Versión Soviética de la muerte de Hitler

Hasek

10-01-2008

Estaba leyendo hace poco una revista y conseguí éste artículo, y quise compartir ésta anécdota con ustedes...

Versión soviética de la muerte de Hitler

“La primera noticia de la muerte de Hitler la recibimos el 1 de mayo de 1945, después del encuentro de V. Sokolovsky y V. Chulkov con el general alemán Krebs (acerca de estas conversaciones se escribe con detalle en las Memorias de G. Zhukov y V. Chuikov). Pero era difícil creerlo, puesto que los restos de Hitler no pudieron encontrarse. Se carecía de datos de sobre la suerte de Goebbels, que, según Krebs, era ahora el principal en el bunker bajo la cancillería imperial… Pasaban los días. Cayó Berlín y empezó la capitulación de las tropas alemanas fascistas, pero en el EMG no se sabía una palabra del paradero de los jerarcas del Estado hitleriano. A nuestras preguntas telefónicas respondían lacónicamente: buscamos… Cierto que la mañana del 3 de mayo la respuesta fue un tanto diferente: habían encontrado algo parecido de Hitler.

En la noche del 4 de mayo, cuando A. Antonov llegamos al despacho del jefe supremo con el parte ordinario de la situación de la jornada transcurrida, Stalin puso ante nosotros un telegrama de G. Zhukov y K. Teleguin, en el que se decía:

“El 2 de mayo de 1945en la cuidad de Berlín, en el recinto de la Chancillería Imperial del Reichstag, en Wilhelmstrasse, donde en los últimos tiempos se encontraba el Cuartel general de Hitler, fueron descubiertos cadáveres quemados en los que se ha identificado al ministro imperial de Propaganda de Alemania, doctor Goebbels y a su esposa.

El 3 de mayo, en este mismo recinto de la sede de Goebbels…fueron encontrados los cadáveres de los seis hijos de Goebbels. Todos los indicios hacen suponer que fueron envenenados con un tóxico muy activo. El teniente general camarada Gladis, jefe del Servicio de Contraespionaje del primer Frente de Bielorrusia, mostró personalmente los cadáveres hallados al almirante Voss, representante personal del gröss-almirante Doenitz en el Cuartel Gneral de Hitler; a Schneider; encargado del garaje de la Cancillería del Reich; al cocinero Langue; a Zien, jefe de las dependencias técnicas de la Cancillería Imperial, todos ellos detenidos, identificaron en los restos humanos hallados a Goebbels, su esposa y sus hijos.

En el telegrama no se decía nada de Hitler muerto o vivo. “El camarada Zhukov duda también de la muerte e Hiler –dijo después Stalin acercándose al escritorio a por otra porción de tabaco para la cachimba-. A los canallas fascistas no se les puede creer nunca. Hay que ver lo que hay, si realmente quedaron con vida los jerarcas del Estado hitleriano. Comprobar todo.”

A continuación, tomando el teléfono, llamó a uno de los comisarios de la Seguridad del Estado, ordenándole que mandara a Berlín a un funcionario de experiencia al que entre otras misiones se le encomendara también cerciorarse de la muerte de Hitler.

En Berlín, K. Teleguin y el Servicio de Contraespionaje del frente realizaban ya el trabajo necesario. Los médicos hicieron una minuciosa autopsia anatomopatológica de los cadáveres de la familia de Goebbels y de Krebs. Se estableció con absoluta exactitud que su muerte se había producido por envenenamiento con sustancias clánicas muy activas. Pronto hubo la necesidad de hacer la autopsia de otros cadáveres, hombre, mujer y dos perros, encontrados por el grupo de Klimenko en uno de los embudos, en el jardín de la Chancillería Imperial, cerca de la salida de urgencia del refugio gubernamental. Los cadáveres de las personas, ligeramente cubiertos de tierra, estaban muy quemados y era imposible identificarlos; se exigían los procedimientos exactos forenses. Ayudaron a ello los especialistas estomatólogos que habían puesto dentaduras postizas a Hitler y a su amante: reconocieron la particularidad de las prótesis, sólo propias de su trabajo, y repararon en ciertas particularidades anatómicas de las cavidades bucales de sus antiguos pacientes. Los anatomopatólogos, a su vez, confirmaron la exactitud de las declaraciones de los especialistas. Después de esto ya no hubo dudas: los cadáveres, abrasados hasta el punto de no poderlos reconocer, era lo que quedaba de Hiler y Eva Braun, que compartió su muerte con el. El análisis confirmó la misma causa de la muerte que en la familia de Goebbels: envenenamiento por compuestos ciánicos muy activos, en ella y el por un disparo.

Los restos de los perros, encontrados en el mismo embudo, fue fácil identificarlos con ayuda de los prisioneros que servían en la Cancillería Imperial: eran los dogos personales de Hitler, muerto también a consecuencia de una dosis de cianuro de potasio. En ellos, como se supo después se había comprobado previamente la acción del veneno.

Las investigaciones de los expertos terminaron después del día en que se había firmado la capitulación incondicional de Alemania. Paralelamente se interrogaba a los prisioneros que habían estado relacionados con la Cancillería Imperial, así como a los ciudadanos alemanes, capaces de una u otra forma de hacer luz en los últimos días de algunos de los criminales hitlerianos.

