23-10-2007
Los guardianes soviéticos impusieron a Rudolf Hess una cruel disciplina y jamás permitieron una relajación del régimen carcelario del criminal nazi. Ni la edad de recluso, que pasó en prisión 42 años de su vida, ni los llamamientos a la clemencia de las otras potencias vencedoras de la segunda guerra mundial ablandaron a los soviéticos.
Los documentos oficiales desclasificados esta semana por el Gobierno del Reino Unido ofrecen por primera vez información sobre la situación en la célebre cárcel berlinesa de Spandau durante los 21 años en que el lugarteniente de Adolf Hitler fue el único preso.
En los papeles consta que los dos máximos responsables soviéticos le sometían a pequeños tormentos cotidianos, como la retirada de las gafas a las 10 de la noche, para que no pudiera seguir leyendo. A pesar del frío berlinés, no le permitieron utilizar calcetines de invierno ni se autorizó a reparar su celda ni a cambiar el mobiliario. Los carceleros destruyeron cada libro de notas que el nazi escribía.
DESAVENENCIAS
El trato de los funcionarios soviéticos decididos a que Hess "purgara hasta el último aliento los crímenes cometidos durante la segunda guerra mundial" provocó graves desacuerdos con los representantes de Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, que también dirigían la prisión.
El gobernador británico, Bob de Burlet, presentó en mayo de 1974 a los dos funcionarios soviéticos como una versión siniestra del gordo y el flaco, los cómicos del cine mudo. "El gobernador soviético, Voitov, bajo y gordo, y su secuaz principal, Fedorov, delgado y cetrino, son un par de individuos mezquinos y huidizos, que cumplen a la perfección el papel de unos siniestros Laurel y Hardy", escribió Burlet.
El prisionero solitario de Spandau debía ponerse en pie cada vez que el gobernador soviético, Voitov, entraba en la celda. Las cartas que dirigía a su esposa eran censuradas aunque, según el británico, esa tarea era el único "ejercicio intelectual" que tenía Hess.
INTERVENCIÓN DE NIXON
En febrero de 1974, cuando el preso más famoso del mundo estaba a punto de cumplir los 80 años, los aliados intentaron de nuevo convencer a los soviéticos para liberarle por razones humanitarias. El propio presidente estadounidense, Richard Nixon, pidió su salida de la cárcel, algo que era por entonces el objetivo de una campaña internacional. Todo fue inútil.
Hess había sido detenido en 1941 en Escocia y fue encarcelado en la Torre de Londres hasta el final de la guerra. Condenado a cadena perpetua en el proceso de Nüremberg, fue enviado, junto a otros seis nazis, a la prisión militar aliada de Spandau, en julio de 1947. Allí se suicidó en 1987, los 93 años.
Fuente: 29/9/2007 DESCLASIFICACIÓN DE DOCUMENTOS EN LONDRES