22-03-2009
El Convoy HG-76. Los escoltas devuelven el golpe.
Introducción:
A comenzar el año 1941, la Batalla del Atlántico no parecía tener buen fin para los intereses Británicos. La Royal Navy se enfrentaba con serios problemas para mantener sus líneas de abastecimiento. Las manadas de lobos de Doenitz causaban estragos en los convoyes y, aún cuando se habían logrado algunos modestos triunfos, la cantidad de mercantes hundidos seguía siendo preocupante.
Al problema casi insoluble que significaban los ataques de los U-boot infiltrándose de noche, y en superficie en medio de los convoyes, había que agregar el acoso constante de las unidades de superficie de la Kriegsmarine y además la reciente incorporación de la Luftwaffe a la cacería. Desde bases en la Francia ocupada, los Fokke Wufl 200 “Cóndor” colaboraban activamente en la detección y destrucción de los convoyes.
Un buen ejemplo de este trabajo en conjunto es el ataque al convoy OB-290 en febrero de 1941. Gunther Prien, en el U-47 localizó al convoy, y comunicó su posición. Pero debió esperar a que se le uniera Otto Kretschmer en el U-99. Mientras tanto, el convoy fue atacado por seis FW-200. Las bombas de los aviones dieron cuenta de nueve barcos. Posteriormente los submarinos hundirían tres más.
Al mes siguiente, ambos U-boot serían hundidos, lo que significó una importante inyección anímica para las atribuladas tripulaciones de los escoltas.
Vista diurna de un convoy desde el puesto de un artillero
Para los escoltas, la posibilidad de detectar un submarino en superficie era más bien remota. El primitivo radar que montaban algunas unidades de la Royal Navy no estaba lo suficientemente desarrollado, ni sus operadores lo adecuadamente entrenados como para dar lecturas seguras. Seguía siendo necesario avistar al enemigo para iniciar el ataque y aún así, muchas veces los escoltas resultaban ser más lentos que los submarinos en superficie. En la emergencia y la carencia de naves, la Royal Navy llegó a emplear remolcadores armados como escoltas.
Los vigías nocturnos, ubicados generalmente sobre el puente, estaban a merced de los elementos. El viento que azotaba sus rostros llenaba sus ojos de lágrimas. En caso de usar anteojos protectores, el agua pulverizada que caía sobre ellos nublaba su visión. Además, la pequeña silueta del submarino, no destacaba contra el fondo negro del mar, al contrario del submarino, el cual al tener su punto de observación más bajo, observaba nítidamente la silueta de los barcos contrastada contra el cielo, algunos grados más claro que el oscuro mar.
El Asdic (sistema británico de detección submarina), no detectaba a los submarinos en superficie, además existía la errónea creencia de que los germanos detectaban las transmisiones del Asdic y las utilizaban para localizar los convoyes, por lo que se restringía su uso hasta cuando el convoy ya estaba bajo ataque.
De los sistemas de iluminación, las bengalas de estrellas luminosas, no sólo iluminaban poco tiempo sino que además cegaban por unos preciosos minutos a quienes estuvieran en el puente en el momento del disparo. El cohete llamado “copo de nieve” que irrumpía en el cielo dejando una permanente y brillante luz blanca, no sería distribuido en las unidades escolta hasta fines de mayo. Además, debía considerarse siempre que cualquier sistema de iluminación era un arma de doble filo por cuanto si bien permitía visualizar algún submarino atacante, también permitía a los submarinos observar claramente a sus blancos.
A las siempre escasas unidades de escolta, comenzaron a agregarse paulatinamente nuevas naves, principalmente, con motivo de tres acontecimientos que, a la larga, evitaron que Gran Bretaña perdiera la Batalla del Atlántico. Estos acontecimientos fueron:
1.- La entrada en vigor de la ley de préstamo y Arriendo en marzo de 1941.
2.- El ataque a la Unión Soviética por parte de Alemania en junio de 1941, lo que alejó el peligro de una invasión a las islas británicas. Esto permitió liberar una gran cantidad de destructores y fragatas que estaban retenidas patrullando las costas británicas.
