A las 11:01 am del 3 de septiembre de 1939, un minuto después de que el Primer Ministro británico declarara oficialmente la guerra a Alemania, se puso en movimiento un plan en el que participarían los escuadrones de bombarderos 107º y 110º, emplazados entonces en Wattisham, 104 km. al noreste de Londres. Por razones políticas los bombarderos británicos tenían prohibido lanzar bombas sobre blancos terrestres, de ahí que el primer golpe se preparase en el mar.
Un vuelo inicial de reconocimiento, descubrió una concentración de buques de guerra en las radas de Schillig, en Wilhelmshaven (Alemania), en un segundo vuelo al día siguente vieron más buques en unas grandes instalaciones navales cerca de la entrada del canal de Kiel, en Brunsbütel.
El 4 de septiembre poco después de que el oficial Andrew McPherson volviera de su segundo vuelo de reconocimiento, 10 Blenheim comandados por el teniente K.C. Doran, cada uno con dos bombas de uso general de 225 kilos, dotadas de fusibles de retardo de 11 segundos para ataques a bajo nivel, partieron con el cielo encapotado rumbo a Wilhelmsha- ven. Para unirse al ataque, despegaron cinco Blenheim del 139º Escuadrón de Wyton, no encontraron sus blancos debido al mal tiempo y tuvieron que volver.
Los diez bombarderos del 110º Escuadrón de Doran localizaron los objetivos fondeados, eran el pequeño acorazado Almirante Scheer y el crucero Emden. No tuvieron problemas para aproximarse e impactar dos veces en el Almirante Scheer, pero las bombas rebotaron en la cubierta acorazada y cayeron al agua antes de estallar. Cuando emprendieron la retirada, los cañones antiaéreos de los buques y del puerto abatieron un Blenheim. Cuando los 5 aviones del 107º Escuadrón llegaron a los blancos, el fuego antiaéreo era demoledor. Sólo uno sobrevivió.
Mientras 14 Wellington de los escuadrones 9º y 149º se dirigían a Brunsbütel. Se enfrentaron a un fuego antiaérero tan feroz como antes se habían encontrado los Blenheim.Dos Wellington cayeron. El resto afirmó haber realizado un impacto que no pudo ser confirmado.
De los 29 aviones que participaron en esta primera ofensiva británica de la S.G.M. 10 no encontraron sus blancos y siete se perdieron. El daño a los buques había sido superficial, salvo el que ocosionó uno de los Blenheim derribados que se estrelló contra la proa del Emden en un posible acto de valentía del piloto derribado, o por simple casualidad.
La primera ofensiva británica habia sido un catastrófico fracaso.