19-01-2014
¿Alguien se ha preguntado por qué Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción es considerada Patrona de la Infantería española?
Dice la tradición que en 1585 guerreaban nuestras tropas en Flandes y en los Países Bajos, regidas por Alejandro Farnesio, Duque de Parma.
Rendida Amberes, puso el nieto de Carlos V al frente del Ejército a su segundo Carlos, Conde de Mansfield, el que se reunió en Tornante con el Tercio español del Maestre de Campo D. Francisco de Bobadilla, después Conde de Puñoenrostro.
El 22 de noviembre con los Tercios españoles de Bobadilla, de D. Agustín Iñiguez y del Coronel Mondragón con 61 Banderas y la Compañía a caballo de Arcabuceros españoles del Capitán D. Juan García de Toledo, se dirigió a la isla de Bommel, entre los brazos de los ríos Mosa y Waal. Dejando aquel río y dejando esta columna en la isla al mando de Bobadilla, se fue a Narpen con el Tercio de Águila a estorbar con un dique fortificado el socorro de Grave por el río.
Los protestantes holandeses, al mando del almirante Holak, remontaron el Mosa inundado y pusieron sitio a la isla de Bommel cortando dos diques e inundando el terreno. Aún así pudo impidir Bobadilla previsoramente que pudieran cortar otro entre Driel y Rossum, que de lograrlo hubiese arrasado, con las aguas desbordadas, la isla que valientemente defendían.
El 3 de diciembre, 10 navíos enemigos acabaron de incomunicar a Bommel.
El 7 de Diciembre la situación era bastante desesperada para las tropas del Tercio, pues a la falta de víveres y pólvora había que añadirle la imposibilidad de encender fuegos para calentarse y secar las ropas. Estaba claro que en aquella dichosa isla, las fuerzas españolas no aguantarían mucho. No obstante el almirante Holak que conocía bien a los españoles no quería bajas innecesarias por lo que a pesar de la precaria situación de los sitiados, este les ofrecería una honrosa rendición. Como no podía ser de otra manera, la respuesta del Maestre de Campo Bobadilla al cargo de los soldados españoles fue clara:
" ... Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos"
Aquél razonamiento tan normal para el soldado español fue considerado una insolencia por el almirante holandés y recurrió a un método harto utilizado en ese conflicto: abrir los diques de los ríos para inundar el campamento enemigo. Pronto no quedó más tierra firme que una pequeña colina que aún permanecía sobre el mar, llamada de Empel, donde se refugiaron los soldados del Tercio. Sin apenas esperanza y con la imposibilidad de su auxilio, el Tercio Viejo ya se preparaba para lo peor pues la mayoría de las pocas provisiones que les quedaban tuvieron que ser abandonadas a su suerte ante la violencia con la que se precipitó el agua sobre la isla. Tras este episodio y con el tercio dispuesto a aguantar cuanto se viniese encima, un soldado cavando una trinchera se topó con algo duro. Era una imagen flamenca de la Virgen de la Inmaculada Concepción. Los soldados del tercio eran muy católicos, y enseguida se tomaron el hallazgo como una señal divina. La imagen se dispuso en un altar improvisado y los soldados se encomendaron a ella para que les ayudase en la batalla. El Maestre de Campo Bobadilla, considerando el hecho como señal cierta de protección divina, para arengar a sus soldados en plena adoración se dirigió a ellos y dijo: "¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a la derrota, pero la Virgen Inmaculada viene a salvarnos. ¿Queréis que se quemen las banderas, que se inutilice la artillería y que abordemos esta noche las galeras enemigas?" "¡Si queremos!".
Cuando el enemigo se preparaba a dar el asalto definitivo y los defensores a vender cara sus vidas, amaneció el memorable 8 de diciembre de 1585, pero en aquella madrugada, un frío inusual acompañado de un viento huracanado, convierte en hielo la superficie del cauce del Mosa de tal forma que se podía caminar sobre él. Los soldados entonces vieron su oportunidad y marcharon sobre el hielo hacia la flota enemiga que no se esperaba un ataque total. Los combates fueron impecables para los españoles. Rebeldes y mas rebeldes morían, con una fiereza bestial los tercios acuchillaban y disparaban a todo aquel que se pusiese por delante, la sed de venganza acumulada por el asedio hacia que cualquier posible respuesta de los soldados holandeses fuese en vano. En el fuerte holandés situado a la orilla del río Mosa reinaba el desconcierto y el temor al ver que sus barcos estaban siendo destruidos. Finalmente los tercios de apodaron de numerosas armas, prisioneros, y de todos los barcos no destruidos.
No obstante la venganza no estaría completa hasta que acabasen con el fuerte, cosa que con la moral por los aires de un tercio es muy fácil que ocurra. Esa misma madrugada el tercio recompuso su formación y marchó hacia el fuerte donde se encontraba la artillería que tan precaria había hecho la situación de los tercios durante el sitio. El Tercio Viejo lleno de rabia e ira cargó contra el fuerte que fue tomado en muy poco tiempo, los rebeldes holandeses eran incapaces de parar a los cuadros de arcabuceros y piqueros españoles. El Milagro de Empel se había completado y la desbandada holandesa fue total en cuanto el fuerte cayó en manos españolas, entre los que huían se encontraba el almirante Holak, que dejó dos frases para la historia:
" ... Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro"
" ... cinco mil españoles que eran a la vez cinco mil infantes, y cinco mil caballos ligeros y cinco mil gastadores y cinco mil diablos"
Aquellos soldados del Tercio Departamental de Holanda, después Regimiento de Infantería "Zamora nº 8" transportaron la imagen de Nuestra Señora entre sus banderas a través de las heladas aguas del Mosa y colocándola en un templo de la Villa, se consagraron todos los supervivientes por esclavos de María, fundando *“La Cofradía de Soldados de la Virgen Concebida sin Mancha”,*adoptándola por Patrona de Tercio famoso, y de aquí el origen del Patronato de toda la Infantería Española.
Fuentes:
Saludos.