11-02-2014
El 19 de Noviembre de 1942, con una descarga artillera brutal, el Ejercito Rojo comenzaba la Operación Urano; el cerco del VI Ejercito alemán que luchaba en (y por) las ruinas de Stalingrado. Tres días después, el 22 de Noviembre, las puntas de lanza soviéticas se cerraron entorno a la ciudad de Kalach, estableciendo un Kesselo "bolsa" cuyo interior contenía alrededor de 250.000 hombres.
La tarea de informar a Hitler sobre el gran ataque soviético recayó en el jefe del Estado Mayor del ejército, el general Kurt Zeitzler, que había permanecido en Prusia Oriental. Hitler reconoció (aunque no lo admitió), que toda la posición alemana en el sur de Rusia estaba ahora en peligro. Dio instrucciones estrictas para que las noticias del cerco en Stalingrado no se difundieran al pueblo alemán, y, el 21 de noviembre, ordenó al mariscal de campo Von Manstein que se trasladara al sur de Vitebsk, para que dirigiera lo que ahora el llamabaGrupo de ejércitos del Don.
La orden del Führer al VI ejército de permanecer firme pese a la amenaza de «cerco temporal» finalmente alcanzó a Paulus cuando éste llegó a Nizhne-Chirskaia. Se le dijo también que asumiera el mando de todas las tropas de Hoth al sur de Stalingrado y de los restos del VI cuerpo del ejército rumano. Paulus, Schmidt y Martin Fiebig, comandante del VIII cuerpo aéreo, pasaron la mayor parte de la mañana evaluando la situación del VI ejército. A las 22.15, Paulus recibió un mensaje de radio del Führer: "El VI ejército está temporalmente cercado por las fuerzas rusas. Conozco al VI ejército y a su comandante en jefe y no hay duda de que en esta difícil situación resistirá valientemente. El VI ejército debe saber que estoy haciendo todo para auxiliarlo. Emitiré mis instrucciones con tiempo. Adolf Hitler". El Führer, en la noche del 22 de noviembre, se disponía a salir con Keitel y Jodl en su tren especial de Berchtesgaden a Leipzig, desde donde un aeroplano lo llevaría a Rastenburg. Durante el viaje al norte, había hecho parar el tren cada cierto tiempo para hablar con Zeitzler. Deseaba confirmar que a Paulus no se le daría permiso para retirarse. Durante una de esas conversaciones, el Führer le dijo a Kurt Zeitzler: "Hemos encontrado otra salida". Claramente,se refería al general Hans Jeschonnek, el jefe del estado mayor de la Luftwaffe, quien le había ya indicado, pese a las advertencias de Richthofen, que un puente aéreo para aprovisionar el VI ejército podría ser posible sobre una base temporal. El mariscal del Reich, Goering, al escuchar lo que el Führer deseaba, inmediatamente convocó una reunión de sus oficiales de transporte. Les dijo que eran necesarias 500 toneladas diarias. (La estimación del VI ejército de 700 toneladas fue obviada). Replicaron que 350 toneladas serían el máximo, y sólo por un corto período. Goering, con pasmosa irresponsabilidad, aseguró rápidamente a Hitler que la Luftwaffe podía mantener al VI ejército en su posición presente por aire. Zeitzler, que también se hallaba presente, le replico a Goering que aquello era imposible,y a continuación se enzarzaron en una discusión,en la cual Hitler no interfirió.Finalmente,cuando los ánimos se calmaron y la discusión aminoro, dijo con voz enérgica: [left]-El mariscal del Reich ha hecho una afirmación y me veo obligado a creerle. La decisión me corresponde a mi.[/left]
Ese mismo día, Von Richthofen,comandante de la Cuarta Flota Aérea,y futuro responsable de la aparente misión de suministro aéreo, escribió en su diario:
-El VI Ejército cree que será suministrado por la flota aérea en sus posiciones de erizo, y yo he realizado todo tipo de esfuerzos para convencerlo de que esto no se puede conseguir, ya que carecemos de los recursos de transporte necesarios.
