Relatos de Guerra

Zhukov

05-09-2007

Te recomiendo esta pelicula,EL PUENTE

Die Brücke, RFA, 1959, 105’, B/N

Director: Bernhard Wicki

Guión: Bernhard Wicki, basado en la novela autobiográfica de Gregor Dorfmeister (escrita con el pseudónimo Manfred Gregor)

Intérpretes: Folker Bohnet, Fritz Wepper, Michael Hinz, Frank Glaubrecht, Karl Michael Balzer, Volker Lechtenbrink, Günther Hoffmann, Cordula Trantow

Sinopsis: En los últimos días de la 2ª Guerra Mundial un grupo de reclutas alemanes de 17 años queda encargado, con el propósito de ahorrarles los riesgos de un combate sin sentido, de defender un puente sin importancia militar situado en su propio pueblo de origen. Cegados por el ambiente en el que han crecido, ellos se obstinarán de defenderlo.

MIGUEL WITTMAN

05-09-2007

Ya la he visto pero, es muy buena recomendación para los que no la hayan visto.

Hace muchos años había un programa llamado "La Clave", donde se emitían películas y luego se debatía la temática de las mismas. Allí la ví. <<34

Zhukov

05-09-2007

Relatos de Guerra

Nada por aquí,Nada por Allá.

Jasper Maskelyne,un mago en Guerra.

[color=blue]“Denme libertad y no habrá límites para los efectos que puedo crear en el campo de batalla. Puedo crear cañones donde no los hay y hacer que disparos fantasmas crucen el mar. Puedo colocar un ejército entero en el terreno si eso es lo que quiere, o aviones invisibles, incluso puedo proyectar en el cielo una imagen de Hitler sentado en el wáter a miles de pies de altura”.[/color]

Empezada la 2ª guerra mundial los teatros se quedaron vacios y Maskelyne decide alistarse en el ejército, concretamente en la división de camuflaje.

Su pensamiento era ¿[color=blue]si puedo engañar a unos espectadores a pocos metros, seguro que puedo engañar a los alemanes a cientos de millas?. [/color]

Pero no os penseis que le fue fácil, no, todo lo contrario, el ejército denegaba constantemente sus ideas y el empleo de magia en la guerra.

Con 37 años el dia 14 de octubre de 1940 ingresa en la academia de camuflaje y para ser tenido en cuenta tuvo que hacer una demostración ante un inspector general al que engañó con técnicas de ocultación de ametralladoras.

Esto le valdría para que aquel le reclutase y así en la primavera de 1941 llega a el Cairo.

No obstante aun tendría que luchar lo suyo para que le asignasen alguna misión ya que los mandos preferian que utilizase la magia para distraer a la tropa.

A fuerza de insistir le dejan crear una unidad de camuflaje experimental en la que el propio Maskelyne recluta uno por uno entre 400 a sus colaboradores a los que el denominaria la banda mágica.

Entre estos había un dibujante, un maestro vidriero, un ceramista, un ingeniero electrico y algún analista quimico pero especialmente destacó un carpintero escenógrafo de teatro.

Despues de varios meses sin obtener misión alguna y tras la desesperación del ejército aliado de ver como los alemanes les bombardeaban, por fin se recurre a la banda mágica para una misión: defender el puerto de Alejandría.

Este puerto era la base marina principal en Norafrica de los aliados y un bombardeo hubiese sido nefasto.

El 18 de junio del 41 empieza a estudiar el puerto para determinar la técnica ya que había que ocultar cientos de buques, edificios y todo entre varios canales marinos, desde luego es algo mas complicado escamotear un puerto que una bola o moneda.

[color=red]Una vez analizado todo Maskelyne anuncia su plan que no sería el de ocultar el puerto sino trasladarlo de sitio.

Utilizando barro, lona y carton construye una réplica del puerto pero la lleva a una bahía no utilizada que estaba separada por pocos km. (bahía Maryut) y que era muy parecida al puerto de Alejandría, al menos vista desde el aire y debemos pensar que entonces los aviones no llevaban los sistemas sofisticados de ahora por lo que atacaban guiados por las luces y fotografías aereas.[/color]

La maestria de Maskelyne con el uso de las perspectivas y sus conocimientos de las técnicas con luces y sombras eran determinantes para todos los trucos empleados.

Hizo una replica completa de las luces del puerto de Alejandría y además colocó explosivos controlados para simular los aciertos de las bombas enemigas. La magia de Maskelyne está preparada.

[color=red]Es de noche, se apagan todas las luces del puerto de Alejandría al tiempo se encienden las de la bahía de Maryut (el falso puerto), cuando los aviones llegan se detonan cargas por control remoto que desvian la atención de todos los pilotos sobre ese punto en el que empiezan a disparar creyendo que las primeras explosiones las habian provocado sus propias bombas. [/color]

Una verdadera lección de distraccion que se mantendría durante 2 noches mas que los alemanes siguieron bombardeando el falso puerto.

Maskelyne y su banda mágica ha tenido un rotundo éxito.

Esto sirve para que le nombren Comandante y lo más importante el respeto de sus superiores. A partir de aqui los retos serían aun mayores: el canal de Suez, en el que utilizó técnicas de cámara negra y un sofisticado juego de espejos, la ocultación de un destacamento de tanques atravesando el desierto, la batalla de Alamein en la que Maskelyne realizó el mayor engaño de todos al crear un falso ejército que desvió a los alemanes a una zona que permitió a los aliados obtener ventajas en esa batalla.

Estas fueron las principales actuaciones de Jasper Maskelyne en la 2ª guerra mundial. 

Murió en Kenia en 1973 llevándose con él los secretos de guerra.

Como muchos magos de la historia su vida está llena de misterios y hasta su propio hijo (que no se dedica a la magia) dice que le cuesta separar realidad y ficción en la biografia de su padre."

