12-01-2009
En vista de lo ocurrido durante estas tres semanas de ataques indiscriminados contra Gaza tenemos que recordar que Israel no es la primera vez que con escusa de eliminar "milicianos palestinos" masacra a civiles palestinos.
Si bien en el caso del que quiero hablar no participo directamente,si facilito todo lo necesario para que se pudiera llevar a cabo.(Armas,cerco de los campamentoe incluso la iluminacion nocturna)
la masacre de Sabra y Chatila
La matanza comenzó a las seis de la tarde del jueves 16 de septiembre de 1982, cuando el ejército israelí facilitó el ingreso de más de 300 elementos de las milicias derechistas, Fuerzas Libanesas, al área de los campamentos de Sabra y Chatila en una operación que, según alegara más tarde Tel-Aviv, pretendía eliminar unos dos mil combatientes palestinos que Arafat había dejado atrás en los campamentos de refugiados.
Esos alegatos eran totalmente infundados. La masacre prosiguió hasta las ocho de la mañana del sábado 18 de septiembre, o sea más de 36 horas de asesinatos en medio del total, absoluto y hermético silencio de Israel.
Después de 25 años aún se mantiene la incógnita en torno al número exacto de víctimas civiles de aquella matanza y lo más probable es que nunca se sepa, ya que los estimados de los aparatos israelíes de inteligencia militar calculan una cifra de entre 700 a 800 palestinos ultimados
durante la criminal acción.
Fuentes palestinas estiman en varios miles el número de víctimas mortales, entre ellos niños, mujeres, incluso embarazadas, y ancianos que fueron vejados de las peores maneras y algunos apuñalados, pasados por las bayonetas y destrozados antes o después de ser asesinados.
Según informes de periodistas que llegaron al lugar pocas horas después, también hubo masivas y sumarias ejecuciones de jóvenes.
Un testigo directo, el periodista estadounidense Thomas Fredman, del diario The New York Times, dijo: "He visto frecuentemente grupos de jóvenes en la edad de entre veinte y treinta años que fueron alineados junto a las paredes, atados de manos y pies y exterminados a posteriori
con ráfagas de ametralladoras al estilo de las bandas profesionales de gangsters".
Todas las versiones confirman que los ejecutores de esta carnicería eran miembros de la falange Fuerzas Libanesas, una milicia armada por Israel y que constituyó el más fiel aliado de Tel Aviv desde el desencadenamiento de la Guerra Civil en El Líbano, en 1975. Hay que señalar que esos actos criminales fueron llevados a cabo en una zona bajo el total control del ejército israelí, que incluso tenía establecido un puesto de mando en la azotea de un edificio a 200 metros al sudoeste del campamento de Chatila.
La operación de irrupción comenzó mientras el ejército israelí, que cercó ambos campamentos, impedía la entrada y salida de ellos y lanzaba proyectiles de iluminación nocturna para facilitar la tarea de las milicias. Los soldados sionistas ofrecieron ayuda a las milicias maronitas durante la matanza.
Las informaciones sobre la masacre comenzaron a filtrarse después de la huída de varios niños y mujeres hacia el Hospital Acre, en Chatila, donde informaron de lo ocurrido, mientras las noticias al respecto llegaron a los periodistas extranjeros en la mañana del viernes 17.
De las 20 mil personas que se encontraban dentro de esos dos campamentos en el momento en que comenzó la carnicería, tres mil 297 hombres, mujeres y niños fueron asesinados en menos de dos días. De ellos, mil 800 ultimados en las calles y callejuelas, mil 097 en el Hospital Gaza y
otros 400 en el Hospital Acre. Entre los cadáveres se encontraron más de 136 libaneses.
No obstante, otras fuentes estiman que la cifra exacta de víctimas jamás será conocida, pues otros varios cientos de palestinos fueron masacrados sin poder registrarse oficialmente su deceso.
Menahem Begin, el entonces Primer Ministro israelí, en su comentario sobre la masacre expresó que los miembros de la Resistencia palestina eran "animales que caminaban sobre sus dos patas",
mientras un oficial falangista declaró después de los sucesos que "las espadas y fusiles de los cristianos perseguirían a los palestinos por donde fueran y acabarían con ellos definitivamente".
Otro oficial declaró a un corresponsal norteamericano "hemos esperado mucho tiempo para poder entrar en los campamentos del Oeste de Beirut, los israelíes nos han seleccionado porque somos mejores que ellos en ese tipo de operaciones de casa en casa" y cuando el periodista le preguntó si se habían tomado prisioneros respondió que "en ese tipo de operaciones no se tomado prisioneros".
Radio Londres a través de su corresponsal transmitió que mientras duraron los actos de matanza los soldados israelíes cerraban con tanques los campamentos y disparaban contra todo lo que se movía.
La creación de la Comisión Kahan
Con la divulgación de la noticia de la masacre y su repercusión en todas las capitales del mundo, Israel estuvo obligado a crear la Comisión encabezada por el presidente del Tribunal Supremo, Isaac Kahan, para investigar los hechos. El Consejo de Ministros determinó que la Comisión reuniera las verdades y los elementos relacionados con los actos salvajes cometidos por una unidad de las "Fuerzas Libanesas" contra los civiles en los campamentos de Sabra y Chatila.
De ese modo, la investigación culpaba a las Fuerzas Libanesas como único responsable de la matanza y con lo que se descartaba la participación directa de Israel.
También se señaló la participación de otros grupos como las fuerzas de Saad Hadad, entonces Jefe del Ejército Libanés en el Sur, creado por Israel.
Los resultados de la investigación tenían que aparecer de modo tal que a Israel solo se le culpara por "negligencia" o "error de apreciación". Los demás informes israelis e incluso libros editados en Israel no dejaron de mencionar nombres de altos dirigentes falangistas y de las Fuerzas Libanesas, como Elias Houbeika, Fady Efram y otros, culpándolos totalmente de la planificación de la matanza y de dar las órdenes de ejecuciones masivas. Sin embargo a dirigentes israelis como Ariel Sharon, ministro de Defensa en aquel entonces, y a Amir Doury, Jefe Militar de la Región Norte, sólo se les culpó de haber participado en reuniones donde se discutió el tema del ingreso de militares falangistas a ambos campamentos para "darle participación en el control de Beirut Oeste".