Mis heroes: Juan Puyol

CRISTINA

23-06-2007

Juan Pujol García, fue hijo de un industrial catalán que peleó al lado de Franco durante la Guerra Civil.  Juan Pujol, quien odiaba a los alemanes, pensaba que sólo con la victoria Aliada podía España liberarse de Franco.

 

Ofreció sus servicio a los británicos, pero inicialmente fue rechazado y por tanto optó por ofrecerse como agente a la Abwehr alemana, que dirigía el Almirante Canaris.  Partió de Madrid en 1941 con dirección a Lisboa portando material escrito, listas de preguntas, dinero y direcciones donde hospedarse.  Realizó muchos esfuerzos por comunicarse con la inteligencia británica, pero no lo logró.  Mientras tanto, les comunicó a los alemanes que había llegado a Londres y desde Julio de 1941 escribió y envió a la Abwehr, informes acerca de asuntos navales británicos.

Pujol se valió de un mapa de Inglaterra, un diccionario de términos militares, la Guía Azul de navegación marítima y una publicación portuguesa llamada "Flota Británica".

En 1942 Pujol aún estaba en Lisboa, pero finalmente entró en contacto con oficiales de inteligencia del MI5 y se ofreció como agente doble.  Después de vencer la resistencia del Servicio de Inteligencia MI5 y luego de definir bajo órdenes de quién estaría, finalmente llegaron a un acuerdo y se trasladó a Londres en abril de 1942, donde permaneció hasta el fin de la guerra.  Su esposa e hijo se reunieron con él en la capital inglesa.  Pujol estuvo bajo el mando del Comité XX, que confundiéndolo con los números romanos, ha sido muchas veces llamado erróneamente Comité 20.

Pujol recibió el nombre en clave Bovril, pero fue cambiado a Garbo por sus superiores, que lo consideraban "el mejor actor del mundo", y por tanto digno de compararse con la estrella de cine Greta Garbo.  El nombre en clave de Pujol para la Abwehr era Rufus.

Una vez en Londres estableció la red ficticia de agentes para continuar engañando a los alemanes.  Le dijo a la Abwehr que tenía 14 agentes y 11 contactos muy importantes.  También "se asignó" un lugarteniente, un operador de radio suplente y varios ayudantes en toda Gran Bretaña.  Entre los agentes, Garbo inventó un piloto alcohólico de la RAF y un lingüista del servicio de inteligencia que odiaba a los comunistas.

Uno de los agentes imaginarios de Garbo se llamó "Wren" como se les llamaba a los miembros de la WRNS (Women's Royal Naval Service), Garbo le informó a la Abwehr que Wren había sido enviada al Cuartel General del Teatro de Guerra del Sureste Asiático en Ceilán, desde donde ella le enviaría los informes para ser transmitidos a la Abwehr.  Los alemanes a su vez pasarían esa información a las embajada japonesa en Berlín, que a su vez la retransmitiría a Tokio.

Los alemanes estaban impresionados con los informes que Garbo les enviaba.  Las informaciones de Garbo llegaban a la Abwehr por correo, haciendo un periplo de Londres a Portugal gracias a "la colaboración de un piloto de KLM, quien los enviaba a Berlín por correo desde Lisboa."  Un informe que impresionó a los alemanes fue el que contenía los detalles sobre el desembarco anglo-americano en África, pero que manifestaron que "desafortunadamente, llegó demasiado tarde, por culpa del correo."  En vista de eso, la Abwehr decidió utilizar equipos de radio para las futuras comunicaciones.

Las actividades de Garbo forzaron a los alemanes a revelar varios de sus verdaderos agentes en la inteligencia británica y en pago por sus servicios, los alemanes le enviaron 340 mil dólares para los gastos que la red de Garbo generaba.

El español logró convencer a su superior en la Abwehr, Karl Kuehlanthal, que disponía de información de primera mano sobre los desplazamientos de las fuerzas británicas y norteamericanas, hasta el punto de ser condecorado con la Cruz de Hierro.

La principal operación, según el informe del MI5 fue el engaño sobre el Desembarco en Normandía.  Convenció a los alemanes de que las fuerzas aliadas disponían de 77 divisiones y de 19 brigadas en la costa sur de Inglaterra, es decir, un 50% más que la realidad.   Para dar credibilidad a la idea de un desembarco en el norte de Francia, los británicos hicieron flotar frente a las costas de Dover barcazas de concreto, construyeron puertos de cartón-piedra y tanques de caucho.