Deleted member

06-09-2007

buen relato, una manera de ganar una batalla con un medio de distración y sin disparar al menos al principio

saludos

Zhukov

06-09-2007

Relatos de Guerra

All That Jazz

El Luftwaffe Oberleutenant Dietrich Schulz-Koehn anduvo a lo largo de las vias de ferrocarril cerca de Saint Nazaire con otros tres oficiales alemanes.

Cuatro oficiales americanos bajaron de las líneas hacia ellos. El fuego de armas portátiles podía ser oído en la distancia.

El invierno de 1944 era frío.El día era gris, como una vieja impresión de una película en blanco y negro de guerra... Ellos en esa pelicula tenían papeles menores, eran una atracción secundaria.

El teatro principal de guerra se había movido el este de Alemania. 

Tomaron fotografías el uno del otro, y negociaron las copias.

Un oficial Afroamericano que había estado admirando la Rollieflex de Schulz-Koehn's preguntó: ¿" Cuánto quiere usted por la cámara? "?

" No está a la venta. ",respondió.

Al oficial aleman le caian simpaticos los Americanos y en particular los de raza negra.

¿" Y por  aproximadamente tres cartones de Luckies y cuatro pares de medias de mujer?.

La negativa ya no era suficiente. Pero en realidad había algo.

¿Por qué no preguntar? .

La guerra estaba casi terminada de todos modos.

[color=red]El Oficial  Schulz-Koehn  se enderezó  y ajustó su abrigo de cuero. No había nada que perder.

Vaciló un instante y preguntó.

¿"Tiene usted algún disco de Count Basie? "  [/color]

Jean Baptiste “Django” Reinhardt nació en Bélgica en el seno de una familia gitana y nómada en 1910.

Ya desde niño, había asombrado a todos con su habilidad musical y su destreza tocando el banjo, que no abandonó hasta los dieciocho años, momento en el que, al haberse quemado una mano al incendiarse la carreta en la que vivía con su primera esposa, perdió la sensibilidad en los dedos medio y anular de la mano izquierda.

Aún en el hospital, Reinhardt empezaba a convencerse de que su carrera musical había terminado prematuramente cuando su hermano, Joseph Reinhardt, le regaló una guitarra que cambiaría su vida.

Reinhardt cambió el banjo por la guitarra definitivamente, e inventó una nueva técnica acorde a sus facultades mermadas.

Progresivamente se fue interesando por el jazz. Admiraba, sobre otros, a Duke Ellington y a Louis Armstrong. En el jazz encontró la perfección formal y la precisión instrumental, carentes en la música popular, que admiraba en la música clásica (según sus propias palabras).

En 1931, en un club de Montparnasse, Django conoció a Stephane Grapelli, y quedó impresionado por su virtuosismo con el violín. Desde ese momento empezaron a tocar juntos. Esta unión culminó con la fundación del Quinteto del Hot Club de Francia, grupo con el que obtendría fama y reconocimiento internacional.

[color=red]Durante la segunda guerra mundial se separó de Grapelli, puesto que éste se quedó en Londres, y salvó su vida por ser el protegido de un oficial nazi admirador suyo,el Oberleutnant Dietrich Schultz-Koehn.

A este oficial lo conocio en Paris cuando tocaba con su banda de jazz en  La Cigale [/color] .

[color=red]La Banda estaba integrada por musicos de color,un judio y Django que era gitano.[/color]

Django junto a Dietrich Schultz-Koehn y musicos

delante de La Cigale.Paris 1943.

En los años siguientes Django compartió escenario con todos los “jazzmen” americanos que visitaron Paris.

En 1946 viajó a Estados Unidos para hacer una gira como invitado especial de la orquesta de Duke Ellington.

Debido a un fatal golpe le sobrevino una hemorragia cerebral que acabó con su vida en 1953 a los 43 años de edad.

Fuente:Jazzzeitung ,Wehrmachtsoffizier und Jazzpropagandist.

Zhukov

09-09-2007

Relatos de Guerra

Axis Sally,La Rosa De Berlin.

Axis Sally nació en Portland, Main el 29 de Noviembre de 1900, con el nombre de Mildred Elizabeth.

Fueron sus padres Vincent Sisk y Mae Hewitson Sisk.

Sus padres se divorciaron, en 1907, antes que ella cumpliera 10 años.

Poco después, su madre se casó con un dentista llamado Robert Bruce Gillars y por esa razón Mildred tomó el apellido de su padrastro, siendo desde entonces Mildred Elizabeth Sisk Gillars.

Su vida transcurrió de manera normal. Creció, se educó y se graduó en 1917. Estudió en la universidad de Ohio Wesleyan, situada en el pueblo de Delaware hasta 1922, sin lograr obtener el título en Arte Dramático, pero tomando cursos de idiomas y vocalización.

Sin duda estaba bien preparada para el trabajo que desempeñaría en el futuro.

En 1929 su madre la llevó a Francia donde estudió por espacio de 6 meses.

De regreso a Estados Unidos trabajó en Nueva York, donde obtuvo pequeños papeles en comedias musicales, pero nada importante que la hiciera destacar.

Entre 1934 y1935, estuvo en Alemania, estudiando música en Dresde y trabajando como vendedora e instructora de inglés en Berlitz.

Regresó a Estados Unidos y volvió a Alemania, poco después del ataque a Pearl Harbor.

Trabajó como aspirante a actriz, como mesera y oficinista, mientras esperaba la oportunidad de obtener un papel dramático en el teatro o en el cine.

Conoció a Max Otto Koischwitz ex ciudadano americano y ex profesor universitario,con quien tuvo un romance. Otto, en esos momentos oficial del ejército alemán, se desempeñaba como director de programación de Radio Berlín y a cargo de la difusión de propaganda política.

