19-12-2007
En la primavera de 1942 los japoneses, gracias a los fulminantes éxitos conseguidos en el transcurso de los primeros meses de la guerra, se preparaban para extender su dominio sobre el mar del Coral, con la ocupación de Port Moresby, en Nueva Guinea, a fin de aislar a Australia y abrirse camino para ulteriores avances en el Pacífico. La batalla que se desarrolló en dicho mar fue la primera en la que se combatió exclusivamente con fuerzas aéreas, sin que los buques adversarios se pusieran en contacto ni se avistasen. El encuentro, que no permitió a los japoneses alcanzar su objetivo previsto, señaló la detención de su avance.
En 1942, al comienzo de la primavera, el indiscutible éxito alcanzado por los japoneses en la realización de sus iniciales planes de guerra creó una serie de problemas a los responsables de la estrategia naval nipona, suscitando una larga y encarnizada controversia en las altas esferas de la Marina de Guerra.
Hasta el día 1 de mayo de 1942, la conquista de las Filipinas, Birmania, Malasia e Indias Holandesas tan sólo había costado a los japoneses la pérdida de 23 buques de guerra, ninguno de ellos de categoría superior a la de destructor, y de 67 buques mercantes dedicados al transporte de tropas y de abastecimientos: en total menos de 350.000 toneladas. Alentados por esta serie de fáciles y fulminantes victorias, los estrategas nipones ensancharon el radio defensivo, establecido desde un principio, sin consolidar antes sus posiciones en la "gran Asia oriental".
El tema de la controversia se refería a la dirección en la que, a partir de entonces, debería orientarse la expansión del Japón. El Estado Mayor de la Marina, con el almirante Nagano al frente, propugnaba un avance hacia occidente, contra la India y Ceilán; o bien en dirección Sur, hacia Australia. En cambio, el almirante Yamamoto y el Estado Mayor de la Flota combinada objetaban que una lucha muy prolongada sería fatal para los intereses japoneses y aseguraban que, si se quería garantizar el dominio del Pacífico, el objetivo primordial debería ser la destrucción de los portaaviones norteamericanos que operaban en aquel sector. Para lograr este fin solicitaban operaciones preliminares contra las islas Midway, Johnston y Palmira, puesto que las consideraban bases necesarias para un ataque contra las Hawai. Con la presencia de la Flota combinada japonesa en aguas hawaianas, la Flota estadounidense se vería forzada a entablar batalla decisiva, y los japoneses confiaban en destruirla antes de que los Aliados consiguiesen hacer sentir la superioridad de sus recursos.
Por su parte, el Ejército japonés, con sus miras dirigidas al Asia continental y a la Unión Soviética, se mostraba reacio a utilizar los numerosos efectivos requeridos por los planes del Estado Mayor naval, por lo que éste se vio en la precisión de elaborar uno nuevo, y más limitado, encaminado al aislamiento de Australia. Para conseguir este fin, las fuerzas japonesas deberían avanzar desde Rabaul y Truk hacia Nueva Guinea oriental y más al Sur, incluso más allá de las Salomón y de las Nuevas Hébridas, hacia Nueva Caledonia, las Fidji y Samoa.
En teoría, la formulación de los planes estratégicos japoneses correspondía al Estado Mayor del Ejército y al de la Marina en un trabajo coordinado. En la práctica, sin embargo, la habilidad de la Flota combinada se había dejado sentir muchísimo sobre la estrategia naval, sobre todo en la actitud de Yamamoto en la operación de Pearl Harbor. Y los acontecimientos que siguieron habían reforzado su ascendiente.
Mientras continuaban las discusiones sobre la estrategia, el plan modificado por el Estado Mayor de la Marina comenzó a ponerse en práctica a principios de marzo, con la ocupación de Lae y de Salamaua. En abril estaban en curso los preparativos para la ocupación de Port Moresby y Tulagi. El 18 del mismo mes, la incursión de Doolittle sobre Tokio, lanzada desde los portaaviones Enterprise y Hornet, reforzó inevitablemente la posición de Yamamoto, y la oposición del Estado Mayor de la Marina se desvaneció frente a su probada incapacidad de salvaguardar a la capital nipona de los ataques aéreos. El 5 de mayo el almirante Nagano, actuando en nombre del Mikado, transmitió la «Directiva n° 18» del Mando Supremo Imperial de la Marina, que ordenaba a Yamamoto "ocupar Midway y los puntos clases de las Aleutianas occidentales en colaboración con las fuerzas de tierra". La operación se realizaría a primeros de junio.
Aunque, como consecuencia de la decisión de Nagano, los planes del Estado Mayor de la Marina fueron pospuestos, la acción contra Port Moresby-Tulagi estaba ya en una fase demasiado avanzada para poderse revocar; de modo que los japoneses se encontraron ante la necesidad de organizar dos planes estratégicos opuestos que impondrían una gran dispersión de sus Fuerzas Armadas. La operación contra Port Moresby, proyectada para el mes de marzo, se tuvo que aplazar para primeros de mayo a causa de la presencia de portaaviones americanos en el Pacífico sudoccidental, de modo que la 51 Sección naval de portaaviones de la Escuadra de Nagumo, que entonces regresaba al Japón después de haber concluido las operaciones en el océano índico, pudiera emplearse para reforzar la 4ª. Escuadra en Truk y en Rabaul.
Martin B-26A “Marauder”
Bombardero torpedero
Envergadura: 19,81 m
Longitud: 17,75 m
Velocidad maxima: 510 km/h
Armamento: 4 ametralladoras de 12,7 mm, 1 torpedo de 900 kg
Gruman F4F-3 “Wildcat”
Caza embarcado
Envergadura: 11,58 m
Longitud: 8,76 m
Velocidad maxima: 512 km/h
Armamento: 6 ametralladoras de 12,7 en las alas
Douglas TBD-1 “Devastador”
Torpedero embarcado
Envergadura: 15,24 m
Longitud: 10,65 m
Velocidad maxima: 330 km/h
Armamento: 1 ametralladora fija de 7 mm y una movil de 12,7 mm en la cabina posterior. 1 torpedo de 454 kg.
Douglas SBD “Dauntless”
Bombardero en picado embarcado
Envergadura: 12,65 m
Longitud: 10,06 m
Velocidad maxima: 395 km/h
Armamento: 2 ametralladoras fijas de 12,7 mm y 2 moviles de 7,7 mm en la cabina posterior. 1025 kg de bomba.
Continuará,....
Fuentes: www.europa1939.com / www.j-models.org /