La casa de Pavlov

Moisin-Nagant

24-04-2006

A finales de Septiembre en Stalingrado un peloton de la 42 de Guardias (no estoy seguro de esto creo que era la 13) habia rodeado un edificio de 4 pisos frente a una plaza unas 300 yardas de la costa del rio. Su comandante, Teniente Afanas'ev habia sido herido en la batalla y el Sargento Yacov Pavlov tomo el mando.

En el sotano de la casa descubrieron a varios civiles que se quedaron durante toda la batalla. Uno de ellos Mariya Ulyanova, participo en la defensa. Los hombres de Pavlov destrozaron las paredes interiores para tener una mejor comunicación y abrieron huecos en las exteriores para hacer mejores posiciones de disparo para las ametralladoras y rifles anti-tanque

Cuando los Panzer se aproximaban los hombres disparaban desde el ultimo piso o el techo donde las tripulaciones de los panzers no podian elevar sus cañones para alcanzarlos.

La casa, conocida después como la casa de Pavlov se convirtió en un símbolo de la determinación rusa para mantener la ciudad a como de lugar. Completamente rodeados de alemanes los rusos mantubieron la casa hasta que llegaron los reemplazos. La lucha en la casa duro 59 dias.

Pavlov

La casa

Mapa de la casa

Fuente: www.stalingrad.com

Deleted member

24-04-2006

Muy interesante Mosin, aunque era un episodio que conocía bastante bien, la foto y sobre todo el mapa han contribuido a facilitar mi comprensión. ;) Gracias camarada por la excelente información.

Stalingrado!

25-04-2006

Otro comentario de este hecho... tomado de www.artehistoria.com :

La "casa de Pavlov", antes de la guerra, se llamaba "Casa de la Gloria del Soldado", y hospedaba algunas oficinas del gobierno. Es un palacio barroco de cuatro plantas levantado en la plaza 9 de enero. El sargento I. F. Pavlov -más tarde condecorado como héroe de la Unión Soviética- y los soldados Alexandrov, Gluscenko y Cernologav lo ocuparon a mediados de septiembre de 1942: con la ayuda de sus habitantes -unos treinta- fortificaron el edifico, construyeron galerías subterráneas y túneles para unirse con otras casas-fortín, crearon puntos de fuego, barreras anticarro, campos de minas, alambradas y trincheras para los cazadores -tiradores de elite y solitarios francotiradores, como el mítico Zaicev, quien, equipado tan solo con un fusil Moisin Nagant abatió a 242 alemanes-. En el asedio de Stalingrado, la "casa de Pavlov" resistió durante 50 días a los asaltantes alemanes.

Deleted member

25-04-2006

El sistema de tuneles que comunicaba toda la ciudad ocupada por los rusos, se habla muy poco de él, pero fue decisivo para que los soviets resistieran el embite del VI. Eran maestros de la guerra defensiva.

Nak

01-05-2006

Muy buena historia muy conocida entre los acontecimientos durante la batalla por el río Volga, al igual que tantos edificios, búnkeres y fortines rusos en Stalingrado que tanto tiempo resistieron el envite de las tropas de asalto alemanas y que tantas bajas producieron a los soldados del Eje. Aunque en realidad, no me explico por qué tomaron los mandos alemanes la decisión de asaltar todas estas plazas fuertes, en lugar de someterlos a un terrible martilleo artillero o un ataque aéreo coordinado.

Stalingrado!

02-05-2006

Pues fijate que los alemanes necesitaban la infraestructura.. no sea que les pasara lo mismo de nuevo. Stalingrado no seria igual sin el bombardeo previo que transformo la ciudad en un perfecto escenario para escaramusas de guerrillas practicadas por infantes del Pkka. Artilleria, Francotiradores, Minas, todo estaba perfectamente camuflajeado por los escombros que los alemanes crearon en bombardeos que se orientaban en destruirlo todo.