Ya más tarde conocí, en parte las declaraciones de Helmut Kunz, médico de la Cancillería Imperial. Precisamente a él se dirigió el 27 de abril de 1945 Magda Goebbels, pidiéndole en nombre de su marido y en el suyo propio que le ayudara a quitar la vida de sus hijos. El médico accedió. El 1 de mayo por la tarde, tomó de manos de Magda una jeringuilla y con morfina y preparó una inyección a los niños para que se durmieran. Sin embargo Kunz no tuvo valor para llevar el crimen hasta el fin. Entonces la madre pidió al médico personal de Hitler, quien, junto a ella, introdujo a cada niño en la boca una ampolla con veneno…”

Fuente: Memorias del general Schtemenko. Editorial Progreso. 1997

Saludos  <<36

MIGUEL WITTMAN

10-01-2008

Parece bastante creíble.

Buen aporte Hasek.

Saludos.

Hasek

10-01-2008

Si de verdad, por eso me pareció muy curiosa el reportaje...

He estado buscando más información pero no consigo, si alguien lo hace no dude en postearlo...

Saludos  <<36

Moisin-Nagant

10-01-2008

De las Memorias de Zhukov:

A las 3 horas 50 minutos del 1 de mayo, fue conducido al puesto de mando del 8 Ejército de la Guardia el general de infantería Krebs, jefe del Estado Mayor General de las tropas terrestres alemanas. Declaró que había sido delegado para establecer contacto directo con el Mando Supremo del Ejército Rojo a fin de negociar un armisticio.

A las 4, el general Vasili Chuikov me informó por teléfono de que el general Krebs le había comunicado el suicidio de Hitler. Según dijo Krebs, había sido el 30 de abril, a las 15 horas 50 minutos. El general Chuikov me leyó una carta de Goebbels y Bormann al Mando Supremo Soviético, en la que se decía:

"Conforme al testamento del Führer, que nos ha dejado, autorizamos al general Krebs para lo siguiente. Comunicamos al jefe del pueblo soviético que hoy, a las 15 horas 50 minutos, el Führer ha abandonado voluntariamente la vida. En virtud de su derecho legal, en el testamento que ha dejado, el Führer nos ha transmitido todo el poder a Donitz, a mí y a Bormann. He facultado a Bormann para establecer contacto con el jefe del pueblo soviético. Este contacto es necesario para las negociaciones de paz entre las potencias que mayores pérdidas han sufrido. Goebbels".

A la carta de Goebbels se adjuntaba el testamento de Hitler con la lista del nuevo Gobierno imperial. El testamento iba firmado por Hitler y avalado por testigos. (Estaba fechado a las 4 horas del 29 de abril de 1945).

En vista de la importancia del comunicado, envié inmediatamente a mi suplente, el general de ejército V. Sokolovski, al puesto de mando de V. Chuikov para negociar con el general alemán. Sokolovski debía exigir de Krebs la capitulación incondicional de la Alemania fascista.

Inmediatamente me puse en comunicación con Moscú, telefoneando a Stalin. Estaba en el chalé. Se acercó al teléfono el jefe de la dirección de vigilancia, general Vlásik, que dijo:

  • El camarada Stalin acaba de acostarse.

  • Pido que le despierte. Es un asunto urgente que no puede aguardar hasta mañana.Stalin se acercó en seguida al teléfono. Le di cuenta del suicidio de Hitler, de la aparición de Krebs y de la decisión de encomendar las negociaciones con él al general V. Sokolovski, y pedí sus instrucciones. Stalin respondió:

  • ¡Jugó una mala partida, el canalla! Es una lástima no haberlo atrapado vivo. ¿Dónde está el cadáver de Hitler?

  • Según comunica el general Krebs, el cadáver de Hitler lo han quemado en una hoguera.

-Transmita a Sokolovski -dijo el Jefe Supremo-, no sostener ningunas negociaciones, excepto la capitulación incondicional, ni con Krebs ni con otros hitlerianos. Si no sucede nada extraordinario, no telefonee hasta mañana, quiero descansar un poco. Hoy tenemos el desfile del Primero de Mayo.

El desfile del Primero de Mayo... Las manifestaciones del Primero de Mayo... ¡Qué próximo y entrañable es todo esto para el ciudadano soviético, sobre todo si se encuentra fuera de la Patria! Me imagino claramente como ahora se dirigen a la Plaza Roja las tropas de la Guarnición de Moscú. Por la mañana ocuparán sus puestos y después de la alocución del jefe de la revista desfilarán en columna de honor ante el Mausoleo de Lenin, ante el Gobierno y los dirigentes del Partido. Pasarán a lo largo de las murallas del viejo Kremlin, marcando el paso, exhibiendo con orgullo el victorioso poderío de las Fuerzas Armadas Soviéticas que liberaron a Europa de la amenaza del fascismo...

Serían las cinco de la mañana cuando me telefoneó el general V. Sokolovski y dio cuenta de la primera conversación con el general Krebs.

  • Andan con tretas - dijo Sokolovski -. Krebs declara que no está facultado para resolver el problema de la capitulación incondicional. Según dice, eso sólo puede decidirlo el nuevo Gobierno de Alemania ancabezado por Donitz. Krebs solicita el armisticio para reunir en Berlín el Gobierno de Donitz. Creo que hay que mandarlos al cuerno si no aceptan inmediatamente la capitulación incondicional.

  • Tienes razón - respondí -. Transmite que si hasta las diez Goebbels y Bormann no aceptan la capitulación incondicional asestaremos tal golpe que de Berlín no quedarán más que las ruinas. Que los hitlerianos piensen en los sacrificios insensatos del pueblo alemán y en su responsabilidad personal por el desatino.

MIGUEL WITTMAN

11-01-2008

Por lo visto se emite un comunicado para que se entregue a los mandos soviéticos.

Nonsei

11-01-2008

Firmado por Goebbels, que ya habría decidido suicidarse o estaría a punto de hacerlo.

Caesar

11-01-2008

Es esta la versión conocida a la opinión pública,...personalmente no conozca otra.

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