24-03-2010
Este relato lo estraje de un libro de un veterano de aquella participacion colombiana, espero les guste, perdon la falta de fotos.
Saludos
El cerro 400 había adquirido perfiles abominables para el batallón Colombia. Se le atribuía la culpa del fuego de mortero que golpeaba las líneas propias y la patrullas sobre la tierra de nadie. La proximidad a las posiciones de la unidad y su elevación permitían observación directa sobre las línea y todo el valle. Se le adjudicaba la culpa de la muerte del subteniente Vladimir Valek (Muerto por fuego de mortero en días previos).
El 10 de junio de 1952 llego al puesto de mando del batallón Colombia, por conducto del regimiento 31, la orden de preparar un golpe de mano sobre el cerro. La operación recibió el nombre de Climber (trepador). Le sentaba muy bien, dadas las escarpadas vertientes de la masa topográfica, que presentaba tres segmentos de sur a norte, a medida que se iba ensanchando para fundirse con la formidable silueta del 1060. El primero, propiamente el cerro 400; el segundo, el 419 y el tercero, Skoshi Ridge, así llamado porque configuraba una pequeña elevación (Skoshi en japonés significa chico) que sobresalía del 419.
La misión consistió en un ataque nocturno sorpresivo, con el fin de capturar prisioneros para fines de inteligencia, causar el mayor daño material posible a las instalaciones y pérdidas humanas al defensor. Para cumplirlas, se selecciono la compañía A que allí tendría su prueba de fuego.
El mayor Luis Etilio Leyva, comandan te encargado del batallón desde su reciente regreso del Japón, había remplazado temporalmente al teniente coronel Polanía que viajo al Japón para esperar la llegada del nuevo comandante, teniente coronel Alberto Ruiz Novoa. Por su cuenta corrió la preparación del golpe de mano, tarea que realizo con excelencia. Se busco en la retaguardia un cerro parecido al 400 y allí se realizo la operación una y otra vez hasta alcanzar la perfección, después de lo cual se repitió el ensayo en la noche, bajo el mando del capitán Luis Galindo Vargas. Al subteniente Mario Bernal Abello le correspondió comandar el pelotón de asalto. Lo seguiría el resto de la compañía.
La línea de partida fue a las 0405, pasando a través de las posiciones norteamericanas de primera línea. El subteniente Bernal avanzo sin ser detectado hasta 50 metros de las fortificaciones enemigas. Su dispositivo, bien ensayado en días anteriores, se formo con una escuadra con la cual marcho por el centro, y una por cada ala en formación envolvente. La sorpresa total no era posible, dado el desconocimiento sobre la distribución de las defensas. Sin embargo, cuando el enemigo abrió fuego, ya se había alcanzado la posición de asalto, por lo cual el subteniente Bernal , dando muestras de coraje que se había hecho proverbial en el 8º ejercito, irrumpió al frente de sus hombres en las primeras posiciones y el estentóreo grito ¡¡Viva Colombia¡¡ vibro por encima de las detonaciones.
El combate a bayoneta revistió una tremenda ferocidad. Resistieron los chinos la avalancha Colombiana, causando siete bajas a los asaltantes en los primeros momentos del choque, pero ellos sufrieron muchas mas. Antes de lanzarse al asalto, Bernal había pedido fuego de apoyo, que se inicio casi simultáneamente con el choque, aislando el cerro 400 de forma de impedir refuerzos desde el 419. La captura del objetivo ofreció serias dificultades por la solidez de los atrincheramientos y la resistencia resuelta de los defensores. Sin embargo, las tres escuadras asaltantes fueron reduciendo uno a uno los puntos fuertes de la posición. La escuadra de armas de apoyo, que junto con una de zapadores agregada de la compañía de comando avanzaba en un segundo escalón, entro a apoyar la fase final.
El subteniente Bernal reanudo el ímpetu del asalto, seguido por los cabos segundos Jesús M. Campos, comandante de la primera escuadra y Baudilio Ospina de la que avanzaba por el flanco derecho rodeando el cerro, quienes a pesar de estar heridos en la cara y los brazos continuaron avanzando en forma rápida con intrepidez sorprendente, lo mismo que el resto del pelotón. Aquí es cuando surgen los héroes de al guerra: Los soldados Antonio Barrera Galvis, herido con esquirlas de granada, Heli Rey y Miguel Piamba, quienes con sus fusiles ametralladoras continuaron su avance disparando sin cesar.
El soldado Pedro Alcántara Pira, desde la toma del objetivo saltaba en la cumbre del cerro ondeando una bandera de Colombia que había llevado consigo, cuando una granada le destrozo el vientre; el cabo primero Delgado tomo la bandera y continua agitándola bajo el fuego, mientras Alcántara Pira era retirado por los camilleros.
La doble hazaña de Pira y Delgado fue observada desde el puesto de mando adelantado del batallón. Empezaba a aclarar. El subteniente Bernal termino de consolidar el objetivo, evacuando a los tres prisioneros Chinos que fue posible capturar y a los 15 heridos y un muerto causados por el enemigo. La escuadra de zapadores voló con explosivos el odiado observatorio. Mientras tanto, los fuegos de apoyo tendían un fuego infranqueable hacia la profundidad del cerro 400, lo que hizo posible la evacuación y luego el repliegue de los combatientes. Entonces y solo entonces, el subteniente Bernal Avella abandono con sus últimos soldados la posición conquistada. Dejaba a sus espaldas los escombros de los fortines enemigos y entre ellos los 25 muertos causados por su espléndida acción. El mando norteamericano aprecio entre otros 15 muertos y 45 heridos las bajas no verificadas por el pelotón de asalto, pero si consecuentes con la observación aérea y dado el volumen de fuego dirigidos por la fracción Colombiana.
Los comandantes del 8º ejercito, general James A. Van Flete; del X cuerpo del ejercito, teniente general Giman; de la 7ª división, mayor general Lemnitzer, y del regimiento 31º, coronel Lloyd R Moses, expresaron en sendos mensajes la admiración y reconocimiento por una acción excelentemente planeada y conducida, en la que brillaron una vez mas el valor, el espíritu de combate, el coraje y las virtudes marciales del ejercito Colombiano. El general Lemnitzer declaro, según el corresponsal de guerra de la revista Visión: <Es la acción mejor coordinada que he visto en dos guerras>.
Cuatro días después de la operación, el 25 de julio, el general Lyman L. Lemnitzer presidio una parada en la retaguardia de la 7ª división, en la que tomo parte el batallón Colombia, y entrego citaciones escritas al subteniente Mario Bernal Avella y a los soldados Antonio Barrera, Heli Rey y Miguel A Piamba. Era el preludio de las cuatro estrellas de plata por heroísmo en combate y las seis de bronce con distintivo de V al valor, que la operación Climber ganaría para el batallón Colombia.
Fuente:
Libro Colombia en la guerra de corea