3.- También en 1941, Estados Unidos decidió expandir su zona de seguridad y proteger sus convoyes hasta el meridiano 26 y además establecer una base en Islandia, con lo que las unidades navales inglesas que se encontraban allí pudieron ser redestinadas a otras funciones, entre ellas, la protección de convoyes.
Si bien, el aumento en el número de escoltas permitía esperar un mejor resultado en la lucha contra los U-boat, quedaba aún sin resolver el peligro de los bombarderos, contra los cuales, el fuego antiaéreo de las naves escoltas se había mostrado muy poco efectivo.
La primera medida adoptada en este sentido fue la creación de los CAM (Catapult Armed Merchantman), Barcos mercantes equipados con una catapulta desde la cual podía ser lanzado un avión de combate (generalmente un Hurricane). Este sistema tenía el inconveniente de que el avión lanzado no podía ser recogido posteriormente, por lo que había que ser muy certero en decidir el momento del lanzamiento. El piloto luego de lanzado y de cumplir su cometido, debía dirigirse a tierra (siempre que estuviese al alcance de su autonomía) de lo contrario, debía intentar amarizar exitosamente cerca de los transportes con la esperanza de ser recogido.
Imagen de un CAM
La segunda medida adoptada en este sentido fue la creación de portaaviones escolta, el primero de los cuales en operar fue el HMS Audacity, un transporte alemán capturado y transformado (SS Hannover) del cual se hablará con algún detalle más adelante en este trabajo. Durante 1941, se construyeron cinco unidades de portaaviones escolta en Gran Bretaña y seis más llegarían desde Estados Unidos, aunque, por las necesidades de la guerra, no siempre estas unidades se destinaron a la escolta de convoyes.
HMS Audacity
Si a lo anterior sumamos el aumento en los aviones de la guardia costera, el desarrollo técnico de mejores cargas de profundidad y las mejoras introducidas en las tácticas de combate de los grupos de escoltas, veremos como, leve pero inexorablemente, la balanza en la batalla del atlántico comenzó a inclinarse para el lado británico.
Un buen ejemplo del resultado de todas estas medidas lo constituye el convoy HG-76 cuya historia detallo a continuación.
El Convoy.
Una de las rutas más azotadas por los ataques de U-boots, era la llamada “HG”, que según la nomenclatura británica correspondía a los convoyes que se dirigían a Inglaterra desde Gibraltar. Las Iniciales de “Homeward-Gibraltar”.
Resultaba casi imposible impedir que los espías germanos en España, detectaran e informaran a Berlín la salida de estos convoyes. Por ello, a sabiendas que el convoy sería atacado, se dispuso una escolta reforzada. Para ello, los 32 barcos que componían el convoy y que transportaban principalmente mineral de hierro y alimentos, eran protegidos por el Grupo de Escolta 36 al mando del Capitán Frederick Johnny Walter, que estaba compuesto por nueve unidades. Además, reforzarían esta escolta, los destructores con base en Gibraltar HMS Blankney, HMS Stanley y HMS Exmoor, antiguos “Flush Decks” americanos. Pero sólo hasta donde les permitiese su escasa autonomía. Y para ahuyentar y/o enfrentar la amenaza de los bombarderos, se incluyó al portaaviones escolta “Audacity”, Este fue el primer portaaviones escolta de la Royal Navy .Correspondía al mercante germano Hannover, capturado en mayo de 1940 por el crucero HMS Dunedin. En enero de 1941 se decidió su transformación a portaaviones. Se le removió toda la superestructura para permitir la construcción de una pista de madera a lo largo de toda la nave. Se le dotó con seis cazas Martlets, la versión británica del Grumman “Wildcat”, los cuales debían permanecer siempre en la cubierta por cuanto la nave no contaba con hangares. Desplazaba 5.537 toneladas y al momento del zarpe de Gibraltar, sólo portaba cuatro cazas. Navegaba al mando del Comandante D. W. McKendrick. La principal misión de este portaaviones sería enfrentar a los FW-200, pero también patrullar constantemente con sus aviones las cercanías del convoy con el fin de detectar submarinos enemigos e informar a la escolta de su posición.
