28-10-2013
EL RAID DE GRANVILLE
¡Hola, chicos!!
Al amanecer del día 9 de Marzo de 1945, una flotilla compuesta por cinco minadores, una lancha de desembarco norteamericana LCVP y un remolcador entran en St. Helier (puerto principal y capital de la isla británica de Jersey), haciendo sonar sus sirenas y siendo vitoreados desde el muelle. Vienen de realizar una exitosa operación de comandos en la cercana localidad francesa de Granville (sita a unos 30 Km de distancia) y traen con ellos un carguero capturado el enemigo.
Allí, en el embarcadero principal, podemos divisar (entre otros militares) la figura de un delgado oficial perteneciente a la Marina que, con una sonrisa de satisfacción, está esperando el desembarco de sus hombres para felicitarlos. Nada extraño. Pero si nos fijamos bien, descubriremos que ese militar lleva el uniforme de la Kriegsmarine y los hombres a los que va a dar la enhorabuena por el golpe de mano son...¡¡ alemanes!!.
Puerto de St. Helier.
El Vizeadmiral (pues tiene los galones de ese rango) responde al saludo de un fatigado Kapitänleutnant, que es el primero en desembarcar. Sus palabras ensombrecen la alegría reflejada el rostro del Vizeadmiral, que muestra un gesto de fastidio, recuperando enseguida el continente que debe tener un alto oficial de la Kriegsmarine. Como recompensa a los integrantes del raid, ordena que se de a cada uno de ellos...¡¡una cucharada extra de mermelada!!. Los cansados y sucios hombres sonríen, contentos...
LAS ISLAS DEL CANAL
A finales de Junio de 1940, las llamadas islas anglonormandas o islas del Canal (Jersey, Guernsey, Alderney, Sark y varios islotes, con una superficie total de unos 200 Km2, más o menos y en las que vivían unos ochenta y pico mil habitantes), fueron abandonadas por las fuerzas británicas al considerarlas imposibles de defender. Se dejó a la población elegir si quería permanecer en ellas o ser evacuados a Inglaterra, calculándose en 22.000 isleños los que optaron por esta última alternativa. Los alemanes tomaron posesión las islas el 30 de Junio de 1940 y se quedarían en ellas hasta el 9 de Mayo de 1945, fecha en la que se rindieron a los aliados. La depauperada y famélica guarnición del islote de Minquiers quedó abandonada a su suerte hasta el día 23 de mayo, día en que fue recogida por un bote pesquero.
Las islas del Canal
Las islas fueron potentemente artilladas y fortificadas, convirtiéndose en un punto fuerte de la Muralla del Atlántico (quince baterías en Guernsey, cinco en Alderney y ocho en Jersey). Más de 16.000 trabajadores de la Organización Todt construyeron búnkeres, torres de observación y de control de fuego, trincheras y enclaves para las piezas que vigilaban las rutas marítimas en esa zona. La 216 División de Infantería que tomó posesión de las islas, fue sustituída en Junio de 1941 por la 319 División de Infantería. Las fuerzas alemanas sumaban cerca de 25.500 hombres, contando a los miembros de la Luftwaffe, de la Kriegsmarine, a los artilleros, a los carristas y al destacamento de las SS que vigilaba el campo de prisioneros de Alderney.
Torre de observación de la Batería Moltke, en la isla de Jersey.
A excepción de algún susto dado por comandos británicos, las islas se mantuvieron tranquilas durante toda la guerra. Como base de operaciones navales, las unidades acantonadas tuvieron combates por la zona, con sus más y sus menos. Si había un problema no era la guerra en sí, no: el problema acuciante era la escasez de alimentos y combustible para tanta población, que fue agravándose hasta el día de la rendición.
Después del desembarco de Normandía, los suministros ya no podían llegar a las Islas y pronto comenzaron a aparecer las enfermedades provocadas por la falta de alimentos y medicinas. La comida y los medicamentos estaban racionados para todos, militares y civiles...pero más para los civiles. Y cuando los primeros síntomas de desnutrición comenzaron a hacer mella en las tropas de ocupación, las autoridades alemanas se dieron cuenta de que la cosa iba muy, pero que muy mal. En septiembre de 1944, sin suministro de gas y con la ración al mínimo, los habitantes tendrían para aguantar un mes y medio...
Tropas de ocupación alemanas
Churchill no tuvo nunca intención de invadir las islas, formidablemente defendidas. Con la posesión de la supremacía en el aire y en el mar, decidió sitiarlas al igual que se haría con un castillo medieval y rendirlas por hambre, sabiendo que los defensores irían agotando los pocos recursos que tenían almacenados. Voces de protesta se oyeron por la Great Britain, considerando que los más perjudicados serían los propios isleños. Por fin, en Diciembre de 1944, el buque sueco SS Vega (fletado por la Cruz Roja), llegó a Gernsey con 750 toneladas de alimentos en el que sería el primero de los seis viajes que realizó llevando suministros desde Lisboa a las islas.
