Relatos de Guerra

Zhukov

02-08-2007

Estamos acostumbrados a leer sobre la guerra acerca de campañas ,lideres ,generales y sus decisiones,estadistas , grandes personajes y cronicas de batallas.

Quiero poner en este hilo relatos de aquellos protagonistas de la guerra,los combatientes o civiles que se encontraron envueltos en la mas grande tragedia del siglo pasado.Protagonistas involuntarios de historias en la que trataron de cumplir con su deber,fueron testigos o simplemente trataron de salir vivos.Aqui van algunas historias.

Zhukov

02-08-2007

Relatos de Guerra

El Bombardero Secreto

Al amanecer del 31 de Diciembre de 1944, mientras la Batalla de las Ardenas aún se desarrollaba, dos jóvenes aviadores despegaban desde Inglaterra, y volaban su B-17 Flying Fortress  en formación junto a otros cientos en lo que iba a ser un  “esfuerzo máximo” sobre Alemania por parte de todos los aviadores. Este Día de Nochevieja pronto requeriría el máximo esfuerzo que estos dos hombres pudieran realizar para sobrevivir a lo que se considera uno de los accidentes más extraños de toda la historia de la aviación.

Era la vigésimo segunda misión para el capitán Glenn H. Rojohn, natural de Greenock, Pennsylvania, piloto del B-17 número de serie 42-231987, y para el alférez William G. Leek, Jr. del estado de Washington, su copiloto , 37 bombarderos pesados del 100º Grupo de Bombardeo despegaron ese día. Tan sólo 25 aviones regresaron  a Inglaterra.

Tras el desayuno, en la reunión informativa en la base, hogar para los miembros del 100º Grupo de Bombardeo desde Junio de 1943 hasta Diciembre de 1945, Rojohn y Leek supieron que su objetivo sería Hamburgo, una ciudad portuaria con numerosas refinerías de petróleo y dársenas para submarinos. El alférez Robert Washington, navegante de la nave, recordaba el comienzo de esta, su vigésimo séptima, misión: “El despegue en la mañana del 31 de Diciembre de 1944 se retrasó por la niebla, y cuando organizamos el grupo y nos alejamos de la costa de Inglaterra supimos que la escolta de cazas se había retrasado por las condiciones atmosféricas”.

La tripulacion.

Llevaba “casi más tiempo la reunión para partir hacia la misión que cumplir la misión en sí,” recordaba Rojohn, “ por que el tiempo en Inglaterra siempre es malo, y teníamos que volar en círculos una y otra vez hasta que atravesábamos el nublado.

Nuestros escuadrones (Rojohn volaba en el Escuadrón C) se formaban entonces, nos juntábamos con los otros grupos hasta formar una larga línea de naves dirigiéndonos hacia Alemania. Este día en concreto, volamos sobre el Mar del Norte hasta un punto al sur de Dinamarca y viramos al sudoeste, río Elba arriba hasta Hamburgo. 

Sobre el blanco nos encontramos con que nos tiraban con todo menos con el fregadero”. Los recuerdos de Leek acerca de la misión de Hamburgo eran igual de vívidos: “Tanto el objetivo como el cielo sobre él estaban negros desde hacía muchas millas. La flak era brutal. Volamos a través de nubes de flak y trozos de avión durante lo que me pareció una hora”.

Aunque a Rojohn no le gusta criticar a sus oficiales al mando, considera que se cometió un error aquel día. “En vez de atacar el objetivo y virar sobre Alemania todavía con un rumbo sudoeste y entonces salir por Bélgica, nos hicieron virar 180 grados de regreso al Mar del Norte,” dijo Rojohn. “Por lo que un viento de cola de 80 nudos se convirtió en un viento en contra de 80 nudos. Era como si en tierra fueras a 80 ó 95 kilómetros por hora

“Cuando finalmente nos alejamos de las baterías de flak de la costa,” recordaba Washington, “viramos al Oeste y bordeamos la zona de flak volando entre Heligoland y Wilhelmshaven. La flak era abundante mientras cruzamos la costa. No estoy seguro de donde giramos al Oeste, si entre Bremehaven y Kuxhaveno o si sobrevolando la pequeña ciudad de Aurich y cruzando la costa cerca de Norden”.

Sobre el Mar del Norte, recordaba Rojohn, volaban a 22.000 pies cuando ellos “se encontraron con oleada tras oleada de cazas alemanes. Apenas habíamos alcanzado el Mar del Norte y el cielo rugía a nuestro alrededor con explosiones de flak y con los cazas alemanes  Me-109, tan cerca que podía ver el rostro de los jóvenes pilotos según nos rebasaban. Dada nuestra formación, era como si estuvieran de excursión. Perdimos avión tras avión”.

Según un relato escrito por el sargento especialista Orville E. Elkin, ametrallador de la torreta superior e ingeniero de Rojohn: “Los cazas venían de todas las direcciones, las 12 en punto, las 6 en punto, desde abajo y desde arriba. Tu cuerpo se queda helado y entumecido de miedo cuando te das cuenta que tan sólo un milímetro y medio de aluminio es lo que hay entre tú y todas esas balas”. Diez aviones se perdieron rápidamente.

Leek había estado a los controles cuando la tripulación  se preparó para el bombardeo. Él y Rojohn se alternaban a los mandos cada media hora. “En esta misión,” recordaba Leek, “el avión guía estaba frente al ala de Glenn, por lo que él pilotó durante el bombardeo.

Yo debería haberme mantenido a los mandos durante mi media hora, pero una vez comenzó el ataque nuestra formación se estrechó y empezamos a bambolearnos arriba y abajo. Nuestro avión guía estaba fuera de mi vista. Estuve venga hacer correcciones, pero parecía que todos los aviones se movían a destiempo. Le pedí a Glenn que pilotara, y lo hizo”.

Rojohn maniobró para cubrir el hueco creado cuando el B-17 (con el número de serie 43-338436) pilotado por alférez Charles C. Webster fue derribado en llamas y explotó en tierra. .