Trabajando para El Reich

Por medio de Otto, se involucró en el Ministerio de Propaganda y trabajó activamente radiodifundiendo material escrito específicamente dirigido a las fuerzas armadas americanas, a los prisioneros de guerra y a las mujeres que en Estados Unidos esperaban el regreso, sanos y salvos, de sus hijos al hogar.

Su principal misión, bajo el seudónimo de Midge at the Mike (Midge en el Micrófono), era la desmoralización del enemigo.

El apelativo Axis Sally le fue puesto por los soldados americanos en el frente.

Mildred se convirtió en una estrella de tipo disk-jockey con un programa llamado "Hogar, Dulce Hogar", pero que estaba cargado de una fuerte dosis propagandística, dirigida especialmente contra los judíos y contra el Presidente Franklin Roosevelt, entre otros políticos de la época.

El programa diario se inició el 11 de Diciembre de 1941 y duró hasta el 6 de mayo de 1945.

La mayoría de los programas fueron emitidos desde Berlín, pero también se efectuaron en Holanda. Francia y durante la Batalla del Bulge, cuando estuvo muy activa intentando desmoralizar a las fuerzas americanas.

Todas esas emisiones fueron grabadas en Silver Hill, Maryland, Estados Unidos y servirían de pruebas durante el juicio que se le siguió luego de ser capturada.

Normandia

El programa más famoso de Sally fue uno titulado Visión de la Invasión ocurrido el 11 de mayo de 1944.

Fue dirigido a las tropas americanas en Inglaterra mientras esperaban el momento de la invasión a Normandía. Mildred hizo el papel de una madre que soñó que su hijo moría durante la invasión, en un barco incendiado durante la travesía.

El programa fue adornado con gran profusión de efectos sonoros, mientras un locutor relataba, "The D of D-Day stands for doom... disaster... death... defeat... Dunkerque or Dieppe" es decir " la D del Día-D significa sentencia, desastre, muerte, derrota, Dunquerque o Dieppe."

Después de la rendición de Alemania, Mildred trabajó con los desplazados en la obtención de comida, casa, tratamiento médico, localización de parientes y amigos desaparecidos y hasta en la búsqueda de empleo para los millones de personas desocupadas.

Prisión

Pasó tres semanas en un hospital americano en 1946.

Luego fue internada en un campo de prisioneros en Wansel Alemania, pero se le otorgó amnistía y fue liberada, en la Navidad de 1946.

Vivió en la Zona Francesa de Berlín, pero un día al tratar de renovar su pase en Frankfurt fue arrestada y encarcelada, por más de un año.

El 21 de Agosto de 1948, fue llevada a los Estados Unidos y recluida en la Cárcel del Distrito de Columbia en Washington. Más tarde se le hicieron 10 cargos de traición a la patria, que se convirtieron en 8, siendo enjuiciada, el 25 de Enero de 1948.

El 10 de Marzo de 1949, un jurado federal de siete hombres y cinco mujeres la exculpó de 7 cargos y sólo la encontró culpable, luego de la presión gubernamental en el décimo cargo, que fue el haber propalado el programa La Visión de la Invasión.

Axis Sally fue sentenciada a prisión de 10 a 30 años y al pago de una indemnización de $10,000.00.

Luego de pasar 12 años de encarcelada en el Reformatorio de Mujeres en Alderson, West Virginia, fue indultada, pero prefirió permanecer en prisión para ridiculizar la acusación de traidora.

Dos años después solicitó su liberación saliendo de la cárcel el 10 de Junio de 1961.

Ingresó a un convento de monjas católicas cerca a Columbus, Ohio. T

rabajó como maestra en la escuela de la congregación y regresó a la universidad obteniendo un título de grado en locución en el año 1973.

Mildred Elizabeth Gillars, más conocida como Axis Sally, murió de cáncer al colon el, 25 de Junio de 1988, en Columbus, Ohio, a la edad de 87 años.

Zhukov

10-09-2007

Relatos de Guerra

Sumario

El Bombardero Secreto

Dos B-17 acoplados en vuelo

Sin Tiempo para Pensar

Una joven alemana enfermera a la fuerza.

Stalingrado:El Diario de Otto Grittke

Fragmentos del Diario del Teniente Otto Grittke antes de morir

Bir-Hakeim:La Furia Española

"La 13 Semi-Brigada de la Legión Extranjera estaba integrada, en particular, por unos 900 españoles, morenos, alborotadores, difíciles de mandar, pero de una valentía extraordinaria".

El Campeonato de la Muerte.

Los jugadores del FC Start de Kiev sabian que si ganaban serian ejecutados.

BAJO LOS BOMBARDEOS

Darmstadt fue reducida a un  montón de ruinas humeantes

La Historia de un Aleman combatiendo junto a los Aliados y un Austriaco prisionero en Buchenwald

Ernst Cramer y Karl Stojka

Un Simple Telegrama

El derribo de un Short Stirling sobre Alemania.

Bienvenidos a Normandía

Americanos en Normandia

_***El Fin de la Guerra a Traves de los Ojos de un Niño.

Horst Pillau.***_

Testimonio de lo inexplicable

_***Nada por aquí,Nada por Allá.

Jasper Maskelyne,un mago en Guerra***_

Un mago haciendo trucos para engañar a los Alemanes.

All That Jazz

Un Oficial Aleman protegiendo a musicos gitanos,judios y negros por amor al Jazz.

Axis Sally,La Rosa De Berlin.

Nacida en EEUU fue la voz de la propaganda Nazi en el Frente.

m1 garand

10-09-2007

Enhorabuena un gran trabajo.