En Febrero de 1945, el Generalmajor von Schmettow es sustituido como Comandante de la plaza por el Vizeadmiral Friedrich Hüffmeier...que es el oficial que estaba, al principio de nuestra historia, esperando en el muelle la llegada de los incursores. Un curioso personaje del que ahora mismo vamos a comentar algo, para ir conociéndole un poquito...
EL VIZEADMIRAL FRIEDRICH HÜFFMEIER
Nació en 1898 en Kunnesdorf (Brandneburg) y acabó la Primera Guerra Mundial como Leutnant zur See sin haber tenido muchos sobresaltos bélicos. Prosiguió su carrera naval en la Reichsmarine y posteriormente en la Kriegsmarine. El comienzo de la Segunda Guerra Mundial le sorprende como oficial de enlace naval, agregado al estado mayor general del ejército.
Estuvo al mando del crucero ligero Koln (Mayo 1941-Marzo 1942), siendo nombrado el 29 de Marzo de 1942 Comandante del crucero de batalla Scharnhorst; puesto que mantuvo hasta el 17 de Octubre de 1943... día que la tripulación del crucero celebró como si fuera una fiesta, marcándolo en el calendario para la posterioridad.
Foto Vizeadmiral, ya capturado.
Los siguientes destinos ya no fueron embarcados, y así le tenemos sustituyendo a von Schmettow en Febrero de 1945 como comandante de las islas del Canal. Destino que logró, parece ser, después de mucho conspirar y realizar ante sus superiores una prolongada labor de mina y zapa con el fin de menoscabar la reputación de von Schmettow. Como una vulgar cotilla, vamos. Decir que Hüffmeier era de esos nazis convencidos y fanáticos, amantes de seguir las órdenes de Hitler al pie de la letra y que menospreciaban a todo aquel que flaqueara en el cumplimiento de las mismas. Le fastidiaba que el Generalleutnant Graf von Schmettow fuera tan “blando” con la población ocupada de las islas.
Se comentaba y rumoreaba que Hüffmeier era un marino que no sabía ni gobernar un buque, y que había medrado dentro de la Kriegsmarine gracias a sus influencias sociales más que a sus méritos. Por poneros un ejemplo: el Scharnhorst tuvo que reparar tres veces bajo su mando. Una, al encallar cerca de la isla de Hela: otra en Gdynia, al enredar un cable en la hélice y la última, al abordar al sorprendido sumergible U- 523 durante unas maniobras en el Mar Báltico. Glú.
Y ahora, vamos a contar lo que fueron...
LOS PROLEGÓMENOS Y EL PRIMER INTENTO
En Diciembre de 1944, cuatro paracaidistas alemanes y un cadete naval se fugan del campo de prisioneros de Granville, una localidad costera francesa situada en la Baja Normandía. Los cinco fugados se apropiaron de una lancha de desembarco norteamericana (una LCVP) y se dirigieron hacia las relativamente próximas islas del canal. Allí fueron recibidos en olor de multitud, informando a von Schmettow de la importancia de ese puerto y de la disposición de las tropas que lo guarnecían. Granville había sido uno de los primeros puertos franceses liberados y se le había preparado para recibir todo tipo de suministros. Se habían construido almacenes, montado enormes grúas y erigido grandes instalaciones para la descarga de graneles en vagones y camiones. Cuando los aliados se apoderaron y pusieron en funcionamiento otros puertos, Granville se convirtió en el fondeadero donde se desembarcaba el carbón de los convoyes que provenían de Falmouth, en Gran Bretaña. Precisamente el saber por medio de los fugado, que siempre había buques esperando la descarga de su carbón y la existencia de almacenes llenos de suministros (todo lo que precisamente hacía muchísima falta en esos momentos a los desesperados alemanes), llevó a von Schmettow a considerar un plan. Sobre todo, sabiendo que la vigilancia estaba muy relajada, al hallarse el frente bastante lejos de allí.
¿El plan?...sencillo. Embarcar, llegar, coger lo que se necesitara y volver a las islas con el botín obtenido.