Hitler, que en el fondo no quería abandonar Stalingrado, pues el mismo había dicho que "si abandonamos Stalingrado, jamas volveremos allí" se dejo engañar por Goering. A la hora de planear la operación de suministro aéreo al cercado VI Ejercito, se hizo caso omiso de factores tales como el mal tiempo, los aviones inadecuados para aquella tarea y la actividad del enemigo. El 24 de noviembre, otra directiva del Führer llegó al cuartel general de Paulus a las 08:30. En ella, los límites de los que Hitler ahora llamaba "Fortaleza Stalingrado" fueron claramente establecidos. El frente en el Volga debía ser defendido "fueran cuales fuesen las circunstancias". El Führer dictamino: "El VI ejército se mantendrá en sus posiciones y será abastecido por aire. La ayuda terrestre ya está en camino". Con estas palabras, Hitler daría forma a la Operación “Tormenta de Invierno”.
Ante esta situación, Manstein establece su Cuartel General en Novorchessak, antigua capital cosaca, y comienza a analizar el estado de las fuerzas de su recién formado Grupo de Ejércitos Don, con el cual debía ejecutar "Tormenta de Invierno", que, básicamente, consistía en abrir una brecha en el anillo de acero soviético y crear un corredor que lograse el contacto físico con el cercado VI Ejercito,para re-abastecerlo de suministros. Pero se habían dado ordenes (Hitler) de que no debían "sacar" al VI Ejercito del Kessel, sino solo prestar su ayuda en forma de suministros. Manstein, sin embargo, que sabía que el VI ejército no podía sobrevivir al invierno allí, instruyó a su cuartel general para trazar un plan más amplio en el caso de que Hitler entrara en razón. Esto incluiría un posterior escape del VI ejército para el caso de que la primera fase (penetrar las defensas soviéticas y hacer contacto con Paulus y su VI Ejercito) tuviera éxito, y su reincorporación física al grupo de ejércitos del Don. Este segundo plan (escape del VI Ejercito) recibió el nombre de "Operación Trueno",que vendría a ser un complemento de "Operación Tormenta de Invierno", ejecutada por el propio VI Ejercito. Pero Paulus, a diferencia de von Seydlitz, jamas se atrevió a desobedecer las ordenes de sus superiores, y se limito a seguir las directivas enviadas por Hitler desde Prusia Oriental.
-Sé que la Historia de la guerra ha pronunciado ya un veredicto para mí", decía un resignado Paulus, en tono fatalista.
Manstein preparó los planes preliminares de la Operación “Tormenta de Invierno” sobre la base de un ataque en dos puntas: una debía atacar en la zona de Kalach (apenas 40 Km. al oeste del Kessel) y la otra debía partir desde Kotelnikovo,a unos 100 Km.
Para realizar esta operación, Manstein contaba con los muy mermados III y IV ejércitos rumanos, los restos del 48º Panzercorps y con la agrupación de combate Hollidt, formada por una amalgama de tropas alemanas y rumanas desbandados tras la operación Urano. El ariete de la penetración, formado por las Divisiones Panzer, tampoco estaba en condiciones idóneas: la 23º División Panzer (General Hans von Boineburg-Lengsfeld) procedente del Caúcaso, apenas contaba con 25 tanques operativos. La 6ª División Panzer,recién llegada de Francia, si estaba en buenas condiciones operativas, al contar con la totalidad de sus efectivos, unos 160 tanques Panzer IV y 40 Pz III. También la 17º División Panzer (General Fridolin von Senger und Etterlin) estaba plenamente operativa en personal y efectivos.Esta permaneció en reserva en el recién creado 57º Panzercorps, (bajo el mando del general Kirchner) que fue adscrito al casi destruido IV Ejército Panzer de Hoth. Sobre este cuerpo Panzer recaería la misión de lograr la ruptura para contactar con el VI ejército.
A pesar que esta fuerza de socorro pudiera parecer, en principio, bastante importante, de nada serviría si el VI Ejercito no era abastecido adecuadamente por aire. Mientras, los soldados cercados dentro de Stalingrado, vivían su propio calvario. Aunque todos los soldados sufrían mucho por el hambre, la mayoría todavía no se hacía una idea del problema de suministro que tenía el VI ejército y de toda las desgracias que aun les aguardaban. Hitler, cuando ordenó a Paulus que permaneciera en su puesto, había prometido que más de cien aviones de carga Junkers 52 llevarían las provisiones, aunque durante la primera semana de operaciones del puente aéreo desde el 23 de noviembre los viajes no llegaron ni a treinta vuelos diarios.
