04-12-2012
EL ACORAZADO KNYAZ SUVOROV
Hola, foreros!!...
Hoy toca hablar de un buque predreadnought de la Armada Imperial rusa que hizo historia. Para aquellos que nos gusten estos acorazados de peculiar estampa, el Knyaz Suvorov (Príncipe Suvorov) marcará siempre un antes y un después, rodeado de ese halo fatídico que le llevó a su triste final en la batalla del Estrecho de Tsushima, acompañando a casi la totalidad de la Flota del Almirante Zinovy Petrovitch Rozhestvensky (también llamado “Perro Salvaje” debido a sus frecuentes ataques de ira, durante los cuales era mejor no estar cerquita de él). No vamos a desarrollar dicha batalla, sino contar la historia de este bonito buque y el desempeño que tuvo durante las horas que precedieron a su hundimiento, combatiendo hasta el final y sin arriar la bandera. ¿Comenzamos?...
EL KNYAZ SUVOROV Y LA CLASE BORODINO
La Clase recibe el nombre de la batalla que en 1812 enfrentó a Napoleón con Kutuzov: uno de los enfrentamientos más masivos y sangrientos de la época, que se saldó con una victoria pírrica, no concluyente, para el petit corso.
Batalla de Borodino
La proximidad de una guerra con Japón “obligó” al Ministerio de la Marina ruso a construir “en casa” copias sobredimensionadas del acorazado Tsesarevich (disponía de los derechos), consultando algunos planos del buque original...que estaba todavía sin terminar. Este acorazado era un diseño innovador en la medida que tenía la artillería principal y secundaria montada siguiendo la última moda francesa, dispuesta en torres dobles a proa, popa y en las bandas; a diferencia de otros buques de época en servicio con otras marinas de guerra (como el Mikasa japonés, de factura británica), cuya artillería secundaria estaba instalada en una cubierta blindada. Esas prisas hicieron que no se contara con que la industria pesada y los astilleros rusos no estaban muy preparados para conseguir un resultado similar en calidad al navío francés, tanto en maquinaria como en blindajes (hubo piezas de fundición que tuvieron que encargarse en Estados Unidos y en Austria-Hungría) y armamento. De hecho, las Borodino resultaron ser unidades muy pesadas, con un elevado riesgo de inestabilidad en los giros debido a su alto centro de gravedad y con el handicap de que, a plena carga, el acorazado sumergía peligrosamente su línea de flotación y con ella los blindajes laterales, dejando expuestas de esa manera partes del buque al fuego enemigo e impidiendo un uso correcto de la batería antitorpedera de 75 mm. El problema con el peso obligó a los diseñadores rusos a ahorrar en espesores de la coraza y reducir las zonas a proteger con la misma, sobre todo en el casco. Por poner un ejemplo, el Tsesarevicht tenía 250 mm. de espesor en la cintura blindada, mientras que en los Borodino esa cintura, más estrecha, oscilaba entre los 125 y 194 mm.
El Tsesarevitch
A lo largo de su construcción, todos los buques sufrieron diferentes accidentes y contínuas averías, debido a fallos constructivos y a materiales defectuosos. La prisa por tener los buques acabados y acudir en auxilio de la base de Port Arthur, hizo que “todo valiera” con el fin de que la flota del Báltico estuviera lista para zarpar a primeros de Octubre de 1904. Con ella irían los cuatro nuevos acorazados...cuatro, porque el Slava aún no estaba terminado y todavía no le había llegado la hora de su destino, chán, chán...
Botadura del Suvorov
Si embargo, al Knyaz Suvorov y a sus hermanos no se les ahorraron mármoles, maderas nobles, muebles y otros adminículos considerados lujosos, usados en la decoración de camarotes y salas comunes de la oficialidad. Pianos y pianolas incluídas. Tampoco se escatimó en la instalación de motores que proporcionarían la energía eléctrica indispensable para iluminar el buque y mover, entre otras cosas, las pesadas torres de artillería. Además, esa electricidad se usaría también para refrigerar el caviar, las langostas, las carnes de todo tipo y el champaña con que los oficiales rusos se obsequiarían en las copiosas comilonas y cenas que tuvieron mientras duró la travesía de ocho meses hasta llegar a Tsushima.
