24-06-2006
Dice la leyenda que cuando los alemanes se enfrentaron a los Aliados en las ciudades italianas, los soldados pidieron a sus mandos que diseñaran un arma que fuera capaz de disparar al otro lado de la esquina.
Posiblemente, dicha petición se realizara mucho antes cuando los alemanes combatieron tanto tiempo en Stalingrado y Leningrado frente a los rusos. No parece probable, a pesar de la comentada genialidad de los ingenieros alemanes, que en el breve periodo desde el desembarco Aliado en Salerno hasta el final de la guerra pudieran diseñar el complemento y producir unas pocas unidades.
El diseño, a pesar de su aparente complejidad, es muy sencillo. Consiste en una bocacha que se colocaba a continuación de la boca del fusil y que mediante una curva no muy cerrada hacía que la bala girara. Tenía el inconveniente que el arma no podía utilizarse para disparar de frente mientras tanto y que había que montarla en un sentido u otro dependiendo de la esquina en la que se quisiera disparar.
Inicialmente, los diseños se realizaron para el fusil alemán Kar-98, pero su cartucho era demasiado potente y largo y daba problemas en la zona curva. En general, esta se reventaba a los pocos disparos. Por eso, el diseño final de este elemento se adaptó a los fusiles de asalto que tenían un cartucho del mismo calibre, pero mucho más corto (de 57 a 32 mm) lo que le permitía "dar la curva con mayor facilidad" y su cadencia de tiro era lo suficientemente baja como para permitir disparar una ráfaga con el Vérsatz puesto.
Hubo dos modelos (si se puede desperdiciar el talento en ideas locas, ¿porqué no en dos?): El J y el P.
El Vérsatz P estaba destinado a las unidades de carros de combate y tenía una curva de 90º. La idea era que lo utilizaran por las troneras de disparo contra las unidades de infantería enemiga que se acercaban a colocar cargas o lanzar cócteles molotov desde los ángulos muertos de tanque. Sin embargo, no parece probable que el V-P llegará a utilizarse nunca en esa función. Primero porque el cañón de 90º daba muchísimos problemas de reventones y encasquillamientos y segundo porque en el interior de los tanques no sobra el espacio y manejar un fusil de asalto con la longitud añadida de la sección curva hubiera sido muy difícil.
Detalle del cañón de 30º con el espejo de observación
El Vérsatz J fue el modelo destinado para la infantería y tenía un cañón con una curva de 30º. Eso permitía disparar a través de la esquina sin necesidad de asomarse, poniendo el arma, simplemente, con un poco de ángulo respecto a la pared. La curva de 30º funcionó bastante mejor que la de 90º y la respuesta del arma, su retroceso, a pesar de lo esperado no variaba mucho con respecto a los disparos normales. Ya que fue el modelo destinado a la infantería, algunos autores lo denominan Vérsatz I. Para facilitar el disparo iba equipado de un espejo en la boca que permitía ver lo que había al otro lado de la esquina y apreciar el resultado de los disparos. Sin embargo, dicho espejo era un armatoste de cuidado y, sospecho, la mayor parte de las veces acababa roto por un golpe fortuito o desmontado para ser utilizado de forma manual por un segundo soldado.
Ninguno de los dos modelos fue producido en número suficiente y si los personajes ven alguno en sus partidas será en los combates finales de la guerra en Alemania (concretamente en Berlín) y, como mucho, en número de uno por unidad. Puede ser una buena forma de atemorizar a unos valientes asaltantes de un carro de combate o de asustar a otros especialmente prudentes que se escondan siempre tras las esquinas. No se puede considerar que tuviera ninguna trascendencia en la guerra ni significó ningún obstáculo al avance Aliado en Alemania. Si algo se le puede achacar fue la pérdida de recursos que provocó en el diseño de un arma de escasa utilidad. A diferencia de otros inventos alemanes de la guerra, tampoco fue copiado o acogido con entusiasmo por las potencias ganadoras de la guerra y han sido necesarios muchos años para que otro ejército se plantee producir algo así (curiosamente el ejército israelí), aunque modelos experimentales sí han aparecido (como el Makarov de 1960 para los kalashnikov)