Hummm! ¿Hitler? De Hitler se han dicho y escrito tantas cosas enormes, desde la exageración más descabellada a la ridiculez más increíble, desde la propaganda más burda a la glorificación más loca, que el personaje ha cobrado las conocidas características míticas del "hombre del bigotito" que todos conocemos. Por eso prefiero ser muy, pero muy cautelosa a la hora de lanzar opiniones acerca de tan controvertido político, ya que estimo que no existen en absoluto condiciones para un criterio equilibrado de esa figura histórica y de su entorno.
Hasta donde sé documentalmente por un lado, y lo que me dice el sentido común por otro, creo que Hitler NO era un oportunista del poder, sino un fanático del poder, o sea, él se creía su propio mito... y a juzgar por lo que pasó en las últimas horas en su bunker berlinés, lo creyó hasta el fin. De más está decirte, compañero Er Chico, que los fanáticos son mucho más peligrosos en el poder que los oportunistas... y también más trágicos (en el sentido de la tragedia griega). Para poner un ejemplo, estimo que Churchill sí fue en todo momento un oportunista del poder y que Stalin era un lujurioso del poder (única fuente de sensualidad intensa para él), lo que lo diferenciaba del fanático de Hitler que tomaba el poder no como un goce, sino como una misión. En su monumental despacho, el poderoso Führer semejaba más un monje que un guerrero, pretendía ser más un vidente infalible que un estadista. Pero claro, esto es sólo una opinión mía muy personal que comparto contigo y con quien desee leer este post, y me apresuro a decir que considero cualquier interpretación diferente como tan válida como la mía propia.
¿Que si a Hitler le importaba el pueblo alemán más allá de sus propios intereses personales? Ojalá pudiera creer como tú, Er Chico, o sea, que Adolf era un descarado trepador, un ganster polìtico y nada más. Pero me temo que es una opinión demasiado simple, demasiado cómoda, demasiado... conveniente. Me temo que las cosas son más complejas. Al parecer, Hitler amó al pueblo alemán... sólo que A SU MANERA. Es decir, no amaba al pueblo alemán tal cual era y es, sino al que se imaginaba en sus delirios como el Herrenvolk, la "bestia rubia" capaz de todo, más allá del bien y del mal. Por ese le imponía pruebas inauditas en un blasfemo desafío a las fuerzas demoníacas. Ese supuesto "pueblo de héroes" era el que Hitler amaba mórbidamente. Y cuando el pueblo mostró en las horas más negras su profunda y desvalida humanidad expuesta a todas las desgracias, dizque Hitler (según lo que nos cuentan) le volviò la espalda y lo maldijo, porque ese rebaño que sólo podía ya ofrecer el cuello al cuchillo del enemigo, ni siquiera le merecía compasión: ya no era "su" pueblo.
Espero haberme hecho entender con este comentario y sobre todo, tómalo como lo que es: un comentario sin más, una opinión como cualquier otra. ;) Con saludos.