20-09-2007
Creo que falta un hilo para hablar de tebeos que tengan que ver, de cerca o de lejos, con la temática de este foro.
Me tomo la libertad de aconsejar el siguiente tebeo, antimilitarista, situado durante la primera guerra mundial, pero con un mensaje contra la guerra, igual da que sea la primera, que la segunda. En contra de la Guerra.
Se intitula "La guerra de las Trincheras". Dibujado por Tardi. Autor francés de enorme calidad, recomiendo sus otros tebeos, cuyas historias suelen estar situadas cercanas a tiempos revueltos, sean estos la primera guerra mundial, la segunda, o alguna que otra revolución en su tierra. También se acerca a esa idea de que la gente normal somos meros instrumentos en manos de intereses económicos y de poder que apena vislumbramos. Gente normal, víctima de la política, de la guerra, de la pobreza, de los intereses económicos de los más ricos.
Una crítica que encontré por internet :
La guerra de las trincheras
La magnitud de los aciertos de esta obra relega sus debilidades a un segundo plano. La guerra de las trincheras triunfa allí donde Palestina y Maus han fracasado. Tardi ha sabido elaborar una obra verdaderamente adulta, cualidad que identificamos con un tratamiento maduro enraizado en la reflexión, y no con un catálogo de sucesos luctuosos al que alientan reflexiones seudo intelectuales tan evidentes como superfluas.
Renunciar a la pedagogía ha sido el gran acierto de Tardi. Situándose, que no posicionándose, en el bando francés, el autor nos muestra los matices de la guerra a través de las más diversas situaciones; desde aquellas que se hunden en el fango de las trincheras hasta las que sólo alcanza el rumor de la guerra. Tardi bosqueja una visión global del conflicto cuyos efectos se hacen patentes en el individuo, y demuestra así que la morada del sufrimiento no está en el mundo de la abstracción, sino en el de la carne. Más allá de la evidencia de que el sufrimiento es consustancial a la guerra, lo que late en cada página es una visión desmitificadora de la muerte. En la guerra, la muerte es tan habitual que pierde el carácter extraordinario y remoto que tiene para quien todavía no la espera, hasta el punto de abolir la distancia que impone el temor reverencial a lo sagrado, y de hacerse tan palpable como un fusil, tan probable como la lluvia.
La guerra de las trincheras es una obra reconocible por su antibelicismo; esto es lo que menos debe importarnos. Lo que de verdad nos interesa es la variedad de los medios de los que se vale para este fin y su grado de eficacia. Tardi ha sopesado la presencia de un texto tan amplio como el de La guerra de las trincheras. Lejos de concederle un protagonismo que lo independice del grafismo como en Palestina, o de reducirlo a una fábula ilustrada similar a Maus, ha optado por una conjunción equilibrada, coherente con el medio en el que está trabajando. Para empezar, prescinde de los cartuchos de texto para evitar el distanciamiento con respecto al dibujo que ya de por sí imponen. El segundo acierto es el texto en sí: por un lado, por su nivel literario nada desdeñable; por otro, por su utilidad, que estriba en un uso inteligente de datos concretos (nombres, fechas) que refuerzan el armazón de realidad sobre el que se erige la ficción. Al contrario que en los casos anteriores, la sintonía entre el dibujo y el texto descarta cualquier tipo de servilismo. El apartado gráfico y el literario son partícipes de un mismo discurso a pesar de que las posibilidades discursivas de cada lenguaje los conducen por derroteros diferentes en busca de las competencias más rentables para cada uno. Esta búsqueda no supone un alejamiento sino más bien un ensanchamiento de los márgenes semánticos. La viñeta es el espacio donde la ejecución compartida del discurso se hace evidente. Este nexo es el vórtice a partir del cual se proyectan las convergencias y las divergencias de los lenguajes. El texto condensa la información de la forma más breve y eficaz y permite una penetración sicológica que, de hacerse de otro modo, requeriría un espacio mayor que no garantiza los mismos resultados. Por su parte, las ilustraciones revisten la página de un velo de sugerencia. Más allá de su labor contextual y del marco físico que ofrecen, su valor sugestivo enriquece la univocidad referencial del texto y la dimensión representativa del dibujo.
Unas últimas consideraciones sobre la planificación. La secuencia ágil y breve está presente allí donde aparece la acción y, por norma, en cualquier anécdota fugaz que acelere el ritmo narrativo. Por el contrario, cuando el texto aparece, suele hacerlo en viñetas apaisadas que se aposentan en la página de tres en tres. Aquí, el tiempo duerme en un dulce remanso y se abre como una plácida flor de reflexión que nos invita a contemplar la página, a desmenuzar el espacio, a alcanzar el conocimiento íntimo de su lengua para, a voluntad, internarnos en la oscuridad de las trincheras, experimentar la soledad del centinela, imbuirnos de la desolación del campo de batalla.
Contemplar es reflexionar.
Fuente : tebeosfera.com
Saludos.