18-11-2012
El articulo que estoy publicando fue realizado por el Teniente coronel Richard H. Estes, USAF publicado por la revista de la Fuerza Aérea Norteamericana Air & Space Power Journal-Tercer Trimestre 2010 y, trata de explicar las teorías sobre el futuro de las guerras modernas formuladas por el General de la Fuerza Aérea Italiana Julio Douhet en la década de 1920 y en cierta forma como dice el autor en el articulo logra predecir muchas de las acciones que luego sucedieron en la WWII y las guerras posteriores hasta la actualidad.
La Teoría Douhet
Poniendo a un lado las consideraciones puramente diplomáticas que sin duda han de darle interminable entretenimiento al Departamento, de Estado de los EE UU. ¿Como se prepara nuestro servicio Militar para la era que se nos avecina? ¿Cómo debemos asignar y distribuir nuestras fuerzas armadas?
Para poder elaborar un plan para el futuro, debemos considerar estas preguntas, aunque muchas de ellas parecen no tener contestación: ¿Quién es el enemigo? ¿Cuales son sus aptitudes y habilidades? ¿Es posible ir a una guerra mundial sin destruir al mundo? ¿Es el enemigo que esperamos el mismo contra el cual pelearemos? Cualquiera que diga que tiene respuesta fáciles y precisas a estas preguntas esta mas informado, los expertos consientes de lo volátil que es la situación mundial son los que tienen mas incertidumbres, pero el General Julio Douhet, el italiano disidente, estratega de aviación, que se nos fue hacen ya 60 años, tuvo mucho que decir sobre estos asuntos. Aunque algunas de sus recomendaciones específicas estaban equivocadas, sus teorías en general, pueden darnos un plano para el futuro.
La estrategia de Douhet
Hace tanto tiempo, pues fue en 1921, que el General Douhet sugirió que la solución para la próxima guerra- cuando y de donde viniera- era el no conducirla como se dirigió la ultima; sino usar la tecnología mas adelantada para ganar antes de que el enemigo pueda responder: "La victoria le sonríe a aquellos que se anticipan a los cambios en la naturaleza de la guerra y no les sonríe a aquellos que esperan adaptarse cuando los cambios ocurran"
Los planificadores militares contemporáneos ignoran estas palabras- que son la contribución más importante que hizo Douhet a la estrategia guerrera haciendo caso omiso de ellas a su propio riesgo. En realidad, debíamos usar esas palabras para nuestra planificación en la década de 1990 y aun mas allá.
Douhet fue un producto de la Primera Guerra Mundial y fue testigo de la carnicería (matanza) que se produjo cuando las anticuadas tácticas y estrategias se enfrentaban contra armamentos de tecnología mas adelantada. Cuando en el 1912 fue seleccionado para dirigir el primer batallón aéreo de Italia, pudo ver de cerca la inefectividad que predominaba en las batallas de infantería en una guerra total entre los poderosos gobiernos modernos.
Estaba convencido de que la tecnología superior-ametralladoras, gas envenenado y la aviación hacían anticuadas las batallas de infantería, es más estaba convencido que la tecnología en guerra terrestre favorecía a la defensa. Por ejemplo: si un soldado en la Primera Guerra Mundial, en una posición defensiva (digamos, una trinchera) tenia un rifle que disparaba un tiro por minuto y al atacante le tomaba un minuto cruzar el para llegar a la trinchera, Douhet razonaba que dos atacantes podían tomar la posición enemigo.
Sin embargo, si el defensor tuviera un arma que pudiera disparar 100 tiros por minutos, el enemigo tendría que mandar 100 victimas y un victorioso para tomar la trinchera y, si esta estuviera protegida con alambres de púas que prolongaran el avance por campo abierto a cinco minutos , habría 500 muertos en el campo de batalla antes de que el ultimo atacante eliminara a la defensa. En esa forma nació el concepto de "multiplicador de fuerzas" en la planificación militar, acompañada por la defunción de las ofensivas terrestres (al menos, de acuerdo Douhet).
Los cálculos de Douhet parecían precisos y sin fallas, sin considerar las balas errantes o como dijera Paúl Fussell en su libro sobre las miserias de la guerra "fuerzas naturales, como el viento, la intemperie y desgastes psicológicos de la voluntad humana, como el aburrimiento, el terror y la auto destrucción." ,en otras palabras, "la neblina de la guerra" de Clausewitz.