Este buque recibió su nombre del Príncipe y General Alexander Suvorov, azote de polacos y turcos allá por el siglo XVIII y famoso por su manual militar “La ciencia de la victoria”. En una de las máximas de ese libro, Suvorov aconseja “ Entrenar duramente y luchar con calma”. Algo que, como después veremos, parece que cayó en el olvido dentro de la Armada Imperial del Zar.
Alexander Suvorov
El diseño era típicamente francés como ya comentamos, herencia del Tsesarevicht (construido en los astilleros galos de la Compagnie de Forges et Chantiers de la Méditerranneé à La Seyne). Altas superestructuras, casco ancho, bulboso y torres de la artillería secundaria sobresaliendo de éste, permitiendo tiros en caza y retirada.
Los acorazados fueron construidos en San Petersburgo: el Imperator Alexander III, el Knyaz Suvorov y el Slava en los astilleros Baltic Works, el Borodino en el astillero Admiralty Yard y el Orel en el Galerniy Island Yard. Menos el Slava (del que ya no hablaremos más porque se entregó en 1905 y no pudo ser alistado para integrarse en la Flota de Rozhestvensky), todos fueron completados entre 1903 (Imperator Alexander III) y 1904, siendo el Knyaz Suvorov el último en ser entregado a la Marina a tiempo para dirigirse a Port Arthur. Curiosamente, fue el Borodino el que dio nombre a la clase, en detrimento del Imperator Alexander III.
Dibujo a color del Knyaz Suvorov
El Knyaz Suvoroz desplazaba catorce mil y pico toneladas a plena carga en un casco de 121 metros de eslora, una manga de 23 y un calado de 9 metros. Disponía de veinte calderas Belleville y de dos hélices cuatripala que le proporcionaron, en las pruebas de mar, una velocidad máxima de 18 nudos que nunca volvería a alcanzar. Su tripulación era normalmente de unos 830 hombres. Hay que decir que, entregado el buque en Septiembre de 1904, casi no tuvo tiempo de que la tripulación se hiciera a él. Pero eso no parecía importar, porque se pensó que los tripulantes ya irían cogiendo experiencia a lo largo de la singladura que les llevaría desde el puerto de Libau (en la actual Letonia) hasta la lejana Port Arthur.
Estaba armado con dos torres dobles tipo Canet, fabricadas “un poco” toscamente en Rusia, que montaban dos cañones de 305/40 con una cadencia de tiro de un disparo por minuto y con sesenta proyectiles de dotación para cada pieza. Como artillería secundaria, portaba tres torres dobles por banda de 152/45, que podían efectuar tres disparos por minuto y llevaban 180 proyectiles para cada pieza. El armamento antitorpedero lo constituían 20 cañones de 75/50 mm., cuatro de ellos en dos casamatas por banda situadas en altura a proa y dieciséis piezas repartidas por la cubierta inferior en casamatas, muy cerca del agua, con 300 disparos por pieza.
Diagrama torres principal y secundaria
También armaba 20 cañones de 47 mm., dos de 37 mm., unas cuantas ametralladoras y cuatro tubos lanzatorpedos de 381 mm., uno a proa, otro a popa y dos sumergidos en las bandas, con un total de diez torpedos. El blindaje consistía en un exigua cintura de 125-194 mm., una protección con un espesor de 250 mm. máximo en las torres principales, 152 mm. máximo en las secundarias y de 51 a 64 mm. en la cubierta. Un detalle constructivo de estos buques es que tenían un mamparo estanco longitudinal de 25 mm. que, por desgracia, ayudaba a esa propensión a desestabilizarse, con riesgo de vuelco.
Sección transversal...véase el característico casco bulboso.
LA SINGLADURA...
