón, con el ojo pegado al visor de tiro. La verdad es que es normal el pensar que el chaval, malherido como estaba, no pudo hacer otra cosa que permanecer quieto, a cubierto, dentro del frágil blindaje de la pieza, ante la imposibilidad de moverse y con la que estaba cayendo cerca de él.  ¿Os imagináis la situación?... Cuando en cerca de tres minutos te caen dieciocho pepinos de 150 mm, barriendo todo a tu alrededor y encima te han metido un metrallazo de órdago, creo que lo más lógico es que estés completamente aturdido, sin saber qué es lo que te ha pasado en un espacio de tiempo tan pequeño. De hecho, el HMS Chester abandonó la línea de fuego a toda la potencia que daban sus máquinas, chú, chú.

Chester bajo el fuego.

Los medios de comunicación de esa época no se pueden comparar en absoluto con los medios de los que ahora disponemos. Imaginaos, entonces, cómo de inmenso pudo ser el impulso mediático que se dio al caso de este muchacho, que todavía hoy quedan secuelas en la sociedad británica. (Colegios con su nombre, asilos,  sellos de correos, insignias escultistas que se siguen otorgando a Boy-Scouts, medallas de la RN, que se conceden a cadetes navales;...¡hasta un monte canadiense lleva su nombre!.)

Insignia Scout, con la C de Cornwell.

Medalla Cornwell para cadetes navales.

La foto que está al acabar este párrafo es de los hermanos de Jack, mirando el retrato de su hermano. Fijémonos en el hermano mayor, George, aunque no se le ve la cara muy bien... ¿Pues?...¿Qué tiene de particular...?...ya os lo contaré más abajo. Se exhumó el cadáver de la fosa común en la que estaba depositado y se hizo un multitudinario y segundo entierro de los restos del pobre Jack en mismo cementerio, pero en otra tumba de “categoría” acorde a la adquirida de héroe; entierro al que acudieron Boy Scouts, compañeros del HMS Chester, altos cargos militares y políticos...en fin, ya sabréis como son estas cosas: instalando en su tumba una bonita lápida de mármol pagada por suscripciones voluntarias.

La tumba de Jack

Video del entierro

http://www.youtube.com/watch?v=xjheGGDuiFE#

Enseguida aparecieron testimonios de su gran valor durante el corto combate. Sus compañeros, tanto de infancia, de los Scouts, del cole..., como de la milicia, comenzaron a narrar anécdotas en donde este chaval aparecía como un ejemplo a seguir para todos los muchachos británicos de la época. Empezaron a venderse postales, cajetillas de tabaco, cromos y pequeñas ilustraciones sobre la proeza de nuestro Boy Seaman First Class. Más de siete millones de niños británicos donaron sus ahorros a una fundación que llevaba el nombre del héroe, con el fin de ayudar a los esfuerzos de guerra, entre otras cosas. Cuadros de la “gesta” y fotografías de Jack se colgaron en muchas escuelas e instituciones del Imperio. La presión mediática fue tal, que prácticamente “obligó” al Almirantazgo británico a conceder a Jack la Victoria Cross...tres meses después de su entierro. “¿Necesitábamos héroes?...pues aquí tenemos a uno”. La madre de Jack fue recibida en el Palacio de Buckingham y recibió la póstuma medalla. Otras condecoraciones le caerían después al muchacho.

Foto Victoria Cross naval.

Paquetes de tabaco con la imagen de Jack.

Uno se encuentra, buscando documentación, con cosas verdaderamente sorprendentes. La famosa foto de estudio que puse antes en la que sale  Jack Cornwell, vestido con el uniforme de marinero, con esa mirada penetrante y ese gesto adusto, serio, impactante en cierto modo y que hace a uno pensar muchas cosas sobre el carácter de este chico, es en realidad una manipulación realizada posteriormente a su muerte. Y burda. El retratado es su hermano George, que se le parecía bastante, y esa foto salió en todos los periódicos y revistas de Gran bretaña, convirtiéndose en un símbolo para muchos; como lo es, o fue, la famosa foto del Che con boina y barba. Y digo burda, porque al fotógrafo se le olvidó un pequeño detalle: Jack nunca formó parte de la dotación del HMS Lancaster, que es el nombre que aparece la gorra. Más tarde, se intentó subsanar el fallo, volviendo a hacer la misma foto con la gorra del HMS Chester, pero, señores... ¡el papel lo aguanta todo!. En uno de los enlaces, que precisamente no me deja copiar las fotos, tenéis un retrato del hermano vestido de civil, con el resto de la familia, en el que se ven bastante bien sus facciones; y la típica foto de éste con la gorra del HMS Lancaster, junto a la que se hizo más tarde con la gorra del HMS Chester.

Foto hermanos de Jack.

Aquí tenemos un ejemplo de los cuadros que causaron furor en la época:

Jack cargando el cañón, antes de efectuar el disparo que acertó al Wiesbaden. Serio, el chaval. Impresionante.

Jack al lado de su pieza.

Éste es, creo, uno de los más fiables. Aunque herido, Jack se protege dentro del ligero escudo de la pieza demostrando bastante firmeza, mientras la dotación yace muerta o herida a su alrededor. Pero pienso que un chaval con un metrallazo “del siete”, podría estar de cualquier manera, menos de pie y con esa tranquilidad, pero... bueno...la verdad es que tiene una pose bastante extraña...en Asturias diríamos que está... como “aparagüado”.