La estrategia alemana estuvo basada en el desembarco en el Paso de Calais, puesto que Garbo les convenció que el desplazamiento de tropas en Normandía era sólo una operación de distracción.  El Ejército de Patton, que sólo existía en el papel, pensaba que desembarcaría en Calais.

Después de Normandía y a pesar de todo, los alemanes siguieron confiando en los informes de Garbo.  Uno de los informes que envió, daba cuenta de un enorme depósito de armas en el sur de Londres que se intercomunicaba por medio de un tren subterráneo.

Después de la guerra, Pujol vivió con nombre ficticio en Venezuela durante 40 años.   Con la ayuda de Nigel West escribió un libro titulado "El Espía del Siglo" donde relata todas las peripecias de su vida como espía.

Nonsei

26-06-2007

Tengo dudas con esa fotografía. Este es el Pujol auténtico:

A mí no me parecen la misma persona.

Garbo fue el principal agente doble que participó en el engaño sobre el desembarco de Normandía, pero no el único. Hubo varios más, otro famoso fue Brutus, un oficial de aviación polaco llamado Roman Czerniawski. La operación de engaño aliada fue muy compleja e intervinieron muchos agentes.

Balthasar Woll

27-06-2007

Tengo su libro, no esta mal , hay varias cosas interesantes.

Saludos

Nonsei

27-06-2007

Yo tengo el de Tomás Harris, su controlador en el MI5. En realidad son los informes auténticos que escribió Harris en 1945 en los que explicaba su trabajo con Garbo:

Balthasar Woll

27-06-2007

El mio es el de "Espia del Siglo" donde narra todas sus peripecias.

Saludos

Nonsei

29-06-2007

Cuando Puyol estaba en Lisboa y se inventaba la información que hacía llegar al Abwehr supuestamente desde Londres (y antes de conseguir contactar con el MI5, es decir, actuando por su cuenta), era inevitable que cometiese errores que hiciesen sospechar a los alemanes. Nunca había estado en Inglaterra, no conocía las costumbres inglesas, ni siquiera las equivalencias entre libras, chelines y peniques (por lo que lo pasaba muy mal cuando tenía que enviar las cuentas de gastos, hasta que decidió hacerlas en dólares), y todavía tenía mucha menos información de temas puramente militares, como la organización del ejército británico. Un ejemplo es este curioso intercambio de mensajes, que he sacado del libro que mencioné. Puyol recibió en una ocasión el siguiente mensaje:

Comunicas los números de los regimientos de infantería vistos en tu viaje a Guildford. Los regimientos de infantería no tienen números sino nombres. Tus informes carecen por ello de valor alguno. Puntualiza, por favor. Lo mismo sucede con tu alusión a la 2ª Brigada Acorazada. Disponemos de información de que está en el extranjero. ¡Espero tu aclaración!

Puyol respondió haciéndose el ofendido:

Me sorprende lo que dices respecto a la numeración de regimientos y sobre las brigadas acorazadas. ¿Nunca has oído hablar de las instituciones llamadas Ministerio de Guerra y Estado Mayor General? Hace casi un año, esas instituciones, con la finalidad de evitar el espionaje, se refieren con números a las unidades de combate. Esos números no son de conocimiento público como los nombres. Dado que en las instrucciones que me disteis cuando salí de España aludíais a esos números (lo que era cierto, puede que fuese un error, pero se le pedía entre otras cosas que buscase la localización de ciertos regimientos designados con números), supuse que estábais enterados. Por eso yo y mis agentes nos hemos esforzado siempre por descubrir los números de las unidades, lo que no ha sido tarea fácil. Tengo en mi poder pruebas que corroboran esta afirmación y la información referente a las órdenes emitidas, una de las cuales conseguí en uno de mis viajes. Comunicadme, por favor, qué procedimiento queréis que siga.

La respuesta alemana, practicamente pidiendo disculpas por haber dudado de él:

Respecto a los nombres y designación de unidades militares: Es interesante en primer lugar conocer el nombre inglés de las unidades y cuando sea posible también el número. Si no se pueden conseguir ambas cosas se han de dar una u otra. No es necesario que nos envíes pruebas porque tenemos plena confianza en ti. Tu estancia ahí sigue siendo de máxima importancia y es igualmente importante que la prolongues el mayor tiempo posible. Repito que aquí estamos sumamente satisfechos con tu colaboración.

Moisin-Nagant

22-07-2007

Habia un Juan Pujol que fue jefe del "aparato franquista de Prensa y Propaganda" en 1937 o 1938, como dato curioso nomas.

