World of Tanks

gaffer

16-08-2016

Gaffer debes hacer como Griffon, Topo y yo... A pelotonear y a pasarlo bien, nada de compromisos... Aquí a calzón quitao...  Yo hasta el finde no podré entrar por que estoy de mañanas así que ya sabéis, el sábado comienza la diversión de nuevo que tengo mono...

Que razón tienes camarada  . Como he dicho ya no me conecto tanto y no hay hora pero,...si coincidimos, será un placer pelotonear con vosotros.

En un clan y, visto uno visto todos...no es plan (a veces se convierte en una jaula de grillos). Además, he jugado contra equipos que acaban contigo en un abrir y cerrar de ojos. También mucha cosa "rara"...así, entre comillas.

Proyectiles que doblan las esquinas  ...

Te dan y no los ves.

Primer impacto: munición  ...segundo: municion, independientemente del lado en que te encuentres  . Acabas por aborrecerlo.

En fin no me extiendo mas pero, hay mas, mucho mas.

Por eso (a pesar de que mi buen amigo de Chiclana me dice que vuelva) prefiero jugar solo.

Saludos.

Lothar1971

16-08-2016

Solicitud de amigo enviada a  5Cia 

gaffer

23-08-2016

Voy a ver si aparece  .

De paso cuelgo este el enlace a un vídeo de la pagina oficial de WoT.

Puede que pueda ser interesante a algunos de nuestros muchos visitantes.

Un saludo.

gaffer

13-09-2016

Ya que estos artículos y noticias proceden de WoT los posteo en este hilo.

Con esa premisa y para que nuestros visitantes puedan informarse al no poder o no querer acceder al portal del juego.

Hermanos sobre ruedas

Los vehículos blindados con ruedas eran una alternativa a los carros de combate con orugas. Sin embargo, tenían que recorrer un camino largo y sinuoso hasta el campo de batalla. Tenían que atravesar lodazales, los socavones provocados por los proyectiles y muchos otros obstáculos, típicos de los enfrentamientos de trincheras.

Desde febrero de 1915 los ingenieros del Landship Committee (Comité de buques terrestres) buscaban «el arma ideal» para el ejército británico; un vehículo blindado autopropulsado. Pese a los arduos meses de trabajo, no tenían éxito y el Almirantazgo británico parecía dispuesto a abandonar el concepto, a falta de un proyecto que mereciese la pena.

Sin embargo, existía otro producto, que se había puesto en marcha varios años antes y que en 1915 había incluso recibido su bautismo de fuego. Se trataba de los vehículos blindados con ruedas, primos del carro de combate que estaba por llegar. Estos vehículos se emplearon por primera vez en la contienda a principios del s. XX. Como suele ocurrir con los avances militares, muchos oficiales los consideraron una simple novedad. Por eso pasó bastante tiempo hasta que los ejércitos europeos incorporaron a sus filas las primeras unidades de vehículos blindados. No obstante, los primeros vehículos blindados participaron en batallas de la Primera Guerra Mundial, tanto en el Frente Oriental como en el Occidental.

Automóviles blindados militares Minerva: la primera división de vehículos blindados del Frente Occidental

En 1914, Bélgica se encontró frente a la despiadada realidad de la Primera Guerra Mundial. Durante la invasión alemana de este país, el teniente Charles Henkart, oficial del General Staff, utilizó su automóvil civil Minerva para llegar a la línea del frente. Para alcanzar la batalla sano y salvo, este ingenioso belga hizo reforzar su vehículo con placas blindadas y una ametralladora Hotchkiss de 8 mm. Así, la antigua diosa de la sabiduría se encontró equipada y lista para el combate. El vehículo resultó ser muy eficaz: su elevada velocidad de hasta 90 km/h (en carreteras asfaltadas) le permitía lanzar con éxito ataques relámpago sobre las posiciones alemanas. Por desgracia, este vehículo blindado caería en una emboscada alemana y sería destruido.

Aunque la innovación de Henkart tuvo éxito, el mando militar no la apreció debidamente. Pese a todo, el agregado militar belga en París, el comandante Auguste Colonne, tuvo más éxito en sus intentos y logró crear una división de vehículos blindados totalmente equipada a finales del otoño de 1914. El conjunto estaba compuesto por automóviles blindados Minerva y Peugeot equipados con cañones de 37 mm y ametralladoras. Algunos de estos vehículos pesaban hasta cuatro toneladas en combate y su tripulación estaba formada por un comandante, un artillero, un conductor y un copiloto.

Esta brigada blindada belga tenía también un servicio de reparaciones y una unidad de biciclos. El comandante Colonne consideraba su proyecto como una unidad de élite. Incluso pidió a un diseñador parisino que crease un uniforme independiente y se inclinó por alistar principalmente a hombres de origen aristocrático. Por supuesto, hubo excepciones, como el carismático soldado Constant le Marin, a quien se atribuye el famoso grito de guerra «¡Les cortaremos la cabeza!», que se llegó a escuchar incluso en el frente ruso. Otro individuo singular fue el poeta de 18 años Marcel Thiry, que ingresó en la unidad «para divertirse y contribuir a una batalla histórica».