Por su parte, el Stavka (Alto Mando soviético) había predicho un futuro intento alemán desde el exterior para abrir un hueco en el anillo de acero soviético y socorrer a las tropas de Paulus en Stalingrado. Zhukov envió un informe a Stalin en el cual decía "Las fuerzas alemanas acorraladas tratarán de romper el cerco con la ayuda de una tropa de refuerzo procedente de Nizhne-Chirskaia y Kotelnikovo". A raíz de esto se diseño la operación Pequeño Saturno, cuyo objetivo era aplastar la retaguardia y el flanco del Grupo de Ejércitos Don de
Manstein.
Finalmente, el 12 de diciembre, dio comienzo "Tormenta de Invierno"; la ultima carta que decidiría el destino de mas de 250.000 hombres. El 57º Panzercorps,con la 6º División Panzer a la cabeza, comenzó el ataque en dirección Kotelnikovo a las 05:00 hs con una breve descarga artillera. En las primeras horas del ataque, tuvieron un éxito espectacular, haciendo retroceder a los soviéticos hacia la estepa desnuda y helada.[left] [/left]El coronel Hunnesdorf, al mando del regimiento Panzer de la 6ª división, arengó a sus tropas diciendo “Vamos, muchachos, demuestrenles quienes son”. Los soldados dentro del Kessel de Stalingrado escuchaban ávidamente el fragor distante del combate.La confianza parecía ilimitada. Los rumores emocionantes corrían por todo el VI ejército: "Que viene Manstein!,Que viene Manstein!" se decían unos a otros los esperanzados soldados,y se repetían las historias acerca de Manstein: "Manstein,el genio que planeo el ataque a Francia, que cayo en tan solo unas semanas, Manstein, aquel que tomo la fortaleza de Sebastopol...los cercados soldados se regocijaban ante la llegada de aquel legendario hombre y se reían de su temporal condición de "ratones en una ratonera".
Para los nazis mas acerrimos, los distantes cañonazos eran la prueba de que el Führer siempre cumplía con su palabra. Es que para los soldados alemanes, la mayor fuente de consuelo tras quedar cercados por el Ejercito Rojo era la promesa del Führer de que lo haría todo para procurar su liberación. El general Strecker, en efecto, estaba convencido de que los soldados se quejaban extraordinariamente poco por la drástica reducción de sus raciones a causa de que estaban convencidos de que pronto los rescatarían. Durante una de sus visitas a la línea del frente, un centinela levantó una mano al escuchar los disparos de la artillería en la distancia. «Escuche, Herr General –dijo-. Estos deben de ser nuestros salvadores acercándose». Strecker se sintió muy afectado. "La fe de un soldado raso alemán da ánimos", comentó. Incluso los oficiales antinazis no podían creer que Hitler se atrevería a abandonar al VI ejército. El golpe para el régimen y para la moral en Alemania sería demasiado grande, pensaban. Hitler, sin embargo, no tenía la menor intención de permitir que el VI ejército escapara. En la conferencia del mediodía en la Wolfsschanze, dijo a Zeitzler que era imposible retirarse de Stalingrado porque esto significaba sacrificar "el significado entero de la campaña" (aunque haya dicho lo mismo del Caucaso), y sostenía que demasiada sangre se había derramado para abandonar aquella fatídica ciudad.
Al finalizar el primer día, la 6ª División Panzer alcanzó Samchin. Los soviéticos habían sido sorprendidos por la rapidez del ataque de Manstein y el responsable del Sector, general Vasilevsky, telefoneó a Stalin rogándole que se le enviara urgentemente de refuerzo al 2º Ejército de guardias de Rokossosky (que mantenía el cerco de Stalingrado) para bloquear el avance de los panzer al sudoeste de la bolsa. Stalin primero se negó, pero tras reconsiderarlo con su estado mayor, ordenó que se enviaran los refuerzos que Vasilevsky pedía. Entretanto, al segundo día de ofensiva la 6ª Division Panzer llegó a la aldea de Verjne-Kumski, a orillas del río Mishkova, última barrera natural antes de los 50 Km. de estepa abierta que conducían al Kessel, solo para encontrarse que la ruta había sido bloqueada por el 13º Cuerpo de Tanques y 4º Cuerpo Mecanizado soviéticos, con los que trabó un furioso combate que se prolongó hasta el 17 de diciembre,en el que los panzers mostraron su superioridad, si bien a costa de verse, primero ralentizados, y luego detenidos frente al río Mishkova. El coronel Hunnesdorf arengo a sus tropas diciendo: ¿Quieren pertenecer a mi regimiento? ¿Llaman a esto un ataque?! ¿Me avergüenzo de este día!. Sus palabras habrán tocado la fibra sensibles de sus tanquistas, pues las dotaciones Panzer se lanzaron hacia adelante con gran ímpetu, llegando hasta la aldea de Verjne Kumsky, eso si, a costa de gravisimas perdidas.
