SS-Fallschirmjäger-Bataillon 500 y 600 (parten 06) :
4.- Objetivo......Tito......Vivo o Muerto (parte 03) :
f) El Ataque a Drvar (parte 02) :
Su sede estaba, como hemos dicho, en una cueva de las colinas en torno a Drvar, en una posición difícil.
Mientras que los paracaidistas de Rybka conquistaban Drvar, la misión principal, el ataque contra el cuartel general de Tito dirigido por los planeadores del Grupo Panther estaba en un punto muerto.
En las trincheras en torno a la ciudad, al fondo los combates.
Seis de los planeadores de Grupo Panther habían aterrizado en las inmediaciones de cueva, no sabiendo, sin embargo que estaban tan cerca del objetivo, por lo que acabaron sufriendo un nutrido fuego de los partisanos. Desde su aterrizaje los paracaidistas se vieron atacados por los hombres del Batallón de Escolta de Tito. Algunos paracaidistas fueron obligados a refugiarse en los mismos planeadores, para eludir el fuego enemigo. Muchos alemanes habían caído pero también los partisanos presentaban considerables pérdidas. Los rebeldes atrincherados se defendían con ametralladoras, morteros y granadas. Los paracaidistas carecían en ese lugar de armas pesadas para apoyar sus asaltos.
Reagrupación de los paracaidistas.
Después de haber completado la conquista de Drvar, los paracaidistas de Rybka comenzaron a limpiar las casas y las granjas largo la carretera de acceso a la ciudad, y luego empezaron a desplazarse hacia la cueva para reforzar al Grupo Panther.
A su llegada a las inmediaciones de la cueva, los hombres de Rybka tuvieron que eludir todavía incesante fuego de ametralladoras de los partisanos, antes de atacar la sede de Tito. A pesar del intenso fuego de los defensores, Rybka lanzó sus paracaidistas al asalto. Bien atrincherados en sus posiciones en las rocas y los bosques de las colinas, los partisanos dirigían un volumen de fuego tal, que los paracaidistas fueron obligados a tirarse a tierra o introducirse en algunos barrancos naturales, para evitar ser muertos. Entretanto Tito se lanza con una cuerda desde un agujero en el piso de la plataforma de madera que había delante de la cueva al lecho de un río, alcanzando el bosque subyacente, dado que si hubiera seguido la senda normal, habría quedado bajo el fuego de los alemanes que estaban en la llanura de más abajo, y que poseían fotos suyas para identificarlo. Para poder lograrlo, sus guardaespaldas lo cubrieron en una acción prácticamente suicida.
Los paracaidistas prestos para el avance.
Tras una breve pausa los paracaidistas tuvieron afrontar un contraataque sobre sus flancos llevado a cabo por miembros de la Escuela de Oficiales Partisanos del NOVJ de Sipovljani, que había acudido para reforzar a sus compañeros.
Un puesto de mando del SS-Fallschirmjäger-Bataillon 500 en torno a Drvar. Nótese el oficial que no es un “b-sodaten” usando rangos y hasta la banda en el brazo.
Aproximadamente a las 09:30 horas, Rybka preguntó por radio por el apoyo aéreo, pero los pilotos los cazabombarderos Stukas, indicaron que no podían intervenir en ese momento, ya que las posiciones alemanas y rebeldes estaban demasiado cercanas. Mientras tanto llegaban nuevas formaciones partisanas. Una brigada completa de la 6ª División Proletaria se desplazó por las colinas orientales y se situó frente a los paracaidistas en la parte occidental de la ciudad.
Puesto de radio del SS-Fallschirmjäger-Bataillon 500 en torno a Drvar.
El asalto fue rechazado al costo de considerables pérdidas por parte de los paracaidistas. Pero había que resistir a cualquier costo a la espera de la segunda oleada de paracaidistas, que llegaría al mediodía.
Entretanto, Rybka decidió atacar potentemente la cueva (por fin identificada como alojamiento de Tito), por lo cual lanzó una bengala roja, que era el indicativo de la no conquista del objetivo y solicitud de más refuerzos. Los refuerzos incluían los grupos desembarcados desde los planeadores encargados de la destrucción de las misiones militares extranjeras.