“Estaba yendo hacia aquel hueco cuando notamos un tremendo impacto,” recordaba Rojohn.

Notando la sacudida del bombardero, los hombres inmediatamente pensaron que su avión había colisionado con otro.

Lo había hecho, pero de una manera que nunca antes había ocurrido, ni ocurriría después.

Otro B-17 (número de serie 43-338457), pilotado por el capitán William G. MacNab y el alférez Nelson B. Vaughn, se había elevado.

Los cañones de la torreta dorsal de la nave de MacNab habían perforado la cubierta de aluminio del vientre del avión de Rojohn, uniendo ambos enormes aviones como”libélulas copulando”, según dijo Leek. Las dos naves se habían convertido en una.

Tanto si MacNab y Vaughn perdieron el control de su avión por estar seriamente heridos o que los aviones chocaran por que tanto Rojohn como MacNab se dirigieron a cerrar el hueco creado en la formación es imposible de saber. Tanto MacNab como Vaughn resultaron mortalmente heridos ese día y nunca pudieron dar su versión.

El cabo primero Edward L. Woodall, Jr., ametrallador ventral de MacNab, recordaba que cuando se hizo una comprobación de la tripulación justo antes del choque en el aire, todo el mundo había respondido.

“En el momento del impacto,” dijo Woodall, “perdimos toda la energía eléctrica y los intercomunicadores en nuestra nave.

Supe que estábamos en un lío por la violenta sacudida del avión, por no tener energía para mover la torreta, por la perdida de los intercomunicadores y por ver caer trozos de metal.

Mi torreta se atascó con las ametralladoras apuntando hacia las 9 en punto.

Es aquí donde los incontables simulacros de cómo salir de la torreta tuvieron su recompensa, automáticamente alcancé la manivela, solté el embrague y moví manualmente la torreta y las ametralladoras hacia su posición inferior para poder abrir la escotilla y encaramarme hasta el interior de la nave. Pude ver que otro avión se había acoplado al nuestro y su torreta ventral estaba clavada en nuestra nave”.

En su libro de 1946 The Story of the Century, John R. Nilsson escribía que E. A. Porter, un piloto de Payton, Missouri, que fue testigo de la colisión aérea, había escuchado el aviso por la radio: “’¡F de Fox, F de Fox, bájalo!’, pero Macnab, cuya radio estaba fuera de servicio, no lo oyó.

Para no ver el choque que parecía inevitable, Porter volvió su cabeza, mientras dos de sus artilleros, Don Houk de Applleton City, Missouri, y Clarence Griffin de Harrisbourg, Illinois, contemplaban horrorizados como MacNab y Rojohn se empotraban ‘como si hubieran sido elevados por un grúa gigantesca’, y muchos de los angustiados aviadores del 100º Grupo vieron a ambas Fortalezas aferradas, la de Rojohn encima, montando a caballito sobre la de MacNab, no explicándose como se mantenían pegadas.

Un incendio se declaró en la nave de MacNab, en la que todavía funcionaban tres de los propulsores, y ambos bombarderos se estremecieron, girando en el aire, tratando de soltarse del mortal acoplamiento”

Washington abrió la escotilla de escape y “ vi el B-17 colgando allí con tres motores girando y uno perfilado. Rojohn y Leek se ladearon a la izquierda y arrumbaron al Sur hacia tierra”.

“La hélice exterior del lado de Glenn golpeó la encastradura del motor de la nave inferior,” recordó Leek. “Glenn forzó los motores dos o tres veces en un intento de separarnos. No funcionó, pero fue una buena intentona. El motor exterior izquierdo del avión inferior estaba ardiendo. Pusimos en paso bandera nuestras hélices para no avivar el fuego e hicimos sonar la alarma de evacuación”.

Nuestros motores todavía funcionaban y en la nave inferior lo hacían tres”, dijo Rojohn. Cuando se dio cuenta de no podría soltar su avión, Rojohn apagó los motores para evitar una explosión. Dijo a Elkin y al sargento especialista Edward G. Neuhaus, el operador de radio, que saltaran por la cola, única vía de escape que quedaba pues el resto de las escotillas estaban bloqueadas.

“Los dos aviones entrarían en picado a no ser que tiráramos de los controles continuamente”, escribió Leek. “Glenn indicó a la izquierda y giramos el revoltijo hacia tierra. Sentí que Elkin me tocó el hombro y le envié hacia atrás a través de la bodega de bombas. Nos hallábamos ya sobrevolando tierra y (el bombardero, sargento James R.) Shirley vino desde abajo. Le indique que siguiera a Elkin. Finalmente Bob Washington vino del morro. Estaba justo entre nuestros asientos. Glenn le indicó que fuera atrás con los otros. Estábamos cayendo rápidamente”.

En el momento que él trepó al compartimiento de los pilotos antes de abandonar la nave, recordaba Washington, “vi a los dos (Rojohn y Leek) manteniendo los controles contra su estómago y sus pies apoyados en el panel de instrumentos. Habían perfilado las hélices para evitar incendios, creo. (Shirley) y yo atravesamos la bodega de bombas y saltamos por la puerta lateral, procurando caer rectos para evitar la sección de cola del otro avión que estaba algo a la derecha de nuestra cola”.

Gracias al esfuerzo físico de Rojohn y Leek, Shirley, Elkin, Washington, el cabo primero Roy H. Little (artillero lateral), el cabo primero Francis R. Chase (sustituto del artillero de cola), y Neuhaus fueron capaces de alcanzar la trasera del avión y evacuarlo.

“Podía oír a Russo (cabo primero Joseph Russo, artillero ventral de Rojohn) rezando Ave Marías por el intercomunicador,” dijo Leek. “No podía ayudarle, y sentí que de alguna manera estaba invadiendo su intimidad. Me quité el casco y vi que estábamos a 15.000 pies . Esta fue para mí la parte más dura de todo el viaje”.

Antes de saltar, Little, Neuhaus y Elkin intentaron manualmente mover la torreta ventral para liberar a Russo. “No se movió,” escribió Elkin. “No había manera de que aquel valiente escapara”.