La unidad se sometió a pruebas en Boulogne hasta la primavera de 1915 y después fue desplegada en Flandes. Pero ante ellos se abrían campos repletos de impactos de proyectil y envenenados con gas mostaza, así que la unidad belga de automóviles blindados apenas tuvo la oportunidad de contribuir al combate. La realidad de la guerra de trincheras inutilizaba los automóviles blindados militares Minerva.

Salvavidas blindados de Gran Bretaña

La historia de la división de automóviles blindados de la Armada Real británica es similar. Primero, Gran Bretaña creó su propio servicio aéreo, el Real Servicio Aéreo Naval (RNAS, según sus siglas en inglés). Cuando empezó la Primera Guerra Mundial, las fuerzas británicas empezaron a utilizar aviones de reconocimiento. Sin embargo, muchos no volvían y rescatar a sus pilotos se convirtió en un objetivo principal. De esta misión se encargaban las tripulaciones de los automóviles blindados Lanchester, que se desarrollaron a petición del RNAS. Estos vehículos tenían placas blindadas de 8 mm y llevaban ametralladoras Maxim de 7,62 mm o Lewis de 7,7 mm.

El comandante de la división era una persona notable: Oliver Locker-Lampson, representante conservador en la Cámara de los Comunes británica. Al igual que su homólogo belga, Locker-Lampson transformó su Rolls-Royce en un vehículo blindado. De hecho, el salario de los conductores de automóviles blindados casi provocó un enfrentamiento entre el Secretario de Estado para la Guerra, Horatio Kitchener, y el Primer Lord del Almirantazgo, Winston Churchill. La cuestión era la siguiente: los conductores normales del ejército tenían un sueldo de seis chelines al día, mientras que Locker-Lampson pagaba diez chelines a sus conductores.

La división de automóviles blindados británicos fue enviada al frente en Flandes, pero como ya había sucedido con sus compañeros belgas, no pudo demostrar su valía durante las operaciones militares. Según el historiador Jaroslav Galubinov: «A pesar de los feroces enfrentamientos con las tropas alemanas en Flandes, la división no pudo demostrar su valía. Los automóviles blindados, aunque maniobrables, eran inútiles en una guerra de posiciones, en la que el campo de batalla está atravesado por multitud de líneas de trincheras».

Los Aliados no podían permitirse el coste de mantener dos divisiones listas para el combate, pero inadecuadas para el frente. Poco después, se decidió de enviar a estas divisiones de automóviles blindados al Imperio Ruso, donde se creó el primer pelotón de automóviles con ametralladoras.

Los vehículos blindados de caballería «Adsky» y «Grozny»

El Imperio Ruso fue un pionero de la creación de las primeras unidades de automóviles con ametralladoras. M. A. Nakashidze ideó este concepto en 1906. Por desgracia murió en la explosión de una bomba y no pudo hacer realidad sus planes.

En agosto de 1914, el Secretario de Guerra V. A. Suchomlinov dio el visto bueno a la creación de un «pelotón de automóviles blindados con ametralladoras». En octubre de ese mismo año el pelotón fue enviado al frente noroeste bajo el mando del coronel del regimiento A. N. Debrzhansky. Por aquel entonces, el pelotón estaba formado por vehículos blindados construidos sobre el chasis de los automóviles ligeros Russo-Balt. Estos vehículos tenían cinco tripulantes y estaban equipados con tres ametralladoras Maxim. Más tarde, se adquirieron vehículos adicionales y el primer pelotón de automóviles con ametralladoras recibió varios automóviles blindados británicos Austin serie 1.

La contienda de 1914 había dejado claro que los vehículos blindados no podían depender únicamente de la potencia de fuego de las ametralladoras, y que se necesitaban armas de mayor calibre. Pronto empezó a desarrollarse el primer vehículo blindado con una ametralladora y un arma más grande, montadas en el chasis de un camión estadounidense Garford de cinco toneladas.

Los vehículos blindados del frente ruso eran más eficaces y se usaban más que sus homólogos del frente occidental. Los testigos de la época declararon: «Vimos unas siluetas espantosas, que ni se inmutaban por la lluvia de balas que les caía de todas partes. Un horrible sonido chirriante; y la primera fila de cascos empezó a avanzar, luego otra, y otra... Las horrendas siluetas grises se acercaban cada vez más, y las ráfagas de frío plomo atravesaron las columnas de soldados alemanes. Enseguida, los hurras de los soldados rusos se oían por el centro de la ciudad». Así describían los testigos la ofensiva de los automóviles blindados «Russo-Balt» del 10 de noviembre de 1914, en la ciudad de Stryków. Dos años más tarde, la prueba de fuego de los primeros carros de combate provocaría las mismas emociones.

De forma general, todos los vehículos blindados del Ejército Imperial ruso tenían su propio nombre. Por ejemplo, a finales del otoño de 1915, se informó de que el automóvil blindado Austin serie 1 «Adsky» y el Garford «Grozny» aseguraban un punto de cruce de infantería. Por aquel entonces, las fuerzas alemanas se encontraban prácticamente impotentes frente a la amenaza que suponían estos vehículos.

En esta fase, se había usado 120 vehículos blindados en los frentes rusos, donde existían mayores oportunidades de luchar con ellos. Sin embargo, estos vehículos blindados seguían necesitando carreteras adecuadas. La nieve y la primavera solían empeorar el estado de las carreteras, haciendo que solo fuese posible atravesarlas con cadenas.

