01-05-2007
Es interesante como de la SGM se pueden encontrar pequeños datos aislados que forman el todo de la Historia de ésta.Me encontraba leyendo una selección de la Readers Digest cuando me topé con un informe que relataba las vivencias de un miembro de la RAF en sus días de prisionero en un campo de concentración japonés, lo que mas me trajo la atención fué la creación de un diario cifrado para estampar lo s hechos que acontecían en aquellos días, ocultados entre números para que sus captores no sespecharan de lo que realmente era.
¿Que secretos guardaba ese enigmático testimonio de un prisionero de Guerra?
El Coronel Ian Quayle, de la Asociación de Soldados, Marinos, Pilotos y Familias , de Gran Bretaña necesitaba la ayuda para decifrar un diario escrito por un expiloto de la RAF llamado Donald Hill, quien fué capturado por los japoneses después de la caída de Hong Kong, en 1941.
Donald Hill había muerto y sus familiares querían encontrar a alguien que pudiera revelarles el contenido de un diario que Hill había registrado con sus vivencias en el campo de prisioneros.
Por eso el Coronel se contactó con Philip Aston, catedrático matemático e investigador en la Universidad de Surrey, en ése momento tenía una pesada carga de trabajo pero el asunto lo intrigó.
Pues se trataba de un diario escrito en algún tipo de código numérico, presentaría un pequeño reto (es lo que pensó).
Philip Aston pidió entonces que se le enviara una copia que llegó a sus manos el 3 de Febrero de 1996 en formato de cuaderno fotocopiado titulado Tablas matemáticas Russels.
Las primras 12 páginas estaban llenas de columnas de números, y en el interior de la cubierta había una serie de instrucciones para utilizar las cifras como una especie de tablas de multiplicar.
Por ejemplo, para determinar el producto de 83 por 26, había que hacer ciertas combinaciones de números de varias columnas a fin de llegar a la respuesta de 2118.
Philip pensó que hasta un niño podría multiplicar 83 por 26 y comprobar que el resultado no es 2118, sino 2158, así que los números no eran tablas matemáticas.
Desde la muerte de su esposo en 1985, Pamela Hill había tenido la esperanza de que alguien desentrañara el misterio de éstas cifras, que ni los expertos del museo de la RAF ni los del museo Imperial de Guerra consiguieron decifrar. El Donald Hill que había regresado del campo de prisioneros japonés no era el mismo hombre que partió a la guerra en Setiembre de 1939.
En Setiembre Gran Bretaña le declaró la guerra a Alemania y en Junio de 1941 Donald le comunicó que iban a transferirlo a Hong Kong.
Meses después, el 7 de Diciembre, los japoneses bombardearon Pearl Harbor y al cabo de unas horas Estados Unidos y Gran Bretaña le declararon la guerra al Japon.
En la madrugada del día siguiente, unos cazabombarderos japoneses sobrevolaban la pista aérea de Hong Kong y destruyeron todos los aviones de la RAF, excepto uno. El feroz ataque duró hasta el 25 de Diciembre, cuando los sobrevivientes entre ellos Donald fueron conminados a rendirse.
En el campo de prisioneros, el joven piloto continuó el diario que había comenzado a escribir durante la caída de Hong Kong. Como esto estaba prohibido y los guardias japoneses golpeaban y torturaban a los cautivos hasta por la menor falta, Donald simuló que el diario era un cuaderno de tablas de matemáticas.
Eran las mismas columnas que el Profesor Philip Aston se dispondría a tratar de decifrar.
Lo que descubrió al investigar y consultar varios libros era que la manera de decifrar un código numérico sencillo era sustituir los números por letras.
Elaboró un programa de computadora para saber si ésto era lo que Donald había hecho.
El profesor observó con emoción que el número que más se repetía en la primera página del diario era el 5, seguido del 20 y del 1.