“Algo más tarde,” recordaba Leek, “nos tiraron unos cañonazos que hicieron una nubecilla blanca y  redondeada, como grandes semillas de diente de león listas para esparcirse. Ahora el fuego empezaba a propagarse por nuestra ala izquierda, y me preguntaba ¡qué pensaban esos artilleros alemanes que estábamos haciendo y a dónde estábamos yendo!. Al poco tiempo, la munición del calibre .50 comenzó a explotar por el calor en el avión de abajo. No sé si el último fuego antiaéreo había comenzado más incendios o si el principal se había extendido, pero ¡se notaba mucho calor ahí abajo!”.

Como oficial superior, Rojohn ordenó a Leek reunirse con el resto de la tripulación y saltar. Pero su copiloto se negó. Leek sabía que Rojohn sería incapaz de mantener el control físico de los dos aviones por si mismo y ambas naves entrarían en una espiral mortal antes de Rojohn pudiera alcanzar la sección de cola y escapar. “Sabía que un hombre abandonado en aquel desastre no sobreviviría, y me quedé a hacer todo el viaje”, dijo Leek.

Y menudo viaje que fue. “Lo único que podíamos controlar era que se mantuvieran (los aviones) nivelados”, dijo Rojohn. “Caíamos como una piedra”. El suelo parecía elevarse hacia ellos.

Washington recordó que, desde su privilegiado observatorio mientras descendía en paracaídas, “ vi los dos aviones precipitarse contra el suelo, probablemente a unas dos o tres millas, y no vi más paracaídas. Shirley descendía a mi lado. Cuando los aviones se estrellaron, los vi explotar en llamas y desprender un humo negro”.

En un momento dado, dijo Leek, intentó escapar rompiendo la ventanilla con una pistola  “Puro miedo, supongo. El suelo se acercaba cada vez con mayor rapidez. No había tiempo de rezar. Hicimos un último esfuerzo y nos empotramos contra el suelo”.

Cuando chocaron contra el suelo en Tettens, en las cercanías de Wilhelmshaven, Alemania, algo antes de la 1 p.m., la nave de Rojohn se separó de la de abajo, que explotó de inmediato. Elevándose y volviendo a caer, los restos del fuselaje del B-17 se pararon cuando el ala izquierda chocó contra un edificio de madera que hacía las veces de puesto de mando, tal y como recuerda Rojohn, “volando el edificio en pedazos”.

Se cree que Russo murió cuando los aviones tocaron tierra.

“Cuando mi adrenalina comenzó a bajarse, miré a mi alrededor,” dijo Leek, “Glenn estaba OK y yo estaba OK, y un oportuno agujero estaba disponible para una salida rápida. Era una rotura justo detrás de la cabina. Me deslicé fuera hasta el ala izquierda para esperar a Glenn.

Saqué un cigarrillo y estaba a punto de encenderlo cuando un joven soldado alemán con un fusil subió lentamente al ala, haciéndome mantener las manos en alto.

Me arrancó el cigarrillo de la boca y señaló hacia abajo. El ala estaba cubierta de gasolina.”

Rojohn y Leek tan sólo sufrieron ligeras heridas por el accidente, lo que extrañó mucho a los pilotos cuando le echaron un vistazo a los restos de su B-17. “Todo lo que quedaba de la Fortaleza Volante era el morro, la cabina y los asientos que ocupábamos,” recordó luego Rojohn.

Tras su captura, dijo Rojohn, fueron obligados a desnudarse “para que pudieran registrarnos en busca de armas, de las que ya nos habíamos deshecho. Nos subieron a un camión y dimos vueltas por la campiña para recoger supervivientes. Los alemanes entonces nos pusieron a todos juntos en una vieja escuela donde por fin pudimos hablar unos con otros”.

Viendo los aviones caer a caballito al suelo, los soldados alemanes en la isla de Wangerooge no podían creer lo que estaban viendo – “americanos locos volando con ocho motores”.

De hecho, los alemanes estaban tan preocupados porque los norteamericanos hubieran desarrollado una nueva y devastadora arma que Berkowitz fue trasladado a un centro de interrogación en Frankfurt, Alemania, y puesto en aislamiento. Tras interrogarle durante dos semanas, sus interrogadores abandonaron la idea de una nueva amenaza aérea norteamericana, y Berkowitz fue trasladado a un campo de prisioneros cerca del Mar del Norte.

El soldado Rudolf Skarman, de 17 años, que disparaba a las formaciones de bombarderos norteamericanos desde Wangerooge, dijo que el comandante de la posición antiaérea, capitán Dinkelacker, les ordenó a él y a sus camaradas dejar los aviones enganchados en paz.

Dikelacker escribió ese día en su diario que a la 12:47 p.m., “ dos Fortalezas colisionaron en la formación en el NE. Los aviones volaron enganchados y yo cesé el fuego contra esos dos aviones”. No había manera de que Rojohn, Leek o cualquier miembro de la tripulación supiera que los alemanes habían dejado de dispararles.

Los civiles de Wangerland se pararon y observaron con extrañeza los dos aviones sobrevolándoles. Los espectadores más jóvenes corrieron hacia el avión de Rojohn y se llevaron todo lo que pudieron con presteza – una ametralladora y munición, algunas raciones y chicle.

Little y Chase no sobrevivieron a sus saltos desde el avión. El sargento especialista Herman G. Horenkamp, amigo y artillero de cola de Rojohn durante sus 21 anteriores misiones, no había participado en la misión de aquel día debido a una congelación sufrida en la anterior misión. Chase, a quien ni Rojohn ni Leek habían visto anteriormente y nunca tuvieron cara a cara, era el reemplazo de Horenkamp ese fatídico día.

Todos lo supervivientes del B-17 pilotado por Rojohn fueron capturados por los alemanes casi inmediatamente, así como los cuatro que saltaron del avión de MacNab – el alférez Raymond E. Comer Jr., el sargento especialista Joseph A. Chadwick, Berkowitz y Woodall.