Pero esos no eran los únicos problemas de los vehículos blindados: eran ruidosos, lo que hacía que fuesen fáciles de detectar, y a menudo eran demasiado pesados para cruzar puentes poco robustos o pasos improvisados. Por eso, algunos comandantes se negaban a utilizarlos en combate.

Los vehículos blindados de Locker-Lampson lucharon en los frentes del Cáucaso y Rumanía y participaron en la última ofensiva del Ejército Imperial ruso en Grecia en junio de 1917. Fue un desastre. Según las memorias de un oficial de división: «Al ataque le siguieron contraataques con gas, lanzallamas y otros trucos sucios de vándalos. Nuestros camaradas mantuvieron las posiciones pero no lograron avanzar». En 1918, las unidades habían abandonado sus caballos de hierro en los campos de Kursk y Vladivostok y habían vuelto a casa.

La Primera Guerra Mundial fue una dura prueba para los vehículos blindados en todos los frentes. Empezó con un periodo de guerra móvil, durante el que las unidades blindadas tuvieron un papel clave. Sin embargo, durante el verano de 1915 la guerra se estancó en el atolladero de las trincheras, que anulaban la ventaja principal de estos vehículos: su maniobrabilidad. En ese momento crítico, el corresponsal de guerra británico, Cornell Ernest Dunlop Swinton, envió una carta al comandante de las fuerzas británicas en Francia, el capitán general John French. En ella decía que era «necesario desarrollar nuevos vehículos de combate a partir de tractores de gasolina sobre orugas».

Nadie esperaba que esta carta, aparentemente insignificante, pudiera cambiar el curso de la historia.

Fuentes:

Boyen R. The division of Belgian armored cars in the Imperial Russian Army // The last war of the Russian Empire: Russian Empire, the world before, during and after the World War I according to documental sources from Russian and foreign archives. M., 2006. P.226–232.

Kirilets S. V., Kaninsky G. G. Combat vehicles in the Imperial Russian Army. «Combat vehicles academy» of General Sekretev. M., 2010.

Kolomiets M. V. Armored combat vehicle division in the Imperial Russian Army // Russian Empire in the World War I in 1914–1918: Encyclopedia. B 3 v. T. I. М., 2014. P. 212–221.

Popova S. S. Trials of Belgium soldiers in the Russian Empire // War-historical journal. 1996. No 2. P. 46–52.

Un cordial saludo.

PD: Y estamos dentro del clan otra vez, creía que lo de cabezudicos era cosa de maños  ...pero hay andaluces que...

gaffer

21-09-2016

El Mark IV toma Londres por el centenario de los carros de combate

Pincha

Hace cien años, el 15 de septiembre de 1916, el Mark I, el primer carro de combate, entró en acción por primera vez en la batalla del Somme. Este día marcó el inicio de una nueva era de contienda mecanizada.

Wargaming se enorgullece de celebrar el centenario de los carros de combate con una serie de eventos presenciales y en línea en honor al Mark I. En esta ocasión, hemos colaborado con el Museo de Blindados de Bovington para ofrecer una ceremonia única en Trafalgar Square, Londres, el pasado 15 de septiembre.

Saludos cordiales.

Fuente: Wargaming

gaffer

22-09-2016

Según World of Tanks, el MK-I...

Un saludo.

gaffer

08-10-2016

El «Little Willie»

Centenario de los carros de combate: del «Little Willie» al misterioso «portaaguas»

Las pruebas del primer prototipo, el No1 Lincoln Machine fueron más bien satisfactorias. En septiembre de 1915, Ernest Swinton, su «padre», mandó un informe bastante entusiasta al mando: «Los marinos han conseguido construir el primer prototipo de vehículo con tracción de orugas que puede atravesar trincheras de 4,4 pies y elevaciones de 4,6 pies, además de girar sobre su eje como un perro con una mosca en la cola». En realidad, la situación no era tan buena: el chasis tractor no estaba listo para soportar la presión a la que estaban sometidos de forma diaria los vehículos producidos en masa, y las cadenas de las orugas no dejaban de caerse. Hacía falta mejorar urgentemente el prototipo o proponer otra solución cuanto antes.

Configuración del prototipo y armamento

El chasis del vehículo se parecía a una caja. En la parte frontal (el compartimento de conducción), había dos conductores con responsabilidades distintas: el de la derecha usaba los pedales para operar el motor, cambiaba las marchas con una palanca y controlaba la «cola» con un cabrestante; mientras que el de la izquierda estaba a cargo de las orugas (que funcionaban de forma independiente para la derecha e izquierda) y marcaba el paso con la palanca de freno.

**El principal problema que suponía el trabajo en el primer prototipo era la necesidad de ofrecer la mayor calidad posible en un corto periodo de tiempo

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El chasis del vehículo se parecía a una caja. En la parte frontal (el compartimento de conducción), había dos conductores con responsabilidades distintas: el de la derecha usaba los pedales para operar el motor, cambiaba las marchas con una palanca y controlaba la «cola» con un cabrestante; mientras que el de la izquierda estaba a cargo de las orugas (que funcionaban de forma independiente para la derecha e izquierda) y marcaba el paso con la palanca de freno.

