02-06-2006
Si bien Franco, a pesar de la ayuda prestada por los países del Eje no había comprometido su soberanía sobre ningún punto de la nación, se presuponía otro tipo de concesiones que debería estar dispuesto a efectuar en favor de las potencias del Eje. Existía la creencia en los gobiernos de estos países, de que España se aliaría con ellos en caso de una conflagración europea, como consecuencia de una aparente comunidad de ideales y en correspondencia con la ayuda recibida. Pero, a pesar de los acontecimientos, la política española navegó por otros rumbos.
Todos los países amigos de Alemania se vieron, más pronto o más tarde, involucrados en la guerra.
España estaba marcada por los acontecimientos recientes, y su posición política la imposibilitaba para pretender mantenerse en un difícil aislamiento.
Los aliados no podían evitar identificar el gobierno español con los de los países totalitarios que, aunque habían colaborado con los nacionales principalmente por intereses estratégicos propios, sus representantes políticos habían aireado con frecuencia (y la dirigida prensa nacional fomentaba) el hermanamiento ideológico.
En el diario Arriba del 11 de junio de 1940 había podido leerse: "Desde su situación no beligerante, España podrá respetar a todos los combatientes, pero no puede sinceramente ocultar su gozo y simpatía para con sus dos grandes amigos".
En un primer intento por nadar y guardar la ropa, el 4 de septiembre de 1939, Franco proclamó la neutralidad española. En altas esferas políticas y militares presionan dos tendencias muy marcadas, los germanófilos (los falangistas, con el Ministro de Asuntos Exteriores, Serrano Súñer, a la cabeza) y los partidarios de los aliados, más concretamente de Inglaterra, representados por los militares monárquicos (entre otros, los generales Orgaz, Varela y Kindelán).
Los acontecimientos empiezan a pesar y con el hundimiento de Francia y la entrada en la guerra por parte de Italia, la situación de España ya no es tan firme. Hay que matizar la neutralidad, y el 12 de junio se pasa de "neutral" a "no beligerante" (confirmado por Decreto, el 19 de diciembre de 1941). Parece una cuestión menor, pero se intenta tranquilizar a los países del eje París-Berlín, que así deducen que no existe equidistancia con los dos bandos, sino una clara e indisimulada simpatía por las dictaduras. Pero la intervención de Estados Unidos volverá a desequilibrar la balanza de fuerzas y la necesidad de pisar con cautela. Se piensa en la posible pérdida de la Canarias si Norteamérica no ve las cosas muy claras.
La larga entrevista de Franco con el Führer en Hendaya el 23 de octubre de 1940, solo sirve para insistir sobre la identidad de ideas, pero la participación de España en la guerra (naturalmente al lado de los alemanes) debía aplazarse. El país aún se estaba lamiendo las herida de una guerra fraticida y se hallaba en la ruina. Gibraltar o África podían esperar. España necesitaba mucho y tenía poco que ofrecer. Pero existen continuas amenazas, veladas o no, recordando los cientos de divisiones alemanas disponibles al otro lado de los Pirineos tras la caída de Francia (en las altas esferas militares alemanas se presiona a Hitler para que invada España, las Canarias y Marruecos).
La ruptura de Berlín con Moscú y el inicio de la campaña del Este, facilitó las cosas a Franco. Con el pacto germano-soviético habría resultado difícil explicar que, junto a Alemania, serían aliados de los rusos. Ahora las cosas estaban más claras, pues podía diferenciar la lucha contra el comunismo de la lucha contra las democracias. Además las presiones de los grupos falangistas están enrareciendo el ambiente aislacionista. Por otro lado, Alemania exige el envío de 100.000 voluntarios para trabajar en sus fábricas de armamento y se pretende una alternativa para rebajar la cifra a un máximo de 20.000 (que sufrirían las penalidades de semi-esclavitud en una guerra perdida). Y el 25 de junio de 1941 Serrano Súñer arengó a los falangistas: "¡Rusia es culpable! ¡Rusia es culpable de nuestra guerra civil! ¡Rusia es culpable de...". tras recitar una lista que pasa por la muerte de Primo de Rivera, proclama " ¡ El exterminio de Rusia es exigencia de la Historia y del porvenir de Europa ! ".
Fuente: coleccionimages.