Martin Niemöller
(14 de enero de 1892 – 6 de marzo de 1984) fue un pastor luterano alemán. Se graduó como oficial naval y durante la Primera guerra mundial comandó un submarino.
En 1933, Niemoller ganó fama por un libro, “Del submarino al púlpito”, que narraba su vida y su transformación de comandante de un submarino durante la I Guerra Mundial a pastor de una iglesia protestante.
El libro no es una de esas sagas de guerrero-se-convierte-en-pacifista, porque Niemoller sentía mucho orgullo por su carrera naval y también por sus actividades en el Freikorps, una organización de veteranos
contrarrevolucionarios que atacaba al movimiento obrero revolucionario de Alemania tras la I Guerra Mundial.
La prensa nazi de ese tiempo elogió el libro y fue uno de los más vendidos durante los primeros años del gobierno nazi.
En la conclusión del libro, Niemoller celebró la llegada al poder de los nazis y el "renacimiento nacional" que suscitaron.
Entre 1919 y 1923 estudió Teología en Münster.
Ya como pastor apoyó al principio la política anticomunista, antisemita y alemán nacionalista de Adolf Hitler.
Niemoller no era único en eso. El libro de William Shirer “El ascenso y la caída del Tercer Reich “dice que la mayoría de los pastores protestantes se alegraron con el "advenimiento" de Hitler.
Sin embargo, en 1934 Hitler trató de combinar a la fuerza las muchas sectas protestantes en una sola "Iglesia del Reich" y hacer que adoptaran una ideología más conforme a los nazis.
Niemoller, el líder de la iglesia Confesionaria, no quiso ceder la autonomía y en mayo de 1934 la iglesia Confesionaria declaró que era la legítima iglesia protestante del país, en oposición a los deseos nazis.
Siguieron varios años de batallas y treguas precarias; el nivel de fricción escaló pero mayormente se centraba en las medidas nazis respecto a la iglesia.
Por ejemplo, Niemoller se opuso a la prohibición de que los judíos conversos fueran ministros protestantes y, después, a las medidas que los confinaban a iglesias segregadas, aisladas de los demás protestantes.
Sin embargo, no se opuso a las medidas generales contra los judíos y otros grupos.
Aunque su conflicto con los nazis aumentaba, Niemoller se cuidó de no traspasar ciertos límites.
Hasta intentó superar a los nazis en patriotismo y les dijo a sus amigos que Hitler era un hombre inteligente pero que lo rodeaban imbéciles y charlatanes.
Cuando Dietrich Bonhoeffer, un teólogo protestante que también era pastor de la iglesia Confesionaria, exhortó a los cristianos a ayudar a los judíos y a tomar medidas directas contra la persecución, Niemoller le contestó que la iglesia tenía que preocuparse de su propia seguridad antes de alzar la voz por otros.
Reaccionó al fin contra el nazismo en 1933 cuando Hitler, en desarrollo de la política de la política totalitaria de homogenización, denominada oficialmente Gleichschaltung, impuso sobre las iglesias protestantes al grupo de los Deutsche Christen (cristianos alemanes) que unieron 28 iglesias regionales en torno a una denominada Iglesia Evangélica Alemana (Deutsche Evangelische Kirche DEK), a la que acudieron la mayoría de los protestantes alemanes.
La DEK impuso el "parágrafo ario" (Arierparagraph) que excluía de la iglesia a todo creyente con antepasados judíos.
Niemöller fundó entonces junto con Dietrich Bonhoeffer, la Iglesia Confesante (Bekennende Kirche), que se opuso a la nazificación de las iglesias alemanas.
Por su oposición al control estatal nazi sobre las iglesias, Niemöller (ex comandante de submarino, autor de libros supervendidos, famoso pastor de una parroquia adinerada y ex niño mimado de la prensa nazi)fue arrestado el 1 de julio de 1937 y condenado el 2 de marzo de 1938 a siete meses de cárcel por una corte especial; como ya había cumplido la condena, al salir fue apresado por la Gestapo y permaneció retenido en los campos de concentración Sachsenhausen y Dachau, hasta 1945.
En enero de 1946, los representantes de la iglesia Confesionaria se reunieron en Frankfort para debatir su reconstitución.
Una vez más, Niemoller subió al púlpito, pero dio un sermón muy diferente.
Primero (y en esto hablaba por muchas personas), detalló las excusas que dio para no alzar la voz:
Sí, Hitler atacó a los comunistas, pero ¿no eran ateos y revolucionarios?
Y sí, aniquiló a los incapacitados y los enfermos, pero ¿no eran una carga para la sociedad?
Y claro, agarrar a los judíos era deplorable, pero ¿los judíos no son cristianos, verdad?
Y lo de los países ocupados era una lástima, pero por lo menos eso no ocurrió en Alemania ¿no es cierto?
Ninguna excusa justificaba todo eso, reiteró.
Dijo: "No podemos negar [la necesidad de expiación] con la excusa de que ¿me habrían matado si hiciera algo?.
"Preferíamos mantener silencio.
Claramente no somos inocentes y me pregunto una y otra vez: ¿qué habría pasado si en el año 1933 ó 1934, 14,000 pastores protestantes y todas las comunidades protestantes de Alemania hubieran defendido la verdad hasta la muerte?
Puedo imaginar que tal vez 30,000 ó 40,000 cristianos protestantes habrían muerto, pero también puedo imaginar que habríamos salvado a 30 ó 40 millones de personas, porque eso es lo que [el silencio nos costó]".
El ex comandante de submarino llegó a ser un opositor apasionado de la guerra en general y especialmente de la carrera armamentista nuclear de la posguerra.
Luego, se incorporó hasta el final de sus días al movimiento pacifista, fue presidente del Consejo Mundial de Iglesias en 1961 y desempeñó un papel importante en la denuncia contra la guerra de Vietnam.
En 1965, visitó Vietnam del Norte durante los bombardeos estadounidenses y se reunió con Ho Chi Minh; el hecho de que en ese tiempo era presidente del Consejo Mundial de Iglesias, al igual que su gran autoridad moral, le provocaron mucho disgusto al gobierno de Estados Unidos.
El día que cumplió 90 años, habló de su evolución de archirreaccionario a "revolucionario" (así se decía) y comentó con ironía que si llegara a tener 100 años a lo mejor sería anarquista.
“Cuando los nazis vinieron...”
Su mejor y más conocido poema “Cuando los nazis vinieron...”, trata acerca de las consecuencias de no resistir las tiranías en los primeros intentos de su establecimiento.
El orden exacto de los grupos y las palabras están sujetas a disputa, ya que existen muchas versiones, la mayoría transmitidas oralmente.
Martín Niemöller, menciona que no se trataba originalmente de un poema, sino de un sermón en la semana santa de 1946 en Kaiserslautern, Alemania “¿Qué hubiera dicho Jesucristo?”.
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Erróneamente este poema se le atribuye, en muchos idiomas, al dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht.
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