En la parte trasera del chasis se encontraba el compartimento de transmisión del motor, que acogía un motor de gasolina Foster-Daimler de 105 CV. El compartimento de combate se encontraba en el medio del vehículo, pero el No. 1 Lincoln Machine aún no tenía ningún armamento. Para este prototipo también se había desarrollado un chasis rotatorio, pero no llegó a montarse.

El armamento del vehículo era un asunto delicado entre los ingenieros y los militares. Sus creadores querían equipar el blindado con un cañón automático Vickers de 40 mm, pero Stanley von Donop, maestro general de Artillería (Master-General of the Ordnance) advirtió que la entrega de una gran remesa de dichos cañones llevaría aproximadamente seis meses. Como los «destructores de ametralladoras» solo eran buenos cuando se producían en masa, era imprescindible escoger correctamente el arma la primera vez y sin dilación. Se dice que uno de los trabajadores hizo la siguiente broma: «Pareceremos tontos si la guerra se acaba al día siguiente». Por desgracia, aún faltaba mucho tiempo para que se acabase la guerra.

El precio de los retrasos

Mientras que los ingenieros militares se exprimían las neuronas para decidir cómo cambiar el vehículo, otra operación mayor iba a empezar en el frente. Las fuerzas combinadas del Imperio británico y Francia estaban prepararon un ataque cerca de Loos, en el norte de Francia. En su libro sobre la Primera Guerra Mundial, el historiador británico Basil Liddell Hart llamó a su capítulo sobre esta operación «Una batalla indeseada». El general Douglas Haig haría esta pesimista observación: «La zona es mayoritariamente llana y abierta; estará expuesto al fuego de las ametralladoras proveniente tanto de las trincheras alemanas como de los pueblos fortificados situados detrás de la línea del frente. No será posible efectuar un avance rápido». Por desgracia, el mando francés no escuchó. ¿Cuál fue el resultado? «Ese día fue un día trágico, sin el mínimo atisbo de éxito que pudiese aliviar la amargura», dice la historia oficial británica de la Primera Guerra Mundial. Según las estadísticas, unas 60 000 personas murieron o resultaron heridas durante el periodo que va del 25 de septiembre a mediados de octubre de 1915.

Si las tropas británicas hubiesen tenido carros blindados, esta aterradora cifra hubiese podido ser más pequeña. No era culpa de los ingenieros, pues estaban haciendo todo lo que estaba en su mano, pero por aquel entonces, el No. 1 Lincoln Machine aún tenía que ponerse a punto. Un prototipo mejorado estaba casi listo cuando Winston Churchill, el principal defensor de Swinton y su equipo, salió del gobierno británico y fue enviado al frente.

Artilleros británicos con máscaras de gas. Batalla de Loos, septiembre-octubre de 1915

Churchill vio que los soldados sufrían una dramática falta de armas de apoyo e intentó inspirar a los oficiales: «Unos 70 vehículos con tracción de orugas están a punto de completarse en Inglaterra. Ninguno de ellos debería usarse hasta que esté listo. Pueden hacer frente a cualquier obstáculo y atravesar trincheras, parapetos y zanjas. Pueden portar dos o tres cañones Maxim, y cada vehículo puede equiparse con un lanzallamas. Lo único que puede pararlos es el impacto directo de un cañón de campaña». En realidad, la historia se desarrolló de forma distinta y se dio un rodeo de casi un año.

A finales de noviembre de 1915, el prototipo mejorado, conocido como «Little Willie» estaba listo. El chasis era un ensamblaje de placas de acero remachado, que se diferenciaba de la de sus predecesores y tenía un saliente en la parte delantera. Los rodillos guía de la suspensión estaban elevados del suelo para que al Little Willie le resultase más simple desplazarse por terreno accidentado. El vehículo estaba listo para una nueva serie de pruebas, pero los desarrolladores renunciaron a su creación, pues empezaron a trabajar en un proyecto que tenía una configuración diferente (sin torreta) y un plano que incorporaba espacio para armamento. Según recuerda Swinton, la idea se inspiró en Los acorazados terrestres, una historia de H.G. Wells.

El vehículo aún estaba envuelto en un velo de misterio cuando recibió su nombre.

Lo que esconde un nombre

Eustace Tennyson d’Eyncourt, presidente del Landships Committee, desarrolló una auténtica obsesión por la discreción respecto a la creación de Swinton y sus colegas. Incluso los aviones británicos tenían prohibido volar sobre la planta Foster, en la que se llevaba a cabo el proceso de ensamblaje. Sin embargo, seguían existiendo riesgos de que se filtrase la información, así que resultaba necesario desarrollar un nombre en clave para el vehículo, que sirviese al menos como distracción, y que no ofreciese ninguna pista a cualquier espía potencial. La condición principal era la ausencia de referencias navales, por más que tuviesen una aplicación terrestre.

Ensamblaje del «Little Willie»

El 4 de noviembre de 1915, el prototipo se llamó «portaaguas» (water carrier), nombre que se usaría hasta Navidad. El 24 de diciembre, Swinton y el teniente Daley Johns del Comité de Defensa Imperial decidieron cambiar la denominación. «Contenedor», «cisterna» e incluso «reserva» fueron algunos de los términos barajados. Al final, se optó por el breve y sonoro «tanque». La historia de tapadera contaba que en la fábrica se producían tanques para agua.