Zhukov

10-09-2007

Relatos de Guerra

Este es el primero de una serie de relatos sobre los españoles que sufrieron en los campos de concentracion.

Un Triangulo Azul ,Una S Blanca

Mathausen.

[color=blue]Vosotros que entráis, dejad aquí toda esperanza.(Leyenda en la puerta de entrada al Campo)[/color]

Mauthausen, situado en la cima de una colina, en el corazón del valle del Danubio, y distante 6 kilómetros de la población del mismo nombre,ostenta, sesenta y dos años más tarde, el lamentable registro de ser conocido

como el campo de los españoles. Siete mil doscientos (7.200) republicanos españoles fueron internados en dicho campo; el resto de prisioneros,quince mil (15.000), fueron asignados a otros campos de exterminio

dirigidos por el nazismo.

Fuimos sacados de un campo de prisioneros de guerra situado en Prusia Oriental, hacinados en un tren de mercancías a razón de 140 hombres por vagón y, tras un viaje de cuatro días, sin comer ni beber, llegamos a la estación de Mauthausen donde un gran número de S.S. y de perros nos rodearon y nos condujeron a marchas forzadas hasta el campo de concentración.

Algunos de nosotros que se precipitaron sobre unas manzanas que el viento había hecho caer sobre la carretera, recibieron una soberana paliza a culatazos. Pronto nos daríamos cuenta de que los SS no tenían nada que ver con los soldados de la Wehrmacht del stalag y que parecían ladrar aún más ferozmente que los propios perros lobos.

A las diez de la mañana, desembocamos en la cantera de granito donde la columna hizo una corta parada. El ruido era ensordecedor: un enorme compresor alimentaba unas perforadoras neumáticas, manejadas por hombres vestidos con pijamas a rayas, así como una serie de pequeños martillos neumáticos que horadaban la roca. Era un verdadero hormiguero humano en el que hombres transportaban de continuo grandes piedras a hombros o, por equipos de cuatro, sobre unas especies de parihuelas hechas de tablones.

Mientras los mirábamos trabajar, una de esas cuadrillas recibió una tunda de palos propinada por un Lienkapo; uno de los hombres dio un traspié pero los demás lograron conservar el equilibrio, un SS les echó la zancadilla, los cuatro hombres rodaron por el suelo, la piedra cayó sobre ellos y les hirió; arreciaron los golpes y los reclusos, cubiertos de sangre, consiguiendo a duras penas ponerse en pie, volvieron a cargar la piedra y siguieron su camino.

Quedamos patidifusos. ¡Esto es una verdadera penitenciaría, como en una película de miedo! -exclamábamos nosotros-; no puede ser que nos hayan enviado aquí, somos soldados y no criminales. Nos hicieron formar de cinco en fondo y subimos los 186 escalones que llevaban al campo.

Nos cruzábamos con hombres que acarreaban piedras y que parecían ser españoles. Pensándolo bien, tal cosa nos parecía imposible: probablemente, se nos iba a hacer pasar la noche en un campo de internamiento antes de trasladarnos a un lugar de trabajo previsto por la convención de Ginebra, y algunos de los nuestros parecían embargados por una ingenuidad sin límites.

Mientras desfilábamos, pasamos por delante de las torres de vigilancia y de los centinelas armados con metralletas.

Al llegar al campo propiamente dicho, pudimos intercambiar a hurtadillas unas palabras con una columna que venía en sentido contrario y que estaba formada en efecto por españoles:

-¿Desde cuándo estáis aquí?

-Tres días.

-¿Hay más españoles?

-Nosotros somos los primeros.

No pudimos enterarnos de nada más; estaban obligados a apresurar el paso, bajo los golpes de sus guardianes.

Una vez en el interior del campo, tras haber franqueado la puerta monumental, un nuevo espectáculo estremecedor nos esperaba.

Una decena de hombres, desnudos, inclinados sobre una especie de tarugo y con las manos agarradas a una barra de hierro fijada en el suelo, estaban siendo azotados por un enorme SS que descargaba los golpes con una habilidad fantástica. Los prisioneros estaban obligados a ir contando los golpes en voz alta; al cabo de una docena de éstos, se desmayaban, pero ¡ay de ellos!, el castigo era entonces doblado o triplicado automáticamente. ( ).

De ambos lados de la puerta de entrada había unas anillas fijadas en la pared de las que colgaban unas cadenas rematadas por collares; más adelante, nos dimos cuenta que pocos eran los días en que no había hombres castigados "a la torre", como se decía, y que permanecían encadenados por espacio de 24 o de 48 horas, sin comer ni beber.

Mientras esperábamos, se presentaron SS a observarnos y nos preguntaron si éramos judíos. Por supuesto, contestamos que éramos españoles: aún ignorábamos la suerte que les era reservada a los judíos en este campo de exterminio. Luego, nos enviaron a la ducha, nos afeitaron de pies a cabeza y pasamos por la desinfección; vestidos con una camisa y un calzoncillo fuimos enviados por grupos de cien al barracón núm. 12. Por la tarde, nos repartieron los uniformes a rayas y, al día siguiente, nos hicieron ir a la cantera junto con los demás a buscar piedras para la construcción del muro que rodearía el campo

.

No cabía ya hacerse ilusión alguna sobre lo que iba a ser nuestro futuro.

Una alta llama rodeada de un humo muy denso salía por la chimenea del horno crematorio y, con las bromas de rigor, nos dieron a entender que era por ahí que saldríamos del campo.

Los primeros días, hicimos preguntar al comandante del campo si estábamos autorizados, cuando se produjese la muerte de un camarada, a observar un minuto de silencio en señal de duelo. Cosa extraña, tal petición fue concedida; sin embargo, al cabo de una semana, renunciamos a tal "privilegio": las muertes se sucedían a un ritmo demasiado acelerado.

