Mexicanos al servicio de Hitler

Lenz Guderian

22-02-2008

Nuevas y reveladoras evidencias sobre la injerencia del régimen de Hitler en el país durante los años de la Segunda guerra mundial son aportadas por un trabajo de investigación periodístico titulado Los Nazis en México Escrito por el reportero Juan Alberto Cedillo.

Fragmentos del Capítulo II

Narcotráfico Arma Secreta de los Nazis contra estados Unidos*

.

"En los albores de la segunda guerra mundial el tráfico de opio, mariguana y heroína hacia los Estados Unidos mantenía niveles estables. Sin embargo, durante los últimos años de la década de los treinta registró un auge considerable...los nazis y los japoneses optaron por "drogar" el sur de esa nación, valiéndose de las rutas abiertas por los chinos afianzadas por los mexicanos que incursionaban en el negocio ilícito

Los resultados de la injerencia nazi no terdarían en verse; el departamento del tesoro de Estados Unidos, por ejemplo, estimó en 1943 que la producción de opio mexicanao ascendía a 60 toneladas, tres veces más que en 1942. Pero el aumento de la producción no se limitó a la goma de opio...Sin lugar a dudas, el boom de la droga fue resultado del trabajo llevado a cabo por agentes de la inteligencia nazi y japonesa cuya estrategia era utilizar las drogas para "debilitar" la moral" de los soldados y marines que vigilaban las bases navales ubicadas en la costa del pacífico.

El narcotráfico formaba parte de una operación de mayor envergadura: Sabotear la producción armamentista de la Union Americana. Los aliados alemanes en los Estados Unidos robaban piezas fundamentales para las máquionas, frenando así la industria bélica estadounidense; hubo casos en los que incluso quemaron y volaron fábricas completas.

La estrategia de los países del eje fue implementada durante años, de manera lenta, exacta y soterrada. duarante los últimos años de la década de los treinta inició el trabajo de preparación y en la antesala de los cuarentas comenzó el flujo de narcóticos

La prensa mexicana reportó, hacia los primeros meses de 1939, un incremento en el trafico de drogas en la frontera entre Mexico y EU, principalmente en el poblado de Naco, Sonora. El 8 de Abril del mismo año, la primera plana de el Porvenir de Monterrey reportó que "japón y Alemania tratan de envenenar con opio a la Juventud de Estados Unidos. Pasan la droga por nuestro país. Varios contrabandistas han sido detnidos en los últimos meses en Douglas Arizona"

El cártel nazi fue fue identificado con mayor precisión por los servicios de inteligencia estadounidenses, que indicaron que se trataba de una organizacion de sabotaje y espionaje encabezada por miliotares y polioticos mexicanos de alto nivel.."

continuará...

Lenz Guderian

26-02-2008

Seguimos...

No sólo la prensa mexicana hablaba de lo que estaba pasando. La “operación

secreta” también fue descubierta por las autoridades mexicanas, en particular

por la Procuraduría General de la República (PGR), que denunció la existencia

de “un plan entre Alemania y Japón para introducir estupefacientes en Estados

Unidos con el objetivo de debilitar a los hombres jóvenes de aquel país”. El

cártel nazi fue identificado, con mayor precisión, por los servicios de

inteligencia estadunidenses, que indicaron que se trataba de “una organización

de sabotaje y espionaje” encabezada por militares y políticos mexicanos; según

estos informes, se buscaba recolectar información sobre los movimientos

militares estadunidenses y sobre los navíos del Golfo de México y del Pacífico.

Aunque resulta extraño pensarlo, quizá los informes enviados a Washington por

los agentes estadunidenses tengan el mismo valor hoy en día que cuando

fueron redactados. La información referente a quiénes integraron el primer

cártel del narcotráfico y, sobre todo, a cómo era el modus operandi del mismo,

tiene en nuestros días una importancia extraordinaria, pues hablamos del

nacimiento de los cárteles modernos. Durante la Segunda Guerra Mundial el

trabajo de la inteligencia estadunidense impidió que los alemanes alcanzaran

su objetivo; hoy este trabajo debería ayudarnos a descifrar una de las claves

del tráfico de tóxicos actual: la infiltración de los cárteles en los círculos de alta

política.

Un parte escrito el 7 de enero de 1942 reporta a Washington “la penetración de

fuerzas extranjeras en la política mexicana”. El documento, enviado por algún

miembro de la Inteligencia Naval que se identifica sólo con las iniciales O.N.I.,

asegura también que los dirigentes del grupo que introducía las drogas a los

Estados Unidos eran encabezados por el general Francisco J. Aguilar, militar

que durante toda su carrera realizó actividades de contrabando.