Incluso el médico que le atendió elaboró un bonito informe, (posterior, claro), en el que admiraba la gran fortaleza de este chico cuando le comunicó (con flema británica) que no podría sanar de sus heridas; y dando fe de que nuestro Jack demostró ser propietario de un gran sentido de la responsabilidad...muriéndose con gran entereza. Como tienen que fallecer los héroes, of course.

El padre de Jack Cornwell la palmó a mediados de Octubre de 1916, de una enfermedad adquirida en el frente de Flandes.( No, no fue una blenorragia: fue un catarro). Le enterraron en la misma tumba que su hijo. La familia de Jack fue pronto olvidada. Pasó un montón de penurias económicas. La madre pidió ayuda a esa especie de fundación, pero se la negaron. Tuvo que morirse con 48 años para que se le cayera la cara de vergüenza a cierta gente y se asignara una pensión anual de unas 60 libras a los hijos, que no tuvieron más remedio que emigrar a Canadá en 1920.

No sé qué discurriréis de todo esto. Estamos hablando de una terrible época en la que todo valía para levantar la moral de la población. Bueno...¡casi como ahora!. Personalmente, ya os comenté al principio lo que pienso del caso Jack Cornwell: un pobre chaval que se encontró con la muerte y que, sin querer, fue erigido héroe popular por necesidades del momento y se le convirtió en un ejemplo a seguir para los chicos de su edad en la gran Bretaña. Probablemente, si Jack nos pudiera contar algo de su experiencia, nos diría que hubiera preferido llevar una tranquila vida de repartidor de cerveza, y que maldita la hora en la que se le ocurrió alistarse. Que los héroes no son tales, que tienen miedo cuando llega la hora de la verdad y lloran, gritan y chillan de dolor cuando la metralla les rasga la carne, rompe sus huesos y les imposibilita el moverse. Que un valiente, en realidad, es aquel que aguanta un poco más en su puesto, apretando los dientes, convirtiéndose en héroe si muere en él por una fatídica casualidad y, en resumen ...que la guerra no es tan bonita  como la pintan muchas veces...

Hmmm...O tal vez diría otras cosas...¡¡Quien sabe ¡!...

Hay héroes y héroes...pero este pobre muchacho, sinceramente,¡ no creo que se mereciera tal distinción!.

Saluten!!

Estuve en el Skarregak, a bordo del Derflinger, calándome con el agua que caía en cubierta a cada andanada de los pérfidos, consultando éstas fuentes:

(Las fotos están sacadas del Google).

Jack Cornwell

http://en.wikipedia.org/wiki/Jack_Cornwell

http://www.royalnavalmuseum.org/info_sheets_johncornwell.htm

http://www.thescoutingpages.org.uk/cornwell.html

http://units.ms-sc.org/yeovil/news

http://www.newhamstory.com/taxonomy/term/1291

http://www.royalnavalmuseum.org/info_sheets_johncornwell.htm

Informe de Beatty

http://www.worldwar1.co.uk/despatches/beatty-jutland.html

La famosa foto

http://www.scouting.milestones.btinternet.co.uk/cornwell.htm

http://www.gettyimages.com/detail/3251944/Hulton-Archive

condecoraciones scouts

http://www.guiasyscoutsdesalta.com.ar/condecoraciones_gss.html

HMS chester

http://en.wikipedia.org/wiki/HMS_Chester_(1915)

http://www.worldwar1.co.uk/light-cruiser/hms-Birkenhead.html

http://www.northeastmedals.co.uk/britishguide/jutland/hms_chester_casualty_list_1916.htm

http://www.historyofwar.org/articles/weapons_HMS_Chester.html

"Jutlandia", de Sergio Valzania, Editorial Ariel

(P.D: No sé si coloqué esto en el lugar adecuado...si no es así, rogaría al moderador que, por favor, lo trasladara a su sitio correspondiente. Danke.)

josmar

22-01-2011

Triste historia, a la que, si añadimos el del final de su familia, hacen convincentes tus recelos sobre la posible manipulación de los hechos......¡¡...Todo es posible.....!!

Eversti

22-01-2011

Un artículo interesante, en tu linea.

Tiene toda la pinta de ser el primer producto de marketing, pero en toda guerra hacen falta héroes que levanten la moral al personal. como tu ya has dicho, el simple hecho de alistarse con 16 añitos para ir a una guerra.... y encima dentro de una lata de sardinas  .... hace que se merezca el reconocimiento, sino a nivel personal si representando a todos esos jóvenes que se alistaron con esos años.

ULRICH

22-01-2011

Parecido a lo ocurrido muy pocos años despues con Horst Wessel, éste ultimo elevado a los altares cuando su muerte fué por un lio de faldas.

Heinz von Westernhagen

22-01-2011

Pues algo parecido, Ulrich,,,salvando las diferencias, claro.

Cornwell se alistó para luchar en una guerra. Horst murió por ser un macarra, en otros tiempos, con otra serie de cosas.

Que se hiciera de él , de Wessel,un ejemplo posteriormente...pues bueno...que evidentemente, fuera todo una manipulación para conseguir héroes en donde no los había...¡¡  Pues también !!

Y Eversti tiene razón. No quitemos la valentía, o el "descerebramiento" al chaval. Pero de eso, a saber los actos por lo que supone que fue merecedor de la VC...¡por favor!

Saluten!!

gilfi

02-02-2011

Buen articulo Herr Heinz muy bueno muy a su estilos congratulaciones.-

saluten

gamaliel gustavo

02-02-2011

Otro ejemplo de aquella frase " La verdad es la primera baja de la guerra " ?                Saludos.

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