Von Schmettow pretendía ofrecer a sus hombres algo más que estar esperando, muertos de hambre y frío, la temida invasión o la rendición. La moral no estaba en su punto álgido. La inactividad de la mayoría de las tropas de ocupación (a excepción de algunas unidades navales, que patrullaban de vez en cuando y siempre a expensas del preciado combustible) era un handicap que había que solventar para que estas no cayeran en la molicie y en la dejadez más absoluta. La idea de efectuar un golpe en las costas francesas hizo que decenas de voluntarios se presentaran para la acción...bueno: eso y el anuncio de que esas tropas recibirían un poquito más de comida para poder sujetar el Kar 98-K.
Un primer intento se realizó la noche del 8 de Febrero. El grupo de asalto partió de St. Helier...pero fue un intento fallido, pues la espesa niebla dividió al grupo y obligó a suspender la operación. Algunas de las unidades parece que no recibieron la orden de vuelta a casa, y llegaron hasta cerca del puerto, oyendo la música que salía de uno de los hoteles cercanos a la playa justo en donde los norteamericanos estaban corriéndose una juerga del doce. Volvieron resignados a St. Helier, teniendo por el camino de vuelta una pequeña escaramuza sin consecuencias entre una schnellboot y una unidad norteamericana.
Ese tanteo convenció a von Schmettow de que, efectivamente, el raid se podría llevar a cabo. La vigilancia era poca y la actitud de las fuerzas destinadas en Granville era muy relajada. Pero su mente pergeñó algo más que ir a robar una despensa como hacen los ratones. Estaban en guerra y, por lo tanto, era hora de que sus hombres hicieran algo para decir al mundo en conflicto que ellos también estaban allí, que estaban resistiendo y además luchando.
Se marcaron varios objetivos: uno de ellos era el campo de prisioneros alemanes, en donde se intentaría liberar el máximo posible de ellos para llevarlos de vuelta a casa,...aunque pasaran hambre. Otro objetivo sería el propio puerto, en donde se destruirían todas las instalaciones que se pudieran para dejarlo inutilizado el mayor tiempo posible (grúas, depósitos de combustible, locomotoras...). Asimismo, se atacaría la estación de radar ubicada en Point du Roc. No contentos con todo esto, también se planeó el asalto al “Hotel des Bains”, uno de los situados en la playa y que era el centro de esparcimiento de los oficiales norteamericanos, con la intención de hacer prisioneros.
Tienen una baza a su favor: una camarera francesa, que trabajaba en el “Hotel des Bains”. Ésta bebía las aguas por un colaborador alemán y se comprometió a darle una lista de oficiales que podrían ser de interés por su graduación, como así hizo el día 8 de Marzo. Ese mismo día, los alemanes interceptaron varios mensajes de radio en donde se comunicaba la partida de un convoy de buques carboneros, con destino a Granville. Pero para entonces, von Schmettow ya no estaba al mando de la operación ni de las islas, ya que había sido sustituido días antes (el 27 de febrero de 1945), por nuestro “marinero” Hüffmeier. Éste decidió, en base a las informaciones recibidas, que se realizaría el ataque en esa misma noche.
LA NOCHE DEL 8 AL 9 DE MARZO DE 1945
La fuerza asaltante estaba compuesta por unos 600 voluntarios de distintas armas, al mando del Kapittánleutnant Carl- Friedrich Mohr. Los hombres embarcarían en cuatro dragaminas de la Clase M (M-412, M-432, M- 442 y M-459), tres barcazas dotadas con artillería ligera, un gran remolcador de altura, dos pequeños dragaminas de la Clase R, tres schnellboot y el LVCP (también armado con artillería ligera) que los prisioneros fugados en Diciembre había llevado a puerto. Les acompañarían algunos barcos de pesca, porque todos los efectivos no cabían en las unidades mayores.
Minesweeper Clase M
A medianoche, dos dragaminas de la clase M toman posiciones entre Jersey y la Península de Cotentin, al igual que las tres barcazas artilladas los hacen entre la isla de Chausey y St. Malo, con el fin de proteger al resto de la fuerza y evitar sorpresas desagradables. Otros dos dragaminas y el remolcador de altura se dirigirían hacia el puerto de Granville, mientras que las schnellboote tendrían como objetivo el “Hotel des Bains” y el resto de buques artillados, al radar de Point du Roc.
Unos dragaminas Clase R
Los buques que debían atacar el puerto vieron que se les pedía la contraseña para poder acceder a él. Los alemanes, a toda pastilla, repitieron la señal enviada mientras entraban en los muelles, sin que pareciera importar la cosa mucho a las autoridades portuarias. Con toda la zona iluminada, los comandos vieron que estaban amarrados cuatro buques de carbón. Al llegar al desembarcadero, setenta alemanes saltaron a tierra y comenzaron a asegurar la zona. Las torpederas dejaron a sus comandos en la playa enfrente del hotel, ante la estupefacción general de los norteamericanos que no sabían si lo que estaban viendo era producto del bourbon, del champán o del coñac que estaban libando. Capturaron a nueve oficiales y a un infante de marina. Cuando los alemanes del puerto subieron a bordo de los carboneros, se desató una corta lucha en la que se hirió o mató a tres oficiales que no quisieron entregar sus barcos. Los comandos encargados de la liberación de los prisioneros alemanes también lograron su objetivo, rescatando a unos setenta compatriotas y capturando a unos cuantos norteamericanos. Los miembros de los equipos de demolición comenzaron a volar las instalaciones portuarias y a preparar las bombas de retardo.
