William Slim versus Reyna Mutaguchi

Molders

05-04-2006

General sir Willian Slim

Años después de la Guerra, cuando los alumnos de la Escuela  Militar de Sandhurts votaron para elegir el general a cuyas ordenes les hubiera gustado prestar servicio, Slim fue el que obtuvo mayor cantidad de votos. Las razones son claramente comprensibles. Aunque Slim no fuera muy conocido en Inglaterra mientras duro el conflicto, su reputación creció día a día a medida que se fue valorando plenamente la importancia de sus acciones bélicas. En Birmania aniquilo por completo a tres ejércitos japoneses- 15,28 y 33-, tras efectuar una larga retirada, detener una potente ofensiva adversaria y asestar finalmente el decisivo golpe maestro en Mandalay Mekitila. No cabe duda de que su genio militar se basaba en su capacidad natural para dominar a sus propios hombres. Nunca  hubo un general que se preocupara tanto en hacer comprender que era tan solo un hombre como todos demás y que podía equivocarse; nadie estuvo  nunca tan dispuesto como el a admitir sus propios errores, inclusos delante de simples soldados. Dentro de su dominios del arte de la guerra, lo que mas sorprende de su personalidad es su total honestidad; su capacidad para ver con diáfana claridad no solo las personas y las situaciones, sino inclusos dentro de si mismo. En el Ejercito 14 esto condujo a una confianza completa entre el comandante del ejercito y sus tropas. Confianza ampliamente justificad y que al fin se vio premiada con la victoria.

Teniente General Reyna Mutaguchi

Cuando en agosto de 1966, amigos y Parientes llegaron para asistir al funeral de Mutaguchi, se distribuyo entre ellos el ultimo de sus opúsculos: u ataque contra Kawabe y Sato. Cuya incompetencia y felonía habían sido la causa, según el del fracaso de la marcha sobre Delhi. El guerrero seguía combatiendo desde el ataúd. Este hecho es típico de la personalidad de Mutaguchi rígidamente fiel al código samurai, que impone que el soldado siga siéndolo hasta la muerte y aun mas allá de ella. Y en los últimos y amargos días de la ofensiva contra Imphal, escribía a las tropas “ si vuestras manos están rotas, combatid con los pies...si os quedáis sin fuerzas en el cuerpo seguid combatiendo con el espíritu”.

Mutaguchi era ambicioso, impaciente, arribista; aterrorizaba a sus oficiales de su estado mayor, y el resultado era que estos le ocultaban Las malas noticias, lo que solía tener frecuentemente consecuencias desastrosas. A pesar de ello tenia un innato sentido militar, y la ofensiva contra Imphal y Kohima ha quedado como el episodio ms fascinante de la guerra en Birmania. Si su superior Kawabe no hubiera sido tan cauteloso y si el mismo no hubiera tenido enfrente al genio estratégico del general Slim quizá hubiera llegado a conseguir la victoria. De todos modos, en las criticas situaciones que tuvo que enfrentar, supo conducir las operaciones con maestría y muchas veces estuvo muy cerca del éxito.

ASI FUE LA SEGUNDA  GUERRA MUNDIAL: Japón el ataque final

Fascículo 95 vol 6.

Editorial ANESA. 1966

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