El parte precisaba: “Una organización de espionaje y sabotaje está trabajando

desde hace tiempo para los nazis y japoneses bajo la dirección del General

Francisco Aguilar. Sus principales asistentes son los líderes de un ilegal tráfico

de drogas y de los círculos del contrabando. Él también controla los espías y

agitadores que trabajan para los grupos nazis y nipones. Encajaron de manera

natural en este cuadro, ya que habían estado en contacto con los agentes

germanos desde años atrás, debido a sus actividades en el tráfico de drogas.

Aguilar parece haber sido preparado para esta tarea durante un largo período”

(…)

Fue durante su segunda estancia como agregado militar en Washington, hacia

1933, cuando el general inició sus actividades de contrabandista; era la época

de las prohibiciones a las bebidas alcohólicas y al tabaco (…) Estas actividades

fueron denunciadas muchos años después, ante el presidente Adolfo López

Mateos, por uno de los superiores de Aguilar en la capital estadunidense, el

general José Beltrán M., quien citó los lugares y las fechas en las que se

realizaron las operaciones de compra-venta, así como las entregas y los

depósitos.

Entre 1935 y 1938, Aguilar se convirtió en ministro plenipotenciario de la

Embajada Mexicana en Japón. Fue durante estos años en los que el general

estableció vínculos con el gobierno de aquel país, nexos que posteriormente lo

impulsarían a colaborar con los servicios de inteligencia de los países del Eje.

En el frente político del primer cártel mexicano jugaba un papel fundamental el

que fuera gobernador de San Luis Potosí, Gonzalo N. Santos. Era este

ambicioso político, que los agentes estadunidenses calificaban de “un

reconocido asesino que mató por propia mano a estudiantes y mujeres”, quien

cerraba la pinza que tenía Aguilar en el otro extremo. También participaba en el

cártel (…) Donato Bravo Izquierdo, exgobernador de Puebla “asociado con el

tráfico de drogas desde que ostentara ese cargo”, según precisa el informe de

Washington. Gonzalo N. Santos y Bravo Izquierdo también habían adquirido

una amplia experiencia para sus actividades ilícitas en los ámbitos diplomático

y legislativo (…)

Los informes enviados a Washington precisan que los tres personajes

“encajaban en el proyecto de introducir drogas a Estados Unidos, ya que

habían estado en contacto con los agentes alemanes y japoneses desde hacía

varios años”. La inteligencia naval incluso aventuraba a deslindar las

actividades de cada uno: mientras Aguilar era la cabeza del contrabando y N.

Santos de las relaciones políticas, Bravo Izquierdo era el responsable de “lavar”

el dinero generado por el comercio de las drogas. Para llevar a cabo esta labor,

el exgobernador de Puebla se apoyaba en un hombre de origen sirio llamado

Habed, “quien por muchos años ha sido el banquero de toda la actividad del

narcotráfico” (…)

La organización encabezada por el general no sólo traficaba con drogas. En

realidad, el primer cártel mexicano era la red más grande de espionaje al

servicio de los agentes de la Gestapo y de la Abwehr. Aguilar, N. Santos y

Bravo fueron capaces de infiltrar espías hasta en el equipo del presidente

Manuel Ávila Camacho. Esta red era la responsable de informar sobre las

actividades que los agentes de las naciones aliadas realizaban en nuestro país

y de encubrir las acciones de los espías alemanes y japoneses, sobre todo las

referentes al tráfico de materias primas –las cuales eran enviadas a la industria

militar germana para la fabricación de explosivos– y al comercio de

hidrocarburos, como veremos más adelante.

El primer cártel mexicano incluso preparó planes para, si en determinado

momento así lo requería el conflicto bélico, volar los pozos petroleros

mexicanos. Un informe confidencial entregado al presidente Lázaro Cárdenas

por los servicios de inteligencia destacaba que “el asunto de un posible

saboteo a la producción de petróleo es el más grave que tienen entre manos”.

La advertencia precisaba que los agentes alemanes incluso contaban entre sus

aliados a funcionarios que trabajaban “en Petróleos Mexicanos, tanto en la

administración y en las refinerías como en los campos mismos. Se encuentran

gran número de empleados y técnicos nazis, cuyas actividades deben ser

investigadas”.