Incluso la forma del chasis la conocían solo unos pocos elegidos. Se llevaron a cabo varias pruebas, principalmente por la noche. Un día, los ingenieros decidieron probar el blindaje del vehículo y pidieron al servicio de Inteligencia y Defensa que les consiguiesen unos cuantos proyectiles alemanes.

La práctica de tiro se llevó a cabo en un campo cerca de la antigua catedral de Lincoln el 12 de enero de 1916. Wilson y Hetherington hicieron una apuesta y el último arriesgo 50 libras a que golpeaba el chasis con el primer disparo. El tiro casi acaba en desastre, ya sea por un problema de posicionamiento del vehículo o porque apuntó mal. Después del tiro de Hetherington, el cañón se encasquilló, pero al final se activó el explosivo y con la falla de disparo el proyectil casi acaba en la catedral. Los mejores ingenieros del Reino Unido se precipitaron hacia la iglesia, para ver si estaba intacta y pasaron dos horas buscando el proyectil con palas y linternas.

«Little Willie» durante las pruebas.

Otras pruebas mostraron que el blindaje podía aguantar un buen golpe. La última prueba debía demostrar la potencia del vehículo. Al principio, la demostración iba a tener lugar en el estadio de Wembley, pero más tarde se decidió trasladarla a la mansión del Marqués de Salisbury, a donde el prototipo se trasladaría en tren. Swinton supervisó la construcción de una barrera para el vehículo y las pruebas tuvieron lugar el 2 de febrero de 1916.

La mansión estaba ocupada por la crema y la nata del ejecutivo político y militar del Reino Unido: David Lloyd George (Ministro de Municiones), Arthur Balfour (Secretario de Asuntos Exteriores) y William Robertson (Jefe del Estado Mayor General del Imperio británico), entre otros. El propio Lord Horatio Kitchener asistió al evento, pese a que el Secretario de Estado para la Guerra era el principal opositor al uso de vehículos blindados en la guerra. Al anochecer, un enorme monstruo con forma de diamante dio la bienvenida a los invitados con el estruendoso rugir de su motor. David Lloyd George estaba muy impresionado: «Me vi abrumado de puro asombro, cuando vi la horrible bestia a la que llamaban “Ciempiés real”». Así fue la primera aparición espectacular del primer blindado producido en masa.

Fuentes:

Fedoseev S. L., Tanki Pervoy mirovoy. M., 2012.

Glanfield J., The Devil’s Chariots. Osprey, 2013.

Neillands R., The Great War Generals on the Western Front 1914-18. London, 1999.

Stern A. G., Tanks 1914-1918. The Log-Book of a Pioneer. London, 1919.

Swinton D. E. Eyewitness, Being Personal Reminiscences of Certain Phases of the Great War, Including the Genesis of the Tank. New York, 1933.

Un saludo.

gaffer

18-10-2016

También, de la mano de Wargaming, un vídeo colgado en el portal de WoW (world of warships) titulado:

Leyendas navales: HMS Belfast

Saludos cordiales.

gaffer

21-10-2016

Un nuevo video de Wargaming, éste, colgado en el portal de WoW (world of warships) titulado:

HMS Ajax

Un saludo.

gaffer

25-10-2016

Esperando pueda ser de interés para nuestros lectores.

Centenario de los carros de combate: el «diablo» británico y sus hermanos

*Casi nadie podía imaginar que muchos libros sobre teorías militares iban a quedarse obsoletos el 15 de septiembre de 1916, cuando el primer carro blindado entró en combate. "¡Se acerca el diablo!", exclamó un soldado alemán anónimo anunciando la llegada del nuevo rey de la contienda terrestre.

Los franceses y los alemanes también crearon sus propios carros. Pero los diseños británicos con forma de romboedro se mantuvieron siempre en la vanguardia. Hubo un total de nueve versiones de este vehículo. Algunas llegaron a entrar en combate, y otras no pasaron de ser prototipos. Las diapositivas de este artículo os contarán de forma resumida la historia de los carros romboidales:*

El Mark I: el misterio del Somme

15 de septiembre de 1916: la fecha en la que los carros blindados libraron su primer combate real. Era una mañana neblinosa en las líneas de frente del Somme, y los soldados alemanes se quedaron horrorizados al ver a aquellos monstruos de acero surgiendo de entre la bruma matutina. Pocos recuerdan las batallas que los carros Mark I libraron posteriormente. Sin embargo, en el otoño de 1916 les esperaban aún más éxitos que en aquella primera batalla.

El 25 y el 26 de septiembre, 13 carros Mark I lucharon en Gueudecourt y Fesmy-le-Sart. Nueve se quedaron atascados en cráteres de proyectiles. Otros dos llegaron a su destino mientras apoyaban a la infantería, y allí se quedaron atascados. Al final, solamente un tanque "hembra" Mark I equipado con ametralladoras consiguió mantenerse en movimiento. El carro aseguró la trinchera alemana en menos de una hora, provocando la rendición de 370 soldados alemanes. En otra batalla, tres carros Mark I intentaron un ataque frontal. La artillería alemana destruyó uno de ellos, y los otros dos se quedaron atascados. Pero aquellos carros horrorizaron tanto a los alemanes que depusieron sus armas.

Es justo afirmar que aquellos carros dejaron asombradas a las fuerzas alemanas, tan solo un par de semanas después de librar su primer combate. Pero aquellos nuevos vehículos contaban con importantes defectos de construcción, algo que afectó a su reputación entre los mismos británicos.