Vista aérea de Granville
La reacción norteamericana tardó en llegar, pero fue bastante intensa. Los alemanes, mejor posicionados a la defensiva, desbarataron los contraataques enemigos, aguantando el perímetro durante una hora y media para dar tiempo a sacar los buques de carbón de sus posteaderos.
En el mar, la cosa también estaba caliente. Las tres barcazas armadas se encontraron con un patrullero, el PC- 564, con el que se comenzó un combate desigual. Desigual por el número y porque al buque norteamericano no le funcionó el cañón de tres pulgadas y se defendió con sus armas secundarias, incluyendo bengalas. Los 88 alemanes desmantelaron la caseta de gobierno del patrullero, matando a todos los que estaban en el interior, y batieron con su fuego todo el barco, hasta que fue abandonado por su tripulación. Se capturaron a quince de ellos.
El PC-564
Las unidades alemanas desempeñadas en el ataque al radar de Point du Roc descubrieron que, por culpa de la marea baja, no podían acercarse lo suficiente a la instalación para desembarcar a sus grupos de asalto. El minador M-412 encalló y hubo que volarlo para que no cayera en manos enemigas. Visto lo visto, los incursores se retiraron de esa zona.
Pero no todo iba a ir de rositas. Tanta preparación y tanta historia, y a ningún alemán le dio por consultar la tabla de mareas de ese día. Cuando estaban ya preparados para sacar a los cuatro carboneros del puerto, se encontraron con que la marea había hecho de las suyas, y las quillas de los tres buques más grandes estaban bien asentadas sobre el fondo. Por mucho que hicieron girar las hélices, los carboneros se negaron a abandonar su lecho. Todos menos uno, el Eskwood, que como era más pequeñín (unas 1.200 toneladas), pudo ser conducido a St. Helier. Por desgracia, con sólo 120 toneladas de carbón, pues se estaba en pleno proceso de descarga. En venganza, los alemanes inutilizaron los motores de los tres buques restantes.
El Eskwood
Considerando suficiente lo realizado en Granville, el Kapitänleutnant Carl-Friedrich Mohr ordeno a sus hombres salir pitando de la zona, con dirección a casa. Todos los buques alemanes, menos el minador M-412 regresaron. Llevaban con ellos 30 prisioneros norteamericanos y habían liberado a unos 55-70 de los suyos. Habían causado 20 bajas mortales y más de 200 heridos a los norteamericanos y británicos, a costa de seis heridos propios. Habían hundido un patrullero norteamericano y causado enormes daños en las instalaciones... Se alejaron rápidamente de la costa francesa, escuchando las explosiones de las cargas retardadas que los ingenieros habían colocado en los montajes portuarios
Von Hüffmeier no dudó en atribuírse todo el mérito del ataque ante sus superiores...aunque ya hemos visto que fue von Schmettow quién había ordenado estudiar la viabilidad de una incursión en el continente, y que un primer amago se había realizado en Febrero, antes de ser sustituido por el Vizeadmiral Hüffmeier. Por eso hablamos de él antes: porque estaba al mando en esos momentos y porque supo aprovechar la situación para levantar la moral de sus hombres con el raid que, por desgracia, fue más propagandístico que otra cosa.
Hubo unas cuantas condecoraciones repartidas por el raid de Granville: la cruz de caballero de la cruz de hierro al Kapitänleutnant Carl-Friedrich Mohr y al Oberleutnant zur See (de la reserva) Otto Karl, al mando de la artillería ligera...¡¡y que contaba de aquella con 65 añitos!!...
Saludos!!
Fotos de san Google.
Fuentes:
http://www.specialcamp11.co.uk/Vizeadmiral_Friedrich_Huffmeier.htm
http://www.exordio.com/1939-1945/militaris/batallas/islas_canal.html
http://www.defensemedianetwork.com/stories/the-granville-raid/
http://en.wikipedia.org/wiki/Granville_Raid
http://www.bbc.co.uk/history/ww2peopleswar/stories/52/a4041352.shtml
http://www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?t=8743
http://en.wikipedia.org/wiki/Occupation_of_the_Channel_Islands