02-08-2013
...Y tiene una bonita tumba en el jardín del antiguo baluarte de San Carlos, en la Coruña...
Vamos con otra batalla...
A primeros de Octubre de 1937, las Brigadas Navarras penetran en Asturias desde Santander, en una nueva ofensiva del ejército de Franco. Son cuatro brigadas con cerca de 33.000 hombres, acompañados de diez baterías de artillería (65, 70 y 105 mm.) y apoyados por los Grupos I y II de la J-88 de la Legión Cóndor. A este avance se oponen una serie de Brigadas asturianas y vascas con unos 5.000 efectivos y pocos cañones. Los mandos republicanos se plantean ofrecer resistencia en la abrupta sierra del Cuera, intentando retrasar el avance “nacional” . El día 6 se produce el asalto: el día 16, los milicianos, derrotados, se retiran hacia una segunda línea de defensa. Fue la llamada Batalla del Mazucu.
El terreno era el ideal para mantener clavado al enemigo: fortificada en muchos puntos, la sierra era un cúmulo de alturas que se elevan a más de mil metros, rodeada de barrancos cortados a pico y sin accesos. El clima también ayudó en forma de niebla, frío y lluvia casi incesante. La Cóndor ametralló las posiciones y las bombardeó (cuando el tiempo lo permitió), para apoyar los insistentes asaltos navarros, que eran rechazados una y otra vez con fuego de ametralladora, fusiles y granadas de mano. Sólo el empecinamiento que demostraron estos hombres logró ir conquistando, a costa de grandes bajas, el terreno. Hay que decir que los “nacionales” podían cubrir esas bajas, mientras que a los republicanos les era imposible tal cosa.
Peña Turbina vista desde Peña Blanca...
En dos picos, Peña Blanca y Peña Turbina, los cerca de 800 hombres del Batallón de Infantería de Marina abortan los ataques de abrumadoras fuerzas (unidades de las Brigadas Navarras V y VI) superiores en número y armamento durante cuatro días. El batallón (formado en Santander con los restos de dotaciones de buques republicanos, marineros y voluntarios), aguanta los asaltos hasta que, el día 20 de Septiembre, los “nacionales” disparan dos salvas con sus dos baterías de montaña de 65 y 70 mm. que han logrado subir a brazo por esas peñas), a la vez que tres aviones dan dos pasadas de ametrallamiento. Los de Marina, abandonados a su suerte y sin posibilidad de resistencia; casi rodeados, faltos de munición y comida y agotados sicológicamente, se retiran de las posiciones combatiendo. Fueron los olvidados en cuanto a reparto de medallas y reconocimientos oficiales por parte de la República. A excepción del que le otorgaron sus enemigos:
“Los Infantes de marina que se nos enfrentaban, capaces de combatir hasta el fin con tan adversas condiciones, merecían nuestra máxima admiración y respeto, pero también nuestro máximo fuego”.
Veinte líneas... ...Saludos!!