Con los refuerzos alemanes lanzaron nuevos asaltos hacia las posiciones partisanas, descubriendo que los rebeldes se estaban preparados para una defensa a ultranza casi fundamentalista. Toda la zona que rodeaba la cueva había sido fortificada con puestos de observación para los francotiradores, nidos de ametralladoras, y todo tipo de trincheras para resistir un ataque del exterior. Por contrario los paracaidistas no disponían de un número adecuado de armas y municiones y, lo que era mucho más grave, no podían ser abastecidos. La situación para los hombres de Rybka empezaba a hacerse desesperada y sólo la llegada de los refuerzos podía replantear la suerte de la batalla. Los paracaidistas empezaron a mirar nerviosamente el cielo esperando la llegada de la segunda oleada de sus camaradas.
Por fin, a las 11:50 horas, aparecieron en el cielo de Drvar los otros 318 paracaidistas, a las órdenes del hauptsturmführer Obermeier. Durante su descenso, sin embargo, fueron blanco del fuego de los partisanos de la Brigada Proletaria, que se encontraba en toda la zona circundante.
Viene la segunda oleada a la vista de algunos heridos.
Los supervivientes de la segunda oleada se reunieron con el resto del Batallón al pié de la montaña.
A pesar de las pérdidas que habían tenido, con los nuevos refuerzos Rybka lanzó nuevos asaltos en dirección de la cueva, haciendo algunos progresos, pero para cada metro conquistado era necesario combatir enérgicamente. Entretanto estaban empezando a acabarse las municiones y era ya imposible volver a los planeadores para tomar nuevos cargadores. Los paracaidistas alemanes quisieron jugarse el todo por el todo, por lo que Rybka guió personalmente el enésimo asalto hacia la cueva. Los paracaidistas abandonaron sus refugios y empezaron a correr en zigzag para evitar el fuego enemigo. Una vez en las cercanías de las posiciones enemigas, se produjeron sangrientos combates cuerpo a cuerpo. Entre los partisanos había muchas mujeres jóvenes que lucharon con una furia si precedentes siguiendo el ejemplo de sus compañeros.
Al final Rybka, aunque gravemente herido al brazo por una esquirla de mortero, y sus paracaidistas consiguen entrar en la cueva-refugio, pero de Tito, sin embargo, ningún rastro. En ella se encontró sólo algunos mapas, varios documentos y un uniforme nuevo de Tito. Durante la batalla, Tito junto con el líder partisano esloveno Edvar Kardelj, había logrado escapar hacia la estación de ferrocarril de Potoci, para luego por tren, llegar a Kupres (al noreste de Livno), lugar en el cuál los partisanos controlaban una pista de aterrizaje y donde algunas horas más tarde, un C-47 con insignias soviéticas llegó a recogerlos, para llevarlos a Brindisi y de ahí a Bari en Italia. La razón de que el avión haya sido ruso es muy simple. Los partisanos tenían una excelente comunicación radial con Moscú, cosa que no existía con los anglo-americanos. Y la razón de que haya sido trasladado Bari, también es simple, además que quedaba en el Adriático, allí se encontraba una base anglo-americana que se dedicaba en exclusivo al abastecimiento de los partisanos de Tito. Los partisanos del Batallón de Escolta de Tito también evacuaron a las misiones militares Aliadas, las que se juntaron con Tito en la estación ferroviaria de Potosi.
Algunos paracaidistas alemanes atestiguaron después de la operación que “la cama de Tito todavía estaba caliente cuando entraron a la cueva”.
Ruta escapatoria seguida por Tito.
Ya perdida la esperanza de capturar Tito, los paracaidistas comienzan a limitarse en defenderse de los asaltos de partisanos que son cada vez más numerosos y fuertes. A las 15:00 horas, la estación de radio del Cuartel General Alemán en Zagreb recibió el siguiente mensaje :
“Totalmente cubierto bajo violento fuego enemigo. Imposible socorrer a los heridos. Las fuerzas del enemigo son cada vez más numerosas”.
Estimando ya inútil la permanencia en cueva, Rybka, tras haber transferido el mando de lo que quedaba del batallón al hauptsturmführer Bentrup, ordenó el repliegue hacia Drvar hacia las 16:00 horas, donde era más fácil defenderse de los ataques enemigos.
g) Defensa en el Cementerio de Drvar :
La maniobra de repliegue, aunque se realizó, no estuvo exenta de problemas, ya que además de defenderse del fuego de los partisanos, los paracaidistas debían pensar a sus numerosos heridos, cuyo transporte obstaculizó considerablemente la marcha. Sólo a las 22:00 horas, la mayor parte de los paracaidistas alcanzó los suburbios de Drvar. Con la llegada de la oscuridad todos los grupos de paracaidistas se reagruparon en Drvar. Bentrup debía encontrar aprisa una posición para poder defenderse al menos hasta la llegada de las unidades terrestres del XV Cuerpo de Ejército de Montaña. En toda la ciudad había sólo dos posiciones consideradas para tal efecto. Una era la antigua fábrica de celulosa (quemada en 1941), pero era demasiado grande para poder ser defendida con los hombres disponibles. La otra alternativa era el pequeño cementerio, rodeado por un muro bastante alto. Se eligió esta alternativa, ya que el cementerio podía dar cobijo a hombres como un verdadero fortín.