Alemania creo la fortaleza stalingrado, solo que no fueron ellos sus ocupantes. Imaginate, estas en un sitio, con tu mapa, pero todo esta borrado.. porque varios Ju-88 se encargaron de ello ya... entonces estas semi-perdido orientandote en puntos en un papel, mientras el enemigo reconoce las facciones de la zona y puede emboscarte en cualquier momento... nah... la Wehrmacht no cometeria el error 2 veces consecutivas.

Moisin-Nagant

28-01-2008

Rescatando uno de mis antiguos temas para presentárles mis mas recientes descubrimientos en materia fotográfica.

Con un poco de suerte en estos días escribiré algo mas que he encontrado.

Escenas de la película "La batalla de Stalingrado"

Reconstruyendo la casa

Pavlov en Stalingrado después de la guerra

Armia Krajowa

28-01-2008

El juego Call of duty le hizo un homenaje a su modo , creando un escenario :P

Scott Baker

28-01-2008

Me parecía que conocía el hecho de algún lado  <<14... muy interesante esta muestra de la determinación rusa.  <<34

Armia Krajowa

28-01-2008

Y yo me pregunto, estas casas o fábricas no había forma de derribarlas de algun modo? quiero decir , que si se convertían en fortines enemigos... no caían por mas bombas que se les  tiraran? habia que dinamitar sus pilares como único medio de echarlas abajo?

Quien dice esta casa dice la fabrica barricady de Stalingrado, o el gran silo.

Moisin-Nagant

28-01-2008

Para los interesados en esta batalla les dejo algo que es... bueno, veanlo por ustedes mismos y vean la fuente tambien  <<18

*Después de mi primer ataque en la retaguardia enemiga el comandante del batallón me envió repetidas veces a ese tipo de misiones. Descubrir casas y probar sus defensas.

El 27 de septiembre me llamó el comandante de la compañía.

-Camarada Pavlov, hay un asunto…

-Lo escucho, camarada teniente de la guardia

-¿Conoce la casa de 4 pisos que da a la plaza 9 de Enero?

-La conozco, Camarada teniente de la guardia

-Esta casa es una posición muy ventajosa, necesitamos saber cuantos alemanes la defienden. Usted hará eso esta noche. ¿Cuántos hombres necesita?

-Tres serán suficientes

-Escójalos usted mismo…

Seleccione a uno de los artilleros de mi sección, Chernogolov y a dos bravos soldado: Glushchenko y Alekandrov

Alekandrov Y Glushchenko

Observamos la casa y nos dimos cuenta de que nadie hacía fuego desde ella, pero la zona era magnifica para la maniobra de los tanques enemigos.

Teníamos que arrastrarnos unos 150-200 metros, pero que metros! Los Alemanes abrían fuego a cada sombra o cada sonido.

Forzándonos lo más que podíamos contra la tierra comenzamos el lento avance. No teníamos demasiado tiempo porque pronto saldría la luna. Aleksandrov al frente, yo detrás y Glushchenko al final. Chernogolov quedó en donde habíamos estado observando la casa con ordenes de que si llegábamos sin problemas se uniera a nosotros, pero si por el contrario no conseguíamos nuestro objetivo lanzaría las necesarias señales para pedir refuerzos.

Metro tras metro avanzamos hacia la casa, ni por un minuto dejaron de sonar las ametralladoras enemigas. A veces teníamos que quedarnos quietos, pegados a la tierra y las balas nos pasaban cantando como abejorros por sobre la cabeza.

Al instante en que se callaban volvíamos a avanzar. Mas tarde pude observar espantado dos agujeros de bala recientes en mi abrigo.

En nuestra observación habíamos concluido que la casa tenia 4 entradas. Nosotros íbamos hacia la primera de ellas. Nos agolpamos contra la fría pared de la casa y esperamos a Chernogolov. Siguiendo nuestras huellas pudo arrastrarse con más confianza y demoro muy poco en unirse a nosotros.

