20-09-2008
Releyendo algunas noticias de diarios antiguos encontre este comentario en un diario de Miami de los que se editan en español que me parecio interesante publicar.
La falta de adhesion Inglesa y de otros aliados a la WWII en sus comiensos
Terminada la guerra, el jefe supremo de las fuerzas aliadas, general Eisenhower, afirmó con orgullo que los estados de régimen democrático, a pesar de las dificultades propias del sistema, cuando es necesario saben actuar mucho más seriamente que los países totalitarios.
Pero a los pocos meses del comienzo de la guerra, países tradicionalmente democráticos como Francia e Inglaterra tuvieron dificultades por sus mismas instituciones. Mientras que en Alemania un hombre solo, Hitler, pudo tomar decisiones fulminantes y hacer y deshacer sin consultar con nadie, en París y Londres los gobiernos encontraron en su camino toda clase de obstáculos.
Por ejemplo, en Francia, a pesar de la dura lección de 1914, no se organizó la movilización industrial a causa de dilaciones parlamentarias. Por ello los obreros especializados fueron llamados a filas como cualquier otro ciudadano, y las fábricas de guerra carecieron de mano de obra cualificada. Luego, cuando el gobierno pidió su desmovilización, los primeros en oponerse fueron los comandantes de unidad, seguidos pronto por los diputados de los departamentos agrícolas (los departamentos que habían suministrado carne de cañón en la guerra anterior), que protestaron por los privilegios de las poblaciones industriales y pidieron su extensión a las provincias.
En noviembre, uno de estos diputados pidió la licencia de los soldados de provincias porque "es época de siembra”. La respuesta del ministro de Armamentos, Dautry ("¡esta es época de bombas!"), no lo disuadió.
Sucedieron también episodios cómicos. En un polvorín de Angulema, cuatro mil especialistas del ejército se negaron a fabricar melinita porque decían que "puede provocar la calvicie". Por su parte, el partido comunista, que fue puesto fuera de la ley (entonces todavía regía el pacto Hitler-Stalin), vivía en la clandestinidad y desarrollaba una activa campaña pacifista. Condenaba sin paliativos ""la guerra imperialista" y ponía como ejemplo de prudencia a la URRS, que había firmado un amistoso pacto con Alemania. Además, las impresionantes victorias nazis hipnotizaron a buena gente de las derechas francesas. Surgieron grupos subversivos y se formaron asociaciones que fomentaban abiertamente la amistad fraterna con el Tercer Reich.
Por una serie de coincidencias históricas, surgió en Francia una situación que contemplaba a la derecha y a parte de la izquierda coaligadas en cierto modo para impedir la formación de un frente unitario que oponer a la amenaza alemana. Un error que Francia pagó muy caro.
En Inglaterra las cosas no van mejor. Por diversos motivos el parlamento aprobó con mucho retraso la ley de reclutamiento obligatorio. Pero eso no es todo. De exención en exención, fueron excluidos del servicio los casados y todos los que "ejerciten un trabajo de utilidad pública", que al parecer fueron muchísimos, pues por esta causa resultaron exceptuados también los empleados municipales que limpian de orugas los parques. Por su parte los sindicatos, guiados por el viejo y tenaz Walter Citrine, no quisieron que el estado de guerra fuera pretexto para intensificar la producción y protestaron por la entrada de mujeres en las fábricas, oponiéndose al intento de hacer trabajar a los obreros más de siete horas al día.
En los altos ambientes sociales la falta de patriotismo alcanzó un nivel peligroso. También se notaron vagas infiltraciones nazis y fascistas. Diarios como el "Daily Mail" no dudaron en escribir que "la vigorosa juventud nazi es nuestro bastión ocurra el bolchevismo".
Por su parte los jóvenes británicos no tenían el menor deseo de luchar. Una encuesta entre los estudiantes de las universidades del Reino Unido dio en aquellos días un resultado alarmante: más del setenta por ciento de los consultados se declaró contrario a la guerra.
Hicieron falta las bombas de la Luftwaffe para hacer cambiar de idea a muchos ingleses.
Miami News Dic. 1952