03-01-2015
En la mañana del 22 de abril de 1917, en el penúltimo día Ofensiva Samarrah, en Istabulat, Mesopotamia, las fuerzas de la Commonwealth atacaron una vez más. Al mando de una sección de ametralladoras, a sus 24 años, el veterano Lieutenant Reginald Graham, delArgyll and Sutherland Highlanders, que llevaba en aquella tierra lejana de su patria desde casi el inicio de la PGM, se unió al ataque. Mientras avanzaban sobre el territorio enemigo, los otomanos comenzaron a disparar con sus ametralladoras y fusiles a la columna del escocés (nacido en Calcuta, pero escocés), barriendo a la casi a la totalidad de los enemigos antes de que estos pudiesen incluso ponerse a cubierto. Los escasos supervivientes se retiraron en masa. Graham, herido, tendido en el suelo, se levantó de la mejor manera que pudo, y al ver que el enemigo preparaba un contraataque, que, sin ninguna duda alguna terminaría con el avance cosechado aquel día, armó una ametralladora Vickers, y en un acto de suma valentía, empezó a disparar, bajo un fuego severo, a los turcos que estaban cargando. Tras gastar varias cintas de munición, tuvo que arrastrarse para buscar más munición entre los muertos de su extinta compañía. Cuando volvía a la Vickers, fue herido una vez más, pero continuó hostigando a las fuerzas del Imperio Otomano, que ahora cargaban directamente sobre su posición. Un tiro preciso del enemigo alcanzó la ametralladora, callándola para siempre, y al pobre de Graham, que recordemos, ya había sido dos veces poco tiempo antes.
Al ver a los enfurecidos otomanos, ya, a punto de alcanzarle, tomó, ni corto ni perezoso, una Lewis, recolectó entre los muertos de su unidad el máximo número de cargadores que pudo, y retrocedió unos cientos de metros bajo fuego enemigo. Desde allí, Graham se dispuso, una vez más, a disparar al enemigo. Carga tras carga, los otomanos fueron rechazados por aquel solitario ametrallador, que resistía valerosamente a las hordas enemigas, a pesar de ser herido por cuarta vez. Finalmente, tras varias horas de combates, en los que Graham desempeñó su tarea soberbiamente, desviando a las fuerzas turcas del contraataque sobre sus camaradas, los del Imperio Otomano se retiraron. Cuando el ataque cesó, algunas tropas británicas se toparon con los restos de aquella columna, rodeada ahora de cuerpos de sus enemigos, y, algo más lejos, avanzando aún sobre cuerpos y cuerpos con el uniforme otomano, pudieron observar, atónitos, una paupérrima posición, repleta de casquillos de ametralladora, y un poco más allá, al valeroso oficial, gravemente herido, pero vivo todavía.
Tras esta valerosa acción, Graham fue ascendido a Captain y se le fue concedida las más alta condecoración militar británica, la "Victoria Cross". Tras su servicio en la PGM, sirvió, ya como Lieutenant-Colonel, en alto mando de su regimiento. Murió el 6 de diciembre de 1980, en su tan querida Edimburgo.