Woodall dijo a Rojohn años después que estaba muy agradecido tanto a Leek como a él por haberle transportado cuando los huesos rotos en el aterrizaje con el paracaídas no le permitieron caminar. Rojohn no recordaba nada de esto.

Tras la guerra, como otros cientos de soldados, Glenn Rojohn regresó a casa para casarse y tener familia. Finalmente se puso a trabajar con su hermano Leonard en el negocio de fontanería y aire acondicionado de su padre en McKeesport, Pennsylvania. Rojohn, que recibió la Cruz de Vuelo Distinguido y el Corazón Púrpura, dijo que debía su vida a Leek: “He de hacer justicia con mi copiloto, él es la razón de que esté vivo hoy.

Se negó a acatar mi orden de evacuación y dijo ‘ me quedo contigo’. Uno de nosotros podía haber salido del avión. Él es la razón de que esté aquí hoy

Rojohn buscó durante 40 años a través de la Seguridad Social y asociaciones de veteranos a su copiloto, Leek, pero sin éxito hasta 1986, cuando le dieron un número de teléfono del estado de Washington. Rojohn llamó al número y localizo a la madre de Leek, quien le preguntó si quería hablar con Bill, que había venido de visita desde California.

Los dos pilotos se reunieron durante una semana en 1987 en la reunión del 100º Grupo de Bombardeo en Long Beach, California.

Leek murió al año siguiente.

Pero Robert Washington, el navegante aquel día sobre el Mar del Norte, todavía recuerda la extraordinaria frialdad con que los pilotos manejaron la extraña situación. “Glenn dijo que no se consideraba a sí mismo un héroe; ¡pero yo si que lo considero!” dijo Washington. “Nunca olvidaré su calma, su gesto severo cuando me paré en la cabina cuando salía por la bodega de bombas hacia la puerta trasera. Pudo haber dicho, ‘Lárgate, Wash’ o haber hecho un gesto con su cabeza, pero supe que él y Bill Leek habían tomado una decisión y muchos de los que saltamos probablemente debamos nuestras vidas a su valor”.

Fuentes:Teresa K. Flatley  May  1997  World War II.Magazine.

            Stalag Luft I POW Piggyback Hero by Ralph Kenney Bennett

TITUS20050

03-08-2007

Zhukov que buen relato este , lo he tenido que leer dos veces de tanto que me gusto, ademas me trajo el recuerdo de los bombardeos en Napoles y ensordecedor martilleo de los cañones del 88 disparando con una cadencia fabulosa a los bombarderos ingleses por la noche y a los americanos durante el dia ,ya fueran que bombardeaban el puerto y las vias ferreas o los alrrededores ho  pasaran para bombardear otras ciudades

Nunca pude verlos durante el bombardeo a la ciudad pues estabamos en un sotano rezando para que no nos pegara una bomba, pero si los pude ver cuando les disparaban como cazando patos al pasar la bandada

m1 garand

03-08-2007

buen relato.

Fug

03-08-2007

Buen relato y muy buena idea Zhukov.

Kurt Meyer

03-08-2007

Muy bueno Zhukov ;)

Saludos :tank2:

Stauffenberg

03-08-2007

Enhorabuena Zhukov  ;)

Zhukov

03-08-2007

Gracias por su apoyo compañeros foristas.

TITUS tu experiencia durante la guerra es invalorable para nosotros,he leido un hilo en este foro donde nos cuentas tus relatos.Seria muy bueno tener aqui algunas de tus experiencias vividas sobre todo porque eres nuestro compañero.

Zhukov

03-08-2007

Relatos de Guerra

Sin Tiempo para Pensar

Hannelore Lubach vivía en Berlín y tenía 18 años hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. Acá nos cuenta cómo vivió los últimos meses antes que se rindieran los alemanes y de qué manera el ser humano termina adaptándose a circunstancias inimaginables creando una cierta cotidianeidad mientras alrededor caían las bombas y moría la gente.

Después de egresar de la educación primaria una era inscrita automáticamente en lo que se llamaba el "Servicio de trabajo". A principios del '45 me asignaron a trabajar en las fuerzas militares aéreas, en una base al norte de Berlín. Ahí, junto a un grupo de otras niñas, operábamos unos enormes focos que iluminaban de noche los aviones enemigos para que los encargados de disparar supieran hacia dónde hacerlo.

"De esa época, la última fecha que recuerdo es el 18 de abril, mi cumpleaños número 19. Después perdí la noción del tiempo. Los rusos ya estaban muy cerca y tuvimos que dejar el puesto donde trabajábamos y huir. A esas alturas la situación era caótica y no había ni un jefe o comandante que diera órdenes o que nos dijera qué hacer. Simplemente había que desarrollar iniciativa propia, ver cómo huías y hacia dónde.

"Como sabía que mis padres también iban a arrancar si llegaban los rusos, no hacía sentido ir de vuelta a casa, que quedaba a unos 50 kilómetros de Berlín. Así que decidí irme en dirección al sur donde vivía una hermana de mi madre con la esperanza de encontrarla. Todavía funcionaban algunos tranvías con los que nos comenzamos a movilizar o, si no, había que seguir caminando. Eso era especialmente desagradable porque muchas veces llegaban los aviones enemigos que volaban muy bajo y disparaban con sus ametralladoras a cuanta cosa se movía. Teníamos que tirarnos en la próxima zanja para cubrirnos y rezar que no nos alcanzara una bala. Pero en general no se tenía miedo, porque no lo pensabas mucho. Simplemente había que intentar sobrevivir".

Enfermera de un día para otro

"Así, en algún momento del camino hacia el sur, me topé con un bunker que era un pequeño edificio donde vivían miles de personas.. ¡No sabes lo que fue esa sensación de encontrarme con un edificio donde no podía pasar ni una bomba ni una granada! Tuve una increíble sensación de seguridad y lo único que pensaba era 'tengo que entrar ahí como sea'.

