20-03-2006
Todos los vicios amontonados, de todas las edades y de cualquier lugar, no igualarán jamás a los males que produce una sola campaña militar". Estas palabras de Voltaire siguen siendo acertadas aunque se trate de campañas o guerras mundiales, en cualquier caso el arte de liquidarla es siempre el más difícil. Al terminar la lucha, nada parece haberse solucionado; cada cual se apresura a reconstruir su propio país, percatándose entonces de que los propios vecinos no tienen los mismos conceptos acerca del orden y de la justicia.
Estudios de la Comisión Europea calculan que al terminar la guerra Alemania había desviado a Suiza por lo menos 500 Millones de dólares. En 1.946 y 1.952 los bancos suizos reintegraron a los países aliados el equivalente a una décima parte de esa suma. Las nueve décimas partes restantes hoy avaluadas entre 4 mil y 7 mil millones de dólares permanecen en las cajas de caudales suizos. La llamada guerra europea permitió a las tropas de Hitler invadir buena parte del continente; con el atropello militar se produjo otro: Los nazis se apoderaron de los lingotes de oro de los países atacados, buena parte del botín llegó a Suiza para comprar materiales o convertirlos en divisas, el excedente se depósito en el REICHSBANK.
Mientras tanto en cuentas reservadas quedaban los haberes de los ciudadanos que los sacaban atemorizados de Polonia, Italia, Francia..... Las naciones que habían sufrido el saqueo del oro monetario apretaron a Suiza para que lo devolviera. Bélgica exigía 233 Millones de dólares, Holanda 193, Hungría 24; en total 11 países reclamaban su dinero. Terminada la guerra, se supo que la suma que había filtrado Alemania en Suiza era cercana a los 500 Millones de dólares; así quedaba Europa al final de la Segunda guerra mundial: devastada, en ruinas y sin dinero para su reconstrucción.
El 16 de abril de 1948, " los 16 ", Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Italia, Portugal, Islandia, Grecia, Irlanda, Suiza, Turquía, Dinamarca, Suecia, Noruega, Inglaterra y Francia, creaban por su parte la organización permanente que se encargaría de poner en práctica el Plan Marshall, la Organización Europea de cooperación económica OECE, que alcanzó prontos resultados positivos, el más importante el nacimiento de una mentalidad nueva, los pueblos de Europa Occidental parecían haber tomado conciencia de sus intereses comunes.