Cada día nos era dado conocer nuevas atrocidades. Cierta noche, después de que se hubiese pasado lista, fui encargado junto con otro compañero de transportar a su barracón un español extenuado. Yo pertenecía al barracón 12.. Ellos al 11. Tras haberle dejado tendido sobre su catre, regresé al barracón 12 donde me senté en compañía de mis dos cuñados para comer nuestra ración de pan. Justo en aquel momento, tres veteranos del barracón 11 irrumpieron en el nuestro, me molieron a golpes y me arrastraron hasta el suyo donde me encerraron; poco después, en presencia de todos los componentes del barracón, el secretario y el jefe de barracón, un alemán que chapurreaba el castellano, me acusaron de haber robado dos raciones de pan, entre las cuales la de este último, aprovechando un descuido cuando había ayudado a transportar al enfermo.

"Todos en el campo saben -añadió él-, que el que roba pan es ahorcado." A continuación, sus compinches engancharon un alambre a una viga, colocaron debajo un taburete, me obligaron a subir encima, me pasaron un nudo corredizo alrededor del cuello y se dispusieron a colgarme.

De hecho, nadie me creía culpable (en realidad, el autor del robo era un alemán, preso por asesinato y agente provocador de los SS). Unos camaradas propusieron ceder su ración al jefe de barracón; éste aceptó la oferta y preguntó a los demás prisioneros si estaban de acuerdo en perdonarme la vida.

Naturalmente, todos ellos contestaron que sí y, tras esa comedia macabra, me enviaron de vuelta a mi barracón donde mis compañeros estaban con el alma en un hilo.

Pude cruzar unas palabras con algunos judíos holandeses de profesiones liberales, médicos, arquitectos, ingenieros, que habían tenido la ingenuidad de dar dinero para los franquistas, con ocasión de colectas realizadas, según creían ellos, para restablecer el orden en España. "Vosotros ayudabais a Franco -les comenté-; yo luchaba contra él, y hemos venido a parar al mismo lugar."

Entretanto había llegado el verano y, dado el clima extremado de esta región, éste era excesivamente caluroso; aquellos desgraciados ardían de fiebre y chupaban piedras; pude ocultar entre las rocas algunos recipientes llenos de agua sin que los guardianes se diesen cuenta de ello.

Fuente:Jose Escobedo.

Creditos Fotos:Robert Capa,Memorial Mathausen.

Zhukov

15-09-2007

Relatos de Guerra

Un Triangulo Azul ,Una S Blanca II

Nordeney,Aurigny,Saint Pierre

El campo (Nordeney)  reunía todas las condiciones de un campo de exterminio. 

Era una gran masa rocosa sin posibilidad de escaparse. Las enfermedades infecciosas abundaban y  muchos cadáveres fueron lanzados al mar.

Así murieron más de seiscientos soviéticos. En el campo no había agua potable y los deportados se lanzaban sobre la hierba que crecía a la orilla de los caminos que los conducían a la cantera.

Con la primera expedición del mes de febrero de 1942, llegó Guzmán Bosque: “El día 1 de febrero, al amanecer,  los SS ocuparon militarmente el campo de Brest, Formaron dos expediciones  una hacia Cherbourg y otra hacia  Jersey.

En Cherbourg, nos encerraron en un cuartel durante  cuatro días.  Dormíamos encima del cemento y hacía mucho frío. El tercer día, nos lo hicieron pasar completamente desnudos por la visita médica. Al día siguiente nos trasladaron al arsenal de Cherbourg hasta el 21 de febrero por la noche.

A las doce de la noche  vinieron los SS con  sus perros y no nos dieron tiempo para recoger nuestras miserias. Los camiones estaban encarados a la puerta y, en cada lado, había una fila de SS.

Cuando el camión ya estaba bien lleno se dirigió hacia el puerto. Nos hicieron subir en cuatro barcazas y a las siete de la mañana ya estábamos en la isla de Aurigny.

Pasé unos días sin saber dónde estábamos. Nos esperaba el comandante, quien sólo nos hablaba en alemán. Nos hicieron caminar, a golpes durante cuatro kilómetros y llegamos a un campo rodeado de alambradas. Nos encerraron,  a casi los trescientos que éramos, en una barraca. No cabíamos y nos teníamos que empujar para conseguir un poco de sitio.

(...) Enseguida, sin dejarnos descansar ni comer, formaron los Comandos de trabajos. Recuerdo que tenía a mi lado un hombre muy viejo, de Gerona, que a duras penas lo resistía.

Unos fuimos a la cantera, que era  subterránea, toda llena de túneles. Los ingleses la habían utilizado para sus presos comunes.

Otros fueron de cargadores al puerto, un trabajo que era muy duro, porque no parabas de recibir golpes de los SS, y otros fueron enviados a la construcción de un muro antitanques.

En el campo no tenían condiciones higiénicas de ningún tipo.  Sin agua ni luz. Comían sólo dos veces: por la mañana y por la noche y trabajábamos con la humedad y bajo la lluvia, sin cambiarnos nunca de ropa, totalmente incomunicados.

Trabajábamos once horas cada día y caminábamos cuatro kilómetros por la mañana y cuatro kilómetros por la tarde. Ayudábamos a los más débiles a resistir. Recuerdo un catalán a quien decíamos el “Nano”, que recibía doble ración de parte nuestra.

 

En el campo no teníamos asistencia médica. Si alguien se encontraba enfermo, tenías que ir a trabajar igualmente y entonces podías pedir permiso al Kapo, quien, si le venía de gusto, te enviaba otra vez al campo, y vuelve a caminar los cuatro kilómetros...