A estas alturas quedábamos unas tres mujeres del grupo inicial y cuando le preguntamos a alguien que nos pareció que tenía algún tipo de cargo si nos podíamos quedar, estaban más que contentos porque les faltaba personal femenino para el lazareto.

"Nos mandaron directamente al piso donde estaba esta suerte de hospital que era impresionante: ¡había de todo! Estaba completamente equipado, tenía salas de operaciones, estaban todos los instrumentos, sobraba ropa de cama, y comida y medicamentos en exceso, cosa que a estas alturas de la guerra me parecía un milagro.

"Se nos hizo un curso intensivo de enfermeras que consistía en uno o dos demostraciones de cómo poner vendas, recetar medicamentos y poner inyecciones, y listo, ¡a trabajar! Así que ahí estaba frente a dos salas grandes completas con camarotes con soldados heridos que había que atender. Cada una se las tuvo que arreglar como pudo.

Si no estabas limpiando alguna venda o atendiendo enfermos, pasabas horas acompañando a los soldados o civiles heridos dándoles ánimo o simplemente distrayéndolos con algo. Habían niños y ancianos entre los soldados que simplemente no se las podían con sus heridas. Especialmente aquellos a los cuales se les habían amputado una pierna.

"Como prácticamente no teníamos posibilidad de lavar, menos la ropa de cama, lo que se hacíamos cuando moría un soldado, cosa que pasaba bastante a menudo, era envolverlo en la misma sábana. Uno, porque no la íbamos a ocupar para el siguiente herido y dos, porque como a estas alturas ya teníamos estrictamente prohibido salir del búnker tampoco lo podíamos enterrar.

Entonces los envolvíamos y los llevábamos a una sala especialmente habilitada para los muertos donde se comenzaban a apilar.

"Uno de los peores momentos los viví ahí fue cuando estaba con otro compañero de trabajo dejando un nuevo soldado fallecido.

Estábamos justo en eso, dejándolo bastante arriba donde aún había un espacio, cuando cayó una tremenda bomba, todo retumbó y se apagó la luz por un instante. A mí me bajó el pánico y lo único que quería era salir. No veía nada y solo recuerdo haberme agarrado de manos y brazos y caras heladas hasta que encontré la puerta".

Trabajando con lo puesto

"Mientras afuera caían las bombas adentro seguíamos trabajando como si nada. Durante aproximadamente cuatro semanas yo no salí del bunker. Siempre había algo que hacer, no tenías tiempo ni de llevar un diario de vida ni de pensar. Al principio iba a dormir a un piso que estaba habilitado para los refugiados, pero luego ni siquiera iba a eso y dormía sobre cualquier cama desocupada del lazareto. Había demasiado que hacer y por otra parte estaba ese miedo que te robaran algo.

"Durante semanas prácticamente no me saqué nada de encima, ni si quiera los zapatos para dormir. De hecho mis botas nunca me las sacaba. Un día desperté con unos dolores en los pies que no me aguantaba y uno de los doctores dijo que tenían que romper los zapatos para poder sacármelos. Como esas botas eran lo único que tenía me negué. Así que entre varias personas que me sujetaron me sacaron los zapatos a la fuerza... y junto con ellos toda la piel de la planta de los pies que estaba pegada al zapato por las heridas, ampollas y pus que ya se habían formado porque no me podía cambiar los calcetines, ni lavar ni nada. ¡Pero lo importante era que mis botas estaban enteras!

"Casi no salí del lazareto. Sólo una vez no lo pude evitar. Es que si vives por tanto tiempo sólo con luz artificial pierdes totalmente la noción de tiempo y espacio. Y yo ya no aguanté más y quería ver, aunque sea por sólo un momento, el cielo azul y sol. Las ganas no me duraron mucho, porque uno de los soldados que estaba en la cubierta me dijo espantado que por favor volviera a entrar porque los rusos podían pensar que nos estábamos rindiendo. ¡Claro, es que yo andaba con el delantal blanco puesto!"

La vida después

"Cuando entraron los rusos al lazareto supe que la guerra había terminado. Tuvimos suerte porque éstos fueron bastante civilizados e inmediatamente recibimos pan y leche fresca, cosa que hace semanas no habíamos recibido.

A mí por ejemplo, nunca se me tocó ni un pelo. Pero especulo que una razón para eso fue que como yo estaba en contacto directo con los vendajes de los heridos, que eran todo menos asépticos, a los rusos eso les daba asco y preferían evitar cualquier tipo de contacto.

Después de terminada la guerra tuve la suerte de no tener que acompañar a los soldados con heridas leves a otro lugar para prisioneros. Como no tenía donde ir, me quedé en el bunker que por lo bien equipado que estaba se había transformado en un hospital civil, con todo el personal incluido. A esas alturas, ayudaba como podía en la sala de operaciones.

Todavía recuerdo la impresión que me causó la primera amputación de una pierna. ¡Era yo la que la estaba sujetando y de repente me quedé con el pedazo en la mano! Estaba tan impactada que no atiné en soltarlo. El cirujano me tuvo que pegar un grito para que lo hiciera.

"En esa época también tuve que trasladar algunos enfermos, que podían caminar, a otro hospital. Todo estaba destruido así que uno no tenía idea dónde se estaba ni cómo se llegaba a un lugar. Se me sumaron muchos soldados alemanes al grupo para poder huir de los rusos haciéndose pasar como uno de los pacientes.

Yo les pasaba vendas para que se las pusieran y simularan. Pero muy pocos lograron pasar los miles de puestos de seguridad que tuvimos que atravesar y lo más probable es que la mayoría fue fusilada.

"Cuando ya me podía ir del lazareto deambulé por la ciudad en búsqueda de mi tía que vivía más al sur. Crucé la ciudad completa caminando y el escenario era horroroso. Todo estaba destruido, las calles, los edificios, todo. En todos lados se veían fumarolas y los seres humanos que se atrevían a salir de los sótanos, donde habían estado durante semanas, eran prácticamente unos espantapájaros. Durante muchos días se veían muertos todavía debajo de escombros, una mano por aquí, otra extremidad por allá.