Era tiempo de actuar. Intentamos escuchar… todo estaba tranquilo dentro de la caza. Siguiendo mis órdenes Aleksandrov queda afuera cuidando la entrada y Glushchenko entra y se dirige a las escaleras que llevan al primer piso. Chernogolov y yo nos dirigimos al sótano. Apreté mi oreja contra la puerta. Pude escuchar el sonido de voces hablando en ruso. “Quizás los habitantes de los pisos superiores” pensé. Abrimos la puerta y nos cubrimos por las dudas. Apunte la linterna hacia adentro y el rayo de luz reveló un grupo de mujeres y ancianos, les dije:

-Buenas noches.

Todos quedaron asombrados y en silencio, después de unos segundos una mujer dijo:

-¿es cierto que están aquí? Esta casa está en manos fascistas!

-Lo sabemos, por eso vinimos – Respondí - Por cierto ¿Dónde están los fascistas?

-En la segunda entrada del primer piso.

-¿Y aquí no?

-Aquí no…

Sin embargo, por precaución necesitábamos verificar. Glushchenko entró al sótano para revisar a aquellas personas mientras que Chernogolov y yo revisábamos las habitaciones vacías. Luego de encontrar solo viento en las habitaciones nos convencimos de que en realidad no había alemanes en la primera entrada.

Nos movimos hacia el patio. La luna estaba por salir, debíamos actuar rápido. Nos movimos pegados a la pared hacia la segunda entrada. Aleksandrov quedó afuera de guardia. Glushchenko se dirigió al sótano y Chernogolov se dirigió con migo al primer piso… Teníamos dos puertas adelante que llevaban a los apartamentos. Me apoyé en una de las puertas a escuchar, y lo que pude escuchar fueron voces hablando en alemán. Chernogolov hizo lo mismo en la segunda puerta también aquí se escuchaban frases en alemán.

Nuestro armamento consistía en armas automáticas, grandas y cuchillos.

Susurrando le informe a Chernogolov del plan de acción: Cada uno patearía una puerta, lanzaríamos tres grandas y luego entraríamos a las habitaciones.

La explosión de nuestras granadas perturbó la tranquilidad de la casa, luego nos metimos a las habitaciones rociándolo todo con ráfagas de las automáticas.

Por una de las ventanas de la habitación pude distinguir toda el área iluminada por la luz de la luna. Tres soldados corrían heridos por nosotros. Otros tres estaban muertos junto a la ventana.

Rápidamente revisamos los pisos superiores. No había nadie así que nos dirigimos al sótano. Encontré una puerta, y con la automática preparada entré en el sótano, encontramos a más gente. Nuevamente exclamaciones de victoria y agradecimiento de parte de la gente asustada por las explosiones. Las preguntas comenzaron:

-¿Cómo llegaron aquí? Arriba están los fascistas.

-Estaban si… pero ahora estamos nosotros, soldados soviéticos.

Cuando mis ojos se acostumbraron a la luz reconocí a una cara familiar entre los civiles.

-Instructor medico Kalinin ¿Qué hace usted aquí?

-Estaba atendiendo a los heridos y quedé atrapado – Contestó Kalinin.

Lo que me interesaba era saber si había algunos otros fascistas en la casa. Pude averiguar que su grupo estaba solo en la segunda entrada y desde ahí hacían fuego y que en el sótano de la tercera entrada también había civiles. Sin embargo decidí seguir con el reconocimiento. Inspeccionamos todos los apartamentos y habitaciones de la tercer y cuarta entradas. Entonces me convencí de que la caza estaba en nuestras manos. Entonces recordé que el comandante de la compañía nos había ordenado hacer reconocimiento de la casa y que la toma de la misma no estaba incluida en las órdenes.

Nosotros… ellos podríamos decir, excedieron las órdenes, no solo hicieron reconocimiento si no que tomaron la casa.