Mas curiosidades, su vida durrante la guerra civil:

http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2006/538/1140303603.html

SU DOBLE VIDA COMENZO AL HUIR DEL EJÉRCITO REPUBLICANO

PEDRO CORRAL

Uno de los soldados que en octubre de 1938 fueron incorporados a la antigua XIII Brigada Internacional en su regreso al frente del Ebro, después de ser reorganizada como unidad enteramente española, fue un barcelonés de 26 años que entraría poco después en la Historia oculto bajo el sobrenombre de Garbo, el espía que hizo creer a los nazis que el desembarco aliado en las costas francesas se produciría en Calais y no en Normandía. Tendrían que pasar cuarenta años desde que fue dado por muerto por el servicio secreto británico, para que el periodista Nigel West descubriera a Garbo en Venezuela. Fue en 1984 cuando el mundo supo que el espía que había derrotado a Hitler se llamaba Juan Pujol García. Cuatro años después fallecía en Caracas. Tenía 76 años.

Hijo de una familia de la alta burguesía catalana, el futuro Garbo recibió una educación católica y liberal, marcada por un acendrado pacifismo. Pero todo el mundo de los Pujol naufragó con el estallido de la Guerra Civil. El padre ya había muerto, y la familia sufrió la hostilidad del ambiente de la Barcelona revolucionaria, e incluso su madre y su hermana estuvieron detenidas.A él mismo se le condujo a comisaría por no haberse presentado a filas al ser llamada su quinta.

Como recuerda Javier Juárez en su magnífica biografía sobre Garbo, después de pasar una semana en comisaría, Pujol fue liberado gracias a la organización quintacolumnista Socorro Blanco. A partir de entonces vivió escondido durante un año en una casa de este grupo en Barcelona. En aquellos meses de clandestinidad, llegó a perder 20 kilos y estuvo al borde de una insalvable depresión.

La documentación que he descubierto en el Archivo Militar de Avila demuestra que Pujol se presentó a filas el 14 de septiembre de 1938, un día antes de que expirara el plazo establecido en la amnistía decretada en agosto por Negrín para prófugos y desertores.Sin embargo, Pujol aprovecharía su marcha al frente para desertar del Ejército Popular sin haber cumplido un mes en filas. Los datos hasta hoy desconocidos de la fuga de Pujol y otros dos compañeros se encuentran detallados en un parte de la 13ª Brigada Mixta fechado el 11 de octubre de 1938, en el sector de Fayón y La Pobla de Massaluca, entre las provincias de Zaragoza y Tarragona:

«51 Batallón.- A las 19.30 horas de ayer se encontraron a faltar de la 3ª Cía. los soldados Pedro Pascual Ribas, Ramón Cortina Callart y Juan Pujol García, éste último telefonista. A las 19 horas aún se encontraban en la Cía. Pedro Pascual se encontraba de centinela y se supone se ha llevado consigo tres granadas de mano, por encontrarlas a faltar. Los otros dos no se han llevado absolutamente nada. Se supone que el soldado telefonista no posee clave alguna por estar destacado en la Cía., donde es difícil que la conociese por el poco tiempo que lleva en esta Unidad.Los tres ingresaron hace pocos días en el Batallón. Inmediatamente de notarse su desaparición salieron patrullas para ver si los encontraban, sin ningún resultado a pesar de haber estado toda la noche buscándolos». El día anterior a su fuga, evidencia mayúscula de la astucia del futuro espía, así como de su innata disposición al doble juego, Pujol dirigió una encendida charla de propaganda desde las posiciones republicanas a las trincheras franquistas con la que pretendía ganarse la confianza de sus mandos.

Los tres desertores se fugaron cinco días después de haber llegado a primera línea, favorecidos por la presencia de Pedro Pascual Ribas como centinela aquella noche, quien debió de ofrecerse a sus compañeros para permitirles la fuga y unirse a ellos. Pujol logró alcanzar las líneas franquistas, a pesar de que en un instante de desorientación volvió hacia las republicanas, desde donde fue tiroteado. Los franquistas le enviaron preso al campo de concentración de Deusto, del que salió gracias al aval de un sacerdote al que su madre había ocultado en su casa. Al poco le llegó la citación para presentarse en un centro de reclutamiento de Burgos, donde fue alistado por los nacionales como alférez.

