España, refugio Nazi - Carlos Collado Seidel

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21-08-2006

A continuación procederé a formular algunas consideraciones acerca del libro:

ESPAÑA, REFUGIO NAZI

de COLLADO SEIDEL, CARLOS

EDICIONES TEMAS DE HOY, S.A.

ISBN: 8484604195

200 pgs   (15.0x23.0 cm)

que pretende responder preguntas como: ¿Cuántos nazis llegaron a España?, ¿Qué empresas españolas controlaba el Reich?, ¿Cómo se logró la expropiación de sus bienes?, etc.

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21-08-2006

Debo iniciar formulando un comentario general sobre el libro, al respecto  deseo advertir que este es uno de esos casos en que el título del libro parece obedecer a una estrategia promocional, sin duda que quien lea tal título queda prendado del libro y procede de inmediato a adquirirlo, intrigado por el planteamiento que de entrada sugiere el autor, pero una vez escudriñadas las páginas de la obra, se aprecia que resulta ser un título mucho más comercial e impactante que su contenido.

La obra comprende el estudio –en mi criterio pormenorizado y fatigoso- respecto a la repatriación de los alemanes residenciados en España que fueron catalogados como "sospechosos" por los Aliados, así como la liquidación de todo el patrimonio del Estado alemán en España y de algunos particulares de dicha nacionalidad. El objetivo de estas medidas obedecían al temor de los aliados de un posible resurgir del nazismo a partir de los alemanes comprometidos ideológicamente que pudieran guarecerse en los países neutrales, apuntalando este resurgimiento y desequilibrio en el contexto político europeo en los ingentes patrimonios alemanes que yacían en el exterior. Asimismo, la apropiación del patrimonio alemán tuvo por objeto contribuir al pago de las indemnizaciones a los países involucrados en el conflicto y víctimas de la agresión nazi.

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21-08-2006

El autor de la obra señala que el régimen franquista colaboró con los aliados en procura de obtener el perdón a su pasado pro-nazi durante el conflicto bélico, así como eludir la pesada acusación a nivel internacional que se cernía sobre sus hombros como reservorio de elementos peligrosos (fascistas y nazistas europeos) que ameritaba una acción de las fuerzas internacionales para liquidar la amenaza por ella representada, como es lógico imaginar esta denuncia era sustentada por la Unión Soviética y sus países satélites a nivel de la O.N.U. Por su parte, Estados Unidos mantuvo una actitud más presta al entendimiento con el gobierno de Franco, a sabiendas que la excesiva presión sobre éste en cuanto a la depuración de tales elementos sospechosos en su territorio podría desestabilizar el régimen y contribuir al estallido de un conflicto interno impulsado por las fuerzas comunistas, que sin lugar a dudas representaría una mayor amenaza al equilibrio mundial del nuevo orden construido tras el final de la guerra y en la víspera de la guerra fría.

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21-08-2006

El objetivo del gobierno de Franco era mostrar claras señales de reivindicación ante la opinión pública mundial, así como romper el cerco aislacionista al cual estaba sometido tras el final de la guerra. En esa orientación, procuró condicionar su colaboración al reinicio de las relaciones diplomáticas con algunos países occidentales y con la República Federal de Alemania. En mayor o menor medida obtuvo esa y otras concesiones, pero ese certificado de buena conducta que procuraba obtener con ahínco, no le impidió, igualmente, seguir protegiendo a algunos alemanes que habían prestado notables servicios al régimen, ya sea en el plano económico, político o militar. Al respecto, es importante destacar que la implementación de estos planes era producto de las negociaciones entre Aliados y España, pero la ejecución efectiva de los mismos era responsabilidad directa del gobierno de Franco, pues éste invocó el principio de soberanía como defensa ante la posible ingerencia de los Aliados en la concreción de tales operaciones, razón por la cual los Aliados para el logro de sus fines estaban sujetos a la buena voluntad del gobierno para contribuir en la materialización de los planes de repatriación y de liquidación del patrimonio alemán en España. Es así como observamos que la lista de repatriados circulaba en el Consejo de Ministros, donde cada alto funcionario del régimen se permitían indicar quienes eran sus protegidos, lo que suponía la exclusión de la lista o, en caso de no ser posible por la ostensible resistencia de los Aliados, la adopción de medidas dilatorias o de encubrimiento para impedir la repatriación del referido ciudadano.

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21-08-2006

En la parte correspondiente a la repatriación de los elementos “peligrosos”, el autor cita el emblemático caso de Pierre Laval, primer ministro del gobierno colaboracionista de Vichy, quien el 2 de mayo de 1945 llegó a Madrid en un vuelo procedente de Milán, Italia, lo que puso en un gran aprieto al gobierno español, que de inmediato le sugiere al indeseado visitante que prosiga su vuelo hasta Irlanda, pero tal propuesta es rechazada por Laval. Por su parte, los ingleses y norteamericanos exigen su inmediata entrega a Francia, aunque rehúsan que les sea entregado a ellos por no figurar en la lista de los criminales de guerra. Por su parte, España no desea entregar directamente a Laval al gobierno francés, pero por otra parte quiere congraciarse con Francia, a manera de limar las asperezas, y mostrar al mundo su decidida voluntad de no permitir que España se convierta en refugio de los nazistas. Otro aspecto importante a considerar es que entre España y Francia nunca se habían producido extradiciones por motivos políticos, además que plantear el tema de esta manera conduciría a discutir el caso de los españoles republicanos refugiados en Francia. La demora en la repatriación de Laval se debió más al debate acaecido para determinar el procedimiento a seguir para hacer efectiva la misma que a la falta de voluntad del gobierno español, finalmente, se optó por hacer regresar a Laval al punto de partida de su viaje (Milán), lo que se produjo el 31 de julio de 1945. Apenas llegar a suelo italiano, las autoridades norteamericanas en Italia lo arrestaron y entregaron a los franceses, quienes tras enjuiciarlo lo condenaron a muerte y ejecutaron el 16 de octubre de 1945.