Un día había diluviado sin parar. Estábamos empapados y, por la noche, en lugar de hacernos volver al campo, nos obligaron a quedarnos en un cobertizo con corrientes de aire por todos lados. Al día siguiente tenía una bronquitis que  todavía arrastro.

Hice los cuatro kilómetros para ir a la enfermería, pero el enfermero, un trabajador voluntario, no me quiso visitar porque decía  que yo me había comido su gato y que por eso estaba enfermo... ¡Y otra vez los malditos cuatro kilómetros para ir a trabajar!

Cerdos

Al cabo de un tiempo, me pusieron a guardar cerdos. Y tengo la satisfacción de  decir que los alemanes no probaron ni una costilla. No les daba comida, les metía agua por las orejas y los volvía locos, les daba golpes. Se murieron 23 y el veterinario, un alemán SS, viendo el aspecto de los que quedaban, los cuales no llegaban a pesar ni cincuenta kilos, los hizo repartir entre los presos.

El veterinario me preguntó de qué trabajaba en España. Le contesté que era albañil y el hombre se puso las manos a la cabeza.

Los judíos vivían en barracas a parte, pero hacíamos la mayor parte de las cosas juntos.

Dos actos de solidaridad con ellos rompieron el fuego contra los alemanes.

Era septiembre de 1941 por la noche, Teníamos que pasar por una playa. Cuado estábamos delante del mar, el  SS que nos acompañaba empezó  a golpear a un judío.

Los republicanos protestamos y entonces el SS clavó la vara en la cara de uno de los nuestros. Se armó un gran escándalo. El SS mandó dar media vuelta y quedamos frente al mar.

El SS, con toda la guardia y sus perros, nos ordenaron que entrásemos en el agua. Los judíos habían quedado en primera línea y empezaron a meterse en el agua, pero cuando nos tocaba a nosotros un republicano gritó:

“-¡ Nosotros no entramos, hijo de p…!"

El SS, enfurecido, pidió quien había hablado. Se presentó un chico madrileño. El nazi llamó al intérprete, un ex brigadista internacional húngaro, y le dijo que nos advirtiese que todos los republicanos tendríamos una mala noticia al llegar al campo.

Al siguiente domingo, nos reunieron a todos.  judíos y republicanos, en una gran explanada  y, delante nuestro, empezaron a  martirizar a los judíos: los hacían correr, saltar, les lanzaban al suelo, les golpeaban en el vientre, en el estómago. Los republicanos gritaron protestando y nos dijeron, los SS, que si no éramos buenos chicos nos harían lo mismo.

Y así lo hicieron: gritamos seis o siete de nosotros, en los cuales estaba yo, y nos torturaron igual que a los judíos...

Hacia finales de octubre nos trasladaron a Brest. En el campo de Saint Pierre nos reunimos con republicanos de otras prisiones. Todos, también los judíos, íbamos con un mono negro y un brazalete donde ponía RS, rojo español.

“tapis raulant”.

[color=red]Había muchas abstenciones y hacíamos sabotaje continuamente. Teníamos que levantar paredes de gran espesor para montar los muelles submarinos de la TODT.

También hacíamos el “tapis raulant”. En el hormigón poníamos en lugar  de cemento arena y grava y cuando desencofraban se producía un gran agujero. No queríamos salir de las barracas y nos sacaban a golpes de pico.  Así mataron a uno de los nuestros, un republicano muy joven. “El Cara Quemada”, el comandante del campo, nos amenazaba en las formaciones : nos decía que si de un  compartimiento se fugaba uno solo, que fusilaría todo el compartimiento.

Aquella misma noche se fugó todo un compartimiento, 25 hombres. El campo estaba revuelto. Teníamos una organización de resistencia muy fuerte. Recibíamos “La Humanité clandestina y nos la pasábamos de mano en mano.[/color]

“El día de la victoria de los aliados lo supimos gracias a unos campesinos de Jersey que escuchaban la radio en un subterráneo. Nosotros, todavía no nos habían liberado y fuimos Doménech, Valls y yo a ver al gendarme alemán que había en la Kommandantur para decirle que queríamos celebrar la victoria “porque éramos antifascistas”.

El  comandante de poco nos fusila. Si hubiesen estado todavía los SS, no hubiéramos salvado la piel.

Fuente:Guzman Bosque

Zhukov

16-09-2007

Relatos de Guerra

Un Triangulo Azul ,Una S Blanca III

Mathausen

A nuestra llegada, el campo no estaba rodeado más que por alambradas de púas electrificadas. Fueron los republicanos españoles quienes iniciaron la construcción de la fortaleza, tal como se la ve hoy en día.

Fueron necesarios miles y miles de metros cúbicos de tierra para colmar un barranco que corría más abajo del campo y delimitar la explanada sobre la que fue construido más adelante el campo ruso, es decir, el campo de los enfermos.

[color=red]Esa tierra era transportada en vagonetas desde la parte alta del campo hasta el barranco.

Eran tiradas por deportados que volvían a arrastrarlas hasta arriba cuando habían quedado vacías.

Sin embargo, la parte más peligrosa de la operación era frenar su descenso cuando estaban cargadas.

Eran los propios presos quienes hacían las veces de freno, ayudados por otro deportado encargado de aminorar el movimiento de las ruedas, utilizando para ello una palanca de madera.

Si la palanca se rompía o el hombre la soltaba, la vagoneta arrastraba su "tiro" de presos y no se detenía hasta llegar abajo o al descarrilarse. [/color]

Los SS y los kapos se regodeaban cuando se producían estos accidentes y aprovechaban la circunstancia para apalear o para rematar, llegado el caso, a los heridos.

Nuestra consigna era ya entonces la de producir lo menos posible y de sabotear lo más posible: en cuanto podíamos, dejábamos que las vagonetas se escacharrasen en el fondo del barranco y procurábamos dejar inservible el mayor número posible de herramientas.