"En octubre del 1945 estaba estudiando arquitectura en una universidad media improvisada.

A mis padres los contacté recién a fines del '45. En general la gente trataba de reencontrarse a través del correo que se comenzó a reestablecer por sectores y de manera muy local, y de información que circulaba de boca en boca.

El primer tiempo, después del fin de la guerra, simplemente evadí cualquier proceso de superación de los meses anteriores.

Sólo importaba que me sentía libre y que tenía ganas de, una vez por todas, vivir

By Ilona Goyeneche, Germany

Zhukov

05-08-2007

Relatos de Guerra

Stalingrado:El Diario de Otto Grittke

Fragmentos del Diario del Teniente Otto Grittke,522nd Infantry Regiment (297th Infantry Division)

Noviembre de 1942

  1. Lunes.

Llegamos a Stalingrado, busqué madera y alambres.

  1. Martes.

Relevado el II / 524 . Andando de arriba a abajo por las posiciones hasta las 3:00 a.m.

  1. Miércoles.

Por la tarde, ataque de 21 Stukas. Al atardecer establecer contacto con el Capitán

  1. Jueves.

Actualmente quiero visitar a Erwin, pero nos llegaron los reemplazos y les traje desde Gawrilowka. Por la tarde di un paseo en moto y estuve divagando sobre mí mismo.

  1. Viernes.

Esta tarde obtuvimos la orden Nº 2 del Führer: ¡"los rusos nunca podrán penetrar nuestra posición"!

  1. Sábado.

5:00 nuestra artillería dispara. Pero todo permanece en calma. Por fin el correo llega otra vez.

  1. Sábado.

El comandante reuniéndose en la Compañía 7.

  1. Domingo.

Bombardeo aéreo ruso. En el cuartel general 2 heridos por accidente. Cumpleaños de Leni

  1. Lunes.

Reconocimiento de la posición de invierno. Cumpleaños de Renate

  1. Martes.

Niebla espesa.

  1. Miércoles.

La partida de reconocimiento de la 7ª compañía deja atrás 3 muertos.

  1. Jueves.

Recibo una llamada en la noche diciendo que el enemigo tiene intención de atacar a las 5:00. Desde las 2:00 en adelante, las posiciones de alarma son distribuidas.

  1. Viernes.

El enemigo ha atacado a los rumanos a nuestra derecha y han ocupado la colina 168. El III / 522 se ha replegado. Una compañía de alerta del destacamento de señales se une a nosotros, ha sido para el Teniente primero Peukert para entrenamiento y adjuntada a la Compañía 3.

  1. Sábado.

En la tarde del 20, M.B.L (Línea principal del frente) estaba en posesión nuestra. Luego el enemigo penetró a través de los rumanos otra vez. Gawrilowka y Warwarowka tienen que ser evacuadas. D.V.A. debe ser incendiado. Estamos aislados de la pista del sur y el suministro se vuelve muy difícil.

  1. Domingo.

De día, el continuo ruido pesado del combate en el sudoeste. Por la noche, una escaramuza golpea a la Compañía 6, gritos de los heridos, y luego gradualmente se van reduciendo progresivamente.

  1. Lunes.

El enemigo trae hombres y armas en grandes cantidades desde Beketowka hacia el sudeste. Excepto por los "Ju 52" ningún avión puede verse. En el vacío oeste de Jagodny, los rusos atacan con tanques desde el oeste. Cuatro tanques son destruidos por la artillería.

  1. Martes.

La situación se vuelve progresivamente amenazante. ¿Kalatsch está en manos rusas? En el Primer Batallón, el ataque enemigo es repelido. Movimiento pesado de tropas hacia el oeste desde Beketowka. El enemigo ataca Jagodny.

  1. Miércoles.

Se repiten los ataques en Jagodny y Gawrilowka. Movimiento pesado de tropas hacia el oeste desde Jagodny. Con el comandante, damos una vuelta por las posiciones. Ningún correo entrante o saliente.

  1. Jueves.

Todos los días, son destruidos tanques en el sector la División y repelidos duros ataques. Por la noche, el Comandante General nos comunica que estamos rodeados.

  1. Viernes.

En una tormenta de nieve terrible voy al tren a por pertrechos y organizo toda la defensa a su alrededor.

Según las órdenes del Regimiento, los caballos deben ser alimentados con cortezas y desechos de papel.

  1. Sábado.

El enemigo ataca el sector entero la División. El ataque es repelido, 15 tanques son destruidos. El Sargento Eustachius Fank ha muerto, El Sargento primero Glas herido por quinta vez. Nuestro búnker ha sido alcanzado. La artillería antiaérea derriba un avión enemigo por la noche.

Notas: Todos los días ataques aéreos muy fuertes. Mueren muchos caballos y los otros se desbocan.

  1. Domingo.

El enemigo ataca y es repelido, con cuantiosas pérdidas.

  1. Lunes.

Fui al Regimiento a por leña. Solo hay suficiente leña para 4 búnkeres. Luego fui a la 3ª Compañía y felicité al Soldado de primera clase Hans por su matrimonio. Continuos ataques masivos de los aviones enemigos, algunos son derribados. Por la noche, voy a las posiciones con el comandante.

Diciembre de 1942

  1. Martes.

Repetidos ataques enemigos. Por la tarde llega la proclama del Führer de que debemos aguantar en nuestras posiciones, él hará todo lo posible para liberarnos. El general Paulus dice: ¡aguantemos, el Führer nos sacará de aquí!

  1. Miércoles.

En duros ataques enemigos, 25 tanques son destrozados otra vez. Todo el día gran despliegue aéreo enemigo, varios son derribados por los cazas. El búnker del comandante está casi listo.

  1. Viernes.

50 rumanos son asignados a nosotros, 2 hombres de permiso regresan. Vinieron sólo desde Marinowka. ¡El correo aéreo está otra vez en funcionamiento!