Sin embargo ¿Cuál era el curso a tomar? Abandonarla sin soldados era abrir la posibilidad a que los enemigos la recuperaran. Tomé la decisión de quedarme a defender la casa. Nosotros cuatro nos quedaríamos. Comencé a repartir órdenes: Chernogolov tomaría la posición en la ventana donde los fascistas estaban antes y controlaría el área. Glushenko vigilaría las puertas. Aleksandrov vigilaría la retaguardia. Sin embargo teníamos un problema: Poca munición! Casi nada! Escribiría un reporte al cuartel general y ellos enviaran la munición, los civiles nos ayudarían. ¿Pero quien enviaría el papel? Quedarnos tres era demasiado arriesgado. Después de pensarlo decidí enviar a Kalinin. Escribí en el reporte que a consecuencia de la exploración había sido posible tomar la casa, pero teníamos poca munición y suministros, esperaba órdenes.

-Esto es para el comandante del batallón, en sus manos! Y date prisa!

Kalinin pudo abandonar la casa poco tiempo antes de que los fascistas comenzaran a abrir fuego sobre nosotros. “Ya han informado a las autoridades” – pensé en aquellos fascistas que se nos escaparon. Temporalmente tuvimos que refugiarnos en el sótano, pero cuando cesó el fuego retomamos nuestras posiciones.

De repente escuche la voz de Chernogolov:

-Camarada Sargento, venga un momento!

Cuando llegue hasta donde estaba me señalo tres sombras que vagaban por la zona y me preguntó:

-Los elimino?

-Si

La ráfaga elimino a los tres fascistas, sin embargo alertó a todo su destacamento. Había muchas tentaciones de utilizar balas y granadas, sin embargo no podíamos malgastar la munición por temor a un contra ataque enemigo.

Los civiles del sótano de la segunda entrada nos hicieron algo de sopa y charlaron con nosotros. Luego nuevamente comenzaron los tiros. La artillería y los morteros atacaban la casa cada media hora. Era imposible que supieran que solo éramos cuatro defendiendo la casa. Parece que el enemigo había decidido desgastarnos durante la noche para dirigir un contra ataque en la mañana. El comandante de batallón seguía silencioso, como dice el dicho: O responden o no están agradecidos.

Los fascistas habían hecho tal descarga que parecía que la casa saltaba de sus cimientos, el techo se había derrumbado en varios puntos. Pero el edificio era fuerte y resistió.

La artillería se calló y Chernogolov me gritó:

-Ahí vienen!

Corrí hacia donde estaba el y vi a una cadena de fascistas arrastrándose hacia nosotros.

Permitimos que se acercaran al máximo y los eliminamos con las automáticas. Eliminamos a algunos y otros retrocedieron. Miré hacia donde se encontraba nuestro cuartel general pero no había ni rastro de ayuda, estaba muy desconcertado.

No podía ser que el comandante de batallón no contestara a mi reporte! ¿Habría muerto Kalinin antes de entregar el reporte?

Como después me entere ocurrió lo siguiente:

Al cuartel general había llegado el comandante del regimiento, el Coronel de la guardia Yelin.

El comandante del batallón le reportó que había enviado a un grupo de hombres a inspeccionar la casa en la plaza 9 de Enero.

-¿A cuantos hombres ha enviado? – preguntó Yelin

-Cuatro

-¿Solo cuatro? ¿Qué ha hecho? Probablemente murieron inmediatamente.

El comandante de batallón no supo que contestar, ya habían pasado 24 horas y no había rastros de nosotros.

Repentinamente Kalinin entró súbitamente al cuartel general casi sin poder respirar. Al ver al Coronel preguntó:

-Camarada coronel de la guardia, ¿puedo hablar?

-Lo escucho

-Vengo de parte del sargento de la guardia Pavlov

-¿De Pavlov?