En inglés las letras que se usan con más frecuencia son la e, la t y la a (la quinta, vigésima y primeras del alfabeto). Por lo tanto, la manera de convertir los números en letras era, sencillamente, 1=a, 2=b, etc.
Pero lo único que Philip obtuvo fueron columnas de letras sin sentido, así que su optimismo inicial se disipó al tratar de desembrollarlas.
Volvió a revisar el diario en busca de claves.Se dió cuenta de que ciertos números estaban encerrados en rectángulos y que varias líneas estaban marcadas al margen de la hoja con un pequeño cero. Observó también que en dichas líneas siempre había cuatro ceros.
Philip decidió comenzar con los rectángulos.
Contando de izquiersa a derecha, descubrió que el primero de ellos encerraba el númro que ocupaba la posición 34; el segundo, el del lugar 68; el tercero, el del lugar 102... es decir todos eran múltiplos de 34.
En seguida reordenó los números en líneas de 34 cifras. Con gran asombro descubrió que el final de cada conjunto de 33 líneas siempre había cuatro ceros (0000), regularidad que al parecer indicaba el final de una sección.Esto significaba que los números estaban ordenados en bloques de 33 líneas, cada una de 34 cifras.
Sin atreverse a pensar que lo había logrado, ingresó los datos en la computadora y observó nuevamente la frustración de ver en la pantalla letras sin sentido.
Una mañana mientras trataba de desentrañar el significado de las 34 letras y de las 33 líneas, le vino a la mente una imagen del interior de la cubierta del diario. Por mera curiosidad contó las letras de los nombres que Donald había escrito allí y descubrió que eran 34.
Al aplicar la clave no hubo éxito pero estaba cerca.
Al revisar las páginas del diario una vez más, advirtió que las letras debían leerse de arriba hacia abajo, en columnas y no en hileras, como en un texto normal. Las reordenó y volvió a aplicar la clave: DONALD SAMUEL HILL PAMELA SEELY KIRRAGE y en la pantalla comenzaron a aparecer palabras coerentes y con sentido.
Al final el Profesor Philip lo logró.
El diario abarcaba del 7 de Diciembre de 1941 al 31 de Marzo de 1942, y narraba la caída de Hong Kong y el efecto desmoralizador de la derrota.
Pero lo más impactante del relato era la fortaleza del carácter que Donald y sus compañeros de cautiverio habían mostrado ante las enfermedades, la desnutrición y las palizas.
"Estamos dispuestos a soportar nuestra humillación sin ninguna queja", contaba.
"Algún día nos libraremos de ésto".
El 23 de Diciembre escribió; "Me levanté temprano; por suerte, pues una bomba cayó sobre mi cama cuando salía de la habitación. Todo voló en pedazos, incluyendo mi equipo".
Había estado en medio de la batalla final de la isla de Hong Kong.
"Las bombas caen entre nosotros". Anotó "El hombre que estaba junto a mí fue alcanzado por un proyectil, y lo mismo les sucedió a varios de los otros compañeros. Unos trozos de metralla me arrancaron el casco, y quedé medio enterrado en los escombros... ¡Vaya Navidad!".
Allí, mas de 5000 hombres vivian confinados en chozas sin ventanas ni baños, consumidos por la discentería y la tifoidea, y golpeados brutalmente por los guardias japoneses.
Por ser oficial de alta jerarquía de la RAF, Donald creía que no podría escapar, pero ayudó a dos oficiales de menor rango a huir. Una vez, como castigo, los prisioneros tuvieron que permanecer de pie casi todo el día.
Son inumerables los relatos registrados por Donald Hill, a tal punto que su obra sería más tarde publicada como "El código del Amor".-
Un relato diferente pero con casi las mismas características que el pequeño diario de Anna Frank, dos personas muy distintas estamparon sus vivencias y miedos para que hoy todos conózcamos su verdad en ese preciso momento de sus vidas, ambos cautivos pero libres en su interior.
Espero les haya agradado y si alguien tiene más info al respecto le agradecería su aporte complementario.
Gracias por estar