26-10-2011
Anton Herman Gerard Fokker. ”Anthony Fokker” (6 de abril de 1890 - 23 de diciembre de 1939), nacido en Blitar en la isla de Java Oriental (ahora Indonesia) perteneciente entonces a las Indias Holandesas. Realizó sus estudios de ingeniería en Haarlem, y cuando en 1910, se desplaza a Alemania, su idea inicial era asistir a un curso de mecánica del automóvil, pero la aviación se cruzo en su camino y……
Fokker se especializó como instructor de vuelo y como piloto de pruebas, y en ambos campos, se calificó como excepcional.
Cuando se dedicó a la construcción de aviones, las puestas a punto y los vuelos de verificación eran realizados por él. Una innata intuición le permitía detectar posibles problemas, que transmitía a los despachos de estudio para su corrección. Su fijación por la seguridad, le llevó, en ocasiones, a participar en acciones aéreas, bajo el uniforme de algún amigo, para la comprobación en la acción directa, de situaciones que no se daban ni se presentaban en las pruebas habituales.
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Anthony Fokker
El más joven y uno de los más ilustres constructores de aviones de la Primera Guerra mundial.
Hasta 1915, una de las pocas cosas de las que un piloto de guerra no tenía nada que temer, en un mundo de motores caprichosos, trenes de aterrizaje frágiles y de alas que perdían la lona en el cielo, era la visión de un avión enemigo picando derecho hacia él. Un Avión de hélice tractora, que se encuentre situado ante su nariz, no podía disparar su ametralladora hacia delante, bajo pena de destrozar su propia hélice.
Tomando una idea del piloto francés Roland Garros, el joven holandés Anthony Fokker encontró el remedio a este inconveniente. Este fue el punto de partida para una muy brillante carrera. Probablemente su primer avión, el Fokker E 1, hecho de lona y cuerdas de piano, fue un aparato de rendimiento desfasado y ' fiabilidad dudosa. Pero él poseía el arma secreta que aterrorizó, durante mucho tiempo, a los pilotos aliados.
Cuando, en marzo de 1915, Roland Garros había derribado cinco aviones enemigos con una ametralladora disparando hacia delante, causó estupor entre los responsables de Ia aviación alemana. El francés había hecho blindar las palas de su hélice con planchas de acero sobre las que las balas rebotaban.
Pero el beneficio de esta invención fue de corta duración. En abril, Garros había sido abatido por disparos de fusilería de la infantería, sobre territorio enemigo, y su máquina capturada intacta. Es entonces, cuando un joven de nombre Anthony Fokker concibe una respuesta alemana al invento francés, respuesta que muy poco tiempo después causaría estragos en las filas de la aviación militar Aliada. Así nació la leyenda de Anthony Fokker, cuya reputación, justificada con hechos, y con brillantes ideas como constructor, se conserva más de cincuenta años.
En 1910, cuando llegó Fokker a Alemania para seguir un curso de la escuela técnica de Bingen, la aviación seguía viviendo en la época de los mástiles y de los obenques. El tenía veinte años y Ia ambición de convertirse en piloto. Sin demora, logró la admisión en una escuela de pilotos en el área de Mainz. Su padre era un rico plantador de Café de las Indias neerlandesas, que le facilitaba los medios para cubrir ampliamente las necesidades de su hijo.
El joven Fokker, a finales de 1911 se instala en Johannisthal en los alrededores de Berlín, como constructor de aviones y también como instructor de vuelo. En 1914. llegó la guerra, y los Paises Bajos se mantuvieron neutrales. Pero Fokker permaneció en Alemania y recibió un contrato para la formación de personal de Ia aviación militar.
En sus comienzos como constructor de aviones, Fokker no fue particularmente brillante. Su dos primeros modelos a entrar en servicio, los monoplanos M5 y M8, fueron de diseño arcaico. Ellos se utilizaron en pequeñas cantidades como avión de observación no armados así como para el reglaje de la artillería. Además, tenían un parecido sospechoso con el Morane Saulnier de la misma época. Fokker estaba considerado como un honroso Piloto de pruebas y especialmente un gran hombre de negocios , dotado de un sentido agudo de Ia oportunidad.
Cuando los alemanes en su intento de copiar el invento de Garros, fracasan lamentablemente - las balas de sus ametralladoras también perforaban el blindaje de protección de la hélice - Fokker sintió que llegaba
su hora.
De regreso a su planta en Schwerin equipado con la hélice del Morane capturado y una ametralladora alemana Parabellum,. Fokker no tardó mucho tiempo en encontrar, .con sus ingenieros, una solución alternativa. Un mecanismo muy simple, basado en en el principio del árbol de levas que impedía los disparos cuando la pala de la hélice pasaba por delante del cañón de la ametralladora.
La ametralladora Parabellum fue montada sobre el capó del motor de un monoplaza M5 y Fokker en persona llevó a cabo la presentación de su sistema ante los representantes de la autoridades militares- sin insistir demasiado, ni poner en duda, los esfuerzos llevados a cabo en las versiones anteriores del mismo sistema, estudiados por otros constructores. Cuarenta ó cincuenta aparatos equipados con este dispositivo fueron pedidos de forma inmediata. Una leyenda acababa de nacer.
El nuevo avión fue oficialmente bautizado E 1 (E de Eindekker, monoplano).El hizo su aparición sobre el frente occidental durante el verano de 1915 y difería muy poco en apariencia de su predecesor, el M5. El fuselaje era una simple carcasa de tubos acero soldado que terminaban en un timón de formas redondeadas, que llegarían a ser características de los aviones Fokker . Las alas se hicieron con un marco de madera entelada y tensadas por debajo del capó del motor. No existían los alerones, la estabilidad lateral era obtenida por la deformación misma de la estructura del ala. Los estabilizadores de profundidad eran del tipo plenamente móvil, sin plano fijo horizontal. El montaje del arma fue desarrollado de manera progresiva, para tomar en cuenta los problemas como el retroceso. El armamento definitivo fue una ametralladora Spandau ligeramente desplazada a la derecha del eje central del aparato.
El motor del E1, un Oberursel rotativo de 7 cilindros, que daban 80 caballos, estaba protegido por un capot semi-circular de metal, abierto por su parte inferior como precaución contra el peligro de acumulación de una mezcla inflamable de gases del aceite de ricino y la gasolina. Los motores rotativos, donde el conjunto de cilindros y hélice giraban en bloque en torno al árbol, rindieron muy buenos servicios durante toda la primera guerra mundial. Copiado del motor rotativo francés Le Rhóne, el Oberursel fue sin embargo mucho más caprichoso.
En un principio, los Fokker E1 jugaron un papel defensivo. Ellos fueron asignados a la protección de los biplazas de observación .
Pero entre las manos de pilotos como Oswald Boelke y Max Immelman, el papel del E 1 se convirtió en ofensivo rápidamente . En los primeros tiempos, la sorpresa jugada a su favor, como lo había hecho para Roland Garros. Otro factor de sorpresa, el “giro Immelman”, combinación de un medio rizo y de un medio tonel pudiéndose considerar estas, sin duda, como las primeras fechas de la acrobacia aérea. En el mes de agosto de 1915, llegaba el E III con su motor de 100 cv y la superioridad aérea alemana se confirmó, especialmente en los vis-á-vis (uno frente a otro) con lo mediocres biplazas ingléses que eran cazados como gorriones.
Avión Fokker E-1