-Si desde la casa donde Pavlov ha tomado la defensa…

El comandante del Batallón tomo el reporte y lo leyó, luego se dirigió felizmente al comandante del Regimiento.

-Camarada Coronel de la Guardia! Permítame informarle que el Sargento de la Guardia Pavlov ha tomado la casa sin sufrir bajas y solicita munición…

El Coronel estaba encantado.

-Muy bien! Bien hecho, que glorioso! Inmediatamente envíele refuerzos, munición, comida, todo lo que necesite.*

Capitulo dos “La caza en la plaza 9 de enero” del libro “En Stalingrado” de Yakov Pavlov

Los apellidos pueden estar mal o variar por problemas de la traducción.

Luego el capitulo 3 "El bastión impregnable"

Moisin-Nagant

29-01-2008

Aqui tienen, mañana el cuarto capitulo  <<34

*Nos sentamos en la casa y esperamos. Una hora después de la llegada de Kalinin al cuartel general Glushchenko me girtó:

-Camarada Sargento de la Guardia, se aproximan 3 hombres del lado del Volga

-Ten cuidado, pocos son los que podrían aparecer del lado del Volga. Cierra la puerta…

Los dejamos acercarse a una buena distancia y reconocimos a nuestros artilleros de ametralladora.

-Saludos del comandante del batallón y el Coronel de la guardia! – Nos dijeron luego de saltar hacia el sótano – Pensábamos que ya no estaban vivos!

-Nos enterraron temprano amigos – contesté –las balas enemigas todavía no nos han alcanzado.

Estábamos muy complacidos de por fin tener munición

15 minutos después aparecieron otros 3 hombres, y luego otro y otro.

Por la noche, bajo el ataque de la artillería alemana declare solemnemente:

-Nuestros proyectiles han llegado, ahora tenemos una guarnición fuerte – 18 hombres!

Mas armas llegaron y ahora teníamos una ametralladora “Maxim” que rápidamente instalamos en el sótano. En esta posición el Sargento Mayor de la Guardia Voronov podía mantener toda el área bajo fuego. Teníamos tres soldados con rifles anti-tanque PTR. Teníamos suficientes cartuchos y cargadores para las automáticas. Estaba feliz de que ya no estábamos separados del batallón. Esa misma noche los hombres de comunicaciones desplegaron una línea de teléfono hasta el sótano de la segunda entrada que nuestra pequeña guarnición usaba como cuartel general. Nuestra señal código era “Маяк” (Faro).

A la siguiente mañana los fascistas lanzaron una nueva andanada sobe la casa. Parecía que querían borrar el edificio de la faz de la tierra, donde habían perdido una buena posición. Sin embargo nuestra casa se mantuvo como un bastón, una fortaleza a la que era imposible acercarse.

El bombardeo sobre la casa no cesó, pero ahora los alemanes estaban obteniendo una respuesta de nosotros. Por la noche telefoneé al comandante del batallón.

-Aquí “Faro”

-Lo escucho –Contestó el comandante de la compañía

-Tenemos una buena posición para los francotiradores

-Eso es bueno, enviare alguno…

Esa misma noche llegó un francotirador. Durante el día prácticamente terminó con el fuego, se había subido al ático, eliminando a unas dos docenas de nazis.

La ametralladora de Voronov también trabajo duro. Los fascistas que querían atacarnos tenían que cruzar la calle para poder pasar de casa en casa. Y cada ves que aparecía uno, Voronov desde el sótano o el francotirador desde el ático lo eliminaban. Esa noche los fascistas excavaron una trinchera en la calle para poder desplazarse de casa en casa. La trinchera era profunda y el fuego ya no era efectivo, nuestros artilleros maldijeron a los fascistas.

-Aquí si que podríamos hacer uso del mortero de la compañía – Me dijo Voronov.

Me gustó mucho la idea del artillero. Le informé al comandante de la compañía y esa noche nos fueron entregados unos morteros. Nuestros artilleros de mortero se volvieron tan habilidosos que los proyectiles caían en la misma trinchera. Una vez mas el enemigo no estaba a salvo de nuestro fuego.