Las divisiones blindadas alemanas en el río Mishkova estaban también sometidas a un enérgico bombardeo, en el que la 6ª división blindada perdió 1.100 hombres en un solo día. A vistas de las grandes bajas, Manstein comenzó a reconsiderar toda su posición. Había llegado al limite de sus fuerzas y posibilidades. Creía que la operación tendría éxito solo si se realizaba la "Operación Trueno" (rotura del cerco y escape del VI Ejercito) para hacer contacto con la 6º División Panzer que combatía en las orillas del río Mishkova, las fuerzas de Manstein por si solas no bastaban para romper las lineas enemigas, el VI Ejercito debería hacer su propio esfuerzo y recorrer 50 Km hasta llegar a la vanguardia alemana que luchaba en el río Mishkova para salvarse. Manstein así lo creía, pero Paulus Schmidt rechazaron firmemente la idea, al no contar con los suministros adecuados.
Teletipo de Manstein a Hitler:
19 de diciembre de 1942. Altamente secreto:
La situación se ha desarrollado de tal manera que no puede esperarse auxiliar al VI ejercito en un futuro previsible. Debido a la escasez de aviones disponibles como al tiempo, el abastecimiento aéreo y el mantenimiento del ejercito no es posible, pues el cuerpo blindado por si solo no basta para abrir un pasillo al ejercito. Creo que la única salida es que el VI ejercito rompa hacia el suroeste...
Pero Hitler continuaba negándose a una evacuación del Kessel: jamas se retiraría de Stalingrado.
Mientras esto ocurría, el VIII Ejercito italiano estaba siendo aniquilado en un tramo del alto Don, y huía desesperado y en desorden por la estepa nevada.
[left]Teletipo de Manstein al OKW de 22 de Diciembre 1942:[/left]
*1. El desarrollo de la situación en el flanco izquierdo [sector italiano] del Grupo de Ejércitos, hace necesario desplazar fuerzas hacía allí muy pronto.
- (…) "A menos que puedan garantizarse adecuados suministros aereos la unica alternativa restante radica en que el VI Ejército pueda realizar una ruptura del cerco".*
Transmitido esto al OKW, la 6ª panzer volvió una vez más a atacar sobre el Mishkova para intentar vencer la resistencia rusa, pero el frente no se movió. Entretanto, la respuesta a Manstein llegó por teletipo desde Prusia Oriental. Manstein esperaba la autorización para “Trueno” es decir, evacuación del Kessel y ruptura del VI Ejército, pero no fue así.
Teletipo del OKW a Manstein, 23 de Diciembre DE 1942:
"El Führer está de acuerdo con que unidades del 57º Cuerpo Panzer sean trasladadas al sector del Don (es decir, para rellenar la brecha dejada por los italianos). El Grupo de Ejércitos Don debe informar de las medidas que se tomen".
Como se puede leer, ni siquiera se menciono el intento de llevar a cabo la rotura del cerco por parte del VI Ejercito. Hitler había sellado el destino de 250.000 hombres en las lejanas estepas heladas del sur de Rusia. Era el final de “Tormenta de invierno”.
En la noche del 23 de diciembre, el cuerpo blindado de Hoth recibió la orden de retroceder, sin ninguna explicación. A la 6º Division Panzer, que se batía en duros combates en el río Mishkova, le llego la orden de retirada. Con lagrimas en los ojos,los hombres observaban los 50 km de oscura y helada estepa que los separaban de sus camaradas cercados en Stalingrado y dieron la vuelta.
El general Raus escribió:
"Ahora estaba suficientemente claro hasta para el soldado más bisoño que esto significaba la caída de Stalingrado."
Finalmente, Paulus y su VI Ejercito se rendirían el 2 de Febrero de 1943, finalizando así una de las batallas mas sangrientas de la Segunda Guerra Mundial.
Fuentes: "La batalla por Stalingrado", de William Craig, "Stalingrado",de A. Beevor