Esa ingenuidad surge otra vez en los planes de bombardeo de Douhet; sin embargo, la ilustración anterior demuestra el efecto de la tecnología en la guerra. Es más, la conclusión a que llega que la defensa es dominante, es esencialmente correcta, tanto como 60.000 soldados murieron en una sola batalla en ataques mal aconsejados, y como resultado la Primera Guerra Mundial se "empantanó" a lo que él llamó "la cristalización de las líneas" llevando el conflicto a un jaque-mate
En esa forma Douhet anuncio el fin de una, era cuando ejércitos substitutos rondaban por Europa (o cualquier otra parte) y peleaban en guerras por sus patrias. La tecnología había convertido las guerras terrestres en luchas defensivas que estaban destinadas a convertirse en jaques-mate, eliminando todas las posibilidades de una victoria bien definida.
Todas las guerras del futuro serian o totales o generales e involucrarían todo en las naciones. O sea, la labor sucia no se podría dejar tan solo a los soldados (algunos de los cuales en algunos momentos de la historia habían sido mercenarios) los civiles también estarán involucrados en las próximas guerras. Aun más importante, Douhet sugirió que dándole una completa independencia de todos los otros servicios y hacienda al avión prominente en el sistema de armamentos en el arsenal militar, el poderío aéreo podría convertirse en el instrumento de la victoria en la próxima guerra.
Comando del aire
Douhet creía que con el advenimiento de la tecnología, el ejército y la marina se habían convertido en "órganos de desgaste indirecto de la resistencia nacional. La rama aérea, por otra parte, podría actuar directamente para quebrar la resistencia nacional en su mismo punta de origen, pero no podría ser tan solo cualquier fuerza aérea. Douhet rechazaba la idea de una fuerza aérea como brazo auxiliar del ejercito o la marina de guerra, o de una colección de "caballeros errantes" volando cazas.
Al contrario, el pedía una flota masiva de aviones de bombardeo, auto defensivos, que dominaran, no solo al enemigo sino también al presupuesto militar de Italia o de cualquier otra nación que estuviera dispuesta a oír sus ideas. Él quería una fuerza aérea que no solo ganara las batallas aéreas , sino que también ganara el completo control del aire. El ejercito y la marina de guerra, continuarían como parte de "un total indivisible"de las tres ramas de las fuerzas armadas pero, ya no continuarían siendo un factor significativo en resolver con éxito una guerra.
Una flota gigante de bombarderos
De acuerdo con su visión, Douhet sugirió que los países mantuvieran ejércitos y marinas de guerra modestos y que dedicaran la mayor parte de su atención y dinero al poder aéreo, específicamente aviones de bombardeo. Inmediatamente después del comienzo de las hostilidades, estas aeronaves serian usadas contra blancos sensibles: centros de población, centros de transporte, fabricas y edificios de importancia; tanto públicos como privados. La devastación que resulte tendría el efecto en el pueblo (como opuesta a lo militar) de perder el espíritu de pelea y la guerra terminaría rápidamente.
De acuerdo con Douhet, mientras más pronto sea el ataque aéreo, mejor será. Él razona que esperar por una declaración de guerra oficial podría ser desastroso porque el enemigo pudiera aprovechar la oportunidad para atacar primero. Él sugirió el usar una combinación de explosivos de alta calidad y armas incendiarias y químicas, dándole énfasis a estas dos ultimas. Los explosivos serian disruptivos, las incendiarias provocarían incendios y harían el verdadero daño y las bombas de gas, enriquecerían la efectividad de las incendiarias al evitar que los bomberos puedan acercarse.
No hay dudas, esta combinación de armamentos seria muy desagradable y su uso violaría los principios de pelear caballerosamente pero, una terminación temprana de las hostilidades salvaría vidas. Douhet sostenía que ya que la guerra es amoral sin importar los métodos e inevitable, las naciones en guerra deberían terminarlas lo antes posible. Él estaba convencido de que la población sufriendo el ataque se rendiría rápidamente. "Pronto llegaría el momento en que el pueblo en si, impulsado por el instinto de supervivencia se levantaría para exigir el por fin de la guerra."
Sin defensa
Douhet no favorecía gasto alguno contra ataques aéreos, recalcando que "observada en su verdadera luz, la guerra aérea no admite defensas, solo la ofensiva. Cada vez que escribía antes del advenimiento del radar, mantuvo que dicha defensa era insostenible ya que cualquier nación tiene más blancos de un valor que compensa el esfuerzo, de los que puede defender. Específicamente, debido a que ninguna nación podría saber si un ataque seria inminente o no, se vería obligada a defender todos los blancos posibles. Aun si fuera posible detectar un ataque, la selección de blancos que haría el enemigo continuaría siendo una incógnita.