A mediados de Octubre de 1904, apenas entregados los buques de la Clase Borodino, con un personal poco preparado y sin haber completado las necesarias pruebas de mar... ni los imprescindibles ejercicios de navegación, de maniobra, de mantenimiento, de tiro, etc, zarpa del puerto de Libau (en el Báltico), la llamada Segunda Escuadra del Pacífico. O Segundo Escuadrón del Pacífico. Algunos buques hasta llevan todavía obreros a bordo, realizando los últimos montajes y ajustes a los navíos. El Primer Escuadrón del Pacífico era el que estaba sitiado en la rada de Port Arthur, con los obuses japoneses cayendo encima de ellos.
El Almirante Zenovy Petrovich Rozhestvensky, de 56 años de edad, fue comisionado por el Zar para mandar tan gran Flota. El Almirante tenía fama de ser hombre duro, tenaz y de saber imponer a los hombres bajo su mando una férrea disciplina. El Knyaz Suvorov fue elegido por Rozhestvensky como su nave capitana. Si alguien era capaz de poder llevar a la Flota por medio mundo hasta llegar a Port Arthur, ese hombre era él.
Foto Rozhestvensky. Guau.
La misión encomendada a Rozhestvensky es prácticamente un suicidio: con un montón de buques de guerra de diferentes tipos (la mayor parte de ellos diseñados para operar en las tranquilas aguas del Báltico), con unos buques capitales prácticamente sin probar y con una terrible mayoría de unidades anticuadas, el Zar Nicolás II pretende que el Almirante circunde casi todo el globo haciéndose unos cuantos miles de millas marinas (unas 18.000 mal contadas) y se enfrente a una moderna y entrenada flota de guerra, acabando con ella y dando un escarmiento a los nipones.
Periplo de los buques rusos.
Los problemas se suceden durante la travesía: averías, falta de suministros, buques que se van quedando atrás porque no pueden seguir la marcha de los más veloces; incidentes con los británicos al confundir los rusos (que comenzaron a ver torpederos japoneses nada más salir de sus aguas jurisdiccionales), a unos pesqueros de la Gran Bretaña con unidades enemigas... (¡Ay, el vodka!.)...incidentes incluso con los franceses (más llevaderos, pues éstos no eran semialiados de Japón, como lo eran los británicos, que estuvieron a punto de mandar a la Home Fleet a acabar con los rusos); más incidentes con otros barcos civiles a los que se vuelve a cañonear, el corte de un cable telegráfico transoceánico......El derrotismo pronto comienza a surgir entre la marinería y algunos oficiales. Todo lo anterior hace que la moral comience poco a poco a decaer. Y eso no es bueno cuando se va a combatir.
Se divide a la Segunda Escuadra en dos partes: las unidades más ligeras pasarán por el Canal de Suez. Los acorazados bordearán la costa africana, debido al temor a que los torpederos japoneses acechen por la zona del Canal con el beneplácito de los brithis. Los espías pagados por el Gobierno del Zar demostraron ser unos de los más incompetentes de toda la historia del espionaje, convenciendo al Almirantazgo ruso de que los nipones habían establecido torpederos en todas las posibles rutas a seguir por el Segundo Escuadrón. Por fin, los buques rusos se unirán en Madagascar. Allí, Rozhestvensky se enterará de dos cosas que le producirán acidez gástrica: la caída de Porth Arthur y el envío de refuerzos: la llamada Tercera Escuadra del Pacífico, mandada por Nebogatov, con otro montón de viejos buques. Se juntan con ellos el 11 de Mayo de 1905 en aguas de la Indochina francesa.
Foto del Suvorov
Imaginemos el ambiente que en esos momentos debería respirarse entre los rusos. Si antes Rozhestvensky se hallaba en una precaria situación debido al lastre que le suponían ciertos buques de su Segundo Escuadrón, el tener que cargar con los cascarones de Nebogatov no era algo que le hiciera mucha ilusión. Se plantea el volver por donde ha venido (cosa impracticable debido al tema de suministros, averías y mantenimientos de los buques), o seguir hasta la base de Vladivostok, decidiendo el Gobierno ruso esto último. El camino a seguir podía discurrir por tres rutas. El ruso eligió una y Togo, que no era tonto, se anticipó a su enemigo.
