Las negociaciones.
Las cosas habían llegado demasiado lejos y desde Washington llegó la orden de liberar a Dodd a sangre y fuego si fuese necesario. También se pidió la cabeza de los responsables de semejante bochorno. Existía la posibilidad de que el motín se generalizara, apoderándose los prisioneros de la isla completa, por lo que de inmediato se dispuso el traslado a la isla de más tropas y de una unidad de 22 tanques incluyendo algunos modificados como lanzallamas.
Para complicar más aún las cosas, el secuestro de Dodd, ocurrió justo en el momento en que el general Ridgway debía entregar el mando general de las fuerzas de la ONU en oriente, al general Mark Clark, veterano de las campañas de Africa e Italia. Ridgway ocultó la captura de Dodd a Clark hasta el 8 de mayo, por cuanto no se sabía aún si Dodd estaba vivo o muerto.
La primera medida tomada por Ridgway fue nombrar un nuevo comandante del campo, nominación que recayó en el brigadier general Charles F. Colson, un capaz y condecorado veterano de la segunda guerra mundial. Colson tenía la expresa orden de lograr la liberación de Dodd, vía negociaciones o por la fuerza.
Colson logró comunicarse con Dodd, primero a través de notas y luego telefónicamente. Dodd informó que estaba bien de salud, pero sus captores preparaban contra él un juicio como criminal de guerra y que cualquier intento de rescate por la fuerza, significaría su ejecución inmediata.
A través de la vía telefónica Colson comenzó las negociaciones para la liberación de Dodd. El precio de su liberación había sido fijado por los prisioneros en una serie de exigencias que deseaban firmara Colson. Entre ellas se incluía la promesa de que no tendría lugar una clasificación forzosa de los prisioneros para determinar cuáles deseaban volver al comunismo y cuáles no.
Esta era la piedra de tope en las negociaciones. Colson, como comandante del campo, no tenía el poder para cambiar una política de su gobierno. En general, las demandas estaban concebidas de tal manera, que en caso de ser aceptadas, equivalía a la tácita admisión de una serie de crímenes que los prisioneros achacaban al mando de las Naciones Unidas.
Sobre este momento de las negociaciones reflexiona el general Clark en sus memorias:
“Yo estaba al margen del asunto, pero seguía con atención todos sus movimientos, dado que dentro de pocas horas, el incidente Dodd sería cosa mía. Mi opinión era que hubiéramos debido emplear la fuerza para liberar a Dodd.
Ridgway había dado al Octavo Ejército plena autoridad para servirse de la fuerza y había destacado la necesidad de una rápida acción. Estoy convencido de que si hubiera habido derramamiento de sangre, hubiera sido en su mayor parte sangre comunista.
De una cosa estaba seguro. No es posible negociar con prisioneros de guerra, particularmente con fanáticos comunistas que se consideran a sí mismos como combatientes a pesar de su captura. En el mejor de los casos, la negociación con los prisioneros es un tiempo perdido”.
Los generales Ridgway y Clark
Generales Colson y Boatner
Las demandas de los prisioneros, firmadas por el “Grupo de prisioneros de guerra representantes del Ejército Popular Norcoreano y del “Ejército Popular Chino Voluntario” fueron escritas en idioma norcoreano y traducidas apresuradamente para Colson y expresaban lo siguiente:
1.- Cese inmediato de estas bárbaras conductas: insultos, torturas, protesta forzada con escritura en sangre, amenazas, confinamientos, asesinatos en masa, disparos de ametralladoras, empleo de gas venenoso, armas bacterianas, objeto de experimento para la bomba atómica, por vuestro mando. Debéis garantizar a los prisioneros de guerra los derechos humanos y una vida individual basada en las leyes internacionales
2.- Inmediato cese de la así llamada repatriación voluntaria ilegal e irracional de los prisioneros de guerra del Ejército Popular Norcoreano y de los voluntarios del Ejército Popular Chino.
3.- Inmediato cese de la investigación forzada para que miles de prisioneros de guerra del Ejército Norcoreano y del Ejército Popular Chino sean rearmados y caigan en la esclavitud de manera permanente e ilegal.
4.- Reconocimiento inmediato del grupo de representantes (comisión), formado por prisioneros de guerra del Ejército popular Norcoreano y del Ejército popular Chino y estrecha colaboración de aquel con vuestro mando en la administración del campo.
Este grupo de representantes devolverá al Brigadier General Dodd a vuestras manos después de recibir una satisfactoria declaración escrita que resuelva favorablemente los puntos anteriores. Esperamos una respuesta cálida y sincera de vosotros.”
La respuesta del Brigadier general Colson fue casi inmediata. Su prioridad era liberar a Dodd. Sin consultar con sus superiores, respondió a las solicitudes.
La declaración firmada por Colson para asegurar la liberación de Dodd decía:
“1.- Con referencia al punto primero de las solicitudes, admito que ha habido casos de derramamiento de sangre en los que algunos prisioneros de guerra han sido muertos y heridos por fuerzas de las Naciones Unidas. Puedo asegurarles que en el futuro, los prisioneros de guerra pueden esperar un tratamiento humano en este campo, de acuerdo con las leyes internacionales. Haré cuanto esté en mi poder para eliminar toda violencia y derramamiento de sangre. Si estos incidentes se repitieran en el futuro, asumiré personalmente la responsabilidad.
2.- Referente a vuestro punto 2 relacionado con la repatriación voluntaria de los prisioneros de guerra, es este un asunto que está siendo discutido en las conversaciones de paz en Panmunjon, por lo que yo no tengo ningún poder o influencia sobre las decisiones tomadas por las autoridades de ambos bandos en pugna, en las conferencias de paz.
3.- Con respecto a su punto 3 referente a la investigación forzada, puedo informarles que después de la liberación del general Dodd ileso, no tendrá lugar ninguna clasificación forzada ni rearme de los prisionero de este campo, ni se hará tampoco el intento de llevar a cabo una selección nominal.
4.- Con referencia a su punto 4, aprobamos la organización de un grupo o comisión representativa de los prisioneros de guerra consistente en prisioneros de guerra del Ejército Popular Norcoreano y del Ejército Popular Chino, de acuerdo con los detalles convenidos por el general Dodd y aprobados por mí.
Firmo esta declaración con mi nombre, requerido por ustedes, en el bien entendido de que después de recibida esta respuesta liberarán al general Dodd, sin el menor daño, y lo antes posible, pero en ningún caso más tarde de las ocho de la mañana.
Firmado, Charlie F. Colson, Brigadier General USA, General en Jefe.
Los líderes de los prisioneros analizaron detenidamente la respuesta de Colson encontrándola finalmente, satisfactoria y a las 09:30 de la noche del 10 de mayo, el general Dodd, fue finalmente liberado.
Colson Lo había logrado. Había conseguido la liberación del general Dodd sano y salvo sin derramamiento de sangre, pero en el proceso había cometido un grave error político que le costaría su carrera. Colson había admitido públicamente abusos en el tratamiento a los prisioneros de guerra.
Prisioneros se ejercitan en el combate con garrotes frente a sus guardianes