Los fascistas enloquecieron. Hora tras hora sus ataques de artillería se hacían más intensos. Muchas veces tuvimos que dejar nuestras posiciones para apagan incendios. Una pesada bomba entró al sótano de la primera entrada. A pesar de la fuerte lluvia de fuego nuestra casa se mantenía.

Varias veces los fascistas intentaron bombardearla desde el aire. Pero durante el día esto no era nada fácil, nuestros artilleros tendían tal cortina de fuego que era casi imposible encontrar un agujero. Entonces decidieron bombardearnos de noche. Podíamos escuchar en la oscuridad a los bombarderos enemigos sobre nosotros. Los fascistas comenzaron a lanzar bengalas verdes para indicarles a los pilotos nuestra posición. Unos minutos más y las bombas comenzarían a caer sobre nosotros, entonces recordé que en algún lado teníamos cohetes.

-Aleksandrov, la pistola de señales, rápido! – Grite con todas mis fuerzas.

Aleksandrov me alcanzó la pistola. Rápidamente cargué la pistola con un cohete verde y oprimí el disparador. El cohete hizo una majestuosa curva y descendió sobre la casa ocupada por los fascistas. Yo continué disparando.

El recuerdo de esos “fuegos artificiales” sobre el área de la plaza 9 de Enero se quedarían con migo para siempre. Las bombas cayeron sobre los fascistas solo una logro dañar una esquina de la casa.

-Eliminamos a los fascistas con una luz – Bromeaban los soldados.

Más tarde los Fascistas intentaron dirigir a sus aviones con otros colores, pero siempre logramos despistarlos.

Día tras día mantuvimos la casa, y día tras día los fascistas intentaban tomarla, uno tras otro iban cayendo. No era nada fácil, pero recordábamos las palabras del comandante de la división el general Rodimtsev que dijo que nosotros, los guardias, debíamos quedarnos en stalingrado hasta la muerte.

Intentamos mejorar la defensa. Por la noche nos traían comida y agua del Volga. El agua era como el oro, la gastábamos solamente de la forma más necesaria. Era una tarea dificilísima ir de nuestra casa al molino y luego al volga a llenar aquellos recipientes que debían llevarse en la espalda. La sección entre nuestra casa y el molino era continuamente arrasada por el fuego enemigo. Muchos de nuestros camaradas murieron, no en la casa que defendíamos, si no en el camino. Los hombres cavaron una trinchera de unos 200 metros hasta el molino donde se encontraba el cuartel general. Esta trinchera nos ayudaría a evacuar hacia la retaguardia y hacia el otro lado del volga a los civiles que estaban en los sótanos.

Una ves, por la noche llegó nuestro comandante de Regimiento, el Coronel de la Guardia Yelin. Revisó todos los pisos, y nuestros puestos. Para nosotros era el alma de nuestra defensa. Cuando terminó su inspección se dirigió al sótano de la segunda entrada, donde estaba nuestro cuartel general.

-Los fascistas pueden intentar quemar la casa –Dijo el coronel de la Guardia

-Y nosotros, Camarada coronel de la guardia, de alguna manera trataremos de no quemarnos – Respondí extasiado.

-Recuerden camaradas que la posición es importante para la defensa, pero no así la casa. Aún si la casa es destruida, es importante que no abandonen su posición. ¿Han pensado como pueden lograrlo?

