El vidente Judío de los Nazis

Hasek

12-12-2007

Jan Eric Hanussen, el mago de los guantes verdes, es uno de los personajes más extraños de los primeros tiempos del nazismo alemán. De rostro cetrino, vientre muy prominente y feo, de su personalidad emanaba un encanto tenebroso que unido a su extravagante conducta sexual le llevó a ser el máximo triunfador en la vida nocturna del Berlín de comienzos de los años treinta. Dirigía la segunda parte del espectáculo del Scala de la capital alemana, y sus exhibiciones paranormales constituyeron un tema arraigado de las polémicas de la época. Envuelto en un aura de misterio, se decía que se había iniciado como tragador de sables entre unos saltimbanquis, que en Praga tenía una consulta como vidente, que era un nazi incondicional y, además, el astrólogo particular de Hitler. Lo cual, pese a que el dictador aún no había llegado al poder, le proporcionaba una protección que le permitía estar al abrigo de sobresaltos en medio de los homosexuales y proxenetas en que se desenvolvía.

En sus exhibiciones de videncia en el Scala, lograba todas las noches un triunfo apoteósico. Sus ejercicios de doble visión, con la colaboración de cualquier espectador, provocaban la admiración de todos; adivinaba lo que un determinado caballero llevaba en su bolsillo o el desengaño amoroso que había tenido una señora diez años atrás, precisando con rigor hasta el más mínimo detalle. Sentado en su alta silla, con la luz de los proyectores hábilmente dispuesta para que le aureolase la cabeza, tras unos minutos de concentración, se sumía en trance mediúmnico y, con voz entrecortada, expresaba hasta los más secretos pensamientos del espectador o espectadora que se prestaba a la experiencia.

Desafiando al espectador a que descubriera los inexistentes trucos de su trabajo, Hanussen comenzaba su verdadera actuación una vez caído el telón. Sin quitarse el maquillaje, saltaba a su suntuoso Mercedes-Benz negro al volante del cual le esperaba su ayudante, el libanés Ismet Dzino. Del teatro se trasladaban a su residencia, una hermosa villa en la Lietzenburgerstrasse. Es allí, en ese lugar discreto -nos dice Wemer Gerson- donde Hanussen reemprendía, cada noche, su verdadera existencia.

Su número en la Scala no era más que una cobertura. En su Palacio del Ocultismo Hanussen recibía sólo a escogidos clientes y, a precio de oro, establecía sus horóscopos y enseñaba a sus adeptos a desarrollar los poderes paranormales. Se asegura que Hanussen era el Rasputín germánico y que las sesiones ocultas terminaban en tenebrosas orgías...

Gerson afirmaba que, en esta época, se denunciaron desapariciones de adolescentes que jamás fueron hallados. Lo cierto, prosigue Gerson, es que Hanussen organizaba orgías rituales basándose en magia sexual; como practican en la India los téntricos de la "vía izquierda". Pertenecía él mismo a la unión llamada maithenia, que tenía por objeto llegar hasta el paroxismo sexual, despertar la kundalini, y las facultades supranormales latentes. Estas sesiones ultrasecretas atraían al santuario a mujeres procedentes tanto del pueblo llano como de la aristocracia.

El novelista Ewers y el conde Helldorf, el jefe en Berlín de los camisas pardas, lo apoyaron por diferentes motivos económicos. El creciente entusiasmo de varios miembros del partido nazi por el hierofante irritaba poderosamente a Goebbels se veía a un charlatán de feria convertido es un influyente sujeto. El futuro ministro de la propaganda, junto con Heydrich, se encargó, sin dudar un instante, de hacer un chantaje al ayudante del mago y preparar un completo dossier sobre el origen y la verdadera personalidad de Hanussen. Presintiendo la jugada, Hanussen se apresuró a publicar su autobiografía "Mi línea de vida" lo cual obligó a los dos futuros ministros del Reich a andar con pies de plomo y a aplazar el momento de hacer fracasar la perniciosa influencia del mago.

Hanussen se llamaba en realidad Hermann Steinchneider y era hijo de un comerciante judío de Bohemia. Su ocupación, tras la derrota de 1918, consistía en identificar tumbas de soldados alemanes, desenterrar sus restos y, mediante una gratificación, remitirlos a sus familias. El mago se jactaba de que este oficio, era el que le había dado todo su poder oculto y su vigor sexual, que le permitía, estando en la cúspide satisfacer a tres esposas y treinta amantes.

Hanussen desbordaba actividad para multiplicar sus ingresos. Sus dos revistas, "El diario de Hanussen"y "El otro mundo", alcanzaban grandes tiradas y le llenaban los bolsillos de dinero. La Luna, decía en "El otro mundo", es la fuerza dominante, el motor de toda vida orgánica y mental sobre la Tierra. Todos los pensamientos, las acciones de los hombres ordinarios, como el crecimiento de las plantas y el instinto de los animales, están dirigidos por el influjo lunar. La fina película sensible de vida orgánica que envuelve nuestro globo depende totalmente del satélite que actúa sobre la biosfera como un electroimán. En la vida ordinaria, el hombre no tiene ninguna posibilidad de liberarse de la Luna, e incluso después de la muerte, su alma corre el riesgo de ser atraída por la atracción lunar. Ser iniciado consistía exclusivamente en escapar de la atracción mágica lunar. Es el solo y único medio de devenir un hombre despertado, es decir, ser independiente, o, como dicen los taoístas, un hombre verdadero.