Los rebeldes, pese a la orden de Tito de dispersarse (ya que todos sabían la llegada inminente de los refuerzos alemanes) estaban decididos a aniquilar al batallón paracaidista entero en ese cementerio.
Paracaidistas del SS-Fallschirmjäger-Bataillon 500 se ponen a cubierto tras las cruces del cementerio de Drvar.
Durante la noche, los partisanos, asaltaron sin cesar las posiciones de los paracaidistas, las que fueron defendidas por éstos hasta el límite de sus posibilidades. Los paracaidistas resistir aún un poco más, ya que el plan de la operación preveía, en efecto, su enlace, en principio, por parte del Kampfgruppe Willam de la 373ª División de Infantería, constituida por croatas, y posteriormente, por la 7ª División de Montaña de las SS “Prinz Eugen”, pero estas fuerzas ya deberían haber llegado al atardecer de ese día.
Durante la noche del 25 al 26 de mayo los paracaidistas combatieron y repelieron los ataques partisanos. Los hombres estaban agotados, y había muchos heridos, incluyendo al propio Rybka.
Esa noche, los partisanos, usando inclusive a los mismos habitantes de Drvar, renovaron sus ataques contra el cementerio. El fuego de sus morteros machacó inexorablemente las posiciones alemanas. Muchos paracaidistas buscaron refugio en las tumbas, transformadas para la ocasión, en trincheras. Una vez más se prepararon las defensas para rechazar los nuevos ataques del enemigo. Todos los paracaidistas, incluidos los heridos aún en condiciones de soportar un arma, debieron combatir.
Fue una noche muy larga, pero a primeras horas de la mañana, un avión alemán lanzó en paracaídas municiones y medicamentos sobre las posiciones de los paracaidistas. Unas horas después, cuando toda esperanza parecía se había evaporado, los paracaidistas vieron a los partisanos retirarse, ya que a sus espaldas había aparecido una unidad de reconocimiento del 13° Regimiento de la 7ª División de Montaña de las SS “Prinz Eugen”, por lo que los rebeldes tuvieron que evacuar la zona para evitar ser capturados.
Esta unidad consiguió romper el cerco y relevar a los paracaidistas.
Las secuelas de la operación contra Drvar, durante la mañana del 26 de mayo de 1944. Mientras los paracaidistas SS esperan al Kampfgruppe Willam de la 373ª División de Infantería, se puede ver que han tenido muertos y heridos.
Las unidades de la 7ª División de Montaña de las SS “Prinz Eugen”, habían conseguido tras duros combates a romper el anillo defensivo de partisanos alrededor de Drvar y para los paracaidistas fue la salvación. La llegada de todas las otras fuerzas alemanas acabó en la tarde, después de que toda la zona que rodea a Drvar fue rodeada y rastrillada minuciosamente.
Unidades de la 7ª División de Montaña de las SS “Prinz Eugen” en Yugoslavia.
La captura de Tito había fracasado, por lo que a los alemanes no quedaba otra, que intentar eliminar del área el mayor número de fuerzas partisanas, aprovechando la fuga a Italia de sus líderes.
Drvar ha sido tomado, pero aún quedan los vestigios del combate.
El “águila ha volado”. Los paracaidistas del SS-Fallschirmjäger-Bataillon 500 no pudieron matar ni capturar a Tito. Como premio de consuelo.....su uniforme. Es interesante destacar que el paracaidista de la derecha no tiene graduación indicada en los parches del cuello. Es señal de que este soldado era uno de los “b-soldaten”, o sea los soldados que estaban destinados “forzosamente y como medida disciplinaria” al batallón. Las botas de montaña evidencian que estos paracaidistas llegaron en planeadores DFS 230 a Drvar. Por último, el soldado con la chaqueta de camuflaje italiano (a la izquierda) es uno de los comandos Brandenburg que participaron en la misión junto a los paracaidistas.
Con la llegada de las tropas de relevo alguna información se puede obtener de los prisioneros.
Los Paracaidistas pueden descansar.
Continuará.............