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21-08-2006

La ejecución de Laval creó cierta consternación en España, la cual se incrementó por el particular hecho que dicha extradición para nada contribuyó a mejorar las relaciones diplomáticas con Francia.

De inmediato, se suscitó otro importante caso, Léon Degrelle, el líder del movimiento de extrema derecha de Bélgica, aterrizó en España el 7 de mayo de 1945, procedente de Oslo, Noruega. Nuevamente los ingleses se desinteresaron del caso, por no estar incluido en la lista de criminales de guerra, pero el gobierno belga requirió su inmediata repatriación, lo que encontró diversos obstáculos, pero resultando decisivo la hostil posición de los belgas con el gobierno de Franco, negándose a restablecer relaciones diplomáticas, lo que aunado al antecedente del caso Laval, condujo a que España decidiera negarse a la repatriación de Degrelle y por el contrario contribuyó a ocultarlo en su territorio.

Los casos mencionados son los más emblemáticos citados en el libro, pues, por lo demás se refiere a funcionarios de segundo orden del gobierno nazi en el exterior, que no adquieren tal relevancia como para comentar de formar pormenorizada en estas líneas. Cabe mencionar que todos los funcionarios diplomáticos nazis en España fueron requeridos para su repatriación, así como importantes representantes comerciales alemanes  y funcionarios de instituciones, de diversas índoles, alemanas en España. Ahora bien, para 1945 la colonia alemana en España, se estima, oscilaba entre 6 mil a 15 mil alemanes, pero con una importante presencia económica en el país, lo que motivó al gobierno a aclarar que en ningún caso aceptaría la repatriación de todos los alemanes en su territorio.

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21-08-2006

En líneas generales, respecto a la política de repatriación de los alemanes, España contribuyó de forma más activa que otros países como Portugal, Turquía e Irlanda, a pesar de no haber nunca satisfecho los niveles de exigencias que eran impuestos por los vencedores de la guerra, pero por el estigma de fascista  que se cernía  sobre ella siempre siguió siendo cuestionada.

Por citar el caso de Portugal, este país permaneció neutral durante la guerra pero adoptó una política secreta colaboración con los ingleses, permitiendo el uso como base naval de las islas Azores y manteniendo un vigoroso intercambio comercial, lo que permitió gozar de la condescendencia de los aliados tras el final de la guerra. Quizás como resultado de ese margen de maniobra que disponía el gobierno de Salazar, sólo consintió repatriar a los alemanes que figuraran en la lista de criminales de guerra y a los calificados como “indeseables” por el propio gobierno. Por su parte, Irlanda permaneció insensible a todas las peticiones de los Aliados, repatriando los casos determinados por ellos mismos.

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21-08-2006

La segunda y tercera parte del libro corresponden al extenso análisis del plan de liquidación del patrimonio alemán en España, lo cual pierde un poco de interés por lo pormenorizado del mismo y por plasmar las tediosas negociaciones entre Aliados y España entorno a la determinación exacta del monto al que ascendía ese patrimonio y a la forma de liquidación del mismo. En dicha descripción, se expone como los funcionarios del gobierno español al principio trataron de ocultar la cuantía exacta de los recursos en moneda y oro que la Embajada de Alemania en el ocaso del conflicto entregó en depósito al gobierno español para reclamar en posterior ocasión, lo que sugiere la viveza de los representantes gubernamentales por apropiarse para su país de tales recursos, pero tras las investigaciones e interrogatorios a ex funcionarios alemanes llevadas a cabo por los Aliados, se pudo alcanzar a presionar al gobierno español a reconocer y entregar a los vencedores (pues tales recursos fueron destinados a las reparaciones de guerra) una cantidad próxima a la realidad.

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21-08-2006

Este tema también comprende lo relativo a la expropiación de las empresas españolas que eran de capital alemán y aquellas dirigidas por testaferros españoles, lo que resultó ser una oportunidad para el gobierno español de nacionalizar las principales industrias alemanas.

En la implementación de estos planes de liquidación del patrimonio alemán, los Aliados, a manera de incentivar la colaboración del gobierno franquista, reconocieron un porcentaje de participación en el producto de las liquidaciones, que se incrementaba progresivamente del 25% al 30% según la cuantía alcanzada en la ejecución de dichas medidas, con ello se pretendía satisfacer a España en el cobro de los créditos pendientes por cobrar en sus relaciones comerciales con la Alemania nazi y reparaciones de guerra también reclamadas frente a dicho país.

Espero en esta síntesis de la obra haber contribuido a formular una visión general de ésta, permitiéndoles juzgar lo prescindible o no de este texto en vuestra biblioteca.

Doctor Oskar

21-08-2006

Ese libro trae algunas fotografias interesantes Axmann?

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22-08-2006

En cuanto a fotografías, sí trae, pero calificarlas de interesantes no lo diría yo, pues son relativas a personajes relacionados con el relato, en su mayoría funcionarios alemanes de la embajada que fueron repatriados y los funcionarios españoles responsables de las negociaciones. 

Doctor Oskar

22-08-2006

Gracias x responder axmann,te saludo

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22-08-2006

Siempre a la orden.

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