El Mark V y el primer motor "auténtico" de carros

A finales de 1917 se interrumpió la producción de los nuevos vehículos romboidales. Los armeros tenían miedo de que los fusiles, las ametralladoras y los cañones dejasen de ser útiles por culpa de los carros de combate, e influyeron en los diseñadores y productores de estos. Pero no pudieron impedir la evolución de los vehículos blindados. El carro romboidal Mark V comenzó a producirse en masa en diciembre de 1917.

Los combates demostraron que el vehículo precisaba de un motor más potente, resistente a distintas condiciones de servicio y que se pudiese reparar con mayor facilidad en las líneas de frente. Además, los ingenieros no podían utilizar aleaciones de metal o aluminio al desarrollar el motor, porque esos materiales ya los usaban los aviadores. Harry Ricardo fue el ingeniero que desarrolló el primer motor de carro blindado auténtico. Su motor cumplía con los requisitos de los militares. Wilson instaló una nueva transmisión al motor, lo que simplificó los controles del vehículo.

El Mark II y el Mark III: evolución en edición limitada

Un total de 100 carros Mark II y Mark III se construyeron en Gran Bretaña, 75 menos que el número de vehículos Mark I fabricados. Así que en la literatura histórica se les suele llamar "vehículos de edición limitada del período de transición". Sin embargo, en los carros Mark II y Mark III se llevaron a cabo algunas novedades importantes.

Por ejemplo, el Mark II no contaba con la famosa cola de dirección ideada para superar las trincheras. Cuenta la leyenda que uno de los carros perdió su cola durante una batalla, pero se mantuvo en movimiento, demostrando que aquel mecanismo de ruedas no servía para nada. Al eliminar la cola, los ingenieros pudieron reducir en dos metros la longitud del carro, sin que la capacidad del vehículo para atravesar terrenos se viese afectada por ello. En su lugar, incluyeron en el vehículo una caja con diversas piezas de recambio y herramientas. Además, pasaron las chimeneas de escape a la parte trasera del carro.

En cuanto al Mark III, los ingenieros intentaron reducir el blindaje delantero del vehículo por medio de pantallas blindadas. Aunque los ingenieros tuvieron que hacer muchos agujeros para montar aquellas pantallas adicionales, finalmente decidieron no usarlas. En su lugar, instalaron un dispositivo especial de autoextracción: una caja de madera gruesa montada sobre el techo, que hacía las veces de viga de apoyo para rescatar vehículos que se quedaran atascados. Esta función resultó ser bastante útil y se aplicó a todos los vehículos similares.

El Mark V también contaba con un telégrafo aéreo, que reemplazaba a las banderas de señales. Desde mayo de 1918 hasta el final de la Primera Guerra Mundial, el ejército británico recibió 400 carros Mark V, 200 vehículos "macho" equipados con cañones, y 200 vehículos "hembra" con ametralladoras.

El primer combate entre tanques tuvo lugar el 24 de abril de 1918, entre el Mark IV y el carro alemán A7V. Aquel encuentro demostró que los blindados armados con ametralladoras solo resultaban eficaces contra la infantería. Como resultado, se cambiaron por cañones algunas ametralladoras de una de las torretas laterales. A aquellos carros asimétricos se les llamaba en broma "hermafroditas".

El 25 y el 26 de septiembre, 13 carros Mark I lucharon en Gueudecourt y Fesmy-le-Sart. Nueve se quedaron atascados en cráteres de proyectiles. Otros dos llegaron a su destino mientras apoyaban a la infantería, y allí se quedaron atascados. Al final, solamente un tanque "hembra" Mark I equipado con ametralladoras consiguió mantenerse en movimiento. El carro aseguró la trinchera alemana en menos de una hora, provocando la rendición de 370 soldados alemanes. En otra batalla, tres carros Mark I intentaron un ataque frontal. La artillería alemana destruyó uno de ellos, y los otros dos se quedaron atascados. Pero aquellos carros horrorizaron tanto a los alemanes que depusieron sus armas.

El Mark IV: el primer vehículo "milenario"

El Mark IV fue una modificación del tanque romboidal producida en masa: se construyeron más de mil vehículos.

La orden de construir el Mark IV se emitió en septiembre de 1916, justo después de que los primeros carros romboidales entrasen en combate en el Somme. El nuevo carro Mark IV contaba con nuevas e importantes características con respecto al Mark I.

La primera es que el nuevo carro poseía un blindaje superior, inmune a los disparos de fusiles y ametralladoras. Debido a la forma biselada del vehículo, las torretas laterales no tocaban el suelo mientras rodaban. Se las equipó con unos raíles especiales para que no fuese necesario desmontarlas antes de transportar los carros sobre raíles; simplemente se guardaban dentro del chasis. Por desgracia, la nueva construcción resultó ser bastante vulnerable: en ocasiones, los carros se averiaban en mitad de una batalla, y las torretas laterales rodaban dentro del chasis haciendo demasiado ruido. Los depósitos de combustible estaban en la parte trasera del vehículo para reducir las probabilidades de que se incendiasen.