  1. Sábado.

Como hace neblina recorremos las posiciones durante el día. Del lado ruso, podemos oír gritos e insultos. Un capitán ruso cayó accidentalmente en el Primer Batallón, y le disparamos porque escapó. Sus documentos revelaron el plan de ataque para la 6ª. Armas antitanques vuelven a nuestro regimiento.

  1. Domingo.

La 7ª Compañía trae a un prisionero. Un enemigo mejor preparado está emergiendo gradualmente. Por la noche tres cañones vienen de la unidad de artillería. El Teniente Binder se aloja con nosotros. Mucha actividad en el campo enemigo, principalmente trabajos de trincheras.

  1. Lunes.

Las trincheras enemigas están repletas. Un montón de armas pesadas están en posición. Por la tarde el Teniente primero Frank de la artillería viene con nosotros. Nos informamos de las posiciones de los 88. Durante una tormenta de nieve terrible, las posiciones se suprimen. La artillería antiaérea se pierde y no se muda a las posiciones hasta por la mañana.

  1. Martes.

A las 9:00 el enemigo ataca por el frente. Los órganos de Stalin bombardean el puesto de mando del Batallón. La artillería antiaérea está perdida, tienen 1 muerto y varios heridos, 8 tanques fuera de combate en la 5ª Compañía. Dos de estos se quedan en la trinchera, y la tripulación es sacada del combate. En la 5ª Compañía, el enemigo se abre paso. el Sargento primero Weiss lidera el contraataque y es herido. ... el Teniente Kappik herido.

  1. Miércoles.

A las 2:00 tomo el control de la 5ª Compañía, que tiene 24 pérdidas. 60 rusos están delante del M.B.L. Fuego pesado de artillería. 9:00 órganos de Stalin, luego atacan con 3 tanques, uno es puesto fuera de combate. El enemigo tiene muchos muertos y heridos.

  1. Jueves.

Siete tanques avanzan por el rebalse, se paran en la posición de la 6ª Compañía y disparan.

Por la noche, asumimos el control del sector 1 de la 6ª Compañía. El puesto de mando de compañía es trasladado. Es el lugar más peligroso de la División ya que el enemigo sólo está a 50 metros por delante.

  1. Viernes.

8 tanques enemigos se acercan a nuestras posiciones y nos disparan durante todo el día. 1 tanque en el puesto de mando de compañía es abatido, tripulación eliminada. Tenemos 19 pérdidas (en la 5ª Compañía).

  1. Sábado.

El enemigo ataca al amanecer. El empuje principal en la 3ª posición... es repelido. Manstein debería estar aquí en pocos días. Traemos a 3 prisioneros.

  1. Domingo.

El enemigo ataca otra vez. El empuje principal en la 6ª Compañía es repelida con dificultad. Tengo 2 muertos y 3 heridos. La Compañía 6 consigue 5 Cruces de Hierro de Primera Clase inmediatamente, la 5ª Compañía, una para el Sargento Berger. Es ascendido a Sargento Mayor. Otra vez 1 muerto y varios heridos.

  1. Lunes.

Durante el día, artillería y fuego de mortero. Por la noche, una incursión enemiga atrapa a un correo rumano, llevaba una MG. El cumpleaños de tío Hermann

  1. Martes.

Terminadas las propuestas para las Cruces de Hierro y el informe de combate. El Teniente Wolf llegó por la tarde. Solamente 3 heridos hoy.

  1. Miércoles.

Una dotación de MG del 524 completamente arrasada. Recibo a 5 hombres de la Compañía Veterinaria?. Un tanque es destruido.

  1. Jueves.

El enemigo se retira al sudoeste. Por la noche, incursiones enemigas... Un hombre perdido (rumano), probablemente desertó.

  1. Viernes.

Día más bien calmado. Por la mañana... Por la noche, un rumano se pierde pero vuelve de nuevo.

  1. Sábado.

Duelo de morteros. Otra vez dos heridos mientras van a por la comida.

 

  1. Domingo.

Bombardeo pesado enemigo con Artillería Antiaérea, artillería y morteros.

  1. Lunes.

Desde las 17:00 a las 20:00, bombardeo pesado del enemigo. Muchas pérdidas al ir a conseguir comida. La compañía tiene total de 3 muertos y 8 heridos.

  1. Martes.

Un poco de calma, ninguna pérdida al ir por la comida. Las promociones para Tenientes son divulgadas. En la 7ª Compañía, un puesto de ametralladora es conquistada por rusos.

  1. Miércoles.

Sólo 1 hombre herido. El Teniente primero Schmid está conmigo.

  1. Jueves.

Doy una vuelta por las posiciones y felicito al los soldados de 1ª Clase. En Nochebuena estamos todavía contentos. Hay comida, algo de tabaco, y recibo un pequeño paquete del regimiento. A parte de eso todo esta tranquilo.

  1. Viernes.

Estoy a punto de distribuir las condecoraciones, cuando una incursión golpea el puesto del Sargento Berger y arrasa una MG.

  1. Sábado.

Esta tarde me desplazo a mi antiguo regimiento. No me dan cuartel. Me refugio en el búnker de antitanques. El puesto de mando se mantiene en el mismo lugar.

Notas: El Teniente Neckente [8 /14.12.297 ? ] fue un buen camarada hasta ese punto.

  1. Domingo.

Una remolque de camión está disponible y puedo descansar un poco. Voy al primer mortero para refugiarme y tengo que correr para salvar la vida. Por la noche iniciamos la construcción de las trincheras de aproximación.

  1. Lunes.

Es un bonito día soleado. 3 aviones rusos son derribados. Por la noche voy al sector viejo e intento buscar equipo perdido. Ataques a las 16:00, 16:45, y 18:00 en todo el frente hasta la Volga. El Capitán Schmid, Mayor Eicher, Teniente 1º Krikler, Behrend, Sch ... ascendidos.

  1. Martes.

Bastante tranquilo durante el día. Por la noche una incursión entra en la posición del Teniente Egger. Bitter sigue combatiendo, 3 de los nuestros muertos, 1 desaparecido, 1 herido, 7 enemigos muertos.

