Negros Presentimientos

MIGUEL WITTMAN

06-03-2008

El siguiente texto está extraído del libro "Guerra en el Este" de Grigori Gafencu que ocupó varios cargos en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rumanía antes y durante la SGM.

En este libro se habla del Acuerdo de Moscú (20-ago-39) a la invasión de Rusia (22-jun-41), y el drama de los países situados entre la URSS y el Reich.

(...) *El nuevo acuerdo ruso-japonés permitirá a la URSS y al Japón el cumplimiento de su respectiva misión histórica...

Qué podía pensar Schullenburg (embajador alemán en la URSS) de tales afirmaciones? El Embajador de Alemania había pasado horas críticas despues del acuerdo con Yugoslavia. Sentía crecer y agitarse el descontento del Reich, mientras en el pueblo ruso aumentaba también el sentimiento de hostilidad hacia sus vecinos de Europa.

El intento mostrado por Stalin a su huésped japonés había tranquilizado, hasta cierto punto, al Embajador sobre las intenciones del Kremmlin. Era claro que Stalin quería sacarse la espina del mal asunto yugoslavo y que no abrigaba ninguna intención agresiva respecto al Reich. Los preparativos militares que Moscú hacía en secreto, el desplazamiento de tropas hacia el Oeste, los vuelos diurnos y, sobre todo, nocturnos, de cientos de aviones militares, no inquietaban al Embajador alemán, que consideraba estas medidas como precauciones de carácter defensivo, y a las que, por su parte, correspondían los alemanes con otras no menos importantes. El cambio sufrido por la negociación Stalin-Matsuoka era, por el contrario, extraño y nebuloso. El acuerdo ruso-japonés no había inclinado a la URSS hacia el Eje, como esperaban los diplomáticos alemanes de Moscú; pero había permitido a los nipones y a los soviéticos descubrir ciertas afinidades asiáticas entre ellos, lo que era difícil de conciliar con los planes de la Wilhelmstrasse y que no podía integrarse de ninguna manera en el Pacto Tripartito.

Para Schullenburg, las maquinaciones de la diplomacia soviética no tenían otra finalidad que ganar tiempo y provocar, a lo sumo, nuevas explicaciones con las potencias del Eje; el Embajador temía más repercusión en Berlín de las fanfarronadas de la URSS y el efecto de la afirmación (constantemente repetida) de que los soviets no tendrían en cuenta ninguna intervención extraña y no se inspirarían sino en sus propios intereses.

El 13-abr-41 fue un día decisivo para los destinos de la URSS:

  • se liquidaba un pasado

  • se consolidaban las posiciones presentes

  • se descubría un porvenir amenazador.

Ese mismo día, las tropas alemanas entraban en Belgrado; Matsuoka firmaba al mediodía el Pacto de Neutralidad, y por la tarde, Schullenburg, inquieto y turbado por negros presentimientos, tomaba el tren para Berlín.*

Saludos.

V. Wobst

06-03-2008

Interesante Steiner, gracias por compartirlo. Son pocos los documentos que he leído desde el punto de vista rumano, húngaro o yugoslavo durante la guerra.

Lástima que nunca he visto ese libro, ni creo que se encuentre en red...

Saludos

josmar

09-03-2008

Poco tuvo que esperar para ver cumplidos sus presentimientos......

Buen aporte Steiner. Enhorabuena... <<34

MIGUEL WITTMAN

09-03-2008

Hay continuación. Gracias por vuestras palabras.

Saludos.

MIGUEL WITTMAN

10-03-2008

*(...) Rusia había contribuido entonces, poderosamente, a que la guerra estallase; era manifiesto que no pensaba contribuir de igual modo a que terminase. ¿Había que extrañarse del equívoco perturbador del acuerdo entre ambos dictadores? Stalin había querido "la guerra por la guerra". No tenía prisa en que acabase, puesto que eran otros los que luchaban. Hitler quería la victoria. Más allá de su esfuerzo guerrero veía las ventajas de un poder sin límites. En esas circunstancias, era natural que el camino de los 2 aliados se bifurcara en el curso de las hostilidades.

Hitler no podía atenerse a determinados argumentos que su embajador en Moscú pretendía hacerle tomar en consideración. Le importaba poco que la política alemana, por sus métodos brutales, hubiese contribuido a exasperar al Gobierno soviético y a provocar en Rusia reacciones de independencia y mal humor; la política alemana era tal, que debía ser condicionada por las necesidades de la guerra y por la voluntad de la victoria; correspondía a los neutrales someterse y adaptarse a los métodos que un país en plena acción, no podía escoger a su gusto.