La Flota rusa
Como anécdota, contar que Rozhestvensky, con el fin de dar un cambio radical en la actitud y aptitud de sus hombres y ante la que sospechaba les iba a caer, había organizado en el mes de Enero de 1905 y en pleno periplo, unas maniobras con toda su Escuadra. En las prácticas de tiro al blanco, los disparos efectuados por las unidades no acertaron a los señuelos que representaban a los torpederos japoneses...que estaban quietos, sin moverse. Cuando ordenó a otros buques realizar una sencilla maniobra, éstos se convirtieron en “una turba desordenada”. En Febrero, en una simulación de combate, los buques que debían atacar al Knyaz Suvorov ...¡¡se perdieron en alta mar!! . Perro Salvaje aullaba y aullaba y si hubiera tenido a alguien cerca, es más que probable que le hubiera lanzado un ñasco. Aunque, en realidad, lo que solía lanzar (aparte de algún puñetazo a algún subordinado) eran sus binoculares, desde el puente del buque al mar. En el Knyaz Suvorov se llevaba una buena provisión de ellos: todo un detalle exquisito hacia el Almirante por parte de los subalternos encargados de las compras de aparataje, grandes conocedores de las incontroladas rabietas de su superior..
Y así se fueron pasando los días mientras la flota rusa se iba acercando a Vladivostok vía Tsushima... dejando tras sí un reguero de prismáticos.
EL 27 DE MAYO DE 1905
Sobre las dos de la madrugada, el crucero auxiliar japonés Shinano Maru distingue unas luces en la noche. A las cinco de la mañana, comunica a Togo que ha encontrado a la Flota rusa, que se dirige al estrecho de Tsushima. El iluminado barco era el buque hospital Orel (nada que ver con el acorazado del mismo nombre), que llevaba las luces encendidas para así cumplir con las leyes internacionales de navegación.
Estrecho de Tsushima
A eso de las diez y veinte de la mañana comienzan a encontrarse los buques rusos y los cruceros japoneses del Almirante Dewa. Rozhestvensky ordena a sus buques no abrir fuego (uno de sus cruceros y el acorazado Orel lo habían hecho, sin permiso) y que se coloquen en sus posiciones para comenzar el combate. Entre las filas rusas pasa exactamente lo que el Almirante temía iba a suceder, después de aquella famosa maniobra efectuada meses antes. La confusión entre los rusos es total y pierden un precioso tiempo en intentar reorganizarse de nuevo, cosa que no consiguen. Navegan en dos columnas, estorbándose los buques mutuamente. Dewa desaparece de escena para dejar que los buques principales de Togo cumplan su cometido.
El Almirante Togo
Rozhestvensky tiene motivos de sobra para preocuparse. Ha perdido el factor sorpresa y sus navíos no están en las mejores condiciones para un combate a fuego contra las modernas unidades japonesas. La ausencia de limpieza de carenas ha reducido la velocidad a unos nueve o diez nudos, y sabe que los artilleros nipones son superiores a los suyos propios, que no han tenido oportunidad de entrenarse en condiciones. Por si fuera poco, el peso extra del carbón que portan los buques para su avituallamiento hace que la cintura blindada quede sumergida, con el problema añadido de que las salpicaduras del mar en las miras va a impedir a los artilleros antitorpederos el uso eficaz de sus piezas. Se respira la fatalidad, pero la suerte está echada...
Aparecen los acorazados de Togo entre la bruma. El japonés ordena a sus unidades cruzar la línea enemiga, emulando a Lord Nelson en Trafalgar. El Knyaz Suvorov es el barco que va a la cabeza de la formación de batalla rusa. Los cañones del buque comienzan a rugir sobre las 13.49 horas, disparando al acorazado insignia de Togo, el Mikasa, a una distancia de unos 7.000 metros. Togo corta la “T” a la flota rusa, recibiendo un castigo esperado y “asumible”, por parte de los navíos de Rozhestvensky. Debido a la desafortunada maniobra rusa realizada, sólo tres de los acorazados (el Borodino, el Knyaz Suvorov y el Imperator Alexander III), participan en el cañoneo: el resto de buques está todavía intentando ocupar sus lugares en la línea de combate y los que han podido hacerlo no pueden disparar por temor a alcanzar a los suyos. Una vez realizada por los japoneses la peligrosa maniobra y en paralelo a la flota enemiga, comienza el ciclón de fuego. La formación nipona, superior tácticamente, había aguantado el diluvio de granadas con el que les obsequiaron los rusos durante un lapso de tiempo que parecía eterno. El Mikasa recibió, en quince minutos, diecinueve disparos.