«Mi padre me contó siempre», me dice su hijo Juan Kreisler -quien conserva el apellido de su padrastro-, «que sentía con orgullo el no haber disparado ni un tiro a favor de ninguno de los dos bandos. Era un hombre profundamente liberal, que rechazó los totalitarismos de uno y otro signo. Esto es lo que define la actitud de mi padre ante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial». Al final de la Guerra Civil marchó a Lisboa y fue allí donde comenzaron sus contactos con el servicio de espionaje alemán.Iniciada ya la II Guerra Mundial, recaló en Londres, donde se ofreció a los británicos como agente doble.

EL CENTINELA QUE LE AYUDO

Muy distinta fue la suerte de Pedro Pascual Ribas, el centinela que posibilitó la fuga de Pujol. Era un joven de una familia muy humilde, de Sant Sadurní d'Anoia, con 12 hermanos. A comienzos de 1936, con 21 años, era camarero de La Granja de Salmerón, en el Paseo de Gracia. A finales de enero del año fatídico, Pedro Pascual tuvo que hacer el servicio militar, y se le destinó al Regimiento de Infantería Palma nº 28, en la capital de las Baleares.

Las últimas noticias de Pedro que recibieron sus hermanos fue una carta escrita antes de la guerra. No tuvieron ninguna noticia de él durante la contienda y cuando ésta acabó, su hermana Ana viajó a la isla balear para preguntar por su paradero en el Regimiento Palma. Pero en los estadillos de aquella unidad figuraba como desaparecido.

Su hermana María, sin embargo, guardó un secreto ante el resto de la familia que me ha permitido reconstruir la trágica peripecia de Pedro Pascual Ribas y responder al gran interrogante: ¿pueden ser la misma persona el joven que se va a hacer la mili a Palma en 1936 y el centinela que se fuga en el Ebro con Pujol en 1938? No tengo ninguna duda de que lo son, lo que explica por qué sus hermanos, a excepción de María, no volvieron a saber nada de él.

Al estallar la guerra, Pascual no debió de tardar en ser enviado por los franquistas a la península con el Regimiento Palma, que intervino en la batalla del Ebro, donde los republicanos capturaron 5.000 soldados franquistas. Uno de ellos pudo ser Pedro Pascual Ribas, que debió de ser reincorporado en octubre, junto con otros 1.500 prisioneros de guerra, a las antiguas Brigadas Internacionales, para relevar a los voluntarios extranjeros repatriados. Esto justifica su presencia en la nueva 13ª Brigada Mixta y también que siguiera sin poder dar noticias a sus hermanos, pese a encontrarse en zona republicana, porque era un cautivo de guerra.

Los últimos que vieron con vida a Pascual fueron sus compañeros de deserción. Mientras Pujol alcanzaba las líneas franquistas, Pascual debió de dirigirse a retaguardia para cruzar a nado el Ebro y reencontrarse en Barcelona con sus hermanos. Pero no pudo lograrlo: desapareció en aguas del Ebro durante su deserción.Este era el secreto que María ha guardado durante 70 años y que nunca había revelado.

«Yo supe por la Cruz Roja de la muerte de mi hermano en aguas del Ebro a los pocos meses», dice María a sus 87 años. «Me dijeron que se había ahogado intentando fugarse. No quise decírselo a mis hermanos para que no sufrieran más. Esta es la cruz que he llevado encima toda mi vida».

La propia María me pidió que yo mismo le desvelara el secreto a su hermana Ana, la única superviviente junto con ella de aquella familia numerosa, que conoció por mí, en una conversación de una tristeza insondable, el destino de su hermano en aquella guerra que le arrastraría irremediablemente, como lo hizo la corriente del Ebro, hacia el final de sus días.

Es posible que Pujol nunca supiera que el centinela que permitió su deserción moriría ahogado en el Ebro después de que cada uno eligiera su camino. Aún así, Pedro Pascual Ribas pudo representar desde entonces para Pujol el símbolo del hombre que asume el mayor de los riesgos para cambiar su suerte y la de los demás.Esta fue la condición que el propio Garbo encarnaría con todas las consecuencias para favorecer el destino de los miles de soldados aliados que darían el primer paso de la liberación de Europa en las playas de Normandía.

Quizá aquella noche a orillas del Ebro, ante el ejemplo de aquel desconocido centinela, pudo quedar sellada para siempre la suerte del espía que engañó a Hitler.

«Desertores. La Guerra Civil que nadie quiere contar», del periodista Pedro Corral, (ed. Debate) sale a la venta el próximo viernes.*

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