La URSS no había podido ocultar su juego durante la campaña del Reich en los Balcanes. Ofendida y contrariada, en el momento del arbitraje de Viena, había dado muestras de su descontento con ocasión del paso de tropas alemanas por Bulgaria, no disimuló sus intenciones al estimular la resistencia de Turquía, y había afirmado, deliberadamente, sus designios hostiles, sosteniendo, a cara descubierta, la rebelión yugoslava. Este último hecho, que los informes de sus diplomáticos no le habían permitido prever, era el que provocaba la cólera del Führer y hacía nacer en él temores acerca del papel que se reservaba Rusia para el porvenir.

El Gobierno ruso había demostrado su habilidad desbaratando los planes de Berlín; el acuerdo que Moscú lograra firmar con Tokio, lejos de atar de pies y manos a los soviets, les procuraba un aumento de seguridad en Asia, del que podrían sacar partido en Europa. El Gobierno ruso no cesaba de proclamar, con insistencia inquietante su independencia, su entera libertad de acción, su voluntad resuelta de no tolerar ninguna intervención extranjera en sus asuntos y su determinación de proseguir su política conforme a los solos intereses de la URSS. (...)

(...) El equipo y la presentación de las tropas que atravesaban Moscú incesantemente, el zumbar continuo, día y noche, de centenares de aviones en el cielo moscovita, el número prodigioso de camiones y camionetas militares que recorrían la ciudad y el campo, sin otra aparente finalidad que la de probar sus nuevos motores...había llegado a impresionar, no sólo a los profanos, sino también a los especialistas militares, cuyas apreciaciones venían sufriendo de modificaciones extrañas.

Los franceses (general Palasse y Tcol. Luguet) pensaban que la URSS disponía de una máquina de guerra temible, capaz de enfrentarse con los mejores ejércitos del mundo. Pero, la opinión más extendida es que podía oponer una resistencia honrosa a la Wehrmacht; pero no aguantarían mucho tiempo. (...)

(...) Cada mes que pasaba iba en perjuicio del Reich, bloqueado en el interior del continente y sangrando por la herida abierta en la lucha contra los ingleses, y en beneficio del Ejército ruso, que se entrenaba sin bajas y se armaba sin agobios.

¿Habían dado noticias exactas tanto diplomáticos como militares, de la fuerza y el valor combativo del Ejército ruso, número de sus efectivos y sus reservas, emplazamiento exacto e importancia de sus fortificaciones?. No hay que olvidar la imposibilidad en que se hallaban las misiones extranjeras de penetrar el misterio de las defensas soviéticas. También han de tenerse en cuenta las erróneas deducciones originadas por el recuerdo de la guerra de Finlandia.

Schulenburg (embajador alemán en Moscú) estaba convencido de que "incluso en el caso de un triunfo militar fácil y rápido, Alemania se encontraría en Rusia ante dificilísimos problemas económicos, políticos y sociales. (...)*

MIGUEL WITTMAN

10-03-2008

Buscando una cosa encuentras otra. Fíjense en lo interesante del siguiente enlace.

http://www.lituanus.org/1989/89_1_03.htm

Nada más y nada menos que los Documentos del Pacto Germano-Soviético firmado por Molotov y Von Ribbentropp.

Lamento que no esté en español pero, he preferido no "filtrarlo" con la traducción de Google porque perdería el sentido de algunas frases o párrafos.

Saludos.

MIGUEL WITTMAN

10-04-2008

*(...) El 7-mayo-41, las misiones extranjeras fueron informadas, mediante una carta firmada por Molotov, de que "por decreto del Praesidium del Soviet Supremo se había nombrado al Sr. Stalin, José Vissarianovitch, Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo". El título de Señor (gospodin), que por 1ª vez se daba en un escrito oficial al camarada Stalin, sorprendió tanto como el hecho de la súbita salida de la sombra del verdadero dueño de Rusia. Los diplomáticos tenían ante sí a Stalin como cabeza visible del Gobierno soviético.

Este asunto no desagradó a los círculos del Eje en Moscú, los cuales confiaban aún en una posibilidad de arreglo pacífico entre la URSS y el III Reich.

Se procedió a la expulsión de los embajadores de Bélgica, Noruega y Yugoslavia, que habían dejado de existir como Estados y estaban ocupados por Alemania. Dicha expulsión no se hizo pública: la prensa guardaba silencio y en los círculos militares se negaba, pese a las evidencias. Sólo Zhukov informaría despues a los Altos Mandos. Todo esto era una prueba más de la dualidad de acción que presidía los asuntos, y también el cuidado de los dirigentes soviéticos para impedir que la moral de las tropas fuese influida por las concesiones que se creían obligados a hacer en el terreno político.