Pero donde realmente Hanussen desarrollaba los principios del despertar, era en sus consultas particulares. Según la leyenda, una noche de 24 febrero de 1933, en una reunión privada en el Palacio del Ocultismo, entre altos personajes de Berlín y varios dirigentes del partido nacionalsocialista, Hanussen cayó en trance y con voz quebrada, vaticinó: La multitud..., una gran multitud en las calles... Todo un pueblo aclamando los desfiles de nuestros SS... Es de noche, desgarrada de fuego... Veo los reverberos iluminados, las luces de la alegría, la cruz en su vorágine de fuego... Es la llama de la liberación alemana, el fuego sobre las viejas servidumbres, el fuego que canta la gran victoria del partido... Ahora alcanza una gran casa... ¡Un palacio! Las llamas salen por las ventanas..., se extienden... Una cúpula pronto, va a derrumbarse... ¡Es la cúpula del Reichstag que flamea en la noche!

Aunque aquello no era una predicción muy sorprendente, pues en la época los enfrentamientos entre comunistas y nacionalsocialistas eran corrientes. El incendio del Reichstag se produjo en realidad tres días después Hanussen entró en la lista de sospechosos y fue investigado más profundamente todavía. Pronto quedó claro que no tenía nada que ver con el incendio, el cual fue provocado en solitario por el joven Marinus van der Lubbe. Pero aquella investigación trajo consigo nuevas sorpresas. Hanussen había prestado grandes cantidades de dinero a miembros del partido, aumentando muy considerablemente el dominio que ejercía sobre ellos.

Se le encargó a uno de sus deudores, el conde Helldorf, para que hablara con él y le invitara a salir de país. El arruinado Helldorf, acostumbrado a la vida cómoda había caído en las garras de Hanussen, el cual, convencido de su poder, lo amenazó agitando ante la cara del conde sus facturas con insolencia. Aquello fue el detonante para su muerte. Helldorf encargó su detención al que luego sería su sucesor, Karl Ernst, y tres asesinos de la SA lo detuvieron el 24 de marzo de 1933 ante la entrada del Scala. El público fue informado de que Hanussen no actuaría debido a una crisis nerviosa y la función se suspendió.

Unos días más tarde, el Volkischer Beobachter, en su edición del 8 de abril de 1933, insertaba una pequeña nota. En las afueras de Berlín, entre Baruth y Neuhrof, en un bosque, unos leñadores acaban de descubrir el cadáver de un desconocido, parcialmente devorado por animales salvajes. La identificación judicial presumía que el cuerpo se hallaba en la maleza desde hace alrededor de una semana. Ningún documento de identidad permitía su identificación. La policía criminal prosiguió su investigación. Dos días más tarde, Izmet Dzino, identificaba a su antiguo patrón y, aunque el informe del forense señalaba que el cadáver aparecía acribillado a balazos, la policía establecía que Hanussen se había suicidado.

La fantasía dio pie a que circularan toda clase de historias sobre "el vidente de los guantes verdes" Desde que su predicción sobre el incendio del Reichstag había descubierto la trama de los propios nazis, a que se trataba de un agente pagado por los ingleses, pasando porque no había muerto y todavía estaba escondido. Lo cierto es que no supo retirarse en su momento. Durante una época en que el miedo y la esperanza hacían buscar soluciones "mágicas" a los problemas, Hanussen fue un oportunista que en la crisis alemana hizo su gran fortuna usando trucos de ilusionismo "mental" cobrando grandes cantidades de dinero por sus servicios y prestándolo más tarde para obtener un mayor poder e influencia. De nada le valieron sus "poderes" para adivinar cómo le llegaría su propia muerte.

**Sus predicciones más conocidas:

Hitler al poder:**

La manera a la meta todavía se bloquea,

Los ayudantes derechos todavía no han recolectado,

Pero en tres países de tres,

¡A través del banco todo cambiará!

Y entonces en el día antes de fin de mes,

¡Usted está parado en su meta y un momento crucial!

Ninguna águila podía llevarle en su trayectoria,

¡Las termitas tuvieron que roer su manera!

A las caídas de tierra cuál era putrefacto y marchitado.

¡Cruje ya en las vigas!

El incendio del Reichstag:

Hanussen le preguntó lo que ella vio. María la cerró los ojos. Ella vio rojo. El clarividente principal deseó saber más. ¿Podía el rojo ser llamas? María se enderezó para arriba. Sí, las formas rojas podían ser llamas. Las llamas de un gran danés de casa. Completaron la imagen profética de la muchacha. "hay fuego. Veo que una gran casa está siendo consumida por las llamas".

Muerte de Röhm:

Pensaron otra vez siempre que el negocio sobre los judíos era justo un truco de la elección. No era. Leído cuidadosamente lo que tiene que decir mi colega Daniel en el tema, en los capítulos 11 y 12. Cuente los días, pero solamente después que han destruido cientos templos en un solo día. Esa es la época de comenzar a contar. La primera fecha que usted consigue marcará la caída del hombre que desea hacer regla del mundo por fuerza bruta. Y la segunda fecha marcará el día en el cual ocurrirá la entrada triunfal de los vencedores. Éste es mi adiós a usted.

El tiempo que el sacrificio diario está suprimido y el aborrecimiento horrible está instalado, allí será mil doscientos y noventa días. Bendicen al hombre que tiene paciencia y perseverancia hasta mil trescientos y treinta y cinco días.

Fuente: www.editorialbitacora.com/armagedon/hanussen/hanussen

Saludos

Hasek

17-12-2007

<<37 buen artículo

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