22-06-2007
Es conocido que Göring afirmó que éste castillo era totalmente inexpugnable. Su idea se basaba en el tamaño del castillo y en que en él había más guardias que prisioneros. Entre estos se encontraban oficiales con repetidos intentos de fuga y volksfeindlich ("traidores al pueblo").
Pues bien, he recopilado algunos de los intentos de fuga que, en algunas ocasiones, lograron ser llevados acabo con éxito.
Teniente Peter Allen
Fue el primero en intentar evadirse. Nada más ni nada menos que haciéndose pasar por el relleno de un colchón. Aprovechó el momento en el que unos trabajadores cargaban un camión con varios de éstos y se enfundó en uno que, posteriormente, también fue lanzado (supongo que no tendría problemas para caber dentro ;D ). Logró llegar a Viena. sin embargo no supo orientarse y fue capturado y devuelto a su barracón en Colditz.
De izquierda a derecha: Harry Elliot, Rupert Barry, Pat Reid, Dick Howe, Peter Allen y Kenneth Lockwood)
Teniente Just
Fingió un ataque de apendicitis para que le llevaran al hospital. Una vez allí, trató de fugarse pero fue capturado. Sin embargo, se escapó de los calabozos para volver a ellos al ser atrapado a las pocas horas.
Hubo un tercer intento. Logró llegar al Rhin y escapar a nado. Sin embargo, los alemanes lograron atraparle cuando tan sólo le quedaban unos metros para llegar a la orilla suiza.
Mainesse-Lebrun
Consiguió un traje de civil. Se embutió en él y con el atravesó la puerta principal con la credibilidad de aristócrata que le daba un monóculo. Sin embargo, al llegar a la estación del pueblo de Colditz, cometió un error pagando su billete con marcos fuera de circulación. El taquillero supuso que se trataba de un evadido y avisó a la policía.
Por ello pasó un tiempo en el calabozo, aunque le dejaban salir al patio de ejercicio. Se vistió con ropa de deporte para alir al patio. Una vez allí, empezó el ejercicio. En un momento dado, Mainesse corrió hacia un compañero que estaba apoyado en una pared de tres metros, con los brazos cruzados. Apoyó en ellos el pié y de un potente salto pasó por encima del muro. Los guardias, atónitos, le dispararon pero sin lograr alcanzarle. Cuando llegaron allí, Mainesse ya había llegado a los bosques. Después conseguiría llegar a una zona no ocupada de Francia y unirse a la resistencia.
Michael Sinclair
Trató de fugarse seis veces sin éxito, con métodos conocidos por los guardias. La séptima vez trató de encarnar a un unteroffizier de grandes bigotes, apodado por ello "Francisco José" por su parecido al emperador austríaco. Se confeccionó el mismo el uniforme ¡y las medallas!. Después ensayó minuciosamente todos y cada uno de los gestos de "Francisco José".
Un día, acompañado de otros cuatro prisioneros disfrazados de alemanes, el audaz Sinclair trató de relevar a los auténticos centinelas.
Entonces, uno de los centinelas se percató de que aquello podía ser una treta. Entonces, Sinclair estalló en gritos e insultos en un perfectísimo alemán. El guardia, asustado por la bronca, decidió descartar totalmente la posibilidad.
Cuando ya procedía a salir, entró en escena el auténtico Francisco José. Al toparse con su doble, empezó un altercado con insultos y empujones hasta que, en un momento dado, el unteroffizier dispara su luger contra el brillante Sinclair, que resulta herido.
Una vez recuperado, trató de evadirse saltando un muro, sin embargo, le cazaron a pocos kilómetros de la frontera holandesa.
En el noveno intento Sinclair, desesperado, se lo jugó todo a vida o muerte y acabó siendo abatido en las alambradas.
El intento con el uniforme de unteroffizier se hizo muy popular. Tanto que Willy, el electricista del campo, trató el mismo truco. Sin embargo fue descubierto al presentar un pase caducado.
Teniente Boulay
Siguiendo el ejemplo de Michael Sinclair, trató de fugrase disfrazado. pero dándole un toque más original. Se disfrazó de mujer. Su vestido iba compuesto por una falda y una chaqueta, además de un sombrero elegante y un bolso. Vestido de tal guisa, logró atravesar la puerta principal, recibiendo atentos saludos de centinelas que pensaron que se trataba de la mujer del comandante, que solía visitarle. Entonces ocurrió algo que sólo ocurre en las mejores películas. Se le cayó el reloj de pulsera. Uno de los guardias trató de ser cortés y se lo recogió. Para tratar de dar credibilidad a su personaje, le respondió con un educado "gracias". El alemán se quedó perplejo por lo ronca de la voz. Se fijó más en los rasgos de la cara y acabó descubriendo a Boulay.
El más inimaginable y espectacular de los intentos, se trató de llevar acabo ¡en un planeador!. Sin embargo, al estar cerca el fin de la guerra, no se llevó a cabo. El aparato fue construido con todo tipo de materiales que podían conseguirse sin que los alemanes los echaran en falta, manteles, servilletas, ropa, listones de madera de las camas, cucharas, botones etc...
Se fue fabricando en la buhardilla del castillo. La idea era salir volando de la fortaleza y acabar en los prados cercanos. Los planos hallados por los aliados, el día de la liberación, indicaban que un competente ingeniero había tomado las riendas del asunto.
Hubo varias ideas para conseguir la potencia de despegue. El principal problema era que no disponían de espacio suficiente por lo que el planeador se estrellaría al no alcanzar la velocidad suficiente.
Uno de los internos diseñó un sistema de poleas. Un peso bajaría, haciendo subir al aparato al tejado y dándole potencia suficiente para planear, tras cortar la cuerda, y volar por encima del pueblo de Colditz.
Pero los aliados consiguieron avisar a los prisioneros de que la liberación estaba cerca que lo mejor era abortar todos los planes y ser cuidadosos.
En los 80, expertos británicos reconstruyeron el aparato, siguiedo los planos y el sistema de poleas y usando los mismos materiales. ¡El plan habría funcionado brillantemente!
El aparato original se puede ver en el Imperial War Museum de Londres. Tiene un apartado dedicado exclusivamente a él.
Y, por cierto, he recordado que hace una aparición en Commandos II. ;D
Saludos ;)