07-02-2008
El 1º de Noviembre de 1911 el aeroplano, esa insipiente maquina volador produjo un hecho que revolucionaria aun mas el arte de la guerra y una prueba de sus futuras y tremendas posibilidades bélicas.
Ese día el Teniente del Ejercito Italiano Giulio Gavotti a bordo de un monoplano Etrich realizo el primer bombardeo de la historia del avión. Para esa acción Gavotti utilizo bombas Cipelli, un tipo de granada que pesaba aproximadamente 2 Kg. y del tamaño de un pomelo.
Gavotti lanzo cuatro granadas, una sobre Ain Zara y tres sobre el oasis de Tajiura después de haberles quitado el seguro con los dientes para no abandonar los controles del avión. El alboroto que provoco la noticia fue muchísimo mayor que el modesto estallido de las granadas.
El “Corriere della Sera “titulaba a cinco columnas “Primer lanzamiento de bombas desde un aeroplano” y, Gabriele D’Annunzio el gran escritor y poeta Italiano en La Canción de Diana exalto de este modo el suceso: “Se oye en el cielo un silbido de bombas / pasa en el cielo un pálido buitre / Giulio Gavotti lleva sus bombas” presagiando lo que un década después sucedería con los bombardeos de la aviación y el trágico silbido de las bombas.
A pesar de la escasísima capacidad de carga de los aeroplanos disponibles , la bomba tuvo una rápida evolución , las Cipelli fueron rapidamente sustituidas por las Haasen de fabricación Sueca, estas que estaban a bordo de un velero griego y fueron secuestradas por un crucero Italiano , posteriormente fueron reemplazadas por bombas Bontempelli de fabricación Italiana provistas de una ranura helicoidal que las hacia caer en forma vertical desde cualquier posición en que fueran lanzadas.
Las bombas siempre fueron arrojadas con la mano o con sistemas muy rudimentarios que incluso provocaron algunos accidentes. Meses después del primer lanzamiento llegaron a Tripolitania los primeros sistemas racionales de desenganche de bombas , la llamada “Caseta Campodonico” en la que se colocaban 10 bombas con el dispositivo de armado fijo a la cubierta.
Cuando una palanca maniobrada por el observador abría completamente la caja , la apertura producía el armado de las bombas antes de que estas cayeran al blanco, y la efectividad de estos sistemas se tradujo en que cada día se requierieran por parte de las unidades terrestres el apoyo de los aviones.
Un monoplano Etrich Taube similar al usado por el Tte. Gavotti
Fuentes: “La Primera Guerra Mundial de Editorial Carroggio “
“Historia de la Aviación de Editorial Viscontea”