Ahora bien, cuando mayor riesgo corríamos de que se nos aplicase castigos individuales era en el caso de que alguno de nosotros fuese sorprendido llevando papeles debajo de su chaqueta para protegerse del frío o de la lluvia.

En efecto, en aquella época, llevábamos tanto en invierno como en verano el mismo uniforme a rayas de tela muy delgada que, posteriormente, se convertiría en uniforme de verano.

En la primavera de 1941, los SS decidieron construir chalets para todos los oficiales SS.

El lugar escogido para ello se hallaba situado sobre una colina, cerca de la bifurcación de la carretera que va de Mauthausen a Gusen.

Por lo tanto, hasta que no estuviese acabada la carretera, había que subir todos los materiales de construcción, piedras, cemento, armazones, etc., cargados sobre las espaldas.

Al igual que los demás presos, llevábamos una especie de sandalias con suela de madera que dejaban el talón al descubierto, a semejanza de las chinelas, y que nos hacían mucho daño en los pies.

En cuanto llovía, chapoteábamos en el barro que nos llegaba hasta las rodillas y acabábamos perdiendo nuestro calzado. Se veía entonces obligado uno a trabajar descalzo hasta la noche.( ) .

Bajábamos la cuesta corriendo, asaetados por los golpes de los SS y de los kapos. Las escenas espeluznantes se sucedían durante el día entero. Cuando uno de nosotros se desplomaba agotado, los SS le ahogaban hundiéndole la cabeza en el barro. Cada noche regresábamos al campo, cargando con los muertos.

[color=red]Los mandos del kommando en cuestión, eran de lo más "escogido".

Eran suboficiales SS, seleccionados entre los más implacables, que habían ido ascendiendo gracias a sus hazañas sanguinarias.

Se habían rodeado de los kapos más abyectos, siendo el kapo en jefe, un tal Matucher, un sádico que se mordía la lengua cuando golpeaba a los presos y cuyos ojos se inyectaban en sangre a medida que se ensañaba con sus víctimas.

Se rodeó a su vez de los asesinos que, más tarde, mandarían la Strafkompanie, la compañía disciplinaria: Mayer, un antiguo boxeador; Christian, proxeneta en Hamburgo y Barcelona, que hacía las veces de intérprete; Schmidt, un asesino a sueldo. [/color]

Barracones

El beber era tanto más peligroso cuanto que el agua estaba contaminada. Se presentaban numerosísimos casos de disenteria. Y los que padecían dicha enfermedad, al no poder hacer sus necesidades en todo el día, ensuciaban sus calzoncillos. Por la noche, los jefes de barracón examinaban dichas prendas precisamente con el fin de descubrir a los enfermos.( ) 

Por la noche, hiciera el tiempo que hiciera, los SS hacían abrir las contraventanas de los dormitorios. Cuando la nieve caía abundantemente, tal como ocurrió durante la primavera de 1941, nos hacían levantar para apisonarla con los pies, y a la mañana siguiente, nos hacían levantar temprano para barrerla antes de que marchásemos a trabajar. Hiciera el tiempo que hiciera, nos obligaban a comer el rancho fuera del barracón

 

Tal como lo he dicho anteriormente, el estado de limpieza de los barracones constituía uno de los pretextos habituales para todo tipo de represalias y castigos indivíduales o colectivos. En cada barracón, el jefe designaba a tres o cuatro stubendienste para ocuparse de ello por la mañana antes de marchar a trabajar y reportaba un suplemento de rancho o de café.

Habiendo sido designado yo stubendienste por el jefe del barracón 13, comprendí el provecho que podíamos sacar de tales cargos en favor de nuestra coleclividad. Un provecho directo para evitar enredos y castigos, un provecho moral puesto que nuestros camaradas se sentían menos aislados y más arropados, y también la posibilidad de conocer mejor las intenciones que albergaban hacia nosotros los delincuentes que dirigían el barracón. 

Sería un error creer que el ser stubedienste constituía una prebenda, pues llevábamos a cabo esas tareas además de nuestra jornada de trabajo en los kommandos y, por añadidura, estábamos expuestos a golpes y castigos por todo cuanto pudiese no funcionar como era debido en el barracón.

Cuando llegaron los primeros prisioneros políticos de otras nacionalidades, checos y yugoslavos especialmente, éramos ya una docena de stubendienste españoles, tres peluqueros de barracón que tenían una responsabilidad mucho mayor, puesto que ocupaban el tercer lugar en el estado mayor de presos de los barracones, después del jefe y del secretario. Yo había permanecido en el barracón 13 aun cuando los españoles ahí alojados hubiesen sido trasladados

. Había sido a petición de Hans, el secretario, un austríaco que había pertenecido a la banda de Capone en Chicago y sobre quien había logrado yo cierto ascendiente, hasta el extremo de que ya no golpeaba casi a nadie.

Tras la estancia, muy breve por cierto, de guerrilleros yugoslavos, poco numerosos, se produjo la llegada masiva de checos. Y vi cómo se repetían las escenas de horror que habíamos vivido cuando nuestra instalación en el campo. Habían hacinado unos 600 checos en nuestro barracón, y los SS, acompañados por toda la horda de criminales, se lanzaron contra ellos, torturándolos día y noche, exterminando la casi totalidad de éstos en poco tiempo. 