Acorazado Mikasa
Pronto, el Knyaz Suvorov es alcanzado por los primeros proyectiles de Togo. Alrededor del buque ruso, el mar parece hervir por el bombardeo. Dos acorazados japoneses, el Mikasa y el Asahi lo tienen bajo tiro, al igual que otras unidades niponas. A las 2:15 comienza el primer incendio en el Knyaz Suvorov. Los artilleros japoneses usan unas granadas con una carcasa relativamente delgada, en cuyo interior hay una sustancia química (la shimosa) que causa terror entre los rusos, ya que al explotar impregna los alrededores con ese producto infernal que hace arder hasta la pintura, incendiando las superestructuras de madera rápidamente, anulando los equipos antiincendios y convirtiendo al Knyaz Suvorov y a otros buques rusos en hornos flotantes. Luego, los japoneses pasan a utilizar granadas antiblindajes que dejan a los maltrechos buques convertidos en quesos de gruyere. Y las distancias de combate se van acortando...Los impactos en el buque de Rozhestvensky van desmontando lo que queda de superestructuras, torres, chimeneas y mástiles, destrozándolo y convirtiendo poco a poco al orgulloso buque en un montón de chatarra.
La flota rusa bajo el fuego enemigo
Rozhestvensky se encuentra en el puente de mando blindado del Knyaz Suvorov. Está de pie, al lado de su Capitán. No pueden ver nada debido al humo de los incendios y del agua de los piques de las granadas, que penetra por las troneras. Hay bajas por metralla en el interior de ese supuesto lugar seguro. Uno de los proyectiles afecta a la dirección del acorazado , que no tiene más remedio que abandonar la línea de batalla con un errante caminar, intentando descansar del certero fuego nipón. Tiene una brecha abierta en el casco. Se aleja como un animal herido, buscando un lugar en el que refugiarse, pero los japoneses no lo van a permitir. Más metralla entra dentro del reducto blindado y sus esquirlas hieren al propio Rozhestvensky, que se sienta en una silla, completamente desanimado y sin poder reaccionar. Sus oficiales le piden consejo, pero es incapaz de pensar con claridad. Cinco minutos más tarde, nuevas esquirlas entran por las troneras y se llevan por delante a unos cuantos oficiales y marineros, hiriendo de nuevo a Rozhestvensky de gravedad en cabeza y piernas. Pero no abandona la torre.
Impacto puente ..
A las 2:25, el buque en llamas comienza a escorar. Los cuatro supervivientes del ensangrentado reducto blindado de mando buscan otro lugar más tranquilo, para intentar seguir dirigiendo el buque en la batalla. El propio Rozhestvensky ordena a sus subordinados que dirijan al navío hasta su posición original en la línea rusa, mientras que él va a buscar un lugar para ver mejor la lucha. No le hacen caso, pensando que está conmocionado y no sabe lo que dice. Rozhestvensky desaparece. A las dos y media de la tarde, para el buque insignia de la Flota rusa, la batalla había concluido.
El Suvorov alejándose...
El Imperator Alexander III ocupará su lugar al frente de la línea y cuando esté tan machacado como el insignia, ese sitio será el del Borodino. Irán turnándose en esa expuesta posición con la esperanza de romper la batalla japonesa y alcanzar Vladivostok. Y todos irán cayendo bajo el fuego enemigo, concentrado e inmisericorde...