(...) Por el ultimátum del 26-jun-40, Molotov había pedido a Rumanía la Besarabia y el Norte de la Bucovina, según un plano anejo a la nota. Pero en ese mapa constaba una línea (trazada en lápiz rojo por Molotov) que separaba de Rumanía no solamente la Besarabia y 2/3 de la Bucovina, provincias especificadas en la nota, sino también el extremo septentrional de Moldavia, entre el Pruth y el Sereth, al que la nota no hacía siquiera alusión, y que había sido siempre territorio rumano. Por ese simple trazo rojo, Rumanía perdía la aldea de Hertza y 20 pueblos moldavos.

Desde el principio de mi misión en Moscú, me esforcé en convencer a Molotov y a Visinski de que esa región moldava había sido arrebatada a Rumanía por error, y que no había medio de entenderse con la nueva línea de demarcación mientras esta injusticia, la más flagrante de todas, no fuese reparada. Molotov respondió que era un hecho consumado. Por si fuera poco, los soviéticos se apoderaron de las islas y bancos de arena del brazo danubiano de Kilia.

(...) La URSS se desembarazaba sin que se lo pidiera nadie de los molestos lazos que hasta entonces la habían unido con los adversarios del Reich; abjuraba de la política balcánica que con tanto interés había formulado, evidenciándola en numerosos comunicados; renegaba de sus amigos y sonreía a sus adversarios; abría, cada vez más, su mercado a las necesidades de la economía de guerra alemana; "pero no quería menoscabar la potencia de sus tropas concentradas en las fronteras ni la moral del Ejército. No renunciaba en favor de nadie a su independencia ni a su libertad de acción, ni cedía a una pulgada del terreno que había ocupado".*

Continuará...

MIGUEL WITTMAN

11-04-2008

*(...) El embajador inglés Sir Stafford Cripps se inclinaba a condenar la expulsión de las misiones de los países ocupados, tanto más cuanto que esas medidas, concernientes a sus amigos personales y partidarios de la causa británica, le ofendían directamente, como hombre de honor y como representante de Inglaterra. Veía en esto una prueba de que la URSS deseaba un acuerdo con Alemania, sin temor a desafiar a Inglaterra, e incluso desdeñando al Imperio Británico hasta el punto de que ni aún en un momento de tensión peligrosa con el Reich había estimado preciso acercarse a Londres.

(...) Las noticias de preparativos militares alemanes a lo largo de la frontera soviética (especialmente en Finlandia y Rumanía) eran muy inquietantes. Desde los últimos días de mayo-41 no hubo ya medios normales de transporte en la Europa Oriental: todos los trenes circulaban únicamente para necesidades del Ejército; las tropas alemanas de Grecia y Bulgaria subían hacia el Pruth. Todas las reservas del Reich se concentraban en Polonia. Se señalaba el desembarco de algunas Unidades motorizadas alemanas en Finlandia. La presión militar ejercida contra la URSS se acentuaba rápidamente.

Los alemanes exigían ejercer una cooperación efectiva en Ucrania, es decir, la posibilidad de explotar directamente, por sus grupos de especialistas, las riquezas del suelo y las minas. Se decía que Stalin no se opondría si se le aseguraba la posesión y el dominio de Ucrania. Según algunas referencias, grupos de ingenieros y "turistas" alemanes habían sido detectados en Kiev y Jarkov. Conforme pasaban los días, atribuíanse al Reich mayores exigencias.

En el transcurso de la 1ª semana de junio se achacaba a Hitler la intención de pedir a Stalin todos sus aviones de guerra y asegurarse la futura producción de toda la industria soviética de aviación. Tales exigencias se habrían formulado por escrito y se cursarían al Gobierno soviético bajo forma de ultimátums. Los alemanes quieren una prenda que les garantice que Rusia no hará la guerra. Se servirán de Rusia como los ingleses de EEUU, para extraer de allí reservas inagotables de armas, municiones, víveres y materias primas.

Si Rusia aceptaba estas condiciones, se integraría pacíficamente en el nuevo orden del Führer, a cuya consecución contribuiría más que ninguna otra potencia, haciendo inútil los proyectos de guerra y ocupación dirigidos contra ella.

Rusia colaboraría y Hitler habría vencido al bolchevismo. Stalin salvaría su situación personal y su régimen, pero se vería obligado a sacrificar, en aras de su colaboración con Hitler, las actividades de la 3ª Internacional y los últimos vestigios de la ideología marxista.

Hitler no quería negociar más. Schullenburg sabía que no se estaba negociando nada, y que todo eran rumores.