Los SS habían decidido que los checos del barracón 13 no tenían derecho a acudir a la enfermería. Muy pronto quedaron todos ellos cubiertos de llagas infectadas.( ) La gangrena se enseñoreó de sus cuerpos. Trozos enteros de carne putrefacta se desprendían de éstos. Casi resultaba imposible entrar en el dormitorio por la mañana por el hedor insoportable que reinaba en éste. ( )

                                                                                                                                   

A pesar de todo, y con riesgo de nuestra vida, logramos sustraer a algunos de esos desgraciados de esa liquidación, pero, por haber prestado ayuda al profesor Podlacha -que se convertiría posteriormente en el médico de la enfermería del campo- y a un cura checo, fui trasladado al barracón 15, donde estaban alojados por aquellos entonces los deportados de la Strafkompanie. El barracón 15, que estaba situado en aquel tiempo en el límite del campo, en el ángulo noroeste, había sido rodeado por completo de alambradas de púas y los castigos se sucedían ininterrumpidamente tanto de día como de noche. ( )

Muy pocos fueron los españoles que pactaron con el enemigo. Conocí a uno de ellos en el barracón 13, que era stubendienste como yo. Provenía del barracón 19, donde se había caracterizado por su crueldad hacia nuestros compatriotas.

Azaustre era peluquero del barracón y decidimos hacerle una advertencia, pero no quiso atender a razones e incluso nos amenazó con denunciarnos a los SS. Cuando se fundó el kommando Stayer, compuesto únicamente de españoles, nuestra organización clandestina era ya lo suficientemente fuerte para poderlo integrar en éste, a pesar de la protección de que se beneficiaba por parte de los SS. Más tarde, ese traidor, que nos cubría de deshonra, fue ejecutado por nuestros compatriotas.

En junio, los SS habían creado un primer kommando exterior. Se componía de 150 hombres y había recibido el nombre de Aussenkommando-Berstein. Ese kommando estaba acantonado en un área rodeada por tan sólo un alambre de púas, vigilado por tres torres de observación, y alojado sobre el terreno mismo, en un barracón.

El campo estaba bordeado por un riachuelo, y todo ello se hallaba en el corazón de un macizo montañoso desértico. El trabajo del kommando consistía en construir una carretera que debía unir Bernstein con una población ubicada en la otra vertiente de la montaña.

La Fuga

En julio de 1941, tras haber estudiado las posibilidades de una fuga colectiva o de una insurrección, cuatro camaradas que se llamaban Izquierdo, Velasco, López y Cerezo decidieron evadirse, pues consideraban que un grupo pequeño tenía mayores probabilidades de éxito.

Partieron un domingo, duranté la noche, y para no dejar rastro a los perros de los SS caminaron durante largo trecho por el lecho del riachuelo. Tenían la intención de llegar hasta Francia. Pero, al estar desprovistos de brújula y de dinero, al llevar su uniforme a rayas y al desconocer el idioma, decidieron no caminar más que de noche y siempre en dirección del sol poniente. Introduciéndose en las bodegas y en los sótanos de las casas, consiguieron encontrar ropa civil y alimentos

.

Tras un mes de huir, en agosto, Izquierdo, sintiendo que ya no podía seguir, decidió abandonar su intento y, aprovechando que pasaban al lado de un stalag de prisioneros de guerra franceses, se refugió cerca de ellos, protegiéndole éstos y procurando ocultarlo a los ojos de sus guardianes. Al ver que su camarada estaba momentáneamente a salvo entre los franceses, los demás prosíguieron su marcha.

A principios de septiembre, cierta noche, los tres fugitivos se encontraron con un individuo vestido de tirolés, quien amenazándoles con un arma les obligó a detenerse. Velasco trató de explicar que eran italianos y que se dirigían a Innsbrück (recordaba haber leído ese nombre en una encrucijada), donde tenían familia.

[color=red]El hombre exigió que le enseñasen su documentación y como ellos dijeron que no tenían, asió a Velasco de un brazo y ordenó a los otros dos que echaran a andar. Al llegar a una revuelta del camino, cerca de un pueblecito, trataron de cegar al tirolés echándole tierra en los ojos, pero el hombre hirió a Velasco de una puñalada en la espalda y, aun cuando este último pudiese emprender la huida, se desplomó al cabo de pocos metros.

Sangraba abundantemente y ya no podía seguir a sus compafieros. Por añadidura, plegándose al ruego de Velasco, los otros dos decidieron abandonarle.

[/color] Unos días más tarde, aprovechando la densa niebla que cubría la región, proseguían su huida en pleno día, siguiendo los raíles del ferrocarril. Desgraciadamente, la niebla se disipó bruscamente a principios de la tarde y se encontraron de pronto ante una patrulla de policía que detuvo primero a Cerezo y al cabo de unos dias a López, a quien habían perseguido y acabado por cercar.

Los llevaron a la cárcel del pueblo de Swatch, donde les dieron café y tabaco. Seguidamente iniciaron el interrogatorio. Por mucho que dijesen que eran franceses evadidos de un stalag, los policías acabaron descubriendo que procedían de un kommando de Mauthausen. Como todo hay que decirlo, hay que reconocer que en aquella cárcel fueron bien tratados.

Fuente:Mariano Constante,Rotien Spanien,Los años rojos : españoles en los campos nazis .

Primera parte.

Continuará...............

Fug

17-09-2007

como simpre Zhukov, muy interesante, sigue... <<34

Zhukov

18-09-2007

Gracias Compañero,unas palabras de aliento vienen muy bien,a veces creo que este trabajo pasa inadvertido. <<34

Marcelo

18-09-2007

Yo aca veo muchos relatos de crimenes de guerra, pero de Guerra poco. 

Todos sabemos que se cometieron atrocidades, pero estos relatos son innecesariamente crudos.

Natalya Meklin

18-09-2007

Hola, para mí tu trabajo no pasa inadvertido, es un bonito documento.

Mi opinión:

La información y el conjunto de datos se perciben mediante los sentidos,y considero que la sabiduría consiste en saber juzgar correctamente cuando, cómo,donde y con qué objetivo emplear el conocimiento adquirido.

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