En mayo de 1917, los carros Mark IV llegaron a Francia y fueron adoptados por el ejército británico. El nuevo carro demostró su valía en el combate: los gigantes blindados atravesaban con facilidad las alambradas y ofrecían fuego de apoyo para que la infantería avanzase. En noviembre de 1917, uno de los vehículos demostró su poder de forma muy concreta: atravesó una valla de metro y medio de alto, se abrió paso por un huerto frutal, derribó varios árboles y dañó la esquina de un edificio durante un giro.

Los nuevos vehículos solo tenían un alcance de 56 kilómetros, pero supusieron un avance considerable con respecto al Mark I.

Es justo afirmar que aquellos carros dejaron asombradas a las fuerzas alemanas, tan solo un par de semanas después de librar su primer combate. Pero aquellos nuevos vehículos contaban con importantes defectos de construcción, algo que afectó a su reputación entre los mismos británicos.

_***

La batalla de Passendale: terrenos pantanosos***_

A comienzos de la mañana del 31 de julio de 1917, el ejército británico intentó un ataque en el río Ypres, mientras se dirigía a la ciudad belga de Passendale.

Los carros de combate debían atravesar pantanos y pequeños bosques, por lo que necesitaban caminos de troncos. Como el fuego de artillería había destruido los desagües, las carreteras tampoco podían usarse. Los oficiales de blindados advirtieron que los vehículos no podrían atravesar los campos embarrados, sobre todo porque las condiciones climáticas eran muy duras y llovía con mucha intensidad. Por desgracia, nadie pensó en suspender el ataque blindado.

Los carros se detuvieron a mitad de la tarde. Muchos se quedaron atascados en el agua y no consiguieron salir. Al mismo tiempo, los alemanes habían montado una defensa eficaz, y su artillería disparaba sin cesar sobre los tanques impedidos. La infantería que seguía a los Mark IV y V también se quedó atascada en el fango. Además, las fuerzas alemanas añadieron a la contienda sus peculiares torretas móviles Fahrpanzer, para usarlas contra las tropas británicas. La aviación alemana sobrevolaba el campo de batalla a baja altura para tratar de dañar a los carros británicos, e incluso un osado comandante de blindados desmontó una ametralladora en un intento desesperado de devolver los disparos.

El ataque británico fue un fracaso. Los carros que sobrevivieron a la batalla se quedaron averiados tras las líneas hasta agosto de 1917.

La batalla de Cambrai: un nuevo intento

En el verano de 1917, unos oficiales del regimiento real de tanques urdieron el ataque de blindados perfecto. Según el plan, los carros atacarían cuando las condiciones fuesen óptimas, para así rendir al máximo y conseguir una victoria contundente. Además, se esperaba que con aquel ataque mejorase su maltrecha reputación. Cambrai, ciudad del noreste de Francia, parecía el lugar perfecto para desarrollar un ataque en esas condiciones: la guerra todavía no había llegado hasta allí y el terreno permanecía seco y sólido.

Los carros Mark IV tenían que atravesar la línea de defensa Hindenburg alemana. En principio se ideó un asalto de tanques local. Pero más tarde se ampliaría a una compleja operación militar.

Los carros se trasladaron en secreto al Tercer Ejército bajo el mando del teniente general Sir Julian Byng, ocultando el rugido de los motores con los disparos de las ametralladoras. Los vehículos consumieron más de un millón de litros de gasolina y aceite, y más de medio millón de proyectiles.

El ataque comenzó el 20 de noviembre de 1917, dirigido en persona por el comandante del regimiento real de blindados, Hugh Elles, que guió en la batalla a unos 350 carros de combate desde su vehículo de mando. Los carros atravesaron las alambradas enemigas con facilidad, adentrándose varios kilómetros en territorio enemigo y provocando la rendición de cientos de soldados alemanes. Pero poco después todo empezó a ir mal.

La infantería (montañeses de la división 51) luchó en la cercana aldea de Flesquières, en lo alto de una empinada colina. Los montañeses se quedaron por detrás de los carros, y los alemanes desplegaron sus reservas militares en la colina, lanzando una lluvia de proyectiles. Los carros Mark IV se quedaron atrapados mientras intentaban subir por la colina, por lo que las fuerzas alemanas pudieron disparar a sus vulnerables partes inferiores, que las ametralladoras podían atravesar. La fuerza de asalto británica no consiguió entrar en Cambrai y, diez días más tarde, los alemanes contraatacaron, de modo que pudieron recuperar el territorio que habían perdido y ganar más aún.

Blindados durante la Ofensiva de los Cien Días

La Ofensiva de los Cien Días fue el período final de la Primera Guerra Mundial. Durante la ofensiva, los aliados efectuaron varios ataques en el frente occidental. Comenzó en Amiens, y se desarrolló desde agosto hasta noviembre de 1918. En Amiens, los aliados intentaron recuperar una de las líneas de ferrocarril francesas más importantes. Fue la operación militar más grande de la Primera Guerra Mundial en la que participaron carros de combate.

El regimiento real de blindados se desplegó al completo en la línea de frente. Los nuevos carros medios Mk. A Whippet participaron en la ofensiva, junto con 324 carros Mark V. El 8 de agosto de 1918, los carros comenzaron a avanzar. Aunque no podían comunicarse de forma eficaz con la infantería (algunos comandantes seguían a sus carros a caballo para coordinar el combate), había más de 23 Mark por kilómetro de línea de frente, lo que compensaba los problemas de comunicación.