El Kniaz Suvorov se ha quedado atrás, convertido en una pira de metal retorcido y agujereado. Sin mástiles, sin chimeneas, sin corriente eléctrica: las torres inutilizadas y casi todos los cañones destruidos, con lenguas de fuego saliendo de su interior por los boquetes causados por los impactos de las granadas en su casco y por todas las aberturas del buque. Los torpederos y cruceros japoneses son los encargados de dar el golpe de gracia a los buques rusos rezagados. A las 4:45, se dirigen hacia lo que queda de nuestro acorazado. Un torpedo le impacta en la popa, pero sigue a flote. Los japoneses, dándose cuenta de que el Knyaz Suvorov está agonizando, lo dejan para más tarde...si no se hunde antes. Prefieren buscar otras presas: no quieren que se escape ningún buque ruso del desastre.
Hundimiento del Suvorov
Rozhestvensky es encontrado por sus oficiales dentro de una de las maltrechas y ya inútiles torres de 152 mm.: delira y está semiinconsciente. Un torpedero se acerca: es ruso, el Buini, que pregunta por el estado del Almirante. Los hombres supervivientes del matadero en el que se ha convertido el Suvorov lo trasladan al torpedero para que se ponga a salvo. Algunos oficiales y marineros que están cerca saltan a bordo del pequeño buque aprovechando esa única oportunidad, pues hay que irse pitando de allí por temor a los torpederos japoneses. Pero no todos los oficiales abandonan su barco. Los hubo que quisieron compartir el destino de su nave, que sigue disparando con lo poco que le queda hacia el enemigo, a ciegas. Aunque sea inútil.
El Knyaz Suvorov acabó siendo hundido por los torpederos japoneses en la tarde del 28 de Mayo. Hubo veinte supervivientes recogidos por los nipones. No hay ningún documento que nos diga como fueron las últimas y angustiosas horas del acorazado, a excepción de algún relazo contando la épica e inútil defensa del mismo con un único cañón de 75 mm.. Pero queremos creer que los desesperados hombres que quedaron en él, voluntariamente o no, hicieron honor a la mejor tradición de la Marina rusa.
ACABAMOS...
Pocas batallas navales han sido tan decisivas como la de Tsushima. En ella, la flota japonesa perdió tres torpederos y 117 hombres...y los rusos sufrieron el hundimiento de veintidós unidades y la muerte de cerca de 4.400 marineros. El resto de buques rusos y su marinería fueron todos capturados (incluyendo a Rozhestvensky), menos tres cruceros que fueron internados por los norteamericanos en Manila, un yate armado y dos torpederos que pudieron llegar a Vladivostok.
Togo y Rozhestvensky
Cuando Togo fue a visitar a su contrincante en el hospital militar de Sasebo, días después de la batalla, le encontró débil y acostado, lleno de vendajes. Le estrechó la mano y le dijo:
“La derrota, es un accidente común a todos los guerreros... y no tiene sentido entristecerse por ella cuando hemos cumplido con nuestro deber. Sólo puedo expresarle mi admiración por el valor con el que usted y sus marineros lucharon durante el reciente combate, y mi admiración personal por usted, que siguió adelante con su pesada tarea hasta que fue gravemente herido”. (Toma ya).
Rozhestvensky retuvo la mano de su enemigo unos instantes y le contestó, en voz baja:
“Gracias por haber venido a verme. Con usted, no siento vergüenza de haber sido derrotado”.
La tripulación del Knyaz Suvorov, en esos momentos, seguro que estaba revolviéndose en las profundidades de su agujereada tumba de hierro...
Saludos!!...
Fotos sacadas de san Google.
Fuente principal:
La última Armada del Zar. El épico viaje a la Batalla de Tsushima. Autor: Constantine Pleshakov. Ed. Turner Publicaciones S.L., Colección Armas y Letras. Edición de Agosto de 2003.
Otras fuentes: (dentro de ellas, hay más enlaces).
http://en.wikipedia.org/wiki/Alexander_Suvorov
http://www.wrecksite.eu/wreck.aspx?148822
http://en.wikipedia.org/wiki/Borodino_class_battleship
http://www.proza.ru/2011/05/27/914
http://www.cityofart.net/bship/ru_borodino.html
http://www.steelnavy.com/EExpressSuvorov.htm
http://en.wikipedia.org/wiki/Russian_battleship_Knyaz_Suvorov