  1. Miércoles.

Trincheras y búnkeres construidos en la noche, principalmente con voluntarios.

  1. Jueves.

A las 18:00 y a las 22:00 (las 24:00 en horario tiempo ruso), fuego pesado enemigo en todo el frente. A las 24:00 incursión en mi regimiento. 7 enemigos muertos, uno de mis hombres heridos. Nunca logramos terminar la construcción porque se acabó la madera en todo el camino.

Enero de 1943

  1. Viernes.

4 incursiones golpean a la unidad del Teniente Primero Krikler. Muere el Sargento Primero M... Las incursiones enemigas dejan 8 muertos incluyendo un oficial. De vuelta con el primer...

  1. Sábado.

A causa de la niebla no podemos trabajar durante todo el día. Se han terminado 2 búnkeres. Arduos trabajos todos los días. Los voluntarios están rotos...

  1. Domingo.

Último día para el Teniente Eggente. Por la noche llegan 22 artilleros. Asumo el mando de mi viejo regimiento. Muere el soldado de 1ª Clase Friedrich. El soldado de 1ª Clase Brandner y Fischer están heridos.

  1. Lunes.

Calma. Mucho frío. En la noche comenzamos a construir un nuevo.... El soldado de 1ª Clase Schuch herido gravemente.

  1. Martes, 6. Miércoles.

Trabajamos en el búnker y protegemos la construcción todas las noches. Los voluntarios hacen un buen trabajo. El tren de los pertrechos recibe otra vez 200... al día. El Führer ha ordenado dar prioridad al uso de los "Ju".

  1. Jueves.

Felicitaciones del General en el ascenso. Otro caballo sufre un colapso, ya sólo tengo 3.

  1. Viernes.

Rusos borrachos en las trincheras delante de nosotros. Se solicitan Stukas pero no vienen. La orden del día: Nuevos combates en el sector se avecinan. Podemos y debemos mantenernos firmes. El soldado de 1ª Clase Penedikter 5 días ... arresto, ... herido!

  1. Sábado.

Nuevas tropas rusas avanzan y entran en las posiciones, Muchas de ellas borrachas. Por la noche, una incursión enemiga llega al búnker de Colonia y es arrasado. Gritos en el campamento enemigo durante toda la noche.

  1. Domingo.

A las 6:00 el enemigo ataca con fuego preparación. Los ataques son repelidos, 14 de los nuestros han muerto y 11 son heridos. El búnker Potsdam es tomado en un contraataque, luego ocupado de nuevo por el enemigo. He sido herido en el contraataque. Uffz. F...rstenberger muerto. El búnker ya no puede ser tomado de nuevo. El Sargento Primero Stangl asume el control de la compañía. El Teniente Wolf lidera el contraataque.

  1. Lunes.

A las 5:00 voy al puesto de primeros auxilios. Todo el mundo es muy hospitalario. En... de la compañía me lavo, luego me llevan en un transporte médico al principal puesto de socorro. Allí todo está abarrotado. Mucho frío en la tienda de campaña.

  1. Martes.

Estoy vendado, me dirijo al destacamento de señales, donde se supone me quedo para unos pocos días. Hace un poco de frío.

  1. Miércoles.

Aún en el destacamento de señales (Teniente Primero Ordorf). Karbowka ha sido evacuada.

  1. Jueves.

Aquellos que son capaces de andar se van a las 7:00. Nos vamos en coche del principal puesto de socorro el Teniente Primero Kestler a las 15:00. El puesto es evacuado bajo el fuego de la artillería. Es una visión horrible. Los heridos gritan. Los cuerpos congelados yacen a lo largo de la carretera. A las 22:00 llegamos a Gumrak, pasamos la noche en Kr. Sam. Todo atestado.

  1. Viernes.

Por transporte médico al campo hosp. 160 (mot). El alojamiento es muy malo. Continuos ataques aéreos enemigos.

  1. Sábado.

Ha estado acostado todo el día. Repetidos bombardeos aéreos enemigos. El aeródromo evacuado.

  1. Domingo.

Me lavé y afeité otra vez. Moderados ataques aéreos enemigos. La punta de lanza de los tanques llega a Karbowka y debería romper el anillo hoy. La comida del mediodía fue frugal. El Teniente Heck del I.D. 376 entra en el hospital. Continúan las horribles escenas en Gumrak. Muertos en los camiones y por las calles.

  1. Sábado.

Hacia el aeródromo, donde hay ahora sólo un "Ju" volando. Entonces al centro de Stalingrado mientras todavía es de noche.

  1. Domingo.

Al 3er I.D. D.V.A. Mi hermano ha sido herido en Marinowka. El Sargento Mayor Buttner es un viejo camarada de mi hermano. Encontramos a nuestro I.D., heridos el Capitán Nagel,... Steiner, Teniente Primero Krikler

  1. Lunes.

Se dice que el Capitán Schmid ha sido herido en N.

  1. Martes.

El final se va acercando.

Fuente:Stalingrad Military Historical Club,Frank Gulin.

Moisin-Nagant

05-08-2007

La foto en ByN antes del muerto creo que es del taller e cuero a las afueras de Stalingrado.

Doctor Oskar

06-08-2007

Muy buenos relatos Zhukov.

TITUS20050

06-08-2007

Exelente como siempre  Zhukov las fotos del articulo me hacen recordar las calles de Napoles y las casa destruidas ,el silencio despues de los bombardeos y la gran cantidad de ratas que aparecian entre los escombros cosa que nosotros utilizabamos para jugar arrojandole piedras.

El otro pensamiento que teniamos y que cada vez que leo alguno de estos articulos era si saldriamos del sotano donde nos escondiamos con la alarma de bombas y ese recuerdo es muy duro a pesar de que yo era un niño de pocos años.

josmar

06-08-2007

  Magnificos relatos Zhukov, me los he leido todos de un tirón.

  Enhorabuena por ellos, y que pongas muchos más...

Balthasar Woll

06-08-2007

Un gran relato Zhukov, gracias.

Saludos

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