En la tenue luz de la habitación observé al Coronel. Inquisitivamente me miraba a mí y a mis hombres. Y en esta mirada cada uno podía leer: “Estoy seguro de que no abandonaran. Confío en usted. Pero usen la cabeza para que no haya bajas excesivas…”

Ya lo habíamos pensado. Cerca de la casa había un tanque de petróleo, buen refugio ¿pero como alcanzarlo si cada metro del camino estaba cubierto por el enemigo?. Los soldados decidieron hacer un túnel subterráneo, esto no era trabajo fácil, los alemanes no debían darse cuenta. Cualquier error podía derribar toda la idea. Teníamos que excavar y solo contábamos con los hombres de nuestra guarnición. Casi no había posibilidades de descansar. Un soldado en su puesto seria reemplazado para ir a excavar y luego haría lo mismo con otro y retomaría la batalla.

A unos treinta metros de la casa encontramos una tubería de agua y abrimos una pequeña carretera subterránea.

Así que organizamos las nuevas posiciones que nos dieron un buen servicio. Cuando los fascistas abrían fuego sobre la casa solo permanecían los que estaban en servicio, los demás corríamos hacia el refugio. Cuando la artillería cesaba la guarnición entera volvía a la casa y nos preparábamos para detener a los fascistas que intentarían tomar la casa.

Había días en que los alemanes dejaban nuestra casa tranquila. Nuestra guarnición no dejaba que los alemanes dieran un solo paso adelante. Cada día incrementaban su artillería, aparentemente tratando de incendiar la casa. Una vez la artillería alemana atacó durante 24 horas sin una sola pausa.

Así que nuestra casa quedó muy maltratada, no era como se dice, un lugar para vivir. Sin embargo se mantuvo, terrible e inexpugnable. Pasábamos terribles minutos cuando la casa parecía que saltaba de sus cimientos, un soldado dijo repentinamente:

-¿Esto es una casa? Es un castillo!

-Es en realidad un gran hogar soviético, tan fuerte como nuestro pueblo! – le contesté

Sin embargo les fue posible a los enemigos derribar una de las paredes que estaba más cercana a sus baterías. No seria una exageración decir que el enemigo gastó varios cientos de proyectiles en esta pared.

-No importa amigos, todavía tenemos tres paredes! – Dijo Chernogolov y añadió –Sigue siendo una casa pero con una pequeña ventilación

Los soldados comenzaron a reírse por la broma. A esas alturas la casa ya no tenia techo. Había sido arrancado por las fuertes explosiones.

En los pocos momentos tranquilos que teníamos soñábamos con el final de la guerra, con los días en que esa casa, con la cual nos habíamos vuelto tan cercanos y familiarizados, volvería a tomar su forma. Recuerdo que en una conversación alguien preguntó:

-Reconstruirán este desaste? Lo desmantelaran y construirán una nueva…

-¿este desastre? – respondió ofendido Glushchenko

-¿No ves como resiste nuestra casa y cuantas mas están resistiendo?

Nunca supe lo que sucedió con Glushchenko, o si sobrevivió a las heridas de aquellos días. ¿Dónde estará ahora mi glorioso camarada de batalla? Me gustaría decirle que después de la batalla visité Stalingrado y vi nuestra casa. Tenías razón querido Glushchenko, no desmantelaron la casa, la reconstruyeron. Yace en Stalingrado como un monumento a la determinación de los soldados soviéticos, a ti Glushchenko y los demás guardias de nuestra pequeña guarnición.

Pero esto seria después. Defendimos nuestra casa, resistiendo monstruosos ataques, entre el humo y el polvo, y al día siguiente lo mismo, pero el enemigo no podía avanzar ni un metro.*

Capitulo tres “El bastión Inexpugnable” del libro “En Stalingrado” de Yakov Pavlov

Scott Baker

29-01-2008

Guau. Excelente relato, Moisin. Me encantó. <<34

Moisin-Nagant

29-01-2008

Que bien que te guste Alexander, me animo a decir que este es uno de los unicos foros en español (Si no el unico) que tiene un relato de la batalla hecho por el propio Pavlov.

Como verán, los atacaron a placer, no como se cree normalmente que los alemanes no bombardearon la casa ni usaron artillería.

centinela talako

29-01-2008

Moisin, no te mueras nunca.

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