Conrad Eckerle, un importante agente nazi que formaba parte del proyecto del

cártel, fue identificado en un informe enviado al Departamento de Estado como

el responsable del centro de operaciones alemán encargado de narcotizar a los

Estados Unidos. El búnker se ubicaba en una casa comercial llamada La

Germania, ubicada en el número 2 de la calle Ayuntamiento. Eckerle, quien

había sido oficial de la armada germana, fue enviado a México por la embajada

nazi en Washington. Su misión principal, antes de que se le encomendara el

tráfico de las drogas, fue organizar el partido y llevar a cabo trabajos de

sabotaje. El grupo encabezado por Aguilar, N. Santos y Bravo mantuvo siempre

un estrecho contacto con Eckerle.

El modus operandi de la red conformada por los alemanes y los funcionarios

mexicanos fue precisado de la siguiente manera por los agentes del

Departamento de Estado: “Han convertido la venta ilícita de heroína en una

actividad cotidiana. Es traída desde Hamburgo hasta Veracruz a través del

barco de vapor alemán Orinoco. Posteriormente, es enviada hacia la ciudad de

Puebla en automóviles conducidos por mensajeros personales. Pasa por la

ciudad de México, San Luis Potosí y Laredo (…)”.

El agente antinarcóticos encubierto M. Monroy envió el siguiente parte a

Washington, precisando cómo participaba el gobernador de Veracruz, Miguel

Alemán Valdés, en las actividades del cártel. La información de Monroy se

basaba en los testimonios de uno de sus informantes, Luis R. León Avendaño,

quien había trabajado en la Guardia Costera mexicana del Océano Atlántico.

“En los años de la Segunda Guerra Mundial, un gran yate privado con bandera

estadunidense de nombre Blue Eagle se conducía de manera sospechosa cerca

de Veracruz. El capitán respondió con evasivas al ser interrogado. Al abordar el

yate las autoridades mexicanas encontraron un cargamento de opio y morfina.

Detuvieron al barco y lo llevaron al puerto. Unas horas después el gobernador

de Veracruz, quien posteriormente sería Presidente de México, Miguel Alemán,

fue a la oficina de la guardia costera y pidió que el barco fuera devuelto. Se

rechazó su petición por no tener autoridad para una demanda de esa

naturaleza. Dos días después llegaron órdenes desde la ciudad de México y el

barco fue entregado. Continuó su viaje con destino desconocido”.

Otro de los gobernadores que se benefició del dinero generado por las drogas

fue Maximino Ávila Camacho, entonces mandatario de Puebla y amigo íntimo

de Gonzalo N. Santos (…)

**Los nazis en México

Juan Alberto Cedillo

Mexicanos al servicio de Hitler (Proceso1622/ 2 de diciembre de 2007)**

Lenz Guderian

26-02-2008

Relaciones con altos funcionarios y empresarios

La estructura de los nazis se incrustó en el gabinete del presidente Manuel Ávila Camacho y sus dirigentes monitoreaban, desde el seno del Gobierno, las actividades que los agentes de las naciones aliadas realizaban aquí, al tiempo que encubrían las acciones de los espías alemanes y japoneses.

En aquella época, añade, había un sentimiento antiestadounidense en México, mientras que en Latinoamérica era conocido el repudio al colonialismo inglés. Y afirma que en este escenario las simpatías hacia el Tercer Reich eran naturales, sobre todo en los países que apoyaban soterradamente a Hitler.

En México, anota Cedillo, la iniciativa alemana “contaba con el apoyo absoluto del grupo empresarial regiomontano, cuyos miembros se contaban entre los más fervientes simpatizantes de Adolfo Hitler”.

Así mismo, establece que Hitler apoyó la candidatura del abanderado presidencial del PAN, (Partido que actualmente gobierna en México)  Juan Andreu Almazán, contra Manuel Ávila Camacho en pleno conflicto bélico. La inteligencia alemana buscaba colocar en el Gobierno de México a un aliado que permitiera “el control político del País para los intereses del Eje”, formado por Alemania, Italia y Japón.

Además, cuando Estados Unidos se involucró en la guerra, Alemania consideró la posibilidad de abrir en México un frente para combatir al país vecino, apoyado por decenas de miles de jóvenes sinarquistas que simpatizaban con la causa nazi.

Lenz Guderian

27-02-2008

Esta caricartura es de hoy

La conciencia popular mas o menos reflejada en los caricaturistas de izquierda no olvida los nexos del partido gobernante con algunas de sus raíces

cesaRodriguez

08-07-2011

hay otro modo de colaboracion clandestina en Mexico que era el eje le compraba el petroleo a mexico  desde que los e.u.a inglaterra y francia boicoteron a mexico en 1938 por su expropiacion petrolera asi que la blitzkrieg del 39 al 42 fue apoyado por el petroleo mexicano

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