04-08-2009
El Incidente Yangtze.
Introducción:
Hacia principios de 1949, la larga guerra civil china se encontraba en sus fases finales. Intensas negociaciones de paz se realizaban en Pekín. Las fuerzas comunistas de Mao tse tung habían alcanzado el margen norte del Yangtze, mientras las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai Chek se atrincheraban en el banco sur. Las negociaciones de paz no fructificaron, y un ultimátum fue dado a las fuerzas nacionalistas. Si no se rendían a más tardar el 20 de abril, las fuerzas comunistas cruzarían el río el día 21.
A pesar de que las potencias occidentales habían acordado, en Moscú, en 1945, no intervenir en el conflicto chino, Gran Bretaña había vendido a las fuerzas nacionalistas varios barcos de guerra, y Estados Unidos había cedido también numerosas unidades de lo que quedó de la Marina Imperial Japonesa lo que había provocado naturales molestias en las autoridades de las fuerzas comunistas. Aún cuando un antiguo tratado firmado entre autoridades chinas y británicas, autorizaba la circulación de naves británicas por el río, las autoridades comunistas emitieron un comunicado en que informaban que cualquier nave extranjera sorprendida navegando por el Yangtzé en zonas bajo su dominio, sería interceptada.
El Almirantazgo había destinado al HMS Consort un destructor de la clase “C” en Nanking con la misión de proteger o de evacuar en caso de ser necesario, al personal de la embajada y a los ciudadanos británicos allí establecidos. Las fuerzas nacionalistas chinas, permitían la libre navegación de naves británicas por el Yangtzé, en consideración a sus tradicionales buenas relaciones con el gobierno británico.
En abril, de 1949, el HMS Consort, se encontraba pobre de combustible y otros suministros al igual que la Embajada Británica en Nanking, por lo que se decidió enviar a la fragata HMS Amethyst en su relevo y cargada con una importante cantidad de víveres para la embajada. Las autoridades nacionalistas aseguraban tener el control de ambas riberas por lo que no habría riesgo para la nave.
Y aún cuando no fuese así, la Amethyst alcanzaría a llegar a Nanking antes de expirar el ultimátum de las autoridades comunistas. La Amethyst, era una fragata modificada de la clase Black Swan construida en 1943 desplazaba 1.400 toneladas y su armamento consistía en 6 cañones antiaéreos de 4” y 12 de 20 mm. Había tenido bastante actividad durante la guerra en patrullas antisubmarinas y labores de escolta, siendo su mejor logro, el hundimiento del submarino U-1276 en el Atlántico Norte.
La fragata HMS Amethyst
El Comandante Skinner
En camino:
El 19 de abril, la Amethyst zarpó desde Shangai en dirección a Nanking Con una dotación de 192 hombres y un gato, al mando del Teniente Comandante B. E. Skinner. Al atardecer, a la altura de Kiang Yin, fue interceptada por una cañonera de las tropas nacionalistas, la cual, mediante señales, le indicó a Skinner que debía detenerse, ya que debido a la delicada situación imperante en el río, las autoridades nacionalistas habían prohibido la navegación nocturna. La Amethyst, ancló junto a las cañoneras y pasó la noche en Kiang Yin. Al amanecer del día 20, continuó su camino río arriba. Luego de una hora de navegación, una intensa niebla cubríó el río y peligrosas corrientes dificultaban la navegación, por lo que a sugerencia del práctico chino a bordo, el comandante Skinner decidió detener la marcha. La Amethyst estaba completamente cubierta por la niebla. Ninguna de las riberas era visible a simple vista. Cerca de las 08:00 A.M. la niebla se disipó y la Amethyst pudo seguir su camino a Nanking.
Aproximadamente a las 08:30 A.M., la tripulación fue sorprendida por varias salvas de baterías que salieron de la ribera norte y que pasaron por sobre la nave o impactaron en el agua en las cercanías de ella. Inmediatamente el comandante Skinner emitió tres órdenes: 1.- Adelante a toda máquina. 2.- Desplegar la Union Jack en ambos costados de la nave, y 3.- al Director de tiro, ubicar el origen de los disparos. Se asumió que estaban en medio de los regulares cañoneos que ambos ejércitos efectuaban sobre el río.
Debido a la velocidad imprimida a la nave y a que las baterías que disparaban estaban ocultas en la vegetación de la ribera, era imposible determinar desde dónde venían los tiros. El cañoneo se detuvo, quizá los atacantes identificaron la bandera británica, volvió la calma y la Amethyst continuó su trayecto a Nanking.
El ataque
Pero la calma duró poco. Hacia las 09:20. la Amethyst se aproximaba a un sector conocido como San Chiang Yin o Rose Island, a unas 60 millas de Nanking, cuando repentinamente, los cañoneos se reiniciaron. Ante el peligro inminente, el comandante Skinner ordenó “adelante a toda máquina ambos motores” y la nave inició una apresurada fuga. Al principio, los proyectiles pasaron por sobre la nave. Todos los artilleros, en sus puestos de combate se prepararon para la defensa contra un enemigo invisible oculto en la densa vegetación de la orilla.
Y comenzó la catástrofe. Un tiro dio en el puente de mando y segundos después, otro impactó de lleno en la sala del timón. Se sucedieron los impactos en la nave causando todo tipo de daños. El comandante Skinner, gravemente herido alcanzó a ordenar responder el fuego, Otro tiro dio de lleno en la sala del timón. Otro en la sala de motores. También el generador fue alcanzado pero antes se alcanzó a lanzar un mensaje radial informando de la situación. El cirujano a bordo y su ayudante se encontraban atendiendo a los primeros heridos cuando un impacto los mató a ambos.
Los artilleros repelían prácticamente a ciegas el fuego enemigo hasta que poco a poco fueron quedando fuera de combate. En el caos, la nave sin gobierno y sin poder, encalló en un banco del río. La HMS Amethyst, era un blanco inmóvil e indefenso en medio del río. Entonces, el cañoneo se detuvo. La fragata había recibido más de 50 impactos.
El agonizante capitán dio orden de abandonar la nave y tratar de alcanzar la orilla sur (en poder de las fuerzas nacionalistas) , y gran parte de la tripulación que se encontraba ilesa, así lo hizo. Sólo permanecieron en la nave unos 40 tripulantes más los heridos y muertos, que ya sumaban 15.
Quienes quedaban a bordo, se armaron con fusiles y machetes dispuestos a repeler el abordaje que se veía venir. Pero pronto este éxodo se detuvo por cuanto francotiradores chinos disparaban sobre los nadadores. Aún así muchos alcanzaron la seguridad de la orilla sur. Unos sesenta de estos sobrevivientes, con ayuda de tropas de la China nacionalista, llegarían posteriormente a salvo a Shangai.
Continuará