Dada esta actitud (un poco sorprendente a la luz del punto de vista de Douhet en otras áreas de la tecnología), este enfoque de la defensa era el de eliminar la fuerza aérea del contrario antes de que este tuviera la oportunidad de usarla; esta fue la única concesión que hizo al hacer blancos de los mas importantes centros de la nación. (Para Douhet, el usar aviones contra el ejército del contrario era inútil. La aviación podría matar a dos tercios de las tropas enemigas; pero, el otro tercio podría continuar dispuesto a pelear. Aunque muchos de sus autodefendibles "fuertes-voladores" se perdieran, él opinaba que la mayoría llegara a sus blancos. Después de eliminar la fuerza aérea de los contrarios, la fuerza aérea de uno mismo tendría superioridad y podría volar a cualquier blanco sin peligro.
Pocos cazas
Refiriéndose a los aviones caza Douhet sostenía que, si llegaran a ser usadas alguna vez seria para proteger a los aviones de bombardeo. En realidad, no deberían ser usados en una defensa inútil de la patria y serian completamente malgastados en confrontamientos contra aviones enemigos porque tan solo unos cuantos aviones enemigos son destrozados, no se captura ningún territorio y la voluntad del enemigo no se afecta, todo es gloria sin resultados.
En igual forma Douhet estaba también opuesto a usar con el ejército y la marina de guerra lo que el llamaba fuerzas aéreas auxiliares. En su manera de pensar, los aviones usados por las fuerzas terrestres serian malgastados ya que los esfuerzos de ambos nunca serian decisivos. Una nación estaría mejor servida usando sus recursos en construir más bombarderos. Sin embargo, Julio Douhet si favorecía el usa limitado de aeronaves de reconocimiento para la selección de blancos y como escoltas de los bombarderos.
En forma similar a sus computaciones de las ametralladoras, Douhet uso cálculos exactos para determinar el efecto de ataques de bombardeos individuales. Él sugirió que 10 aviones cargando dos toneladas de bombas Cada uno, podrían destruir todo dentro de un radio de 250 metros, lo cual el llamaba "unidad de bombardeo
Al calcular el número de unidades de bombardeo que se requerirían para destruir un blanco determinado, él podía decidir el tamaño de su fuerza. En esa forma Douhet trato de hacer una ciencia exacta de la tarea muy imprecisa de matar gente.
La eficacia de Douhet
A primera vista; los hechos que hemos visto del tiempo de Douhet al nuestro, parecen refutar sus teorías sobre poder aéreo, tomemos como ejemplo el blitz (del idioma alemán) durante la Batalla sobre Gran Bretaña. Los alemanes dejaron caer tantas bombas sobre Londres, Coventry y otros blancos en 1940 y 1941, que si la ciudadanía tuvo alguna razón para perder el animo para pelear los británicos sin duda la tuvieron. En vez de ello, los bombardeos fortalecieron su determinación e hicieron héroes a los pilotos de caza de la Real Fuerza Aérea que defendieron su Patria.
Sin embargo, debemos hacer constar que los alemanes no usaron armas químicas sobre las incendiarias, como había sugerido Douhet. Si lo hubieran hecho y si Londres o alguna otra ciudad se hubiera quemado hasta la superficie sin posibilidad de ser reconstruida o si la victoria terrestre en Alemania y la bomba atómica en Japón no hubieran quitado impacto a la devastación de Hamburgo, Dresden y Tokio (que se asemejaba en algo a lo que visionaba Douhet) quizás el resultado final hubiera sido distinto. Hasta este punto la teoría de Dohuet no fue probada, pero otros ejemplos de la Segunda Guerra Mundial si nos prueban que el poder aéreo por si solo no gano la guerra.
Los B-17 y B-24 y varias otras aeronaves eran exactamente los tipos de plataformas aéreas que Douhet pensaba para lograr el dominio del aire. Estos eran relativamente certeros, eran bombarderos preparados para volar largas distancias y estaban bien fortificados con torres de ametralladoras para su defensa propia.
Es más, se producían en gran número y en poco tiempo. Pero tanto los Aliados como el Eje produjeron, igualmente, gran número de aviones caza y desarrollaron el radar y armamentos antiaéreos efectivos, por lo tanto, los aviones de bombardeo por si solos no podían volar hasta los blancos bien adentrados en territorio enemigo sin ser detectados y sin encontrar oposición.
La guerra aérea en la Segunda Guerra Mundial se hizo tan grande, consumió tantos recursos y fue tan efectiva en tantos lugares (los caza en defensa de Gran Bretaña, transporte aéreo en Burma "cruzando el montículo", el aire naval en las islas Marianas y la campaña de bombarderos sobre Alemania, para tan solo nombrar unos cuantos) que la insistencia de Douhet sobre una fuerza aérea independiente fue vindicada. Es cierto, la fuerza aérea hoy en día es un servicio militar independiente en la mayoría de las naciones. Sin embargo, contrario al sentido de prioridades de Douhet, la Fuerza aérea de los EE.UU. continúa completamente dedicada al respaldo de las fuerzas terrestres en todas sus misiones, con excepción de operaciones nucleares estratégicas.
Continua