Apoyados por el fuego de la artillería, los carros atravesaron las defensas alemanas. La niebla y el humo cubrían las trincheras alemanas, lo que impidió que la artillería anticarros disparase. En ocasiones, los carristas británicos salían de sus vehículos y hacían gestos a sus enemigos para que se rindiesen del todo. La artillería alemana utilizó proyectiles con gas lacrimógeno para que la infantería y la artillería no pudiesen avanzar junto a sus carros. Pero el gas no surtió el efecto esperado.

Muchos vehículos británicos quedaron dañados durante el primer día de la ofensiva; la mayoría por los disparos de los enemigos, y solo unos pocos se averiaron por otros motivos. En cualquier caso, los alemanes no consiguieron defender sus posiciones. La Ofensiva de los Cien Días terminó con el armisticio del 11 de noviembre de 1918 y la capitulación de Alemania.

El Mark VIII: el carro angloamericano

Los Mark II y Mark VI no pasaron de ser prototipos y nunca se fabricaron en serie. Los estadounidenses decidieron participar en el desarrollo del siguiente vehículo romboidal. Habían luchado junto a los aliados en la Primera Guerra Mundial y se quedaron fascinados con los carros de combate. Primero encargaron 600 tanques Mark VI para su ejército. Pero cambiaron de idea, cancelaron el pedido y propusieron desarrollar un nuevo carro romboidal en colaboración con los ingenieros británicos. El Mark VIII nunca llegó a luchar en la Primera Guerra Mundial, ya que al finalizar el conflicto solo se habían fabricado cinco vehículos. Tras la guerra, la producción de los carros Mark VIII se trasladó a Estados Unidos.

En cuanto a la apariencia del vehículo, contaba con una suspensión distinta a la de otros carros romboidales. Las orugas seguían dispuestas en forma romboidal en torno al chasis, pero este era más largo, con lo que el carro se parecía más a una lágrima que a un rombo. El Mark VIII llevaba en su parte trasera un motor Liberty de 338 CV, separado de la tripulación por una pared para que pudiesen respirar mejor. Los ingenieros no dividieron los vehículos en "machos" y "hembras". En su lugar, montaron un cañón de 57 mm en todas las torretas laterales del vehículo, y ametralladoras en la del techo. Además, se podían acoplar ametralladoras en las puertas laterales del vehículo.

El Mark VIII (llamado Liberty) fue el único carro pesado que tuvieron los Estados Unidos hasta 1930. Se sometió a varias pruebas, pero nunca llegó a entrar en combate. Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos vendió 90 vehículos al ejército canadiense para que se entrenasen.

El Mark IX: un vehículo de transporte de tropas

Los primeros carros apenas podían coordinar sus acciones con la infantería. El problema no radicaba únicamente en que los soldados no estuviesen acostumbrados a luchar junto a vehículos blindados. Los carristas iban dentro de los vehículos blindados, mientras que los soldados de infantería quedaban a merced de las balas y fragmentos.

Finalmente, los ingenieros militares crearon un carro romboidal que pudiese transportar tropas. Se eliminaron todas las torretas laterales, y las únicas ametralladoras que se conservaron estaban en la parte frontal y trasera del vehículo. Así se creó espacio en el carro para 30 soldados o 10 toneladas de cargamento, que podían viajar bajo la protección de un blindaje de entre 10 y 12 mm. El carro Mark IX también iba equipado con un ventilador y un depósito de agua potable. Pero estas comodidades estaban junto a un motor caliente, por lo que no resultaban muy prácticas.

Se fabricaron un par de estos vehículos al finalizar la Primera Guerra Mundial. Uno se utilizó como ambulancia blindada en el frente occidental en 1918, y los soldados bautizaron a aquel extraño vehículo como El cerdo.

Fuentes:

Fedoseyev S. L., Tanki Pervoy Mirovoy. M., 2012.

Glanfield J., The Devil’s Chariots. Osprey, 2013.

Stern A. G., Tanks 1914–1918. The Log-Book of a Pioneer. Londres, 1919.

Swinton D. E., Eyewitness: Being Personal Reminiscences of Certain Phases of the Great War, Including the Genesis of the Tank. Nueva York, 1933.

Cordiales saludos.

gaffer

30-10-2016

Volvemos a sumergirnos de la mano de Wargaming en los archivos para traeros una gran ''historia naval'' ( tampoco fue para tanto por lo que he podido leer), con un triste final.

Hablamos del crucero protegido de clase Izumrud, el: Zhemchug

Un saludo

josmar

30-10-2016

  ....Una maqueta muy detallada..............

mister xixon

30-10-2016

el documental muy interesante

saludos

gaffer

30-10-2016

  ....Una maqueta muy detallada..............

Se puede acceder a una buena cantidad de vídeos desde ese enlace.

el documental muy interesante saludos

Gracias camarada.

Un saludo 

gaffer

04-11-2016

Un interesante vídeo sobre la artillería de costa de la mano de Wargaming:

[_**''Una fortaleza costera que no disparó en ninguna guerra porque el enemigo creyó estar en desventaja y no la atacó, cumplió su objetivo de la mejor manera. Su silencio en tiempos de guerra muestra su éxito extraordinario''

Nicolay Klado (Historiador ruso)**_](http://worldofwarships.eu/es/news/videos/naval-fortress-vladivostok/)

Cordiales saludos

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