Caza Martlet
También se incorporó al convoy el buque CAM SS Darwin con un único avión Hurricane, lanzado por catapulta.
Comandante del Convoy era el Comodoro Raymond Fitzmaurice quien navegaba en el carguero “Spero”. Los comodoros de los convoyes oceánicos eran generalmente almirantes retirados llamados nuevamente a servicio activo o bien antiguos oficiales de la marina mercante a quienes se daba el rango de Comodoros RNR. Ellos se embarcaban con un pequeño grupo de asistentes en algún buque del convoy al cual seleccionaban como su buque insignia y entre sus deberes se encontraban, dirigir y mantener el rumbo del convoy, asegurar la disciplina interna, y en caso de ataque, acatar las instrucciones del comandante de la escolta en orden a evadir el peligro.
Al atardecer del 14 de diciembre de 1941, el convoy adoptó una formación de cinco columnas y la escolta se distribuyó a su alrededor en dos cortinas protectoras. Una muy cercana al convoy y otra más alejada que actuaría como exploradora.
El Grupo de Escolta 36
El Grupo de Escolta 36 estaba formado por las siguientes Unidades: Las fragatas (sloops) HMS Stork de la clase Bittern y HMS Depford. De la clase Grimsby Además las corbetas HMS Rododendron, HMS Marigold, HMS Convolvuvlus, HMS Perstemon, HMS Gardenia, HMS Saphire y HMS Vetch. De la clase Flower .
Este grupo llevaba varias semanas de intenso entrenamiento en lucha antisubmarina, en lo cual su comandante Walker, era un reconocido experto al interior de la Royal Navy.
El capitán Walker
Durante los entrenamientos, Walker redactó una ordenanza para sus comandantes subalternos en las cuales especificaba claramente lo que se esperaba de ellos y de cómo debían actuar en caso de combate.
Considero interesante reproducir en detalle esta ordenanza por lo que la incluyo a continuación:
La Ordenanza de Walker
1.- La misión del Grupo en tareas de escolta es proveer a la llegada segura y a tiempo del convoy que le corresponda. No es posible, con los buques disponibles, utilizar al Grupo en forma tal que proteja al convoy totalmente de los ataques enemigos. Deben aceptarse, sin duda, algunas pérdidas. El único modo de acción practicable, es asegurarse que toda unidad enemiga que ataque, ya sea de superficie o aérea, sea destruida.
2.- El objetivo particular del grupo es, por lo tanto, la aniquilación de todo enemigo que ataque al convoy. Los submarinos son la principal amenaza contra nuestros convoyes. Deseo ser categórico: todo submarino avistado o detectado debe ser atacado inmediatamente, sin esperar órdenes, en forma continuada, con cañones, cargas de profundidad y/o embestido, hasta que haya sido destruido, o reciban otras órdenes.
3.- Quiero dejar establecido para todos los oficiales que, aunque normalmente tomaré a mi cargo la mayoría de las operaciones, considero esencial que actúen instantáneamente, sin esperar directivas, en las oportunidades en que yo podría no estar advertido o mal informado.
4.- Jamás recriminaré a ningún oficial por llevar adelante la tarea que tenga entre manos.
Walter, además había ideado un plan de destrucción de submarinos al cual llamó “Buttercup”. Este plan se basaba en que es mucho más fácil destruir a un submarino sumergido, que en superficie.
Cito a Walker: “La operación “Buttercup” ha sido planeada para forzar al submarino a sumergirse, sembrando la zona vecina al ataque con cargas de profundidad e iluminando las direcciones más probables de su escape en superficie. Una vez en inmersión, la destrucción del submarino se simplifica considerablemente. Por lo tanto, el objetivo de la operación “Buttercup” es destruir cualquier submarino que haya tenido éxito al atacar de noche a cualquier convoy escoltado por este grupo”
Este plan impresionó gratamente al Almirante Percy Noble Comandante de los Accesos del Oeste, quien lo distribuyó y recomendó a todos los grupos de escolta en operaciones.
El Almirante Noble arenga a la tripulación del HMS Stork. Detrás, a la derecha, el capitán Walker.
Continuará