Continuará...*

josmar

11-04-2008

Una visión que difiere bastante de lo que estamos acostumbrados a leer.

Estupendos párrafos.

Felicidades.

MIGUEL WITTMAN

14-04-2008

Gracias josmar.

*(...) La prensa inglesa se hacía eco de esos rumores:

1/ Alemania habría presentado a la URSS pretensiones económicas y territoriales que se hallarían actualmente en vías de negociación entre Alemania y la URSS para la conclusión de una nueva y más estrecha "Entente".

2/ La URSS habría rechazado esas pretensiones, en vista de lo cual, Alemania comenzaría a concentrar sus tropas en la frontera de la URSS, con el fín de atacar a la URSS.

3/ La URSS, por su parte, habría comenzado a prepararse intensamente para la guerra con Alemania y a concentrar sus tropas a lo largo de la frontera.

Moscú autorizó a la Agencia Tass para que declarase que esos rumores son producto de la propaganda de fuerzas enemigas de la URSS y de Alemania, elementos interesados en la extensión de la guerra. Tass declaraba:

/1/ Alemania no ha presentado pretensión alguna ni propone una Entente más estrecha con la URSS, por lo cual no han podido celebrarse negociaciones a tal fín.

/2/ Según las noticias de la URSS, Alemania respeta las condiciones del Pacto de No Agresión germanosoviético tan escrupulosamente como lo hace la URSS. Por ello, en opinión de los círculos soviéticos, los rumores, según los cuales Alemania piensa romper ese pacto y atacar a la URSS están desprovistos de fundamento. El reciente desplazamiento efectuado por tropas alemanas procedentes de la campaña balcánica hacia las regiones del Este y Noroeste de Alemania, obedece a móviles que no afectan a las relaciones entre la URSS y el Reich.

/3/ La URSS, de acuerdo con su política de paz, ha respetado, y se propone seguir respetando, las condiciones del Pacto de No Agresión germanosoviético. Los rumores según los cuales la URSS se preparaba para la guerra contra Alemania, son falsos y provocadores.

/4/ Las movilizaciones de verano del Ejército Rojo y las maniobras que continuamente se realizarán, no tienen otra finalidad que la de instruir a los reservistas y controlar el funcionamiento de los ferrocarriles, como se hace anualmente.

Pretender que esas medidas, corrientes en el Ejército Rojo, van dirigidas contra Alemania, es absurdo cuando menos.

Con este documento, la Agencia Tass había acusado a los inocentes y absuelto a los culpables.*

Final.-

Fuente: "Guerra en el Este". Autor: Grigori Grafencu.

Nonsei

14-04-2008

Con este documento, la Agencia Tass había acusado a los inocentes y absuelto a los culpables.

Pero era cierto que los rumores sobre negociaciones entre Alemania y la URSS no tenían fundamento.

MIGUEL WITTMAN

14-04-2008

Hitler no quería negociar más. Schullenburg sabía que no se estaba negociando nada, y que todo eran rumores.

El autor ya lo dijo con anterioridad.

Saludos.

Topp

15-04-2008

MIGUEL WITTMAN

15-04-2008

El libro es recomendable, sin duda.

Saludos.

theidiotboy

08-07-2008

Interesante. Me ha interesado mucho lo de:


  ultimátum del 26-jun-40, Molotov había pedido a Rumanía la Besarabia y el Norte de la Bucovina, según un plano anejo a la nota. Pero en ese mapa constaba una línea (trazada en lápiz rojo por Molotov) que separaba de Rumanía no solamente la Besarabia y 2/3 de la Bucovina, provincias especificadas en la nota, sino también el extremo septentrional de Moldavia, entre el Pruth y el Sereth, al que la nota no hacía siquiera alusión, y que había sido siempre territorio rumano. Por ese simple trazo rojo, Rumanía perdía la aldea de Hertza y 20 pueblos moldavos.

  Desde el principio de mi misión en Moscú, me esforcé en convencer a Molotov y a Visinski de que esa región moldava había sido arrebatada a Rumanía por error, y que no había medio de entenderse con la nueva línea de demarcación mientras esta injusticia, la más flagrante de todas, no fuese reparada. Molotov respondió que era un hecho consumado. Por si fuera poco, los soviéticos se apoderaron de las islas y bancos de arena del brazo danubiano de Kilia.


Fijaros que manera de chantajear a un pais mas chiquitin. Esto estaba permitido segun el pacto germano sovietico? (Esque sinceramente no he leido los puntos del tratado nunca asi que no estoy seguro, pero me parece raro que Alemania le deje territorio tan cerca de su propio Pais.)

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